–No siempre se puede ganar...– acomodó los mechones azules que tenía en la frente y lo miró nervioso.

-Dices eso porque estas a punto de...– respiró lento, casi nada, enfocó su vista al frente, y... –perder– Disparó.

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–¡Felicidades! Usted acertó a todos los blancos y obtuvo un total de... ¡32.000 puntos de precisión! ¡Pase a la ventanilla para reclamar su premio!

Dejó salir una sonrisa ladina y se revolvió un poco el cabello mientras dejaba el arma.

–No es justo... Juraba que había acertado todos los blancos y aún así obtuve sólo 25.000– se quejó arqueando una ceja y revisando la pistola de juguete al igual que el cable.

Ante la acción del mayor, el de cabellos oscuros soltó una pequeña risa y negó con la cabeza. Seguidamente avanzó a la ventanilla y pidió un pequeño peluche en forma de dragón.

Regresó a la máquina, donde aún estaba su acompañante revisando y alegando que era una trampa.

–Toma, esto es para ti... Espero que te guste.

–¿Oh...? ¿Un dragón– recibió el regalo y lo miró con confusión.

–Creí que te gustaban los dragones...– explicó ante la reacción del mayor,y al no ver un cambio, continuó –En tu casa tienes varias cosas similares a dragones y en una de las fotos que hay en tu mueble estas junto con alguien disfrazado de un pequeño dragón naranja entre otros niños con disfraces diferentes de criaturas marinas.

El de cabellos azules inmediatamente supo a qué fotografía se refería y soltó una gran carcajada, cuando se calmó simplemente agradeció el obsequio y abrazó al menor, quien estaba más que confundido.

–¿Qué te parece si vamos a los Juegos de allá? – señaló unas máquinas con unos caballeros en el lateral –hace días que he escuchado de ese juego.

–Oh, también yo, dicen que va sobre unos caballeros que luchan por una especie de diosa, algo más centrado a la mitología, parece bueno o ¿Tú qué opinas, Saga?

Su contrario sólo levantó los hombros.

Se acercaron a la máquina y la apartaron, era un juego para consola de PlayStation3. Ambos se sentaron y pusieron dicho juego.

–Será rápido

Al decir eso justo unas personas que estaban a lado lloraban emocionados por lo que parecía una escena de un caballero siendo atravesado por los ataques de su compañero y posteriormente declarar "aquí no veo ningún enemigo, sólo a un aliado y compañero" –Que escena tan memorable, la prueba de redención más memorable– chilló

–... No sé por qué hacen tanto drama– hizo una mueca de curiosidad y a la vez desinterés.

–Vamos Saga, no creo que este tan mal, parece tener escenas emotivas.

Tomó de ejemplo a quien estaban a su lado y procedieron a poner el juego.

~ 4 horas y mucha emoción después~

–Sigo pensando que esa diosa debió dignarse un poco a pelear contra sus enemigos y no sólo hasta el final cuando ya casi se va a morir– se quejó, aun con un poco de emoción al mismo tiempo que se ponía la chamarra –pero fuera de eso, todo lo demás estuvo muy bien.

–Sabía que te gustaría, cuando se trata de historia y acción eres el primero en opinar.

Ambos sonrieron y empezaron a caminar.

El frío de la noche, acompañado con las luces que adornaban, hacían que las fechas se sintieran más serca de lo que parecían.

Se detuvieron un momento para comprar un café y un chocolate. Mientras esperaban, el mayor puso más atención a las calles, las luces, el frío, los adornos... Las familias... A lo cuál no pudo evitar soltar un pesado suspiro y mirar al piso.

–¿Sucede algo?– le entregó el café que había pedido y trato de ver hacia donde el mayor miraba antes.

Saga, quien parecía tener un poco de melancolía en sus ojos, se detuvo un momento y luego se dirigió al menor.

–Shura... Sabes... ¿Cómo... Tratar de hablar con alguien a quien hace años no ves?

La voz le temblaba ligeramente, como si estuviera conteniendose las ganas de derrumbarse.

Su contrario, se sorprendió y extrañó de tan repentina pregunta y actitud. Era la primera vez que lo veía de esa forma.

Cuando notó la reacción, rápidamente cambio esa actitud por una más alegre.

–Hmp... No es nada, olvida lo que dije– tomó un poco de su café –Oh esta muy bueno, deberías probarlo

Ahora estaba más confundido, pero prefirió no insistir mucho, a menos que su pareja lo dijera por sí mismo.

–No gracias, por esta vez prefiero un buen chocolate.

Para Shura, esto fue un comentario común y corriente. Por otro lado, para Saga, este comentario fue el desencadenante de más recuerdos.

–... Sé que es algo tarde pero... ¿Te gustaría ver una película conmigo?

–Seguro, dígame, profesor Saga ¿Le gustan las películas de terror?

Ahora, en lugar de una expresión melancólica, había una expresión de miedo.

–S-seguro... ¿C-cuál tienes en mente?

Una mala pregunta para un fan del terror psicológico y películas clásicas.

Parte 1