Sentada frente a ti
te veo diáfano
y feliz.

¡Hay tanto brillo en tu mirada!
¡En tu piel reina tanta  paz!
Te muestras seductor
y me invitas a tocarte.
Lo hago suave, relajada,
pues no quiero lastimarte.

¿Cómo es posible
tanta belleza mostrar
cuando estás encerrado
sin poder escapar?

Te miro
y te vuelvo a mirar.
Busco los motivos
que te hacen brillar.

Me acerco más,
mi piel se funde con la tuya,
me das frescura y calidez,
las dos cosas a la vez.

Ahora entiendo tu bienestar,
ese que contagias a los demás.
Es tan rica tu vida interior,
alimentas al hambriento,
sacias la sed del sediento.

Brindas luz y cobijo,
amparo y libertad,
eres el confidente perfecto
para guardar los secretos.

Eres vida
y a veces muerte,
eres aurora y atardecer.
Eres el lago
que mira al cielo,
eres su espejo
y brindas consuelo.

Ya cae la tarde
y tú ahí estás
más lindo que nunca,
porque la luna
te comienza a besar.

Y tú la dejas,
como al descuido,
y te adormeces
casi perdido.

Si hasta parece
que son amantes
porque al rozarse
vibran los dos...
¡anhelantes...!

ilargiluna