Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

8.- De compras

Once años atrás...

2006

Aún no puedo creer que me hayan metido en esto... ¡No lo termino de asimilar!

¡Por Chaos! No soy bueno con los niños, soy el peor para cuidar de ellos, no tengo paciencia ¡qué hasta Crema me ha sacado de quicio! ¡Eso ni a Shadow le ha pasado!

No creo siquiera que sobreviva en mis manos ¡se me mueren hasta los captus!

Si Mephiles sigue más a mis cuidados, terminará el matándose por su cuenta por lo pésimo que hago todo. Estoy seguro.

Hoy caminábamos por los pasillos de uno de los centros comerciales más grandes de Möbius, en donde a cada dos metros había una tienda, puesto de comida o juegos para niños.

Era la primera vez que le sacaba fuera de casa y vaya que me comenzaba a arrepentir.

Pero es que ¡quería todo!, el carrusel, los dulces, que la música de dónde... ¡Por Chaos! Estaba a nada de explotar y hacer que volviéramos a casa.

— ¡Silver, Silver! ¿qué es eso? —preguntó apuntando a una de las vitrinas en donde había maniquíes. Suspiré. Era la décima vez que lo preguntaba.

— Son maniquíes, Mephiles, son maniquíes —dije en un refunfuñar mientras tomaba mejor de su mano al sentir como quería soltarla —. Ah no, no, no, no, no te apartarás de mí, ¿entendido? —le pregunté un tanto cortante, queriendo así que se estuviera en paz por un momento. Asintió mirándome con las orejas bajas, tomando con ambas manos la mía.

Había un supermercado al fondo de aquel enorme centro comercial, en donde iríamos a comprar comida y varias cosas para el nuevo inquilino de mi casa. Después le compraría un poco de ropa, no era como que usaramos siempre.

Tomé uno de los carritos en la puerta de aquel supermercado, dejando que Mephiles se tomara de una de las orillas.

Sentí como tomaba del pelaje de mi pierna y lo halaba sin mucha fuerza, haciendo que le mirara.

— ¿Podemos tomar uno de esos? —preguntó apuntando a uno de los carritos que además de ser las dos canastas, tenía un carro de plástico al frente.

No Silver, demuestra que tienes aún un poco de orgullo y dignidad... ¡Un niño no te ganará!...

...

En mi defensa, no pude resistirme a verle triste en los dos pasillos que recorrimos. Ahora estaba de lo más feliz mientras le paseaba en aquel carrito rojo.

Por lo menos las compras serían lo suficientemente largas como para que se entretuviese un poco más antes de que algo llamara su atención de nuevo.

Comencé a avanzar rápido en busca de la pasta, ganándome así sonoras risas del moreno las cuales se escucharon en todo el pasillo. Sonreí suave.

— ¡Más rápido, Silver! —chilló moviendo inquieto sus pies, negué de forma suave mientras dejaba varias cosas en la canasta del carro.

— Nos regañarán, Meph.

— Por favor —rogó suplicante, asomando su cabeza por uno de los costados. Suspiré dándome por vencido.

Pronto nos vimos pasar de un lado a otro casi que volando en aquel carro, tirando más de un par de cosa en varios pasillos.

Reía a la par de él al momento en que nos detuvimos en la caja para pagar, saliendo así lo más veloz que podíamos, escapandonos de que nos regañaran por el desastre que habíamos hecho.

Ya cuando miraran las cámaras de seguridad nosotros estaríamos muy lejos.

Tomé las bolsas con las compras y bajé al azabache del carrito, volviendo a tomar de su mano con cierta fuerza; ya se podía apreciar a través de aquel techo de vitrales lo tarde que era. Pasamos a comprar un par de pijamas para él en una de las primeras tiendas para infantes por la que pasamos.

De retorno a casa pude sentir la manera tan desganada con la cual caminaba, incluso no había hablado desde que salimos del súper. Le miré, notando como restregaba sus párpados y bostezaba a cada momento, sonreí enternecido; le detuve mientras con mis poderes elevaba aquellas bolsas con cosas varias. Me incliné a su altura, extendiéndole ambos brazos.

Se abrazó a mí sin dudarlo, apoyando su cabeza en mi hombro y abrazando mi cuello. Me enderecé cargándole de aquella manera, era pequeño después de todo y no era como que pesara mucho.

Ahora sí me dispuse a caminar lo que restaba de aquel tramo a casa, por fin con un erizo tranquilo en brazos.

Por lo menos el trabajo de hacerlo dormir era lo de menos este día...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro