Acabo de notar como nunca publiqué esto, entre en un total modo lol
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En éste corto relato, nos centramos, en un
para nada raro, nervioso Poe, ¿Por qué? Bueno, dejenme los pongo en contexto:
Un viernes por la tarde como cualquier otro, Ranpo había llamado al celular de Poe, y lo había invitado a cenar a su casa, aunque más que invitación fue una obligación.

¿Qué? ¿Acaso creyeron que Edgar estaba nervioso por el simple echo de ir a comer con Ranpo? ¡No! ¡Claro que no! Más bien, por ir a comer con el "padre" de Ranpo.

Fukuzawa era un hombre extremadamente serio, y apesar de que no fuese alguien sobreprotector, ésto no le generaba mucha confianza a Poe, más bien le aterrorizaba.

Cuando llegó, junto a Karl, claramente, lo recibió su querido novio, con un beso como saludo. Apenas entró a la casa, vió al mayor leyendo, sentado en el kotatsu* pues estaban en pleno invierno.

Rápidamente, Ranpo lo tomó de la mano y lo guió a su cuerto, casi no le dio tiempo a Poe a saludar, quien por cierto lo hizo entre quejidos.

-Ranpo... No sé si fue muy buena idea venir hoy- comentó algo avergonzado por lo que iba a decir- Creo que no me caigo bien...

-¿A quien? ¿A Fukuzawa? - no estaban en la agencia, no tenía porque llamarlo presidente- ¡No digas tonterías! ¿Cómo no le vas a caer bien?

-¿Y en qué te basado para decir eso?

- Bueno, al presidente le gustan las cosas adorables, ¡No tendrías porque desagradarle si seguimos ese patrón!- dijo mientras lo tomaba de las mejillas de forma juguetona.

-... ¿Tú crees?- obviamente, basando en lo que dijo Ranpo no llegarían a nada, pero quizás no le caía tan mal... ¿Verdad?

Se quedaron un rato hablando sobre tal y tal cosa, hasta que cierto hombre los llamo desde la cocina, era hora de comer.

No era muy díficil leer el ambiente, éste era tenso e incómodo. A pesar de Fukuzawa no hubiese dicho literalmente nada, Poe trataba de acreditarlo a la naturaleza del hombre, pero ese era el problema, trataba.

-mmm... - se escucho un quejido de parte de Ranpo, quien estaba en la parte de la cocina, buscando algo en cierto frasco- parece que ya no hay dulces... Pues parece que hay que ir a comprar. Que se le va a hacer, en lo que voy, aprovechan y se conocen, ¿Va?- ¿Que si era una mera estrategia para que se hablasen? Sí, quizás, ¿Que si iba a funcionar? Quien sabe.

-¡No, Ranpo...!- intentó quejarse, peor ya era muy tarde.

Pasaron al rededor de 5 minutos, y nada, Poe se sentía extremadamente tenso, hasta que palabras corrieron en el aire.

-ah...- suspiró- ¿Qué planeas? Ya sé que Ranpo se deja llevar, pero para nada es tonto, y algo vió en ti. ¿Qué planeas?- sus ojos eran como puñales ante los oscuros ojos del gótico.

-¿Disculpe? - preguntó sorprendido.

- No me parece normal, que tu siendo su supuesto enemigo o rival, hayas terminado en éste "cargo"- sus palabras lo interrogaba hasta el alma- como dije, Ranpo no es un chico tonto, y confío totalmente en su decisión, pero no termino de hacerlo en la tuya.

-Y-yo, juro que no planeo nada! Quiero a Ranpo más que a nada en el mundo- ahora había otro ser que lo miraba, Karl, solo que lo miraba molesto- ¡Yo sería incapaz de hacerle algo malo! Lo juro por mi carrera.

- Escucha, no me pareces un mal chico, pero te estaré vigilando- okey, quizas eso lo había puesto un poco bastante nervioso, si es que se podía estarlo más.

Pasos siguientes, se escucho la puerta abrirse al mismo tiempo que resonaba un "¡llegué!"

-¿Y bien? ¿De qué hablaron mientras yo no estaba? - preguntas retóricas, obviamente ya lo sabía.

-De nada... - contestó bajo presión- uh... Ranpo-kun, Creo que no voy a poder quedarme mucho más, me siento un poco mal.

- Quizás te cayó mal la comida

- sí, probablemente sea eso...

Poe debería tener cuidado de ahora en adelante, pues cada vez que se presentase a la agencia en busca de su pareja, siempre estarían esos ojos intimidantes que juzgaban cada movimiento que hacía. Podría ser un jefe desconfiado de un ex-enemigo, o solamente un padre celoso.

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