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El azabache abrió la puerta de su casa de un nivel adecuado. Al abrirla se puso de lado para poder dar paso al rubio por respeto a visitas. Una vez que el rubio pasó sin olvidar el -Gracias- Que dio al azabache, el también entró a aquella casa.
La casa estaba limpia ℘øяεʟøя∂εηⓠʊε∂ḯøʟ∀ღ∀∂яε∀η⊥ε﹩, las paredes estaban sin colores, pero con detalles de árboles o animales con pintura negra y con un estilo de mándala, los sillones eran de colores café ḉøη﹩∀ηℊяε∂εʝ∀η∂øεʟ∂ε⊥∀ʟʟεḉøღøнʊღε∂∀∂ mientras que lo demás estaba de colores pasteles﹩ḯηя∀﹩⊥яø∂ε∀ⓠʊεʟʟ∀ღ∀∀η∀, era muy hermoso.
-MAMA! YA LLEGUE! — cerró la puerta con delicadeza.
-Oh, ya llegaste, veo que trajiste a Henrick— les sonrió a ambos con gentileza y confianza ღḯεη⊥я∀﹩ ﹩ʊḟяḯ∀ ℘øя ∂εη⊥яø.
-Así es— dijo el azabache mientras el rubio movía un poco la mano para dar la señal de saludar- Bueno, estaremos en la sala.
-De acuerdo, pero no quiero que se estén solo viendo porno que ya te conozco—
-Mamá!!— el azabache estaba rojo de la vergüenza, mientras que su novio el rubio solo río un poco.
-Que? Solo es una sugerencia—
Ambos se fueron hacia el lugar donde le mencionaron a la señora.
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Videojuegos, películas, frituras, retos y mucho más hacían la pareja en aquel lugar.
Se divertían mucho estando en aquel electrónico llamado televisor junto a la dvd o él consola.
-Niños, ya dejen eso, es hora de comer— la señora comenzó a dejar las comidas en la mesa.
-Ok, ya vamos— el azabache se levantó junto al rubio.
-Quieres que te ayude?—
-No, no gracias, tú eres el invitado, ve a sentarte a la mesa-
-No, te quiero ayudar—
-Pe—
-Yo soy el invitado y quiero ayudar—
El azabache suspiró rendido para después acomodar todo.
Apagaron la consola junto a la televisión, recogieron las frituras, barrieron los pequeños pedazos de frituras que se habían tirado.
-Listo—
Una vez que dejaron todo listo fueron en dirección a donde se encontraba la señora.
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Termino la hora de comer y los que estaban en esa mesa se sentían relajados por tener menos molestias en tener el estómago mayormente vacío.
La madre junto al hijo recogieron la mesa, claro que hubo insistencia en el rubio en ayudarlos, cosa que fue negada por la madre y este no tuvo nada más que esperar a que su novio y su suegra terminaran de recoger la mesa.
Mientras pensaba en que hacer después, ya jugaron todos los niveles del videojuego, se les fue las ideas con los retos, ya casi se acaban las frituras, entonces solo les queda
Ver la película que compraron.
Les costó conseguir una buena película por ser que la mayoría era muy política o dramática. Al menos no estarían viendo algo que tengan que tener a su madre a lado para explicarles sobre los temas de política, medicina, negocios, entre muchos otros que ellos aún no estudiaban.
El azabache llegó a donde estaba el rubio, terminó de ayudarle a su madre la cual se fue a su cuarto a descansar.
-Bueno, que quisieras hacer ahora?— se sentó a su lado.
-Pues... planeaba lo de poner la película que compramos—
-Oh, claro, déjame la busco en mi mochila—
Se levantó del lugar donde apenas se sentó para ir por su mochila que estaba en un sofá individual junto al la mochila de su novio. La abrió y comenzó a buscar lo que le ofreció el rubio, tras unos pocos segundos sacó un casete para poder poner la película. Fue a donde estaba la tele y el dvd, prendió ambos para poder colocar la película en el dvd y que la tele visualice la producción.
Se sentó a lado del rubio para ver la película. Ambos la disfrutaban mucho, reían a carcajadas cuando ocurría una escena divertida, era mejor que ver una cara angustiada en ambos por una película con drama y política.
Pasaron los minutos y ambos comenzaron a sentir pesados los párpados, era obvia la razón, ya eran las once de la noche para que sigan despiertos. Al final, ambos cayeron dormidos, uno acurrucado en la cabellera azabache del contrario mientras el otro reposaba en donde iniciaba los brazos del rubio mientras su mano se sostenía por el hombro del azabache. Una escena muy tierna para cualquiera que la viera.
Una señora se percató del ruido de la televisión aún encendida. Salió de aquel cuarto para ver aquella escena tan acogedora, esto le causó tanto felicidad y ternura como tristeza y pena. La razón era escondida para el rubio como el azabache, pronto les dirían la terrible noticia que les partirá el corazón, pero no serían los únicos lastimados. Faltaba unas pocas semanas, solo debía resistir.
SOLO UNAS SEMANAS
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