Día 16: Bajo el agua
Pov. Normal.
Un día en un lago, no hay nada mejor que estar con tu pareja, y más cuando están en una zona apartada y no hay nadie. Solo tu, tu pareja, y una cabaña cerca de este lugar. Esa sería una gran semana para Gold y Fred, solo ellos y sus hermanos, Golden y Freddy. Había llegado hace dos días, a los dos mayores les habían dado dos semanas de descanso, una la iban a pasar los cuatro en la cabaña cerca del lago, esa fue idea o pedido mejor dicho de los Fazbear, y la otra semana ya por separado en donde quisieran. Habían llegado un Sábado por la mañana y hoy era Lunes por la tarde, Golden y Freddy estaban en el lago haciendo sus cosas como parejas, mientras que Gold y Fred estaban a punto de ir a caminar, el albino sabía que "cerca" del lago había una cascada de agua clara, y obvio eso seria una buena tarde con su novio, fue lo que pensó Gold al recordar aquel lugar.
-Fred, vamonos ya, o no llegaremos de día.-dijo Gold esperando a Fred en la puerta.
-Ya voy. No hay prisa hombre, son las 9 de la mañana.
-Si, pero el lugar esta algo lejos y tu caminas muy lento.
-No soy lento para caminar, soy calmado.-río un poco y jaló a su novio del brazo saliendo de la casa.-Venga ya, vamonos.
Empezaron a caminar, Fred en todo el camino sujeto el brazo de Gold, jalandolo una que otra vez para darle besos, y obvio que el albino no opuso resistencia. Después de unos minutos caminando, por no decir casi una hora, llegaron al lugar; era una cascada grande, el agua era tan clara, era un lugar romántico.
Obvio que los chicos iban a entrar, por lo que empezaron a quitarse la ropa, sus bañadores los tenían bajo la ropa, el peli-negro tenía muchas marcas rojas muy notorias, una que otra estaba casi morada por la fuerza con la que Gold lo muerde. Al entrar al agua, Fred se acercó a su novio juguetón, rodeo el cuello del mayor con sus brazos y lo empezó a besar. Al principio fue un beso dulce, pero poco a poco fue subiendo la intensidad del beso, las piernas de Fred estaban alrededor de la caderas de Gold, moviéndose de arriba a abajo, causándole ya una erección, mientras las manos del mayor estaban toqueteando el trasero del peli-negro. Al separarse por falta de aire, casi de inmediato Gold empezó a besar y morder el cuello de Fred.
-Mmm~ Gold~ me dejarás más marcas de las que...ya tengohh~ ahhh~
-no importa, no es como si alguien mas te viera sin camisa.-susurro el mayor mientras seguía besando a su pareja
Las cosas fueron subiendo de tono un poco más, Fred estaba contra una piedra, siendo besado y marcado por su novio, mientras esté se movía sintiendo el miembro erecto de su novio contra el suyo.
Una mano de Fred bajo por el pecho de su novio hasta llegar al miembro del albino, metió su mano dejado del bañador y lo empezó a masturbar.
-Mmm~ Fred...-jadeo el albino al sentir como la mano del peli-negro se movía y apretaba su erección.
Fred sonrió coqueto y siguió con lo suyo, ahora era el quién besaba el cuello de su novio. Gold también empezó a meter un poco más su mano en el bañador de Fred, metiendo un dedo por la entrada del peli-negro
-Ahhh~ G-Gold...-gimió al sentir como el dedo del albino se movía dentro suyo.
Los dos chicos se vieron de frente y se plantaron otro beso apasionado. Siguieron con lo suyo, Fred masturbando a Gold, y Gold metiendo los dedos en el interior de su novio. El tiempo paso, los bañadores estaban tirados en una roca, Fred se sujetaba de los hombros de Gold mientras esté lo embestía. En el lugar sólo se escuchan los gemidos del peli-negro, el sonido de la cascada y los salpicones que daban los chicos al moverse rápido.
-Ahhh~ ¡Ahhh! ¡G-Gold! Más rápido...ahhhh-gemia Fred sin parar, al fin y al cabo no había nadie y nadie los escucharía.
Gold mordía el cuello de su novio mientras lo embestía más y más rápido, Fred de la excitación también mordía el hombro del albino. A los minutos después, ambos se corrieron, pero obvio que no pararon allí, siguieron y siguieron hasta no poder mas. Al terminar por sexta vez, descansaron un poco, para después vestirse y volver a la cabaña, donde obvio por la noche siguieron haciéndolo, aunque ahora los gemidos de Fred no eran los únicos que se escuchaban por la cabaña.
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