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28. Sexo duro.

KaiSoo ex's.

Canción de multimedia: HA-ASH - Ex de Verdad.

Cantante!JongIn x Actor!KyungSoo

Empresa A: JongIn.

Empresa B: KyungSoo.




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Un programa de chismes y rumores acerca de la farándula reveló la relación entre el cantante Kim JongIn y el actor Do KyungSoo. Las redes sociales explotaron con miles de comentarios positivos y negativos. Sus nombres junto a las palabras idol gay, LGBTQ+, pareja gay, pareja secreta y revelación fueron tendencia en tiempo real. Y siguieron liderando las búsquedas durante toda la semana. Además, debido al silencio de las empresas, distintos usuarios de internet comenzaron a mostrar supuestas pruebas que comprobarían la veracidad de la relación. Asimismo, surgieron páginas que buscaban apoyar a los artistas en caso admitieran ser pareja. Las semanas pasaron, manteniendo viva la incertidumbre hasta que la empresa A emitió un comunicado en el cual aseguraban que el hombre moreno era 100% heterosexual. A la empresa B no le quedó de otra que seguirle el juego a la primera, alegando que todo era una confusión del programa y que los demandarían por difamación. Kim JongIn y Do KyungSoo no tuvieron actividades hasta que la situación quedó parcialmente olvidada y era recordada como un error.

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KyungSoo caminaba al lado de su manager por los pasillos del aeropuerto. JunMyeon había despejado sus horarios para que pudiera, según él, descansar de ser el punto de la prensa. Do decía que no le importaba lo que los demás hablaran de él. Sin embargo, Kim lo conocía tan bien que sabía que el menor estaba mintiendo. Además, el rendimiento de KyungSoo se había desplomado, parecía estar absorto en sus pensamientos, huyendo del mundo real y dejando de lado sus obligaciones como trabajador. Eso no era sano y no le beneficiaría en su creciente carrera de actuación.

—Verás que cuando volvamos de las vacaciones estarás como nuevo. —Le animó.

—Aún no me dices a donde vamos...

Dejaron sus maletas, comieron un poco, hablaron y finalmente su número de vuelo fue mencionado por los altavoces. Subieron al avión, JunMyeon sacudiendo por los hombros a KyungSoo, buscando animarlo y sacarlo de sus pensamientos negativos que lo consumían. El menor le sonreía con las pocas fuerzas que le quedaba. Y, lo hacía porque debía disimular estar bien. No quería ser una molestia para su Hyung —aunque el mayor siempre negara que lo fuera—.

La verdad es que KyungSoo sí se sentía mal. Estaba decaído y sin ánimos de vivir. Solo quería tirarse en su cama, acurrucarse y no salir jamás de ella. Pero, necesita dinero para vivir y la única forma de conseguirlo era trabajando. ¡¿Por qué no nació siendo un príncipe heredero?! ¡Oh, no! ¿Y qué tal si era tan desdichado en esa realidad también? ¿Y si alguien quería asesinarlo? ¡No, no! KyungSoo sacudió su cabeza, saliendo de la ensoñación más extraña que había tenido en estos últimos días... ¡Ah! Y como habías dicho anteriormente, él se levantó cada día —a pesar, de no tener ganas— desde que la noticia de su relación con Kim JongIn fue anunciada para ir a trabajar. Sí, ellos sí eran pareja. Pero, desde que la empresa A negó todo, JongIn no volvió a responderle los mensajes, ni las llamadas. KyungSoo aceptó entonces que su relación había llegado a su fin sin siquiera haberse despedido.

La compañía B le causó muchos problemas a KyungSoo, fueron más que simples regaños. La mayoría de sus propuestas de trabajo se habían esfumado y eso causaba grandes pérdidas para todos. Además, sus compañeros de trabajo ahora no estaban tan seguros de acercarse a él. KyungSoo siguió sonriendo, aceptando la molestia de los mayores y disculpándose, agachando la cabeza y alejándose de los demás para no incomodarlos con su presencia. Y, cuando creyó que comería su almuerzo solo en una esquina alejada del mundo, Kim JunMyeon llegaba y apretaba su hombro de forma amistosa, sonriéndole sinceramente. KyungSoo supuso que el mayor realizaba dichos gestos amables con él porque era su manager, pero esa no es toda la verdad.

Cuando encontraron sus asientos se sentaron y alistaron para dormir. KyungSoo realmente lo necesitaba, se había mantenido en vela esperando los mensajes de un susodicho. KyungSoo anhelaba en lo más fondo de su corazón que realmente ese alguien le contactara. Nunca sucedía. Se debía contentar con saber información a través de internet y redes sociales. Incluso se creó cuentas nuevas para no ser detectado. Sabía que se estaba haciendo daño, observando lo feliz que se le veía el otro mientras él solo se dedicaba a sufrir y comer Nutella viendo series de Netflix, —por cierto, fue una pésima idea ver BoJack Horseman; se había deprimido más—. Cuando los sentimientos de enojo, molestia e irritación aparecían tiraba el celular lejos. No quería arruinar la imagen que tenía del moreno. Seguro que el joven también la había pasado mal; con regaños, con exclusiones.

—Descansa, Soo. Yo te despertaré cuando lleguemos.

Asintió y, aunque se tardó un poco, logró conciliar el sueño.




(...)




JunMyeon observó a KyungSoo quien dormía plácidamente, con la cabeza hacia un costado, con la boca abierta, la mascarilla por debajo de la barbilla —¿eso no le había fastidiado mientras dormía? —, con baba seca en el labio y un poco en el mentón. Sacó su celular y le tomó una foto para enseñársela después. Le acomodó la mascarilla cuando los demás pasajeros comenzaron a pararse y a avanzar. Desde que partieron de la casa del menor ambos llevaban puesto mascarillas y lentes para no ser reconocidos. Así que, no debía de preocuparse en que alguien vaya a fijarse de más en ellos, parecían jóvenes comunes yendo de vacaciones. Las personas comenzaron a movilizarse con mayor fluidez y se giró para despertar al menor. Le sacudió un hombro, pero el contrario seguía soñando con Dios sabe qué. Le susurró su nombre, le dio golpecitos en el muslo y nada funcionó.

Suspiró con pena.

¿Hace cuánto tiempo KyungSoo no tomaba un descanso adecuado?

Le acarició el cabello negro, despeinándole. Su mano bajó un poquito, acariciando la coronilla de la cabeza. Se inclinó hacia el menor, con sus labios rozando la oreja y susurró el nombre del chico varias veces hasta que consiguió despertarlo.

—Ya llegamos. —Avisó, le tomó la mano y se la apretó. —Desperézate ya. Tenemos que bajar.

Los ojos grandes de KyungSoo lucían apagados, a pesar de haber dormido por varias horas.

—Sí, Hyung, vamos. —Se levantó tambaleante y sus lentes se deslizaron por su nariz. Se agachó rápidamente a recogerlos y, al parecer, nadie llegó a reconocerlo.

Ambos recogieron sus maletas de mano y se formaron en la fila para bajar. Cuando bajaban del avión, KyungSoo se tropezó, pero gracias al fuerte agarre de JunMyeon, no llegó a caerse.

—Despabílate, Soo. —Comentó, intentando no reír.

Era la primera vez que KyungSoo parecía un cachorrito que necesitaba ser cuidado. Tan frágil y pequeño.

JunMyeon tenía el apellido y nombre de la persona que probablemente estaba ocasionando todo ese desastre en KyungSoo. Pero no lo nombraría, este viaje estaría libre de ese tipo que se desapareció de la vida de su adorado Kyunggie sin darle una explicación. ¡Oh, ni siquiera podía verlo en la televisión! Cada vez que el susodicho iba a ser presentado cambiaba de canal rápidamente. La sangre le hervía del enojo.

JunMyeon fue de los primeros —si es que no fue el primero— en enterarse de la relación de ambos. KyungSoo le confesó que llevaba días viéndose a escondidas con JongIn. Las citas usualmente eran en el cálido departamento Do. En una de esas reuniones secretas, JongIn abrió su corazón, pidiéndole a KyungSoo ser pareja, el mayor no respondió quizá por el shock inicial o por todos los terribles escenarios que llegaron a su mente en dos segundos. KyungSoo no quería que su carrera se acabara tan rápido y tampoco quería perjudicar al menor.

Ese tema debía hablarse antes.

¿Entonces...?

Quiero saber si tengo tu permiso... —KyungSoo se veía nervioso, sacándose conejos de los dedos y moviéndose sobre su sitio.

El corazón de JunMyeon se apretujó. —Tranquilo, no eres el primer gay en la industria.

Las pequeñas manos dejaron de moverse y la cabeza gacha se elevó. KyungSoo lo miraba sorprendido, con los ojos abiertos y las cejas alzadas.

Nadie debe saber. —Advirtió. —Sal con él si es lo que quieres, pero ten cuidado.

Al final las cosas no resultaron positivamente.

—Disfrutaremos mucho del campo. —JunMyeon lideraba el camino, luego de que ambos recogieran sus maletas.

—Si tú lo dices...

Al salir se encontraron con un mar de gente con carteles, todos buscando a sus familiares o amigos o a sus clientes. Entre esas personas estaba Kim MinSeok, hermano de JunMyeon. Ambos se reconocieron al instante. Caminaron hacia él y KyungSoo lo saludó tímidamente pues era la primera vez que se veían en persona. Anteriormente, JunMyeon le había platicado sobre su familia que vivía en el campo. Además, tenían en su poder un pequeño complejo hotelero, el cual, era administrado por su hermano mayor. KyungSoo supo de inmediato que se hospedarían ahí. Aunque estaba emocionado, se sentía un poco intimidado por conocer a la familia de su amigo y manager.

MinSeok les ayudó a subir las maletas a la van, se subieron y emprendieron un camino tranquilo. Escuchaban las canciones que sonaban en la radio y hablaban brevemente sobre cosas todas las actividades que podrían realizar en la semana. KyungSoo escuchaba y asentía mientras su mirada se perdía a través de la ventana en toda la vegetación que le rodeaba. Comenzó a sentir paz entrando en su alma. Por primera vez en este mes, se sintió calmado. Tan calmado y con los pensamientos tan despejados que lloró. Sollozó en su asiento, cubriéndose con su mano de forma discreta. Ninguno de los hermanos Kim lo escuchó. Y le gustó poder llorar sin tener que responder preguntas que se entrometían en su vida privada —en esa pequeña partecita que se guardaba para sí mismo—.

—¡Hemos llegado! —Las puertas se abrieron rápidamente.

Las lágrimas de su rostro habían desaparecido y se sentía mejor. Bajó con más ánimo del que tuvo al despertarse en el avión. JunMyeon se dio cuenta de ello, pero no le dijo nada. Cogieron su equipaje, atravesaron parte del estacionamiento y llegaron a la entrada principal del complejo. Se veía rústico por fuera, pero al ingresar todo era muy moderno. Caminaron hacia el lobby y MinSeok les pidió que le esperen, iría a buscar la llave para su habitación. Mientras tanto, JunMyeon comenzó a contarle anécdotas suyas en dicho hotel, en el cual, había vivido durante varios años antes de independizarse e irse a la ciudad. KyungSoo le escuchó atentamente hasta que una cabellera negra y un atuendo muy elegante para ese lugar rústico se robó su atención.

A KyungSoo casi se le baja la presión y grita por una Coca-Cola. Se quitó los lentes negros que no le dejaban ver nada y volvió a buscar a la persona, pero no la hallaba.

—¿Qué hay por allá? —Inquirió.

JunMyeon detuvo su historia y giró hacia donde KyungSoo había señalado con un movimiento de cabeza.

—Ah, ese es el restaurante principal.

—¿Hay más?

—Hay 3, si es que no han construido más en el tiempo que no estuve. —Se encogió de hombros. —¿Por qué? ¿Tienes hambres? Podemos comer luego de dejar las maletas.

—Sí, claro...

Durante los siguientes minutos se estuvo carcomiendo la cabeza con mil pensamientos. Él no podía estar aquí, irrumpiendo nuevamente en su vida como un huracán. ¿Qué tan probable era eso? ¿Qué tan desdichado debía de ser para encontrárselo? ¡No! Era imposible.

MinSeok volvió con las llaves y con una historia divertidísima para contar. Sin embargo, KyungSoo no le prestó atención. Mientras se movilizaban hacia la habitación correspondiente intentó con todas sus fuerzas borrar la imagen del sujeto que vio abajo. Debía tranquilizarse, ¡inhala y exhala, KyungSoo!, se repetía. Subieron por el ascensor y el mayor les dio la llave, disculpándose por tener que marcharse antes y no poder compartir más tiempo con ellos. KyungSoo negó con su cabecita y le deseó suerte en su trabajo.

—¿Quieres que vayamos a comer o prefieres pedir servicio a la habitación? —JunMyeon preguntó mientras metía la llave en la cerradura.

—Hyung, ni hemos desempacado. —KyungSoo rio suavemente. —No seas impaciente.

—Linda sonrisa.

KyungSoo se sonrojó ligeramente y le dio un manotazo —sin mucha fuerza—a JunMyeon.

—¡Hyung!

La puerta se abrió e ingresaron. Apresuradamente KyungSoo se sacó la mascarilla y la lanzó a la que sería su cama.

—Linda sonrisa, lindos labios, lindos ojos y linda la baba que todavía tienes pegada. —Enlistó.

—¿Baba? —Soo se miró en un espejo empotrado en la pared que se encontraba delante de las camas. Y la vio. —¡Hyung!, ¿¡por qué no me avisaste!?

—Ahí está el baño. —Señaló y KyungSoo no tardó en correr hacia él.

JunMyeon sonrió, KyungSoo parecía estar de buen humor. Cogió sus maletas y las tiró sobre la segunda cama, las abrió y comenzó a ver que ropa podía ponerse en caso decidieran salir a comer. Sin embargo, luego de ver toda la ropa, le entró flojera y no se veía nada mal en el maravilloso outfit deportivo que estaba usando. Además, están en el campo no es un desfile de modas en París.

KyungSoo salió del baño luego de limpiarse y que la vergüenza se esfumara. Cuando se dirigió hacia su cama se dio cuenta de un detalle.

—Hyung, ¿Aquí no hay televisores?

JunMyeon estaba tirado boca-arriba en su cama y con el celular a lo alto sosteniéndolo con sus manos. Cuando la pregunta fue formulada, sus manos temblaron y su celular le cayó encima, golpeándose la frente. Soltó un quejido y se acarició con su mano la zona afectada.

—Ehh...

 —¿Por qué esos espejos ocupan toda la pared?

JunMyeon se sentó —todavía adolorido— y giró a ver a KyungSoo.

—Eres una celebridad, no podíamos quedarnos en los cuartos comunes rodeados de un montón de desconocidos. Le pedí a Min que nos diera estos cuartos alejados... Y, uhm, esta sección generalmente es para parejas... Ya sabes, parejas sin hijos, parejas que no vienen en un grupo de amigos, parejas que quieren un rato a solas para hacer cosas de parejas... Sí, parejas.

KyungSoo dejó caer su ropa devuelta a su mochila cuando escuchó eso.

—¿¡Vamos a dormir dónde otros tienen sexo!?

—Todo está limpio.

KyungSoo se tiró de cara a la cama, soltando un quejido.

—No quiero escuchar a nadie teniendo sexo. —Se lamentó.

—¡No escucharás nada, las paredes son especiales! ¡Asilan el sonido!

KyungSoo subió su rostro, mostrando un adorable puchero.

—Más te vale.

JunMyeon sonrió nervioso, alzando sus dos pulgares en señal de "¡está bien!". Descansaron un par de minutos hasta que la barriguita de KyungSoo sonó.

—Awwww.

—¡Cállate! —Le lanzó la almohada.

—Hey, la pelea de almohadas es para después. —Se sentó en la cama, se estiró hacia abajo, cogió sus zapatos y comenzó a ponérselos. —Vamos a comer.

Entonces, el mayor desapareció en el baño mientras KyungSoo se cambiaba. Cuando finalizó se sentó en la cama, cogió su celular y chequeó las redes sociales: vio memes y post donde lo nombraban. Cuando se aburrió, se fijó en la hora y ¡JunMyeon ya llevaba 10 minutos en el baño! Rodó los ojos y se acercó a la puerta, la cual, estaba ligeramente abierta. Como buen chismoso, metió su cabecita y observó. El mayor estaba frente al espejo colocándose más de mil cremas para verse "bien".

—¿En serio? —Soltó.

—Esto requiere tiempo, Kyunggie. —Respondió, pasando con delicadeza las yemas de sus dedos sobre su piel. —Siéntate en la cama y espérame.

KyungSoo pisoteó y salió del baño. Caminó hacia la puerta de salida de la habitación y exclamó:

—¡Me voy a ir sin ti!

—¡A ver, hazlo! —Retó.

Y KyungSoo no iba a echarse hacia atrás, cogió la llave y abrió la puerta, haciendo que JunMyeon sacara medio cuerpo por la puerta del baño para verlo.

—¡Espera un rato, Soo!

KyungSoo volvió a pisotear mientras ponía los ojos en blanco y salió de la habitación. No avanzó más allá de la puerta porque no conocía el lugar y no le gustaba caminar solo. Guardó la llave en su bolsillo. Y, aprovechó esos minutos para colocarse la mascarilla y los lentes. Miró hacia dentro de la habitación, balanceando su cuerpo, si tan solo un segundo más hubiera pasado, él hubiera gritado el nombre de su manager. Pero, antes de que eso ocurriera el sonido de la puerta de la habitación de al lado sonó, dejando ver al fantasma que vio abajo.

Oh, no.

Aquel hombre alto, blancón, con cabello negro y con cara de que va a matar a alguien porque se trae un humor de perros era Oh SeHun. ¿Y quién es Oh SeHun en esta historia? ¡El odioso manager de JongIn! Sí, ese JongIn. Kim JongIn exnovio de Do KyungSoo. ¿Qué haría el manager de JongIn aquí si JongIn estaba lleno de ofertas de trabajo? Quizá pidió permiso o quizá está acá con JongIn. La segunda opción era lo que más aterraba al bajito.

El chico más alto no tardó en verlo y reconocerlo. KyungSoo no pudo leer las expresiones del contrario pues portaba una mascarilla y lo miraba como siempre. Una mirada común, la mirada que le das a un extraño. Un escalofrío recorrió su pequeño cuerpo. No podía creer que acababa de mirar a SeHun fijamente a los ojos. ¡Y no se había convertido en piedra! Esto debía ser un milagro. Apartó su mirada, pensado en que aquel poste fashion quizá lo odiaba tanto que ni quería saludarlo.

SeHun fue un demonio mientras mantenía su relación con JongIn. Ese chico pálido siempre aparecía para alejar a JongIn de él, alegando que una pésima influencia. Asimismo, le había llamado de mil formas despectivas cuando JongIn no estaba presente. KyungSoo se mantuvo callado porque no quería causarle problemas a su espléndido novio en su trabajo.

Logró escuchar una maldición.

KyungSoo frunció el ceño observando como el sujeto volvía a tomar el pomo de la puerta y se metía con el objetivo de cerrarla. Pero antes de lograrlo, otra persona apareció.

—Te dije que quiero ir a correr.

Esa voz...

—No es el momento.

—Hace un rato me diste permiso. Yo a correr, tú a comer. —Le dio empujones suaves para moverlo de su camino. —Además... —Sus palabras murieron en su boca cuando su mirada se encontró con la de su ex.

KyungSoo vio como JongIn abría sus labios y estiraba su mano hacia él, todo en cámara lenta. KyungSoo solo atinó a correr hacia dentro de su habitación y cerrar la puerta. No pudo escuchar nada más hasta que los golpes en la puerta lo asustaron. Se separó un poco de la puerta y comenzó a lamentarse su existencia entera.

¡Trágame tierra y jamás me devuelvas!

—Ya estoy listo. —JunMyeon salió campante, habiéndose reducido unos 10 años. —¿Pasa algo, Soo?

—¡Él está aquí!

Y más golpes en la puerta se produjeron.

JunMyeon supo instantáneamente a quien se refería KyungSoo.

—Bien, yo me encargo.

Puso su mejor cara seria y se encaminó a la puerta, en la cual todavía se producía pequeños golpes con la mano. Abrió la puerta y lo vio. Kim JongIn siendo jaloneado por su manager, Oh SeHun. Si había alguien que le desagrada más a JunMyeon que JongIn, ese era SeHun. Intentó entablar conversaciones decentes con el otro manager pues los artistas de los cuales se encargaban era pareja y debían unirse para cuidar la privacidad de ambos. SeHun era difícil, ninguna idea le gustaba y lo único que sugería era que ambos jóvenes debían terminar su relación cuanto antes.

La gota que colmó el vaso fue cuando la empresa A sacó un comunicado de prensa emitiendo que JongIn no tenía ninguna relación con KyungSoo. JunMyeon había tratado comunicarse on SeHun durante las horas de incertidumbre, no sabía cómo actuarían los demás y no quería apresurarse. La empresa A no había tenido el mismo tacto y había actuado como quiso. Siguió tratando de comunicarse con SeHun cuando el anuncio fue dado, pero el menor lo había bloqueado de todas las redes sociales.

—¡Shu, shu, no son bienvenidos acá! —Sacudió su mano, intentando alejarlos.

—¡Por favor, déjame hablar con KyungSoo!

—No.

JongIn se tiró al suelo, arrodillándose y sujetando las piernas de JunMyeon.

—¡Por favor! —Imploró.

JunMyeon miró a los costados, preocupándose de que alguien fuera a salir de algún cuarto o que alguien apareciera por los ascensores —que curiosamente estaban bastante cerca a ellos.

—Shhhh, estás haciendo un escándalo. —Frunció el ceño y dirigió su mirada al otro manager. —¿No harás nada?

SeHun rodó los ojos, odiando esa orden en forma de pegunta. Se acercó al moreno, lo cogió por las axilas y lo arrastró hacia el ascensor.

—¿No querías correr? ¡Vamos a correr!

—¡Pero, KyungSoo!

—¡KyungSoo no quiere verte ni en pintura! —JunMyeon le gritó, abriendo sus brazos de forma exagerada al igual que sus ojos.

Cerró la puerta cuando se aseguró de que JongIn y su manager subieran al elevador.

—Bien, Soo. —Caminó hacia el menor y se sentó a su lado. —Esperemos un rato y luego bajamos.

—Ya no tengo hambre... —Murmuró.

JunMyeon asintió, comprendiendo. Acarició la cabecita de KyungSoo y le palmeó el muslo.

—Entonces, descansa. —Se paró para alistarse para dormir.

De todas formas, era tarde y mañana —con las energías renovadas—podían hacer más cosas.

Y eso fue lo que trataron. Al día siguiente, JunMyeon le mostró a KyungSoo todas las áreas recreativas. Incluso, lo animó a ingresar a los juegos para niños y adolescentes. En un inicio fue extraño ver a dos adultos correteando por los jardines, pero después los demás hospedados pudieron darse cuenta de que eran inofensivos y siguieron pasando la tarde ahí. KyungSoo comenzaba a soltarse, a despreocuparse y a sentirse menos abrumado por sus emociones y sentimientos. JunMyeon había ayudado mucho en eso, KyungSoo se sentía agradecido de haber encontrado —más que un compañero de trabajo— a un amigo en JunMyeon. Estuvieron divirtiéndose por largo rato hasta que, nuevamente de improvisto, Kim JongIn y Oh SeHun aparecieron.

JongIn no dudó en pasarle la voz a KyungSoo, aunque no le llamó por su nombre, ya que, eso era peligroso. Gritó mil sobrenombres cariñosos que había empleado con anterioridad para referirse al mayor cuando eran pareja, pero KyungSoo estaba decidido a no voltear porque sabía que si volteaba él caería nuevamente por JongIn y no dudaría en correr hacia él, ansiando un cálido abrazado y un efusivo beso cargado con amor. Por su lado, SeHun hacía todo lo que podía para jalar a JongIn e impedirle que se acerca al más bajo.

—No puedes. —Dijo mientras tomaba al moreno del brazo y lo animaba a seguir corriendo. —Vamos, JongIn, el ejercicio es importante.

—Pero quiero hablar con él. —No perdió ni por un segundo a KyungSoo de vista. —Por favor...

—No hay nada de qué hablar.

—Sí, lo hay. No sé qué pasará con nuestra relación. —Logró deshacerse del agarre del blanquecino y salió corriendo lo más rápido que pudo.

Sin embargo, no esperó que KyungSoo también empezara a correr. Y todo se convirtió en una persecución con KyungSoo a la cabeza, metiéndose por donde pudiera para alejarse del moreno. JongIn era rápido, pero no ágil y KyungSoo, por su contextura, era capaz de meterse en los juegos de los niños y no quedarse atorado. En cambio, los músculos de JongIn le impedían avanzar con rapidez. Detrás de ambos iban sus managers. SeHun estaba a punto de dejar de correr, coger su celular y renunciar. Pero, recordó que no había pasado sus 10 semestres en la Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación para renunciar ahora que era representante artístico de un gran ícono musical. Ah, la vida era tan difícil porque tampoco se había gastado estudiando todos los días y las noches para estar corriendo detrás de su famoso artista como si de niñeros se tratase.

SeHun miró a su costado y notó que el semblante de JunMyeon se veía como siempre. Parecía, ¿feliz? Quizá la situación atípica le generaba gracia y por ello no estaba enojado igual que él. Entonces, se enojó aún más. ¡No podía haber un manager mejor que él! Corrió con más ganas, dejando atrás a la competencia. No obstante, tuvo que parar en seco cuando llegó al salón principal y la espalda de JongIn había desaparecido. El otro manager también estaba confundido, caminando de un lado a otro buscando al actor. Pero ninguno de los dos jóvenes estaba ahí.

JongIn logró atrapar a KyungSoo como un depredador a su presa.

KyungSoo había intentado subir en el ascensor y que este se cerrara antes de que JongIn ingresara. Las cosas no funcionaron como lo planeó en su cabecita. Ahora, estaba encerrado con su exnovio en el mismo elevador. Solos. Cada uno estaba en una esquina, KyungSoo miraba sus zapatillas y JongIn lo miraba a él con ganas de hablarle, pero un poco inseguro. Había pasado tiempo desde que había conversado con KyungSoo. Además, todo sucedió muy rápido y brusco. La noticia, los rumores y los informes de las empresas. JongIn también estaba abrumado por ello, también se había deprimido. Y encontrar a KyungSoo en esas mini vacaciones era una bendición, ¡un milagro!

Pero, ahora que lo tenía delante de él, las palabras no eran pronunciadas. Jugueteó con sus dedos, quizá el mayor se animé y sea él quien empiece la plática. Eso no sucedió, sonó el timbre del ascensor, se abrieron las puertas y KyungSoo se bajó sin decir ninguna palabra. JongIn no fue capaz de seguirlo. Si iba a hablar con KyungSoo, primero necesitaba aclarar su mente y ordenar sus ideas y no corretearlo como un loco. De caso contrario, podría acabar diciendo algo que no quería o, tal vez, sus palabras puedan ser malinterpretadas.

Para ninguno de los dos era fácil volver a ver a su ¿novio? ¿exnovio? Eso ni siquiera estaba claro porque la comunicación entre ambos se vio interrumpida. KyungSoo creía que ya eran ex y debía seguir adelante. JongIn creía que eran novios, pero que atravesaban un momento crítico en su relación.

KyungSoo desapareció cuando giró en el pasillo y JongIn decidió bajar del ascensor y caminar lentamente hasta su habitación que para suerte o infortunio estaba al lado del cuarto del más bajito. Ambos se quedaron en sus habitaciones creando escenarios imaginarios en sus cabezas donde solucionaban sus problemas. Si tan solo fuera tan fácil...

En el primer piso, sus managers tuvieron que pedir ver las cámaras de seguridad para saber qué era lo que había pasado. Ambos se sintieron mal al ver a los chicos en el mismo ascensor sin hablar. Era una imagen deprimente. JunMyeon fue el primero en subir y en ir hacia KyungSoo para animarlo y hacerle olvidar al moreno de al lado. SeHun subió minutos después mientras se cuestionaba si sus decisiones habían sido las correctas. Quizá se había equivocado al criticar tan duramente en el pasado a Do. Quizá no tuvo que haber sido él quien alertara al programa de chismes. En su defensa, creyó que sería una nota banal, soltando un par de datos que haría que tanto KyungSoo como JongIn se asustaran y sean ellos mismos quienes por su seguridad terminaran la relación. Creyó que ambos estarían mejor separados, pero, ahora que lo estaban no lo parecían.

Cuando las puertas del ascensor se abrieron y caminó por el pasillo se preguntó a sí mismo si podía hacer algo para reivindicarse... Tal vez, estaba pensando demasiado y todo quedaría en el olvido en un par de semanas. Ambos jóvenes estaban así porque se habían encontrado abruptamente luego de semanas sin comunicarse. ¡Todo pasaría! ¡Todo estaría bien!




(...)




Nada estuvo bien.

SeHun observó a JongIn, día tras día, escribiendo en una pequeña libreta. Cuando le preguntó al moreno de que se trataba este le respondía que intentaba plasmar sus sentimientos en el papel. Durante esos días, estuvo acercándose a KyungSoo. Tristemente, se quedaba petrificado y era incapaz de hablar. Así que, se le ocurrió escribir una carta. Pero, escribir era más difícil de lo que pensaba. Comenzaba una línea, la releía, se daba cuenta de que no le gustaba lo escrito y pasaba la hoja para volver a comenzar. Un círculo infinito.

Fue recién en el quinto día que algo cambio. Mientras JongIn se servía su comida del buffet, KyungSoo se acercó y le pidió que le diera permiso pues quería servirse un poco de ensalada que estaba justo al frente de JongIn. El moreno chilló internamente de emoción. La voz del blanquecino sonó igual de dulce como la recordaba. Fue un momento efímero, pero significativo porque KyungSoo ya no estaba huyendo de él.

Horas después, encontró a KyungSoo echado en una reposera frente a la inmensa piscina. Se sentó en la silla del costado y KyungSoo no lo botó. Tomó el silencio como una invitación, así que, cerrando sus ojitos pidió para que sus palabras no salieran de forma atropellada como lo hizo la primera vez que entabló una conversación con KyungSoo. ¡Oh! En ese tiempo JongIn estaba tan entusiasmado de estar al lado de un gran actor como lo era KyungSoo. Y, cuando le pidió por un autógrafo, su voz le falló, soltando un gallo y hablando de más con nerviosismo mientras fingía que nada había pasado.

¡Pero, esta vez no haría el ridículo! ¡Vamos, JongIn!

Abrió los ojos, se giró hacia KyungSoo y con su mejor sonrisa coqueta soltó:

—¡Bolaaasss! —Frunció el ceño cuando se percató de lo que había dicho.

¡Pero no había sido su culpa! Solo que no se había decidido en sí debía decir "Buenos días" o "Hola". Sus neuronas tan trabajadoras como siempre no se les ocurrió nada mejor que mezclar las palabras y terminar diciendo esa estupidez. JongIn quería levantarse y tirarse en la piscina, huyendo del papelón que había hecho.

—Hola... —Se corrigió con el corazón en la boca.

El mayor le miró con esa miradita juzgona que conocía muy bien.

—¿Hola...?

JongIn sonrió más animado.

—Yo... Vengo a disculparme.

Tenía su carta en la habitación del hotel y está todavía no estaba completa, pero ahora que tenía la oportunidad de entablar una conversación no iba a desperdiciarlo. La carta, con sus sentimientos más sinceros y profundos la entregaría cuando la termine y, esperaba terminarla esa misma noche.

KyungSoo le miró. —¿Por qué? ¿Por no responder mis mensajes, mis llamadas? ¿Por ignorarme por casi un mes?

—Me quitaron mi celular, me vigilaron y me prohibieron hablarte, KyungSoo. —Se defendió. —Yo quise intervenir, pero no me lo permitieron. —Agachó su cabeza.

—Yo estaba asustado... Sobre lo que iba a pasarnos, deberíamos haberlo hablado. —Murmuró.

JongIn asintió, estando de acuerdo y se mantuvo en silencio sabiendo que a KyungSoo aún le quedaban palabras por decir.

—También me regañaron, te entiendo. —Continuó, mordió su labio inferior, titubeando en sí debía continuar. —Es complicado que seamos pareja siendo personajes públicos...

JongIn estiró su brazo y estiró la palma de su mano, invitándole a KyungSoo a tomarla. El mayor lo pensó por unos segundos hasta que por fin se atrevió a corresponderle.

—¿Quieres caminar?

KyungSoo supo que desde permitió que JongIn se sentara a su costado sus defensas habían bajado. No obstante, ¿Por qué tenía tanto miedo a hablar con JongIn cuando eso era todo lo que quería? ¿Acaso temía que el moreno le hablara para hacer oficial el fin de su relación? Debía dejar de prestar atención a sus pensamientos negativos y centrase en los positivos. JongIn... ¡Cuánto había extrañado a JongIn! Y saber que JongIn tampoco tuvo control sobre la situación le dio un poquito de calma porque eso significaba que JongIn no tenía el pensamiento de "sálvense quien pueda". Quería saber más, saber que pensó JongIn cuando todo ocurrió, saber lo que le dijeron, como lo trataron y si había sido igual o peor que él, quería brindarle una sonrisa reconfortante... Y él también quería volver a sentir los brazos de JongIn rodeándole cariñosamente.

Su corazón se aceleró cuando ambos se levantaron de las sillas de playa y caminaron tomados de la mano por el jardín. Caminaban con soltura pues ambos traían lentes de sol. Además, antes de perderse por ahí, KyungSoo cogió el sombrero de JunMyeon de la mesita que estaba entre ambas sillas, colocándoselo. Ahora sí, era menos probable que alguien les reconociera. No obstante, se fueron lo más lejos posible, por una zona donde no hubiera casi nadie para poder ser ellos mismos sin el miedo de que fueron identificados.

—Desde que me devolvieron mi celular tuve que haberte llamado. —Confesó. —Pero, yo... Tenía miedo de tu reacción, la noticia salió y mi empresa la desmintió, arrastrando a la tuya a la mentira. Era lógico que estarías... Alterado y no quería que discutiéramos. —Acarició con su pulgar la suave piel de KyungSoo. —Perdón por ser un cobarde.

KyungSoo le miró y vio en sus ojos una profunda tristeza. No puedo evitarlo y se acercó a abrazar al menor. JongIn no dudó en devolverle el abrazo. En la zona más alejada del jardín trasero, por donde crecían árboles altos, se estuvieron abrazando por varios minutos que parecían eternos. No querían soltar al otro pues temían que todo fuera un sueño y al soltarlo el contrario desapareciera. Se quedaron en silencio, repartiendo pequeñas y sutiles caricias por encima de la ropa hasta que decidieron sentarse en el césped. Su separación fue efímera porque cuando estuvieron sentados volvieron a juntarse como imanes. KyungSoo se sentó a horcajadas como si ninguna noticia les hubiera afectado hace poco, pasó sus brazos por los amplios hombros de JongIn. Sus frentes se juntaron y cariñosamente rozaron sus narices.

Continuaron hablando entre murmullos, se contaron las distintas situaciones que vivieron en sus empresas y hablaron sobre su presente. Si decidían seguir juntos, entonces, debían ser más cuidadosos o tener alguna fachada muy bien pensada pues ahora todo el mundo sabía de la existencia de un rumor romántico entre ambos. Sí, había sido negado, pero alguien podría tener pruebas fuertes y anunciarlo al público. No podían exponerse ni exponer a sus familias, (a sus pocos) amigos y empresas. No parecía haber más opción que terminar. Aunque realmente ninguno quería eso. Querían seguir amándose fervientemente. Sin embargo, ¿serían capaces de detener sus vidas y elegir el amor?

—¿Irnos? ¿A dónde?

—A donde pueda amarte, KyungSoo.

Estaba atardeciendo, sus posiciones habían cambiado con el paso de las horas. Ahora, estaban echados uno al lado del otro, mirando hacia el cielo. Las estrellas brillantes estaban esparcidas y podían ser vistas, no como en Seúl donde en la noche no se podía ver muchas estrellas juntas. Se despidieron con la promesa de disfrutar de esas pequeñas vacaciones y aprovecharlas para aclarar sus mentes. Cuando se despidieron, JongIn le robó un beso a KyungSoo y luego lo dejó marchar primero.




 (...)




Se siguieron encontrando a escondidas, alejándose de las miradas de los desconocidos y del cuidado de sus managers quienes eran tan despistados que no se daban cuenta o ya sabían lo que sucedían y preferían dejarlos solos para que solucionen sus problemas románticos.

—Habrá una fiesta hoy. —JongIn recordó.

SeHun había estado muy animado y le había sugerido ir. La fiesta se daría en el salón principal y supuestamente un grupo musical muy famoso se presentaría. Al parecer el complejo hotelero Kim era realmente popular.

—Habrá mucha gente.

Estaban nuevamente tirados sobre el pasto en aquel jardín trasero, siendo cubiertos por la vegetación.

—Lo sé. —JongIn sonrió y se acomodó de costado. —Podemos vernos en algún lugar más que solo aquí. Aprovechemos que la gran mayoría estará concentrada ahí.

KyungSoo imitó a JongIn, acomodándose. —Tienes razón, Nini inteligente.

Ambos se sorprendieron, el apodo de cuando eran pareja se deslizó por los labios afelpados de KyungSoo con total honestidad.

—Entonces... —JongIn jugueteó con el pasto. —¿Le dirás a JunMyeon que vaya?

KyungSoo rodó los ojos. —Supuestamente él me acompañaría en este paseo, pero SeHun lo ha robado de mi lado.

JongIn frunció el ceño. —Eso no es cierto. SeHun dice que es JunMyeon quien le anda molestando y siguiendo de un lado a otro.

—Mientras se mantengan lejos de nosotros...

—No hay que preocuparnos... —JongIn acercó su mano a la mejilla de Soo, al principio le acarició y después se la jaló.

—¡Auch, JongIn!

—¡Me encantan tus mofletes!

—¿¡Me estás diciendo cachetón!?

Rieron con soltura y siguieron tramando su plan para verse esta noche. Si ambos managers seguían fastidiándose mutuamente, entonces, todo resultaría más sencillo. Se despidieron con un beso inocente y superficial sobre los labios ajenos. Mientras KyungSoo se alejaba, volteó continuamente hacia atrás solo para seguir apreciando a JongIn. Su corazón latía rápido, haciéndole sentir como un adolescente que verá su novio. Oh, el detalle sobre el tipo de relación que llevaban no lo han resuelto. Querían gritar "¡seamos novios!", pero su temor a que algo malo le pasara al contrario era más grande. Asimismo, las vacaciones de KyungSoo estaban llegando a su fin. Dudaban que llegaran a tener tiempo para verse cuando volvieran a Seúl y sus horarios se llenaran.

Esta noche sería decisiva.

 Podía ser un inicio o un final.

Al llegar a sus habitaciones, uno después del otro, les esperaba lo mismo. Su manager sentado en su cama con la preocupación saliéndose por los poros. Les preguntaban donde habían estado, qué habían hecho y si se habían encontrado a su ex por ahí. Las respuestas eran dichas de forma monótona, siendo las mismas día tras día. Luego, vino el cambio. En los días anteriores podían continuar charlando hasta dormirse o ir a cenar. Pero, en esta ocasión, SeHun solo le dijo a JongIn que si no lo acompañaría a la fiesta que se quedara quietecito en la habitación. JongIn fingió estar muriéndose de sueño, así que, SeHun salió sin dudarlo. En el cuarto de al lado, KyungSoo convencía a JunMyeon de ir a la fiesta.

—¿Por qué iría si no vas tú, Soo?

—Prácticamente pasé sólo estás vacaciones. —Se tiró de espaldas a la cama. —Además, es nuestra última noche aquí, quiero que te diviertas... Has sido un gran amigo, ¡me trajiste a un paseo porque estaba decaído! Además, pagaste todo. Así como yo me he relajado, tú también te lo mereces.

El mayor se sonrojó y sonrió con sinceridad, rascando su nuca dio su última pregunta.

—¿Y tú qué harás aquí encerrado?

—Estaré bien aquí, Jun.

JunMyeon se alistó sin apuros, quizá más lento de lo usual y eso era porque pensaba que KyungSoo podía animarse a acompañarlo a último minuto. Cuando estuvo listo, KyungSoo estaba acostado en su cama, mirándole entre las colchas.

—Dulces sueños, Soosie.

—Pásala bien, Myeon.

La puerta se cerró y KyungSoo esperó un par de minutos para salir. Cuando el tiempo pasó, él salió —todavía usando su pijama, ya que, tendría una especie de pijamada con JongIn. Tocó dos veces la puerta y esta fue abierta, dejando ver al moreno con el cabello desordenado.

—¿Qué sucedió? —KyungSoo rio mientras entraba en la habitación.

—SeHun me despeinó antes de irse. —Puchereó. —Pero, igual me veo guapo, ¿No, Soo?

KyungSoo se sonrojó ligeramente. —¡Joder, JongIn! ¿Qué clase de pregunta es esa? ¡Eres guapísimo y tan caliente que me derrito! —Fue lo que su subconsciente le dictó decir, pero se aguantó y tragó esas palabras. ¡No podía lucir tan desesperado! Y sí, sí lo estaba. Y mucho más viendo a JongIn casi desnudo. Se había olvidado que el moreno solo usaba un pantalón ancho para dormir. Podía verle el marcado abdomen y sus ojos fueron bajando...

¡Concéntrate, KyungSoo!

—No eres mi tipo. —Mintió. ¡Siempre tan listo, KyungSoo!

JongIn separó sus labios con las palabras muriéndose en su garganta, colocó una mano en su pecho e hizo un gesto con el rostro demostrando dolor.

—Frío de fríos, bebé.

KyungSoo siguió sonriendo y se sentó en la cama de JongIn, ignorando por completo el "bebé". JongIn se apresura a cerrar la puerta y toma asiento al costado de KyungSoo, sus brazos se rozan y sus manos están una encima de la otra, sus dedos juguetean entre ellos de manera tierna y sencilla, olvidándose de sus problemas y solo dándose pequeñas demostraciones de un afecto escondido. Se quedan callados, pero en sus rostros se dibujan tímidas sonrisas. No se miran fijamente, sino que lo hacen a través del inmenso espejo delante suyo. KyungSoo recuerda la conversación que tuvo con su manager al respecto y se pregunta si JongIn sabe el por qué ese espejo se encuentra ahí.

Los minutos pasan y el silencio cómodo los abandona. Ahora, ambos se encuentran incómodos. Pasaron mucho tiempo uno lejos del otro, cada quien con su lidiando con su propia batalla interna. Quieren continuar la conversación sobre cómo resolverán el problema, pero todo ya ha sido dicho —o eso supone uno de ellos. KyungSoo retira su mano del juego inocente y las dudas vuelven a su cabecita. ¿Por qué aceptó reunirse una noche en el cuarto del moreno? ¿Qué esperaba de todo ello? JongIn nota el cambio en KyungSoo y no sabe exactamente qué es lo que debe hacer.

JongIn deja de ver el reflejo de KyungSoo para ver al real, el cual, ¡está sentado a su costado! Y estuvieron hablando durante varios días tendidos sobre el césped. ¿Qué estaba sucediendo? ¿Y la seguridad que tenían para hablarse? ¿El coqueteo disimulado? JongIn es inconsciente acerca de lo penetrante que es su mirada en ese momento. KyungSoo siente que sí JongIn sigue viéndole de esa manera se va a derretir. Un sonrojo fuerte invade las mejillas rellenitas de KyungSoo y él lo nota porque a penas siente su rostro ardiendo, sube la mirada y se encuentra con su reflejo. Su cara está rojísima y se siente más avergonzado.

 Minutos después JongIn nota que las mejillas de KyungSoo se han coloreado, sonríe coquetamente porque sabe que KyungSoo le mira a través del espejo. Aún tiene efectos mágicos en KyungSoo y eso le anima. JongIn toma la valiente decisión de ser él quien dé el primer paso. Se levanta de la cama hacia la mesita de noche que se encuentra entre las dos camas y coge la carta que escribió con tanta dedicación. Vuelve a tomar asiento, coge las manos de KyungSoo y las envuelve con las suyas, le hace girar hasta que por fin ambos se ven cara a cara.

—Esta carta la escribí para ti. —Murmura, con sus ojitos brillantes y su corazón latiéndole rápidamente. —Puedes leerlo ahora si quieres... —JongIn se moría para que KyungSoo leyera la carta en ese momento, quería el rostro del mayor e intentar descifrar si le iban gustando sus palabras.

KyungSoo sonríe sin mostrar los dientes y toma la hoja entre sus manos, la desdobla y comienza a leer con emoción.

Querido KyungSoo, en realidad yo no sé mucho sobre cartas o cuál es el formato correcto que debería de seguir... Pero, creo que debo mantenerlo lo más natural, para poder mostrarte que es Kim JongIn quien se dirige a ti en esta ocasión tan especial. Y es especial porque se trata de ti y de mí. 

Desde que te vi parado frente a la puerta de tu habitación del hotel quise hablarte, pero verdaderamente no sabía que decirte, tal como sucedió cuando estuvimos juntos en el ascensor. Fue incómodo para ambos porque nuestro maravilloso noviazgo había pasado por un horrible bajón. Algo que tú ni yo tomamos en cuenta y probablemente tuvimos que haberlo hecho. El daño ya está hecho, ahora Do KyungSoo y Kim JongIn son dos hombres con gustos extraños y cuestionables. Y, si nos ven juntos, no dudaran en relacionarnos... Si intentamos fingir que nada pasó, nos dolerá más. Entonces, la solución no es tener una relación escondida. Tampoco podemos gritarla como me gustaría.

Ese día en el jardín te dije que quería ir a cualquier lugar donde pudiera amarte. Yo lo dije en serio. No estaba jugando, ni bromeando, ni diciéndolo solo porque el ambiente era bueno. Lo mencioné porque yo te quiero presente en mis planes futuros. Nosotros podemos hacer algo que muchas personas no. Nosotros podemos irnos en busca de un lugar donde ser aceptados. Sé que quizá te de miedo o quizá no quieras abandonar tu carrera de actor... Siempre que nos reuníamos y obtenías un nuevo papel, celebrábamos a lo grande... Quizá puedas actuar en otro país... Podrías ser un príncipe, un ladrón, un juez o... el amor de mi vida.

Te estarás preguntando, ¿JongIn dejará su carrera naciente por mí? En realidad, JongIn sí quiere dejar esta industria. Es peor de lo que me imaginé, jaja #ayuda. Yo terminaré los contratos que tengo establecidos y no lo renovaré. Falta tiempo para ello, lo sé. Pero esperaré porque sé que cosas grandiosas llegaran después. Me gustaría que viajes conmigo. ¡Oh! Yo pensé en todo. Otra pregunta en tu cabecita debe de ser ¿Y qué haremos en el extranjero? ¡Podemos ser hippies, KyungSoo! O bueno, podemos vivir en el campo como siempre has querido. Una vida tranquila y lejos de todo lo que alguna vez nos hirió.

Dicho todo esto, tienes bastante tiempo para pensarlo. Aún hay cosas que ajustar en mi plan y tú puedes ser partícipe de ello... Por favor, piénsalo. Estaré esperando una respuesta sincera de tu parte. Y por si todavía lo dudas —y también porque quería decirlo explícitamente— KyungSoo, yo te amo muchísimo. Gracias por el tiempo que pasamos juntos tanto dentro de nuestra relación como antes de ella, cuando recién nos conocíamos. Gracias por aceptar mis sentimientos. Gracias por permitirme tener el goce de amarte cada día y cada noche. Gracias por amarme devuelta, KyungSoo.

JongIn, quien esperará pacientemente tu respuesta. Positiva o negativa, eso no cambiará la gran percepción que tengo de ti.

Tqm <3.

La visión de KyungSoo se pone borrosa y escurridizas lágrimas salen de sus ojos y se deslizan por sus mejillas antes de que él pueda secarlas y fingir que no está conmovido. A KyungSoo le cuesta mostrase llorando frente a los demás, sabe que llorar no demuestra debilidad, pero algo en él le prohíbe mostrarse vulnerable frente a los demás. Deja la carta sobre la cama e intenta cubrir su rostro para evitar que JongIn observe el desastre en el que se ha convertido con solo leer un par de párrafos.

El moreno no dice nada y se acerca lentamente hasta KyungSoo, rodeándole con sus fuertes brazos. El bajito apoya su cabeza en el pecho de JongIn y llora sin reprimirse, sintiéndose seguro. Estaba tan estresado por todo lo ocurrido, fingiendo que no sentía nada cuando todo le dolía: los regaños de sus superiores, el rechazo de sus compañeros y la desaparición de JongIn. JunMyeon se había preocupado por él y le estaba agradecido, pero lo que necesitaba era justo esto... Estar entre los brazos morenos y sentirse seguro, sentir que todas las promesas de amor no estaban siendo rotas.

JongIn acaricia el cabello de KyungSoo y tararea una de sus canciones. Esa canción era especial porque era dirigida al mayor. Las manos de JongIn se deslizaron por el cuerpito que abrazaban y le acariciaron la espalda a plenitud, cada vez KyungSoo se iba calmado más hasta que finalmente el llanto cesó. KyungSoo alzó el rostro, sus ojitos rojos y sus labios aun temblando. JongIn depositó un tierno beso en la frente de KyungSoo. Ambos se sonrieron, esta vez con confianza, como si implícitamente se contaran un secreto con sus miradas. JongIn sintió un profundo deseo, el cual, solo había crecido desde el primer día que lo alejaron de KyungSoo.

 La mirada de JongIn deja de ver los grandes ojos contrarios y observaban la pecaminosa boquita. JongIn quiere besar a KyungSoo y guiado por sus impulsos de amor y temor lo hace. KyungSoo corresponde y eso le alivia. El sabor de KyungSoo, ¡ah! Lo había añorado tanto. Es suave, sutil y cada vez más excitante. Mientras la lengua del moreno se abre paso hasta dentro de la cavidad bucal del blanquecino, los cuerpos de ambos también buscan unirse. JongIn ayuda a KyungSoo a subirse encima de él sin tener que separar sus bocas del embriagante beso. Las manos morenas no perdieron tiempo y en esa ayudadita se quedaron agarrando los glúteos pomposos del blanquecino.

Mierda, JongIn había extrañado hundir su rostro entre esos dos gemelos.

JongIn hunde su lengua en la boca de KyungSoo, su lengua cálida domina a la de KyungSoo. El mayor es manso, incluso cuando besa. Sus lenguas danzan entre sí y crean melodías excitantes. Sus cuerpos se balancean al unísono, sus manos exploran con total libertad el cuerpo contrario. Las inhibiciones y dubitaciones fueron dejadas de lado, concentrándose únicamente en ellos dos y en esa oportunidad de oro de estar juntos. El beso se vuelve húmedo, resbaladizo y desesperado. Sus bocas se mueven con necesidad y sus cuerpos se pegan lo más posible, quieren sentirse a plenitud como lo han estado anhelando.

 Las manos pequeñas y blanquecinas de KyungSoo van inmediatamente al pecho desnudo de JongIn. Y como lo hizo miles de veces antes, lo repite, pasea y aprieta con sus manos los fabulosos pectorales de JongIn. KyungSoo siente una gran atracción hacia ellos desde el primer momento que los vio. Sus dedos juguetean con los pezones de JongIn con el único objetivo de querer erguirlos. KyungSoo es persistente y dedicado en su labor. Separa efímeramente sus labios del contrario para permitirse chupar sus dedos y luego volver a colocarlos sobre las tetillas.

JongIn muerde su labio inferior y gruñe porque su chico se ve jodidamente lindo chupando sus dedos. Tira su cabeza hacia atrás cuando los dedos húmedos de KyungSoo le tocan tan íntimamente. KyungSoo ve como ahora los botoncitos están erectos y se siente satisfecho. Observa a JongIn, con la cabeza hacia atrás y su cuerpo ligeramente inclinado. Sonríe con malicia y se abalanza sobre JongIn, pasando sus brazos por detrás del cuello moreno. JongIn cae de espaldas a la cama, la caída fue corta pues se encontraba sentado en ella. KyungSoo suelta risitas por su travesura y no pierde el tiempo, deja pequeños besos —acompañados por mordidas— por todo el mentón moreno. Inclusive, besa sobre la manzana de Adán de JongIn.

—Estás muy explorador hoy. —JongIn suelta con su voz varonil, erizándole los pocos vellos del brazo a KyungSoo. —Yo también quiero explorarte. —Se acerca al oído contrario y muerde juguetonamente el lóbulo de la oreja. —Recorrer con mi boca todo tu cuerpo... —Mientras sus palabras son dichas seductoramente, las manos morenas lograron introducirse dentro de los pantalones de pijama del blanquecino, amasando las nalgas redonditas. —Sobre todo aquí atrás. —JongIn delinea con uno de sus dedos el centro entre los dos glúteos.

 KyungSoo gime en respuesta y pasea sus manos por el pecho moreno mientras imágenes del pasado llegan a su mente; esas donde se encuentra apoyado sobre la cama con sus rodillas y manos, recibiendo gustosamente la lengua del menor. Su cuerpo actúa por sí solo, frotándose descaradamente y necesitadamente contra JongIn. Los pantalones que usan son tan ligeros que siente muy vívidamente como va creciendo la erección de JongIn. Entonces, KyungSoo pega su frente al amplio pecho moreno, avergonzado por lo que hará a continuación. Empuja su ingle para encontrase con la de JongIn una y otra vez. Sus manos aprietan los hombros anchos y cierra los ojos disfrutando de los toques traviesos del menor.

Sin embargo, KyungSoo quiere avanzar más rápido. Pero, es muy tímido para pedirle a JongIn que le arranque el pantalón de una vez y que lo penetre. ¡Por Dios! No puede decir algo como eso. Pero es que... Las manos del moreno se toman su tiempo, acariciándole esas zonas especiales que le hacen estremecer y, luego se detienen. JongIn está jugando con él, con su cuerpo y a KyungSoo inexplicablemente le excita el juego. Se contradice a sí mismo, se desconoce en su faceta de tener relaciones sexuales. En su mente hay dos ideas: ir con calma o mandar al carajo la lentitud y juegos previos.

JongIn juega con la tela de la ropa interior de KyungSoo, la alza y mete sus manos frías, tocando la piel caliente y provocando que el mayor tiemble entre sus brazos. Se encarga de separar las piernas de KyungSoo y mete su mano en el hueco que ha formado, con las yemas de sus dedos acaricia los testículos de KyungSoo quien responde con dulces jadeos. La mano inquieta va más allá y acaricia la indecente erección. Por ello, JongIn sonríe con socarronería, el cuerpo de KyungSoo reacciona tan bien ante sus toques. Deja besos húmedos por las mejillas rellenitas de KyungSoo y ambos ríen suavemente como si nunca se hubieran separado.

El ambiente se torna cálido y amoroso. Las mariposas aparecen revoloteando en sus estómagos como si fuera primavera y estuvieran en un gran campo lleno de flores. KyungSoo gime con fuerza cuando la cadera de JongIn se alza, dándole un golpecito rápido y seco. Mientras sus hombrías se frotan, KyungSoo decide que ha sido suficiente. Sin arruinar el buen ambiente se irgue, sentándose a horcajadas. Su mirada, por primera vez, es más penetrante que la de JongIn. Se muerde el labio inferior mientras su cuerpo continúa moviéndose encima del moreno. Sus ojitos brillan suplicándole a JongIn, pero el moreno solo hace gestos de satisfacción.

—Ahora, JongIn. —Dice, hartándose que el moreno no sea más rápido para desvestirlo.

 KyungSoo desabrocha los botones de su camisa de dormir roja bajo la atente mirada de JongIn. Cuando su piel pálida es revelada, el moreno recuerda algo de suma importancia. Con cuidado se sienta, coge la cinturita contraria y carga a KyungSoo hasta sentarlo en la cama. El blanquecino está perplejo que JongIn se haya levantado de la cama. Su cuerpo está ardiendo y lo único que quiere es a JongIn penetrándole lo más fuerte posible. KyungSoo gatea hasta el borde la cama, observa a JongIn arrodillarse y abrir el cajón que está debajo de la cama.

—Cuando llegué quise guardar mis zapatillas aquí. —JongIn cuenta. —Pero me di con la sorpresa de que ya estaba ocupado con algo.

—¿Y eso que tiene que ver con que vamos a follar? —Coloca sus manos en su cintura y frunce el ceño.

JongIn sube la mirada, encontrándose con un adorable KyungSoo. Un KyungSoo enojado es tan tierno para JongIn.

JongIn mueve unas cajas hasta que saca tres cajas selladas.

—Hay que usar esto.

KyungSoo no luce convencido, intentado descifrar que es lo que hay dentro.

—SeHun, a veces, salía de la habitación, dejándome solo. Entonces, me dio curiosidad y quise saber más sobre estos artefactos que encontré. —JongIn saca del mismo cajón una tijera, la desinfecta con alcohol y KyungSoo piensa en dónde demonios está metido. No pensó que el complejo hotelero fuera tan considerado con sus huéspedes. Necesitaba respuestas y las buscaría con JunMyeon después, cuando la tienda de campaña en sus pantalones desaparezca.

—Esto es un masturbador masculino y simula la cavidad anal. —Explica, mientras corta la cinta adhesiva y consigue abrir la caja. —¡Además, vibra!

—¡¿Para qué necesitas eso!? —KyungSoo chilla, exasperado. —¡Todo lo que necesitas está aquí! —Se pone de costado y señala su culo. —¡Voy a llorar!

JongIn intenta no carcajearse, KyungSoo está haciendo un berrinche y ¡se ve adorable!

—¿Quién dijo que sería yo quien lo use? —JongIn se levanta del suelo con sus dos extraños artículos en mano y un lubricante anal con aroma a naranja (Sí, el chico en un abrir y cerrar de ojos logró desempaquetar todo).

JongIn deja todo encima de la cama y mira a KyungSoo quien está cruzado de brazos mirando hacia la puerta. JongIn recuerda lo impaciente y mimoso que es KyungSoo cuando le hacía el amor. El mayor siempre quiere toda la atención, aunque no lo diga. A JongIn le gustaba fastidiarlo y ver sus reacciones. Al final, KyungSoo siempre se salía con la suya. JongIn deja a un lado sus recuerdos del pasado cuando la voz temblorosa del mayor le llama.

—No me hagas esperar más, por favor. —KyungSoo se ha bajado los pantalones y masajea su miembro por encima de su bóxer, el cual, estaba humedeciéndose.

El ruego de KyungSoo, dispara los niveles de lujuria de JongIn quien no duda en bajarse los pantalones de un tirón, revelando que no llevaba puesto ropa interior. KyungSoo no se detiene a pensar en ese detalle. JongIn muestra su gran hombría con orgullo, se acaricia y antes de que pueda subirse de nuevo a la cama, KyungSoo se ha vuelto a acercar. El mayor está arrodillado y busca de manera salvaje unir su boca con la del menor. Sus labios chocan y se separan, permitiendo que sus lenguas cálidas se choquen en un beso húmedo. La habitación se llena de los chasquidos de sus efusivos besos.

Las manos morenas acunan el rostro blanquecino, acariciando la piel con suma delicadeza mientras que las manos pequeñas y de tono níveo juegan y se enredan en los cabellos castaños. KyungSoo demanda y JongIn obedece. Sus manos acarician cada parte desnuda del cuerpo contrario. KyungSoo va retorciendo lento, metiéndose más en la cama y JongIn es arrastrado con él. Sus piernas desincronizadas chocan, se enredan y tropiezan cayendo a la cama. Y es lo de menos porque, a pesar de que su beso se haya visto abruptamente detenido, ellos lo reanudan de la mejor manera.

JongIn se separa de KyungSoo para poder observarlo echado en la cama. El mayor luce exquisito, su piel desnuda, sus labios hinchados, su cabello desordenado, su mirada juguetona y sus manos inquietas paseándose por todo su cuerpo. A JongIn le encanta ver a KyungSoo, autocomplaciéndose porque el mayor se ve tan sexy haciéndolo. La mirada de JongIn sigue a las traviesas manos, las cuales, se toman su tiempo en el pecho plano y continúan su recorrido bajando por la barriguita y separándose hacia los extremos de la cadera. Luego, bajan por los muslos rellenitos y, en ese momento, una de las piernas de KyungSoo se levanta.

 KyungSoo pone su pie en punta y lo choca contra el pecho de JongIn, seduciéndolo. El menor cae completamente por él, siguiéndolo embobado. KyungSoo retrae su pierna, pegando lo más que puede su muslo a su pecho, JongIn se cierne sobre él sonriéndole. Le da varios besitos por todo el rostro y desciende, haciendo un camino de besos y mordidas por el pecho, la barriguita, yéndose hacia la cadera, y quedándose en los muslos que tanto le fascinan. Separa las piernas de KyungSoo con sus dos manos, sorprendiendo al mayor quien jadea; se encuentra completamente expuesto al menor.

JongIn reparte besos por la polla erecta, KyungSoo se retuerce y coge la sábana debajo de él, apretándola y moviéndola. JongIn lame de abajo hacia arriba varias veces hasta que decide no volver a bajar, su lengua relame el glande y ama los soniditos de placer que KyungSoo emite. Y quiere escuchar más, así que, se inclina y toma el miembro de KyungSoo con su boca. Se queda quieto y dirige su mirada hacia el rostro del mayor justo cuando este separa sus labios y deja escapar un suspiro. El calor que envuelve su miembro es delicioso. Asimismo, disfruta de la sensación de la lengua húmeda contra su piel sensible.

JongIn empieza a moverse cuando siente el miembro en su boca palpitar. Sube y baja con gran habilidad, además, con esfuerzo, es capaz de introducir todo el miembro de KyungSoo en su boca. KyungSoo jadea y se retuerce por la lengua que se pasea concienzudamente por su pene. Además, las manos de JongIn que acariciaban y apretaban la parte interna de sus muslos no le ayudaban a callarse.

 —Amo todo de ti. —JongIn suelta con su voz grave y seductora. —Eres espectacular, KyungSoo. —Aprieta con más fuerza la piel de KyungSoo. —Y estás así por mí. —JongIn se regodea y sonríe pícaramente.

El pre-semen comienza a gotear por la cabeza del miembro de KyungSoo y JongIn niega con la cabeza.

—Todavía no, corazón.

El moreno se estira hasta coger las cosas que sacó con anterioridad. KyungSoo desconoce la utilidad de dos de ellos, él nunca utilizó juguetes sexuales antes. Y lo que JongIn tiene en sus manos es indescifrable. Pero, está tan excitado que realmente no se preocupa por esas cosas. O no lo estaba hasta que JongIn acerca esa cosa rosada con dos aros a su polla.

—¿Qué...? —Murmura, viendo como el moreno desliza eso en su pene.

—Es un anillo para pene. Uno de los anillos se estira alrededor del eje y el segundo va alrededor del eje y los testículos. —Explica.

—¿Y eso qué? —KyungSoo acerca sus manos a su miembro para quitarse esa cosa rosada que, además de anillos tenía dos orejas largas simulando ser un conejo.

Sus manos son detenidas por las morenas.

—Oh, no. Cariño, hoy día vas a disfrutar más que antes. —JongIn agrega y vuelve a acostar a KyungSoo en la cama, besándole para distraerlo del articulo sexual que acaba de colocarle.

KyungSoo se ruboriza y aparta la mirada. No quiere admitir que ya le dio un poquito de curiosidad ese anillo. Mueve sus pies, acercándolos a las piernas morenas, queriendo llamar la atención a JongIn. Pero, el moreno continúa dándole besos en la coronilla. KyungSoo gira su rostro y se encuentra con la mirada de JongIn. Se muerde el labio con timidez porque JongIn lo mira tan penetrantemente que siente que ya le hizo diez hijos.

—Voy a derretirme si sigues así. —Murmura y acaricia los brazos fuertes brazos de JongIn que están posicionados a los costados de su cabeza.

En respuestas, JongIn se acerca al cuello de KyungSoo, besa, lame y muerde hasta que deja varias marcas de su boca ahí. La zona está rojiza y le fascina. Sus manos dejan de apoyarse en la cama y recorren el cuerpo más pequeño, haciéndolo temblar. Observa a KyungSoo fruncir el ceño y percibe que ha descubierto la labor del anillo, pero se mantiene callado. Su corazón late fuertemente mientras una de sus manos alcanza el lubricante, lo destapa y... Vuelve a cerrarlo y a dejarlo a su costado. Mira como KyungSoo cierra sus ojos por momentos y toca discretamente su propio miembro.

JongIn coge a KyungSoo por la cintura y lo siente en la cama.

—¿Aún recuerdas la posición en la que me gusta darte? —Pregunta, apretando la cintura y robándole jadeos al mayor.

—S-sí. —Tartamudea y baja la mirada, apenado.

KyungSoo se apoya en la cama con sus manos y rodillas, dándole a JongIn una vista perfecta de su culo respingón.

 —Que lindo, amor. —Suelta, acercándose a KyungSoo. —Inclínate, bebé. —Dice suavemente mientras pone una mano sobre los hombros de KyungSoo y empuja hacia abajo, el resultado final es KyungSoo apoyándose en sus antebrazos y su espalda en diagonal.

JongIn retrocede para ver la placentera posición en la que se encuentra su amado. Sus palabras quedan atrapadas en su garganta. El actor estaba listo para ser el protagonista en una porno —y claro, él tenía que ser la coestrella—. A JongIn se le hace agua la boca mientras más ve a KyungSoo, quien a logrado jalar una almohada y se ha apoyado en ella. JongIn coge los muslos de KyungSoo y los separa más, hasta que la imagen se vuelva lo más obscena posible. Las piernas de KyungSoo tiemblan y JongIn no deja pasar ese detalle.

—¿Ansioso, cariño?

Las piernas rellenitas siguen temblando por la excitación. Y no hay ninguna respuesta del más bajo. A JongIn el pene de KyungSoo, el cual está colgando erecto, le llama la atención. El líquido preseminal sale de forma más lenta y en cantidad más pequeña. JongIn pasa su dedo sobre el líquido y luego acaricia el glande. KyungSoo gime y se tambalea debajo de él. JongIn disfruta de escuchar a KyungSoo y sabe lo que el mayor quiere. Sin embargo, le divierte jugar con él. Su mano que acariciaba el glande se desliza hasta la base y de ahí va hacia la piel de los testículos, estimulándolo.

KyungSoo no resiste más, aprieta con fuerza la almohada y ruega a JongIn.

—Por favor. —Sus piernas se estremecen. —Hazlo ya.

JongIn se agacha, quedando debajo del miembro de KyungSoo. Se alza un poco y llega hasta los testículos, los lame y delinea con su lengua. El mayor suelta una plétora de gemidos y pequeños sollozos aparecen. Las piernas temblorosas se van cerrando, apegándose una a la otra. JongIn coge una pierna y la mantiene en su sitio, con su otra mano presiona el perineo de KyungSoo.

—¡JongIn! —Solloza mientras esconde su rostro en la almohada.

El menor deja de masajear el perineo con su mano y ahora lo hace con su lengua. Sus manos se encargan de mantener a KyungSoo estable. KyungSoo sigue jadeando y alejándose sin querer de las lamidas de JongIn, su cuerpo se retuerce y él ya no tiene el poder de controlarse. JongIn clava sus dedos en la suave piel de KyungSoo, a sabiendas que le dejara marcas y eso es exactamente lo que quiere. Asimismo, vuelve a abrir su boca y a tomar en ella uno de los testículos, lo siente contraerse dentro suyo. A JongIn le fascina KyungSoo, le fascina su cuerpo, sus reacciones.

—JongIn... —Su tono es suplicante ya no sabe de qué otra manera pedirle a JongIn que lo coja.

El nombrado cede ante ese último ruego. Con cuidado deja salir el testículo de su boca y se arrastra para salir de debajo de KyungSoo.

—Tonto. —Escucha.

Sonríe, KyungSoo todavía tiene fuerzas para insultarlo cariñosamente porque sabe que no lo dice de verdad, solo lo dice porque está frustrado sexualmente. Si fuera cualquier otro día lo dejaría pasar, pero este no es cualquier otro día. Este día quiere tomar y gozar del cuerpo de KyungSoo como siempre quiso. Las palmas de sus manos se mueven sobre el culo redondito de su amado, amasa y apretuja. Se detiene, alza una mano y la estrella con fuerza en un glúteo. KyungSoo lloriquea con fuerza y JongIn repite el acto.

 —No me detendré hasta que quede rojo. —Advierte.

Y KyungSoo no se queja, solo abraza con fuerza la almohada. Su pequeño cuerpo se balancea hacia delante cada que la amplia mano de JongIn se estrella contra él. El sonido de las nalgadas consecutivas invade el lugar y se suman a los jadeos, a veces bajos y a veces altos, de KyungSoo.

JongIn se detiene cuando ha logrado su objetivo. Ahora, tiene uno nuevo. Coge las mejillas del precioso culo que tiene enfrente y las separa. JongIn hace un gesto de satisfacción cuando ve ese pequeño lugar que tanto había extrañado. Se acerca y lo ve tan apretado y tentador, ¡ya quiere hundirse en él! El pequeño agujero se contrae de repente y vuelve a abrirse. KyungSoo también está ansioso. Y lo comprueba cuando baja su mirada y ve a KyungSoo acariciándose —como puede— con su mano. Su miembro está rígido entre sus dedos y JongIn está orgulloso porque solo él logra esa reacción en el mayor —y es solo él quien tiene la dicha de verlo.

La propia polla de JongIn se contrae con impaciencia y se acaricia a sí mismo, tratando de calmarse porque de caso contrario será él quien necesite del anillo. JongIn se inclina hacia el culo, el cual, todavía está siendo separado por sus dos manos y hunde su lengua en el ano de KyungSoo, haciendo un beso negro. Su lengua cálida intenta adentrase lo más posible, chocando con las paredes apretadas de su amado. KyungSoo emite un ruido estrangulado y presiona su frente contra la almohada. JongIn presiona sus dedos con más fuerza y hunde más su rostro hasta que deja de separar los glúteos y los acerca, le encanta estar entre ambos, degustando del dulce sabor de KyungSoo.

JongIn tiene suficiente y se aleja satisfecho. Rápidamente coge el lubricante anal con aroma a naranja. Levanta la tapa y echa un poco en sus dedos. Su dedo lubricado va hacia la entrada de KyungSoo una vez más y se encarga de lubricar lo más posible por dentro, el procedimiento se repite: echar lubricante en su dedo y en adentrarlo en KyungSoo, cada vez yendo más lejos. Cuando el menor deduce que la cantidad adecuada ha sido utilizada cierra la botella de lubricante y la deja caer sobre el colchón. Sus manos son atraídas hacia los glúteos pomposos como imanes al metal. Acaricia la zona, dibujando círculos en busca de tranquilizar el cuerpo ansioso de su Hyung.

La voz entrecortada de KyungSoo murmura algo, pero JongIn solo alcanza a escuchar su nombre. JongIn va a desfallecer ahí mismo debido a los ruegos y a la forma tan indecente en que se encuentra el mayor. Agita las nalgas con sus manos porque disfruta de ver como se mueven únicamente para él. Se lame los labios con anticipación por el bufet que se dará a continuación. Sin alargarlo más, sumerge lenta y cuidadosamente la punta de su dedo índice. El interior está resbaladizo y suave, el lubricante de este hotel era excelente, en poco tiempo su nudillo ha ingresado.

KyungSoo jadea, moviendo su cabecita sobre la almohada. Su cuerpo se estremece, pero resiste. Quien sabe cuándo esto podría volver a suceder. Debe tomárselo con calma y simplemente disfrutar. Sus piernas se sacuden ligeramente, queriendo unirse una a la otra, los dedos de sus pies se mueven esporádicamente conforme JongIn hace mover su dedo. KyungSoo inhala y exhala, intentando no retorcerse tanto por las sensaciones que JongIn provoca en su cuerpo. Han hecho esto tantas veces, ¡no hay motivo por el cual deba actuar como un novato!

KyungSoo vuelve a balbucear cosas, JongIn no sabe exactamente qué cosas, pero supone que son maldiciones. KyungSoo siempre se convierte en un cuerpo que pierde estabilidad y que es incapaz de formular oraciones. JongIn ingresa el segundo dedo cuando el cuerpo de KyungSoo le exige más; las nalgas que tanto adora se mueven hacia él, seduciéndole. Escucha a KyungSoo gimiendo contra la almohada; si es capaz de lograr todo eso solo con un par de dedos, ¿qué será de KyungSoo cuando lo esté penetrando duramente?

Los dedos morenos y largos de JongIn exploran dentro del mayor, yéndose lo más lejos que les he posible, amando la tensión y el calor que les abraza. Alza la cabeza, dejando de ver el culo respingón y se centra en la cabeza de KyungSoo que no deja de moverse de lado a lado, como si estuviera negando.

—¿Estás bien, cariño?

KyungSoo deja de morder la almohada, solloza más fuerte, ladea su rostro y busca la mirada de JongIn. Sus ojitos le pidan al menor que se apresure o que al menos vuelva a prestarle atención a su olvidado miembro.

JongIn le da una nalgada en respuesta y siente el anillo de músculo apretarse alrededor de sus dedos. KyungSoo deja de verle, volviendo a esconder su rostro contra la almohada. JongIn mueve sus dedos más rápido, los mueve alrededor y los hace salir y entrar, deslizándose por las paredes internas de KyungSoo, las cuales, se van dilatando poco a poco. Uno de sus dedos va más allá en busca del adorado punto P. Sabe que lo ha encontrado cuando después de presionar ligeramente, el pequeño cuerpo se mueve y sale un gritito satisfactorio de la garganta de KyungSoo.

—Estás listo para mí.

Saca sus dedos, prestando atención a cómo el anillo de músculos queda abierto por unos segundos antes de lentamente volver a contraerse. Coge su propia polla con su mano, se acaricia despacio y se va acercando a la entrada del mayor. Antes de ingresar, pasea su miembro sobre las nalgas, mojándolas ligeramente con el líquido preseminal y dándoles un aspecto aún más delicioso. Le encanta ver como su dura polla reposaba sobre las nalgas rosaditas con manchas rojas por los manotazos que le propinó anteriormente.

 —¡JongIn! —KyungSoo mueve su cadera, sintiendo el gran pene de su amado sobre él. —Por favor.

El nombrado asiente a pesar de que no es visto, vuelve a coger su miembro y frota la punta con el borde de la entrada. Finalmente, se empuja hacia delante, la punta ingresa y, a pesar, de haber preparado a KyungSoo con tanto ahínco, éste se mantiene jodidamente apretado. Por su parte, KyungSoo suspira, sintiéndose en el cielo. Aunque, aún hay algo más que quiere y sabe que logrará.

—JongIn... —Solloza consiguiendo la atención del menor.

KyungSoo mueve sus manos hacia su miembro, JongIn lleva su mano izquierda de forma perezosa hacia dicha zona. Con su gran mano toma el miembro de KyungSoo, lo acaricia y, de forma juguetona mueve los anillos. KyungSoo sigue jadeando de placer, aun acostumbrándose al miembro de su amado dentro de él. Cuando logra relajarse, permite que la gruesa polla de JongIn vaya más hondo.

—Mierda, bebé. Aprietas exquisitamente. —Suelta, perdiéndose en la bruma de la lujuria.

KyungSoo se contrae alrededor de su miembro y siente sus propias palpitaciones, quiere moverse. Va a moverse. Retrocede, observando las muecas de satisfacción de KyungSoo. Mueve su cadera hacia adelante, entrando por completo de forma rápida y brusca, KyungSoo chilla por la sorpresa. JongIn repite, saliendo despacio y tortuosamente para después ingresar de forma ruda. Y cada vez se estrella con más fuerza porque quiere grabarse ese ruido magistral que hace cuando se choca con las nalgas redonditas de KyungSoo.

La mano que se encontraba masturbando a KyungSoo, saca los anillos con sumo cuidado, tomándose su tiempo. KyungSoo gime en celebración, ¡Es libre! JongIn ríe por lo bajo porque algo mejor está a punto de suceder. Pero, es mejor dejar a KyungSoo creer que se ha salido con la suya.

Logró establecer un ritmo constante, dejando de lado el juego de ir lento y estrellarse con fuerza. Penetra a KyungSoo lo suficientemente fuerte para que el mayor no pueda estar callado por largos lapsos de tiempo. Su mirada se encontraba en el techo, dedicándose a simplemente escuchar los gemidos de su amado y de gozar de la estrecha entrada. Baja la cabeza y ve a KyungSoo intentando esconder su rostro en la almohada, pero viéndose imposibilitado porque siempre terminaba apoyándose solo en una mejilla y gimiendo gustoso. JongIn sonríe con picardía y se inclina, sin detener por un segundo su cadera, su mano se estira hacia delante, logrando coger la almohada y quitándosela a KyungSoo quien solloza, alzando el rostro y dejando ver las lágrimas que salen de sus ojitos brillosos.

Tira la almohada lejos de ambos y vuelve inclinarse lo más que puede, muerde los hombros de KyungSoo, creando nuevos chupetones. Cuando no hay más piel blanquita a la vista —porque ahora se ha enrojecido, JongIn coge con fuerza el mentón de KyungSoo y le hace ladear la cabeza. Se miran por un par de segundos hasta que JongIn estrella sus labios finos contra los más voluptuosos. KyungSoo arquea su espalda y se estira hacia atrás lo más que puede, correspondiendo el beso húmedo del menor.

—Mírate, te pones así, únicamente por y para mí. —JongIn susurra contra sus labios.

KyungSoo es incapaz de hablar, la respuesta solo son gemidos necesitados.

El moreno muerde el labio inferior del blanquecino y tira de él, robándole más sollozos. Se aleja de los labios y deja de inclinarse, regresando hacia atrás. Debido a que tuvo que inclinarse, sus movimientos fueron más suaves y gentiles con KyungSoo, pero ahora que había vuelto atrás podía volver a ser más rápido e impetuoso. Coloca sus manos sobre las nalgas de KyungSoo —no sin antes haberlas estrellado sobre las mismas— y aprieta la carne, tirándola hacia atrás, haciendo que sus fuertes embestidas se choquen con el pequeño cuerpo más duro y más profundo.

KyungSoo gime y mueve sus brazos hacia delante, como si estuviera estirándose. Entre sus dedos envuelve pedazos de la sábana. JongIn ha encontrado su próstata y se encuentra golpeándola sin piedad. Al darse cuenta, JongIn arremete contra KyungSoo más fuerte, haciendo que el pequeño cuerpo se balanceé con él. JongIn clava sus dedos en las nalgas con el fin de dejar más marcas rojizas. KyungSoo cree que ya no puede, que ha llegado a su límite y solo puede permitirse ser increíblemente escandaloso porque recuerda que las paredes aíslan el sonido, así que, nadie sabría que está teniendo la mejor noche de su vida. Por ello, KyungSoo no se percata cuando JongIn ha introducido algo nuevo en su miembro —o, mejor dicho, el miembro de KyungSoo ha sido introducido en algo.

Solo reacciona cuando siente una vibración y su cuerpo se desploma, cayendo en la cama y cerrando los ojos. El miembro de JongIn ha salido y él se retuerce sobre las sábanas. El moreno lo coge por la cintura y lo gira. JongIn se acerca y reparte besos sobre cada lunar existente sobre la piel KyungSoo, buscando calmar la respiración errática del bajito.

Las piernas rellenitas y lechosas están abiertas, completamente separadas y en el hueco del centro se encuentra JongIn arrodillado, devorando con la mirada al chico que está echado. Los muslos tiemblan y el chico intenta no gemir con tanta insistencia como hace un rato, pero es casi imposible porque lo que sea que rodea su miembro no deja de vibrar. Va a correrse si ese objeto no se detiene.

—Es un masturbador masculino con forma de... —JongIn intenta explicar, pero el mayor está derritiéndose en la cama, así que, desiste de seguir hablando.

JongIn coge los tobillos de KyungSoo y los alza, coloca las piernas de KyungSoo sobre sus hombros. Acorta el poco espacio de separación que había entre los dos, logrando que su miembro toque la piel suavecita y enrojecida de KyungSoo. Coge su miembro y se masturba viendo la posición sumisa en la que se encuentra su amado. Acerca su miembro a la entrada. Espasmos recorren el cuerpo de KyungSoo y junto a un gemido sonoro se confirma que JongIn ya se adentró, nuevamente, en KyungSoo.

JongIn se inclina hacia delante, colocando sus manos a cada lado de la cabeza de KyungSoo. Su cadera comienza a moverse de forma abrupta y adora las expresiones que surgen en el rostro del mayor. KyungSoo está sonrojado, sus ojitos están cerrados y su cabello luce húmedo, pegándose a su frente. Asimismo, sus labios se separan para dejar escapar jadeos placenteros. JongIn aumenta la velocidad y la habitación se llena del sonido de sus cuerpos impactándose uno contra el otro.

JongIn agradece a todo el ejercicio físico que lleva haciendo, ya que, es capaz de mover su mano izquierda hacia el miembro de su acompañante, quedando apoyándose en una sola mano. Sus embestidas se vuelven un poco más suaves al compás que mueve el masturbador por el miembro de KyungSoo, de arriba hacia abajo y las vibraciones se reparten por toda la extensión del miembro.

—JongIn... —Murmura, su cuerpo se inclina hacia un costado y JongIn sonríe ante ello, volviendo a ponerlo recto. —Más, más...

KyungSoo siente su miembro siendo apretado dentro de ese masturbador masculino. Además, las ligeras vibraciones que recorren su longitud le hacen delirar. La experiencia es nueva y satisfactoria. Se está dejando llevar por JongIn hacia la lujuria en su estado más puro posible, perdiendo el pudor y olvidándose de todo. El moreno jadea y gruñe por lo bajo, y a KyungSoo le encanta escucharlo, le fascina saber que JongIn disfruta igual que él. Los segundos parecen minutos y quiere que el momento perdure para siempre. Pero, puede sentir su orgasmo formándose en lo profundo de su vientre. Su cuerpo arde y abre los ojos para suplicarle a JongIn que le dé todo de sí.

—¡Sí, JongIn! ¡Más, más!

El moreno saca el masturbador masculino y lo tira hacia el conjunto de almohadas, ubicadas lejos de ellos. Su mano coge con firmeza la polla de KyungSoo y mueve su mano a una velocidad tortuosamente lenta. JongIn continúa embistiendo y KyungSoo cruza sus tobillos en un arrebato de estar perdiéndose a sí mismo. Su cuerpo actúa por puro instinto, enloqueciendo debido a JongIn, debido a la mano de JongIn es su miembro, debido a las fuertes penetraciones que JongIn le brinda.

De un momento a otro, JongIn siente un fluido caliente manchando sus dedos, produciendo que su mano se resbale, pero eso no es suficiente para detenerlo. Él continúa deslizándose por la longitud del mayor, mientras observa como el orgasmo pega a KyungSoo, reduciéndolo a espasmos y sollozos.

JongIn baja las piernas de KyungSoo, pero no las deja descansar en la cama, sino que las coloca alrededor de su cadera. Lleva sus manos a la espalda baja de KyungSoo y lo alza, rápidamente KyungSoo pasa sus brazos por detrás del cuello de JongIn, abrazándolo. El moreno retrocede con cuidado hasta que sus pies están fuera de la cama, lentamente se baja de ella. Acaricia la espalda de KyungSoo y le susurra muchos motes cariñosos. Gira, viendo hacia el gran espejo que está localizado al frente de la cama y vuelve a sentarse en el borde del colchón. Apoya sus pies en el suelo y gira a KyungSoo, haciendo que el mayor pueda verse en el espejo.

KyungSoo está confundido, viendo su relejo en el espejo. Su respiración se ha calmado, se está recuperando del fuerte su orgasmo que lo tumbó y lo deshizo hace unos instantes. Sus piernas aun tiemblan ligeramente y su cuerpo antes blanquito ahora está lleno de tonalidades rojizas. JongIn reparte besos en su mejilla y acaricia la parte interna de sus muslos, haciéndole jadear.

—Soo... —La voz grave de JongIn le estremece por completo.

Y recuerda que el moreno aún no acaba.

—Levanta ese lindo culito para mí, ¿sí?

KyungSoo se levanta tambaleante, todavía atontado por su orgasmo.

JongIn coge su miembro y lo alinea en la entrada de KyungSoo, coge al mayor por la cintura y lo jala hacia él, provocando que KyungSoo vuelva a sentarse encima de él, solo que esta vez su grueso miembro se encuentra dentro. El mayor se retuerce entre sus brazos. JongIn le acaricia la cinturita, la agarra con fuerza y alza, para después bajarla. KyungSoo tira su cabeza hacia atrás, yéndose hacia un costado y apoyándose en el hombro moreno.

—Separa más las piernas. —JongIn ordena.

Y, KyungSoo lo realiza sin chistar.

—Eso es, cariño, que obediente eres. —Halaga.

JongIn levanta sus talones del suelo, dejando apoyado solo sus dedos. Empieza a moverse, baja y sube su talón, sus piernas de se mueven con él. El movimiento no es mucho, pero si significativo.

—Apoya tus pies en el suelo. —Indica.

KyungSoo lo hace, aunque sus pies no logran estar por completo asentados en el suelo. JongIn reparte besos en la mejilla izquierda como recompensa. Sus manos exploran el cuerpo pequeño, subiendo por la barriguita y jugando con las tetillas, sobándolas y apretándolas entre dos dedos. KyungSoo se retuerce, sensible porque haber llegado al clímax y, también, porque JongIn no deja de estimularlo. El moreno gruñe, deleitándose por la hermosa aura post orgásmica que el blanquecino desprendía.

—Cariño, empieza a moverte, ¿sí? Quiero verte haciéndolo. —Alienta.

KyungSoo asiente con su cabecita, pensando únicamente en ayudar a JongIn a liberarse. Coloca sus manos en la cama y con ellas se impulsa para moverse. Rápidamente se da cuenta que es complicado y aburrido intentar el mete y saca, así que, antes de hacer algo más le pide a JongIn con un hilito de voz que lo sostenga de la cintura.

Hecho eso, KyungSoo comienza a moverse en círculos. Va hacia la derecha, hacia la izquierda, hacia adelante y hacia atrás. Cambia la velocidad y el sentido hacia el que gira cada cierto tiempo, dándole al pene de JongIn un grandioso masaje. KyungSoo busca el reflejo de JongIn y cuando lo encuentra ve al moreno separando los labios como si fuera a decir algo, pero quedándose sin palabras. Asimismo, JongIn mira directamente hacia sus glúteos. KyungSoo se sonroja, ¿Por qué JongIn debía de ser tan evidente?

Aunque, debía admitir que le gustaba que JongIn fuera así, que lo hiciera sentir deseado.

El menor se percató que el mayor lo observaba a través del espejo y decidió llevar su mano firme hacia los testículos de su amado, los masajeo y acarició, intentando hacer que KyungSoo se sintiera extremadamente bien —y lográndolo. Con ese tacto intimo corrientes eléctricas de placer recorrieron la columna vertebral de KyungSoo, haciéndole frenar sus atrevidos movimientos de cadera.

—Sigue, precioso.

La sensación era tan increíble que KyungSoo necesitaba relajarse un poco.

—N-no puedo... —Susurró, cerrando los ojos y mordiendo su labio inferior. —Jong-JongIn... —Tartamudeó.

—Oh, bebé, abre los ojos.

Entonces, JongIn decidió hacerse cargo, a pesar de estar en una posición que le impedía moverse tanto como quisiera. Movió su cadera, despacio, y cogiendo la cadera de KyungSoo, lo movió a él también. JongIn no dejó de ver la escena erótica por el espejo. KyungSoo se veía tan pecaminoso, revolviéndose encima de él y gimiendo solo para él. Sin embargo, el mayor mantenía sus ojos cerrados, dejándole a JongIn completo dominio sobre su cuerpo.

—Eres precioso, tienes que verte.

Por la frente de KyungSoo cae un hilo de sudor.

—Quiero follarte para siempre, se siente tan bien aquí adentro.

El blanquecino abre por fin sus ojos, y lo primero que ve es a él encima de JongIn, moviéndose de forma indecente. KyungSoo se sonroja, iba a voltear el rostro, pero la mano de JongIn en su mentón se lo impide.

—Mírate. —Ordena. —Mira como luces. Tan desordenado y aun así tan bonito, tan dulce, tan tierno. —JongIn no resiste más y se levanta de la cama, parando consigo a KyungSoo.

Sin salir de él, camina hacia el espejo, pueden ver sus cuerpos completos en él. JongIn ordena el cabello húmedo de KyungSoo, tirándolo hacia atrás, despejando ese rostro expresivo. Por puro instinto, KyungSoo lleva sus brazos detrás de su espalda y JongIn aprovecha esa oportunidad, pasando su brazo izquierdo en el hueco que forman, capturándolos para mantener ambos brazos en esa posición. La mano derecha sigue masturbando a KyungSoo. Y él, JongIn, sigue arremetiendo contra KyungSoo, su polla golpeando la próstata de KyungSoo en cada estocada.

—¡JongIn, yo! ¡Yo! —KyungSoo no puede con la imagen ante sus ojos y con toda la estimulación recibida.

—Amo escucharte gritar de placer. —JongIn se inclina y murmura en la oreja de KyungSoo y sus murmullos cada vez son más explícitos, descriptivos, gráficos, usando miles de palabras y jergas con el único propósito de seguir estimulando a KyungSoo.

KyungSoo gime y su interior se contrae alrededor de JongIn.

—¡JongIn, JongIn! —KyungSoo siente algo extraño formándose en su vientre.

El calor que sintió en su orgasmo, regresa, pero ahora es más elevado. No puede evitarlo y vuelve sollozar, las lágrimas salen de sus ojitos y continúa gritando el nombre del moreno. Intenta advertir a JongIn, pero el hombre está concentrado en otra cosa. Los sonidos, las respiraciones erráticas, el aroma a sexo, los toques estimulantes y el sudor bajando por sus frentes. Es demasiado. La visión de KyungSoo se nubla por unos segundos, él es absorbido a la bruma sensual y se pierde en ella.

El moreno frota el glande del miembro contrario y...

—¡JongIn! —Gimotea antes de que un líquido acuoso sea expulsado por su pene.

KyungSoo pierde la fuerza en sus piernas y es JongIn lo sostiene con fuerza para que no se desplome al suelo. KyungSoo está llorando y escondiendo su rostro con sus manos, el menor lo alza y embiste, sintiendo como el interior de KyungSoo aún está contraído, disfruta de la situación. El cuerpo de KyungSoo experimenta varios espasmos hasta que nuevamente, con igual fuerza, el líquido incoloro vuelve a salir, salpicando hasta el espejo.

—Mierda, Soo.

Ver a KyungSoo tan perdido en el placer absoluto, solo excitaba más a JongIn. El moreno siguió tocándolo de forma obscena hasta que por fin se sintió envuelto en llamas. Embistiendo profundamente en el cuerpo temblante, logra eyacular dentro, de forma fluida y abundante. KyungSoo jadea ante la sensación de estar lleno y trata de recuperar el aliento.

—Te amo. —JongIn jadea, cansado y retrocediendo hasta la cama.

KyungSoo es incapaz de responder hablando, así que, ladea su cabecita y estrella sus labios contra la barbilla de JongIn, dándole cortos besitos. El moreno, los recibe con una sonrisa triunfadora en el rostro. A los pocos segundos y sin quitar la sonrisa, su mano vuelve a estar sobre el miembro del bajito, JongIn regresa la mirada al espejo y la salpicadura continua ahí, no fue un sueño. Pero, ¿Qué es eso? Llevado por la intriga, masajea el glande de KyungSoo, tomándolo con sorpresa.

—¡JongIn! —Le da un golpe en el pecho, pero termina escondiendo su rostro en el pecho moreno cuando, nuevamente, pero ahora en mayor cantidad sale más líquido.

—Pareces manguera, amor.

—¡Cállate! —Con su poca fuerza, y sin revelar su sonrosado rostro, empuja a JongIn.

El moreno se tumba sobre la cama y decide dejar en paz a su pequeñín. Le acaricia la espalda y amasa las nalgas hasta que, por el cansancio ambos se quedan dormidos.




(...)




SeHun no había pasado la mejor noche en esa disque fabulosa fiesta, así que, había decidido volver antes de tiempo. Cuando abre la puerta de su habitación y avanza por el pasillo, se detiene, viendo unos pies morenos fuera de la cama. Camina con cautela y a penas ve la imagen de los dos amantes tirados en la cama abrazándose, sale de ahí. Se sienta delante de la puerta, esperando que amanezca lo más pronto posible. Saca su celular y se pone a ver vídeos en Tik Tok para intentar distraer su mente y olvidar lo que ha visto. Hablará con JongIn mañana, cuando el moreno esté despabilado, bañado y cambiado.

En algún momento de la madrugada una pareja de jóvenes aterradoramente felices le invitaron a pasar la noche con él. SeHun aceptó, creyendo que esos tipos eran buena gente y que se habían apiadado de verlo sentado fuera de su habitación, pero no era lo que él pensaba. Cuando entró a la habitación con los otros dos, esos se aventaron encima de él, besándolo, tocándolo. A penas se dio cuenta que había aceptado ser parte de un trío, salió corriendo de ahí. Sentado, nuevamente delante de la puerta, suspiró derrotado.

Y cuando su madrugada no podía ponerse peor, ¡Aparece JunMyeon!, el cual, entra a su habitación y un par de segundos después, sale hecho una furia. Se dio cuenta que KyungSoo no estaba.

—¿¡Dónde están!?

SeHun rueda los ojos. —No sé, en Roma, quizá.

JunMyeon hace una mueca con los ojos.

—Déjalos... —Mira sus manos, fingiendo desinterés. —Después de todo, ¿está no será la última vez que se ven?

—Más te vale que KyungSoo aparezca cuando me despierte... Si es que logro dormir. —Susurra lo último y se mete a su habitación, rezándole a todos los santos que KyungSoo este bien.

Y, KyungSoo estaba más que bien.

Y lo estuvo los demás días.

Luego de aquello, KyungSoo y JongIn rehicieron sus vidas. Comenzaron a usar un código que únicamente ellos podían comprender. Eran cosas tan sencillas que las personas fácilmente podían creer que eran coincidencias, como sus camisas a cuadros, sus zapatillas que hacían juego, las figuras de osos que aparecían en sus ropas o en stickers que pegaban a sus celulares.

El actor Do KyungSoo tuvo una carrera estable, no tuvo grandes protagónicos en películas o series estelares, pero ganó la experiencia que siempre quiso. Recibió mucho cariño de su club de fans, ganó varios premios y se hizo amigo de varios seniors. Por su parte, el cantante Kim JongIn hizo colaboraciones con otros cantantes de su empresa, siempre demostrando lo bien que se llevaban. Su invitado a un par de programas de entretenimiento, pasó un buen rato participando en ellos y conoció a mucha gente amable.

KyungSoo se inscribió a clases de cocina y preparó muchos platillos. Algunos de ellos, por obra del destino —aka Kim JunMyeon— terminaron en manos de JongIn. Y así, poco a poco, muchas situaciones más surgieron, siendo ayudados por JunMyeon. Su relación tuvo que cambiar y madurar. A veces, se demoraban en responder, en otras ocasiones les preguntaban de su vida personal y debían mentir con una gran sonrisa. No obstante, siempre se pensaron, siempre se quisieron.



Cuando llegó el momento de que firmaran la renovación de sus contratos, ambos declinaron. JunMyeon ya lo sabía, a SeHun casi le da un patatús.

—¿Estás seguro, JongIn?

—Tan seguro como tú, cuando quisiste arruinar mi relación. —Sonrió, fingiendo amabilidad.

Do KyungSoo y Kim JongIn desaparecieron como lo habían prometido cuando se ocultaban entre los grandes arbustos y árboles de aquel lujoso hotel. Se perdieron felices y enamorados en un lugar donde pudieron amarse sin restricciones.

FIN.




holi

creo que éste ha sido de los más largos (?)

Y sí, a JunMyeon  le gusta KyungSoo... 😭

También, KyungSoo parecía manguera JAJSJ porque tuvo un squirt masculino, el cual es la expulsión por el pene de un chorro de un líquido acuoso, formado por orina y una parte de líquido prostático, aunque no semen, y que produce mucho placer. 

👍




El fondo de Soo:





La foto del grupo:

#concentración



Y aunque ahí no se ve, estas eran las fotos q tenían como icon JongIn y JunMyeon:






feliz kaisoo day:D




🐻Gracias por leer 🐧

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