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21. Sexo en el escritorio.

Es Un Secreto - Plan b. (amo a plan b, perdón).

Profesor! KyungSoo x Alumno! JongIn

Por cierto, JongIn es universitario uwu

Sugar bunny = conejito de azúcar.


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JongIn debe acreditar el idioma inglés, para ello rendirá un examen, en el cual, deberá de obtener el grado intermedio. JongIn con las justas puede decir "Hi" y "My name is JongIn", así que, su madre decidió inscribirlo en clases particulares. JongIn conoció a su profesor y descubrió que el mayor esconde un sexy secreto.

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—SeHun, tengo que colgar, ya llegué a casa del profesor Do.

—Oh, ¿Si te atreviste a ir después de lo que sucedió el domingo?

JongIn titubeó en tocar el timbre.

—Er...

Y ante la mención de lo sucedido el domingo fue inevitable que recuerdos llegaran a su mente.




(...)




—¡Vamos, Jong! ¡Anímate!

—Me estás invitando a una fiesta con tus amigos universitarios de los cuales solo conozco a dos. Eso será, uhm, incómodo. —Bajó la mano con la cuchara y la metió dentro del pote de helado.

—JongIn, —SeHun sonó serio. —el año está por acabar. Tenemos que disfrutar antes que pasemos a nuestras carreras y no podamos ni respirar. ¡Quién sabe! Puede ser la última vez que nos veamos.

—Uhm... —Saboreó el helado en su boca. —Sigo sin entender por qué te fuiste a números, más bien, no sé cómo fuiste admitido.

—¡No estamos hablando de eso! —Chilló exasperado. —Va a ser divertido, saldremos con nuestros séniores.

—Va a haber algo para comer, ¿no?

—¡Sí, sí! ¡Pizza, helado, todas esas cosas que comes y comes sin engordar!

JongIn deja de comer y ríe. —Bien, bien, ¿Vendrás por mí?

—Sí, hijo. —Respondió virando los ojos.

Charlaron de mil temas mientras JongIn terminaba de comer su helado de chocochips. Uno de esos temas fue sobre que el lunes Kim tendría que ir a la casa de algún viejo horrible para aprender inglés. Su madre —habladora como siempre — le contó a todo su club de lectura que su lindo hijito JongIn necesitaba acreditar el inglés para poder pasar a su carrera y que desgraciadamente el moreno nunca había sido bueno en el idioma. Una de las señoras presentes le sugirió que mandara a JongIn a su casa para que estudiara con su hijo quien, ya estaba en la carrera de idiomas.

JongIn quería estudiar en Duolingo, pero su madre le dio tal sermón que solo pudo asentir con la cabeza y jurar que el lunes por la tarde estaría en casa de los Do.

Y ahora que le había prometido a SeHun ir a la fiesta, tenía que inventarse algo para que su madre le diera permiso.

Luego de cortar la llamada, se armó de valor y bajó con su cuchara y pote vacío. Lavó el cubierto y el pote lo tiró a la basura. En el camino de regreso a su cuarto vio a su madre sentada en la sala riéndose, cuando se acercó se dio cuenta de que ella estaba viendo alguna serie de Netflix.

—Mamá.

—¿Uhm?

JongIn estaba igual de quieto que una estatua, podía aprovechar ese momento; con su madre distraída, si le preguntaba seguro ella le daría permiso sin pensar de más.

—¿Puedo ir a casa de SeHun el domingo? —Preguntó rápidamente.

—Claro, no regreses tarde, recuerda que el lunes irás a estudiar inglés.

Asintió y salió corriendo de ahí antes de que su progenitora cambiara de opinión.




(...)




SeHun llegó a su casa a la hora acordada, lo empujó hacia afuera antes que se metiera y comenzara a gritar sarta de idioteces.

—Le dije a mi madre que iría a tu casa. No dejes que te vea.

—Oh, ¿Ella cree que tendremos una linda pijamada de mejores amigos?

JongIn gruñó y le dio un golpe en la frente al contrario con uno de sus dedos.

—Auch. —Se quejó, sobándose la parte golpeada.

Caminaron hasta la esquina y esperaron, según SeHun, su amigo; ChanYeol —más bien, alguien que parecía ser más que un amigo —estaría por ahí. Y así fue, casi dos minutos después, ChanYeol apareció. Caminando a pie. JongIn no pudo evitar rodar los ojos.

—¿Qué? —SeHun se cruzó de brazos. —No trabajamos, vivimos en la casa de nuestros padres y ¿Esperas que alguno de nosotros tenga un 4x4 para llegar y deslumbrar a todos en una fiesta?

—Sí.

—Eres exigente. —Palmeó el hombro de JongIn. —Búscate un Sugar Daddy.

Antes de que pudiera responder, ChanYeol apareció junto a ellos rebosante de alegría.

—¡Vámonos ya! —Se colocó al centro y puso sus brazos sobre los hombros de los más bajos. —¡Wu, wu, fiesta, fiesta!

Caminaron hasta el paradero y tomaron un taxi. Por algún motivo de la vida los tres terminaron sentándose atrás juntos. Era extraño, JongIn estaba en el centro y quería estampar las caras de los otros dos contra el vidrio por todas las miradas que se daban. JongIn sabe que esa clase de miradas no se dan los amigos —ni siquiera cuando jotea con SeHun lo llega a mirar como si fuera lo más preciado de este mundo.

El taxi se estaciona frente un local inmenso. El cartel con luces led resalta; blanco, celeste, amarillo y rosa. El nombre es El punto dulce y JongIn no se lo cuestiona pues, hoy en día todos llaman a sus locales como se les dé la reverenda gana. Y los títulos relacionados con el sexo son muy empleados. Como dicen por ahí: el sexo vende.

Además, por fuera el lugar lucía normal como cualquier sitio al que irías a beber con tus amigos para desestresarte. Sin embargo, apenas pasaron la puerta, JongIn se dio cuenta de que ese lugar no era común. El primer indicio fue, que al cruzar la puerta y al sujeto inmenso de seguridad, sus ojos chocaran con dos personas haciendo algo más que bailar juntos. Sus ojos corrieron hacia el frente, asustados, y vio el segundo indicio; pequeñas tarimas circulares por todo el lugar.

—Oh, dios mío... —El color dejó su rostro mientras sus ojos observaban los tubos encima de las tarimas y la multitud de personas que rodeaba a cada una. —¡SeHun, me has traído a un night club!

El nombrado no pudo aguantar carcajearse.

—¡Sorpresa! —Gritó acompañado de un movimiento de manos de jazz.

—¿No íbamos a una reunión con séniores? —Jaló al menor de la manga de su casaca para poder hablar en su oído. —Todo fue mentira, ¿no?

—Utilízalo como una experiencia de vida. —Ahora él se acerca a la oreja morena. —Será genial.

—Yo voy a irme.

SeHun dejó de sonreír. —¡Hey, Jong! Diviértete un poco.

JongIn ignoró al menor y continuó con su huida. La multitud de gente hacía que se le dificultara llegar a la puerta de salida. La gama de luces entre rojas y violáceas no ayudaban, agregando los vítores de cientos de hombres. Se detuvo cuando se escuchó una voz por los parlantes. Al parecer el pequeño show de bienvenida había finalizado y ahora llegaba el show central. JongIn giró curioso y, la vida le dio otra sorpresa.

El chico parado en la gran tarima le miró. Sus ojos chocaron e inmediatamente ambos apartaron la vista; avergonzados. La voz en el parlante siguió hablando, presentando a Sugar bunny. JongIn frunció el ceño traduciendo el apodo: conejito de azúcar. Soltó una pequeña risa, el nombre era tierno incluso para un stripper. Atraído por la curiosidad, comenzó a avanzar de a pocos junto a los demás clientes.

No supo cómo, pero terminó adelante, en primera fila. Sus ojos volvieron a Sugar bunny, quien tenía una gran bata blanca cubriéndole el cuerpo a excepción de sus pies, los cuales, estaban descalzos y bien cuidados. Sus ojos subieron al rostro, la mirada del chico pelinegro estaba fija en la pared del fondo. Se notaba ligeramente nervioso y JongIn lo relacionó a cuando le toca exponer en la universidad.

Dejó de observarlo y buscó a sus amigos. No los encontró, supuso que estarían en otro lado haciendo cosas que los amigos no hacen a diario. Sacudió la cabeza, borrando los pensamientos sobre esos dos.

—¡Ahora sí, les dejó con el gran debut de Sugar bunny!

La gente aplaudió y silbó. El presentador fue hacia una esquina y bajó por las escaleritas. Las luces disminuyeron su intensidad, el lugar quedó oscuro un par de segundos generando expectativa en los presentes. Apareció una luz blanca en forma circular que apuntó a Sugar bunny. La música empezó bajita, no tenía letra, era solo un beat pegadizo.

 Sugar Bunny le dio la espalda al público y cuando el ritmo fue más rápido ladeó la cabeza, sacudió los hombros y la bata se deslizó por sus hombros. La música, ahora alta, hacía que las personas inevitablemente se movieran al compás. Sugar bunny les sonrió y se giró, con sus manos en el lazo de la bata y la fue desatando lentamente. Cuando el nudo se deshizo se pudo apreciar un body negro.

Sugar Bunny caminó hacia ellos, se detuvo en el borde del estrado y les sonrió coqueto, soltó la delgada tela blanca y la dejó caer en el suelo; las personas ahí no dudaron en estirar sus brazos y jalonear la bata para ver quien se la quedaría. La dulce risita divertida de Sugar bunny detuvo a todos en su estúpida pelea. Sus miradas subieron y Sugar bunny les dio la espalda, nuevamente, para caminar hacia el tubo y empezar el verdadero show.

JongIn no podía dejar de ver las negras medias altas, las cuales, llegaban a mitad del muslo. Las medias estaban unidas con el body por una delgada línea negra y se creaba un hermoso contraste con la piel nívea del bailarín. Su mirada subió y se sonrojó cuando posó sus ojos en las pomposas nalgas blanquitas; entre ellas una línea negra de tela era absorbida. Luego, sus ojos chocaron con una bolita blanca: la colita del conejito.

Sugar bunny llegó a su posición, giró a ver al público, las orejitas negras se movieron en su cabecita. Colocó su mano firmemente en el tubo por encima de su cabeza, dio dos pasitos, dio medio giro llevando su otra mano al tubo, alzó en diagonal una pierna, arqueó su espalda y se enrolló en el tubo. El pie que quedaba en el piso también fue alzado y ahora se encontraba usando toda su fuerza para mantenerse en el aire; girando alrededor del largo tubo.

 La barbilla de JongIn estaba por tocar el suelo. Asombrado. Sus ojos no podían dejar de ver el pequeño cuerpo. Embobado. Las luces rojas y violáceas volvieron, además, en el techo y paredes ahora se proyectaban figuritas de conejos. JongIn se sintió atrapado en ese nuevo mundo. Era distinto y mágico. Y ya no tenía ganas de irse. Solo quería observar el baile de Sugar bunny.

Quizá fue su imaginación, pero cuando Sugar bunny estaba de cabeza, aún subido en el tubo, y haciendo un split, sus miradas volvieron a chocar. Pero, esta vez ninguno se intimidó. Sus miradas hablaban por sí solas. JongIn tragó saliva y dio pasos hacia delante, pegándose como los demás al estrado. Efímeramente sus ojos abandonaron la figura de Sugar bunny y vio a los demás hombres brincando y sus manos moviéndose con billetes. Sus manos bronceadas fueron automáticamente a los bolsillos de su jean, tanteando. Sacó su billetera y antes de abrirla rezó para encontrar un billete.

Sonrió aliviado cuando se dio cuenta de que sí había salido con dinero. Sacó un par de billetes y cuando sus ojos regresaron al frente dio un pequeño salto en su sitio. Sugar bunny se había bajado del tubo y ahora estaba parado delante de él, con su mano estirada y agarrando los billetes de los hombres a su costado. JongIn alzó su mano y recibió una sonrisa en forma de corazón. Pueden llamarlo loco, pero el corazón de Kim latió rápido. Al parecer, tenía un nuevo crush.

El brazo de Sugar bunny se estiró en su dirección, su mano extendida completamente. Él irradiaba dulzura y no todos ahí podían notarlo. Solo el moreno que sus ojos enfocaban, lo veía tal cual era. Sugar bunny cogió los billetes de JongIn y los metió dentro de sus medias. Ambos se veían mutuamente y todas las personas alrededor dejaron de existir. Atrapados por una atracción física mutua.

Sugar bunny regresó al tubo dando saltitos como un conejito. Movió su colita y volvió a subirse al tubo. Haciendo piruetas y contorsionando su cuerpo. Pero esta vez el baile se veía diferente. O eso creyó JongIn. Sugar bunny no parecía bailar por el dinero de los hombres desesperados ahí dentro. Sugar bunny bailaba sensualmente porque le gustaba y lo estaba disfrutando. Bailaba para él mismo y eso tenía un encanto más fuerte.

Sugar bunny le dio la espalda al público, tiró su espalda para atrás, su cabello se despegó de su rostro y veía a todos al revés. Y se sintió el rey del mundo. Porque había muchísimas personas gritando su nombre y tirándole dinero. Todos en el suelo como súbditos y él en las alturas sonriendo para incentivarlos a más.

Aflojó sus manos en el tubo y se deslizó hacia abajo. Sus pies tocaron el suelo, volteó a verlos y lentamente sus piernas fueron cediendo, abriéndose de piernas. Por algún motivo a las personas les gustaba que fuera elástico. Ladeó su cabeza y sonrió.

Oh, mierda, venir de Gapyeong a Seúl fue la mejor decisión que pudimos tomar. —JongIn logró escuchar y sintiendo curiosidad se inclinó hacia la derecha para seguir escuchando.

Lo sé, no me podía imaginar que Sugar bunny decidiera dejar RedTube para trabajar en un night club.

Los ojos de JongIn se abrieron en sorpresa. Entonces, ese el motivo de la euforia y de la cantidad desbordante de audiencia. Sugar bunny no era un total desconocido. El moreno buscó su celular, lo desbloqueó y buscó la página. Mientras esperaba que cargara con el wifi gratis del lugar, vio a Sugar bunny acercándose a la audiencia, agarrando más dinero y acariciando las manos que estaban delante de él. 

Cuando la página roja cargó, tecleó en el buscador: "Sugar bunny". Rápidamente encontró el perfil, pero se desilusionó. Había más de 100 vídeos, sin embargo, solo dos eran para el público en general, para el resto debía suscribirse al perfil de Sugar bunny.

—Hey. —Se tensó al escuchar la melodiosa voz. —¿Subes?

Al levantar la cabeza se encontró con Sugar bunny arrodillado en el escenario, inclinándose hacia delante y estirando su mano, esperando por una respuesta. Claro que sí él se negaba, el resto de hombres no despreciarían el tiempo y se tirarían sobre el blanquecino —aunque, sobre el cuerpo níveo ya había varias manos paseándose.

JongIn aceptó la mano del bailarín y terminó subiendo al estrado, confundido y un poco asustado porque sí lo hacían subirse al tubo era muy probable que terminara dislocándose algún hueso o rompiéndose la cabeza y traumaría a todos ahí. Oh, pero lo más importante, ¡Su madre se enteraría de que estuvo en un night club!

Cuando salió de sus pensamientos pesimistas y regresó a la realidad se encontró a sí mismo echado en el suelo del estrado y con Sugar bunny sentado encima de él. Se olvidó de cómo respirar.

Sugar bunny se agachó, sus labios tocaron el lóbulo de la oreja de JongIn y susurró:

—Relájate y diviértete... Yo no te voy a morder. —Una pequeña risita se escapó por sus labios afelpados. —O quizá sí. —Y le mordisqueó suavemente el lóbulo de la oreja.

Sugar bunny volvió a erguirse y dio pequeños sentones sobre él. Oh, JongIn estaba por desfallecer ahí mismo. Pero, no se permitiría desmayarse. No, todavía.

Sugar bunny se levantó y rápidamente volvió a sentarse, pero, esta vez dándole la espalda. El blanquecino le cogió las manos y las puso sobre sus glúteos. Giró su cabeza y su mirada le transmitió confianza. Así que, llevado por sus instintos acarició las pomposas nalgas. Sugar bunny emitió un pequeño ruidito de satisfacción y prosiguió con sus movimientos de cadera, rozándose contra el miembro de JongIn.

Y antes de que algo más sucediera el animador volvió, levantando a Sugar bunny y dejándolo detrás de él.

—Bien, bien, calmémonos un poco. —Habló con un tono divertido. —Sugar bunny tendrá un pequeño descanso y vendrá con mucho más para todos ustedes.

JongIn seguía tirado en el piso.

Confundido y excitado.

Mientras inhalaba y exhalaba buscando calmarse, ladea la cabeza y nota que la marea de gente se esfuma, probablemente a observar los demás pequeños espectáculos hasta que Sugar bunny regresara. Abandonado en el suelo, se sienta y con la mirada busca un baño al cual huir. A lo lejos encuentra un pasillo, iluminado por las luces rojas. Se levanta del suelo y sacude sus jeans, luego se dirige automáticamente hacia allá.

JongIn se siente como un intruso cuando se adentra en el pasillo. No había nadie más por ahí. Y en su cabeza se instala la idea de que se ha metido donde no debía. Va a dar media vuelta, pero su curiosidad le gana cuando una puerta se abre abruptamente. JongIn da un par de pasos y ya está frente a la puerta, la luz blanca dentro del pequeño cuarto le revela un sofá rosa, un tocador atiborrado, dos colgadores de ropa metálico y muchas prendas regadas por el suelo.

JongIn había pasado por alto la cabeza que con las justas se notaba en el sofá. Y solo cae en cuenta cuando siente una fuerte mirada sobre él. Sus ojos chocan con los contrarios; unos orbes grandes y expresivos. Se quedan en silencio, mirándose sin sentirse incómodos. En cualquier otra situación JongIn hubiera salido despavorido y KyungSoo hubiera lanzado sus zapatillas hacia el intruso. Pero en este momento ambos piensan demasiado y actúan poco.

—Eh... —JongIn quiere pedir disculpas, pero está delante de Sugar bunny quien hace un rato estaba dando brinquitos sobre él.

Ve los ojos de Sugar bunny escaneándolo. El más bajito se ha arrodillado en el sofá, sus pecaminosos labios se separan y ambos dejan de razonar. Sus cuerpos hablan por sí solos. El miembro de JongIn que despertó en el espectáculo, duele dentro de sus pantalones. Y, el dulce Sugar bunny lo nota rápidamente.

En algún punto, JongIn cierra la puerta y se adentra. Llega al lado de Sugar bunny y en menos de dos segundos ambos tienen sus manos en el cuerpo del otro. Sus labios chocan descuidadamente, sus respiraciones se aceleran y bajitos sonidos de excitación son pronunciados.

Las manos del bailarín se adentran en la ropa interior del universitario. JongIn se estremece ante el toque en su miembro. Las yemas de los dedos blanquecinos se pasean lenta y suavemente por el falo, el cual, ha comenzado a botar pequeñas cantidades de líquido preseminal.

Sus labios se separan y KyungSoo ríe bajito como si estuviera cometiendo una travesura y saliéndose con la suya. Saca su mano de la ropa interior contraria y pasa sus dedos por sus labios. Tiene la completa atención del embobado moreno parado delante de él. Sugar bunny había reconocido al instante a su inesperado visitante: era el sujeto guapo y menos intimidante del público.

KyungSoo no está en contra de acostarse con un desconocido, sin embargo, es una persona consciente y sabe que debe cuidarse.

—¿Trajiste condones? —Susurra, parándose en puntitas y alcanzando la oreja morena.

A JongIn se le va el color del rostro por segunda vez en la noche.

¿Sugar bunny estaba insinuando qué quiere tener sexo con él?

¡Oh, Dios mío! ¡Va a acostarse con un teibolero!

Va porque JongIn no piensa negarse.

No obstante, no tiene el elemento requerido.

—No... —Murmura y con temor coloca sus manos en la cintura del bajito.

Sugar bunny hace un adorable puchero y JongIn está dispuesto a correr como si estuviera en una maratón hacia una farmacia para comprar condones. Sin embargo, es jalado y sentado en el sillón.

—Podemos hacer otras cosas. —Dice coquetamente sentándose en el regazo contrario.

Y en un chasquido ya están nuevamente besándose con pasión y frotando sus partes bajas. KyungSoo pasa sus manos por debajo del polo de JongIn y le toca los pectorales, mientras que el moreno ha dejado de cuestionarse y preocuparse para meter sus manos dentro del pequeño body negro y poder tocar la suave piel nívea. Ambos están en el paraíso de la lujuria, tocando a un extraño y disfrutando de sus cuerpos.

Las presentaciones y la timidez vendrían después.

Afuera, la música se volvió más fuerte y adentro, JongIn se ha deshecho del body negro.

El cuerpo níveo era hermoso a sus ojos y con sumo cuidado lo tocaba. Incluso, se permitió dejar besos que, se sorprendió cuando fueron recibidos de manera tan positiva. Sugar bunny jadeaba y tiraba su cabeza hacia atrás, deleitándolo. JongIn no pudo resistir más y suavemente mordió la piel blanquita de los hombros.

Los segundos pasaron y Sugar bunny logró bajar el cierre del jean. JongIn no quería despegarse del pequeño cuerpo, pero quería con urgencia sacarse su bóxer. Así que, terminó echando boca-arriba a Sugar bunny en el sofá, el bajito puchereó y lo jaloneó, pasando sus delgados brazos por los anchos hombros contrarios. Y cedió, dejándose envolver por completo por el bailarín erótico.

KyungSoo rozó su miembro con el de JongIn repetidas veces. Y su cuerpo exigía más y más, pero su razón le gritaba que uno de los dos debía mantenerse con su ropa interior —claramente, ese no era él.

Los jadeos graves de JongIn le erizaron la piel y mandó al carajo a la razón.

—Quítatelos. —Pidió, pasando sus dedos por el borde del bóxer.

El moreno no necesitaba escuchar eso dos veces.

Tuvo toda la atención de Sugar bunny mientras se desvestía y el sentirse deseado le encantó.

Cuando volvió a sentarse en el sofá, Sugar bunny apoyó su cabecita en su muslo moreno, mirando su miembro. Y antes de que pudiera preguntar por qué, la lengua cálida de Sugar bunny ya se deslizaba por su falo.

—Oh... —Jadeó, apoyándose en el respaldar y disfrutando de la felación.

Todo iba de maravilla hasta que la puerta se abrió y la persona atareada corrió al sofá.

—¡Sugar bunny! —Exclamó.

Y KyungSoo se atragantó con el miembro de JongIn.

Luego de eso, ambos fueron duramente regañados. Sugar bunny tuvo que vestirse a la velocidad de la luz y subir al escenario mientras que la lucidez de JongIn volvió, se arregló y salió del local con una historia extraña que contar.

Mientras se alejaba del night club, volteaba a ver, si, quizá, por algún motivo, Sugar bunny saldría a buscarlo, al menos para decirle: "podemos hacerlo otro día". Pero, eso no sucedió. Y se sintió estúpido por creer que algo así le sucedería. Después de todo no estamos en Wattpad, donde por cualquier motivo la gente se pone a follar.

JongIn llegó a su casa, sintiéndose triste porque no era el personaje principal, al cual, le pasan mil desgracias, pero que obtiene su final feliz.

—¡Hijo, llegaste temprano! ¿Pasó algo con SeHun? —Su madre se detuvo a medio camino de ir a la cocina y se quedó viéndole. —¿Pelearon?

—No, no. —Negó rápidamente y caminó hacia la escalera, queriendo evitar charlar más porque él no es nada bueno para mentir.

—Oh, espera, JongIn. —Sacó su celular y achicó los ojos debido a todo el brillo que su pantalla emitía. —Mira, este es KyungSoo, el hijo de mi amiga, el que te enseñará inglés.

—Es el sujeto al que estuve manoseando hace un rato. —Completó internamente cuando identificó a Sugar bunny.

Un Sugar bunny al natural; sin su maquillaje rosa, sin su atuendo de conejito de playboy y sin la picardía brotando por sus ojos y sonrisa.

Quería tirarse por la ventana.

Porque, ese encuentro podría salir bien o muy mal.




(...)




—¿Tú crees que debería dar media vuelta y huir? —Cuando el recuerdo se desvaneció, siguió con su conversación.

—¡Definitivamente!

—¿Y qué le diré a mi mamá cuando se entere de que no...?

La puerta se abrió y él enmudeció.

—¿JongIn? ¡JongIn, es raro que casi te hayas follado a tu profesor!

Alejó el celular de su oreja sin quitar sus ojos de KyungSoo y colgó la llamada.

—Ya llegué profesor, buenos días. —Dijo atropelladamente.

KyungSoo se veía imponente, con sus brazos cruzados por delante y su mirada penetrante. —Buenos días, JongIn, entra.

Kim camina hasta la sala, tal cual KyungSoo le indicó. Su rostro está rojo porque su corazón late fuerte y tiene miedo que Sugar bunny —perdón, que Do KyungSoo pueda escucharlo. También, internamente se ha ordenado no decir nada sobre lo ocurrido el domingo. Es mejor evitar el tema que entrar en él desorientado.

KyungSoo llega a su lado, estira su brazo y con su mano le indica que se siente en una de las sillas. Luego, se va por un par de segundos y al regresar trae consigo una bandeja de galletas caseras y jugo de maracuyá. Deja todo en la mesa, lejos de donde se ha sentado JongIn.

Al percibir la fuerte mirada del moreno sobre él, dice:

—Serán nuestra merienda. Las galletas aún están calientes, no hace mucho salieron del horno.

—Claro, Sugar bunny. —JongIn no se percata de su idiotez hasta que ve la sonrisa de KyungSoo desaparecer de su rostro. —¡Oh, perdón! ¡Quise decir profesor Do! ¡Lo juro! —Alza sus manos pidiendo piedad.

KyungSoo camina sin decir nada, ambos están separados por la mesa de vidrio hasta que el mayor se inclina sobre la misma, colocando sus manos sobre las hojas que JongIn había sacado de su maleta.

—No vuelvas a llamarme así en mi casa. —Pronuncia lentamente. —Nadie sabe a qué me dedico y así debe seguir.

JongIn asiente con la cabeza y muerde sus labios.

—Okay, so, let's start the lesson! —Okay, empecemos la lección suelta animadamente, camina y se sienta en la silla de al lado.

JongIn jala el cuello de su polo, nervioso. KyungSoo ha dicho una frase y ya está temblando. Por dos razones; la primera, con la justicia divina ha logrado entender lo que Do ha dicho en la lengua extranjera y la segunda...

—JongIn, let's try to keep the conversation flowing. Tell me, what were you doing at home?

¿Qué?

Piensa, hipnotizado por los bellos ojos contrarios. Entendió su nombre y algo sobre conversar.

—JongIn, intentemos mantener una conversación fluida. Cuéntame, ¿Qué hacías en casa? —KyungSoo repite, pero ahora en coreano.

—Veía tele.

KyungSoo rueda los ojos. —Say it in english.

¿Qué lo diga en inglés?

JongIn no puede ni pensar en coreano y menos lo hará en inglés. No cuando KyungSoo está ligeramente inclinado hacia él, con su blanquecina mano cerca de la suya. Y, mierda, sí, el chico es tremendamente lindo, pero su nivel de ser sexy se eleva por los aires cuando habla en inglés. JongIn no entiende nada de lo que dice, pero le gusta el acento que adquiere al hablar en dicho idioma.

—I see tele. —Dice, embobado, con su mano bronceada deslizándose por la mesa hasta que su meñique puede rozar los dedos contarios.

—I was watching TV. —Corrige.

—Can you say my name again? —JongIn pide, ignorando la corrección.

JongIn ruega para que KyungSoo diga su nombre una y otra vez, en ese tonito.

—¿JongIn?

—Say it in english!

—Pero JongIn no está en inglés. —KyungSoo ladea su cabecita, confundido. —¡No me hagas distraer, debemos seguir con la clase!

Y de esa manera, 30 minutos pasan volando.

—Tengamos un break y comamos. —Antes de poder pararse observa a JongIn hacerlo y traer las galletas y jugo. —Gracias.

—Welcome!

KyungSoo sonríe, a pesar de que la oración de JongIn no haya sido totalmente correcta.

Cuando JongIn va mordiendo la segunda galleta no puede soportar más el silencio que les rodea.

—¿Por qué...? Uhmm... —KyungSoo gira a verlo, masticando su galletita. JongIn sonríe inmediatamente. —¿Por qué alguien tan lindo como tú hace eso?

KyungSoo frunce el ceño. —Porque me gusta hacerlo... Y me gusta el dinero. —Alza sus hombros. —Dos por uno.

JongIn asiente, estirándose para coger su vaso con jugo.

—¿Qué hacías tú en un night club?

JongIn se atraganta y KyungSoo le da pequeñas palmadas en la espalda.

—Me llevaron. —Se excusa rápidamente. —Yo no sabía.

—¿También te llevaron a mi camerino? —Se gira y apoya en el respaldar.

—¿Fue el destino? —Duda.

—¿El destino hizo que casi nos acostáramos y que ahora te esté dando una clase de inglés?

—Yo creo que el destino quiere que terminemos lo que empezamos. —Suelta, a manera de broma.

Pero, al parecer, su extraña insinuación ha sido bien recibida.

Al volver a posar sus ojos en KyungSoo; la mirada que éste posee le dice que también lo desea.

En menos de un minuto los jóvenes han recogido todo lo que había en la mesa, lo han guardado y se han ido corriendo escaleras arriba hacia la habitación del mayor. Cuando KyungSoo pone su mano sobre el pomo de la puerta, JongIn lo detiene.

—¿Puedes hablar en inglés? —No sabe de dónde salió la valentía para preguntar aquello.

KyungSoo lo mira confundido.

JongIn sonríe coqueto. —Quién sabe, quizá así aprendo más rápido.

KyungSoo ríe por lo dicho y mueve la cabeza divertidamente mientras abre la puerta. Ambos entran en la habitación y la timidez invade sus cuerpos y pensamientos. KyungSoo cierra la puerta con cuidado de no hacer mucho ruido y llamar la atención de sus padres —que, por cierto, se habían estado paseando por toda la casa mientras le daba su lección al moreno.

Do muerde su labio inferior, pensativo; mueve con su mano su cabello, coqueto. Observa a JongIn parado en su habitación en modo tieso, sin hacer nada, únicamente su mirada está corriendo libre por ahí. Pero eso es porque le está evitando.

—Sooo —Suelta en tono meloso, avanzando hacia el más alto a pequeños pasos. —do I make you feel nervous, JongIn?

¿Nervioso? Mierda, sí. Todo su moreno cuerpo tiembla por la excitación.

 —You make me so horny. —Susurra sobre los labios finos, con las yemas de sus dedos tocando ligeramente la camiseta contraria.

JongIn coloca sus manos en la espalda baja de KyungSoo, sus cuerpos se juntan íntimamente simulando un abrazo. Sin embargo, el momento es efímero pues, KyungSoo dobla sus rodillas, agachándose. Las manos de JongIn se deslizan hacia arriba por el cuerpo pequeño sin querer dejarlo ir. No obstante, KyungSoo logra su objetivo y queda con su rostro frente a la entrepierna contraria, en la cual, ya hay un bulto visible.

Rápidamente y con su curiosidad creciendo, baja cremallera y la bragueta de los jeans hasta divisar el bóxer gris. KyungSoo se mueve impaciente, alza el rostro y observa a JongIn, quien lo mira con la lujuria cargada en sus ojos. Sus manos blanquecinas agarran el jean y lo bajan de un tirón, aún con su mirada conectada a la del menor. Sin vacilar sus manos vuelven a subir y juegan con el elástico del bóxer.

JongIn acaricia el bello rostro y KyungSoo disfruta del suave tacto.

El bóxer gris comienza a descender y la atención de KyungSoo deja de estar en el rostro de JongIn. Sus grandes orbes se posan sobre el miembro moreno. E internamente empieza a babear, no quiere esperar más por volver a tenerlo dentro de su boca. Separa sus belfos afelpados e inclinándose hacia delante, su lengua sale y se desliza por el falo.

JongIn está hipnotizado: no puede quitar su atención del dulce KyungSoo, de aquel que vio bailando en un tubo, que le dio sentones y, que minutos antes le estuvo enseñando inglés para un examen. Joder, tan solo escuchar el acento de KyungSoo cuando habla en la lengua extranjera lo había puesto duro. Más duro de lo que estuvo en el night-club.

 Su mente se nubla. Él viaja a otro mundo. Y separa sus labios por cortos momentos; la sensación de su polla dura dentro de la humedad caliente que lo rodea le obliga a soltar bajos jadeos. Entonces, él cae en cuenta que no está en otro mundo ni en un sueño. Esto de verdad está sucediendo, Sugar bunny está haciéndole una felación y está más que seguro que hoy sí tendría su final feliz.

Siente los dedos contarios aferrándose alrededor de sus muslos. Su visión se vuelve borrosa y sonríe instintivamente porque se siente más que bien. Sobre todo, cuando KyungSoo deja de dar lamiditas de gato y, ahora su boca se desliza por la longitud hasta el final, soltando suaves quejidos. JongIn ve que KyungSoo tiene problemas para poder tomarlo, sin embargo, dicha imagen solo hace crecer su excitación.

Su cadera se sacude, se mueve hacia adelante, dando un par de golpes y escucha los quejidos de KyungSoo más fuertes. JongIn puede sentir la punta de su erección chocando contra la garganta del mayor. Y, a pesar de eso, JongIn quiere seguir yendo más y más lejos. Sabe que tiene permiso para hacerlo porque él nunca dejó de mirar hacia abajo, siempre concentrado en las reacciones del blanquecino.

Cuando el movimiento de caderas había empezado, los ojos de KyungSoo habían buscado los suyos, estaban ardiendo en deseo. Él también lo quería y se lo daría. Así que, JongIn solo cumplía con las órdenes silenciosas del mayor.

—Eres mejor que cualquier escultura de Cervantes. —Intenta halagar.

KyungSoo frunce el ceño divertido y analizando la frase dicha. Lame cada vena que encuentra en el falo de JongIn mientras se desliza hacia abajo. El pene de JongIn ahora está afuera de su boca y KyungSoo sonríe brillantemente.

—I think you mean Miguel Ángel. Miguel de Cervantes was a writer.

Oh.

Al parecer se confundió de Miguel.

Su rostro se coloreó de un fuerte rojo.

KyungSoo notó que JongIn se sentía avergonzado y decidió animarlo. Su lengua vuelve al miembro de JongIn, se desliza por el glande y va hacia la hendidura. Luego, sus labios se envuelven alrededor del moreno y da una sueva y ligera succión, sintiendo el líquido preseminal.

JongIn está enloqueciendo lentamente. Se olvida rápidamente de su error y sus manos bajan para agarrar los hombros estrechos. Los sujeta con fuerza y lo levanta. KyungSoo está desconcertado entre sus brazos y a JongIn se le hace muy tierno ver esa expresión. Sus manos morenas ahora sostienen al bajito por debajo de sus axilas y, KyungSoo adaptándose rápidamente pasa sus manos por detrás del cuello de JongIn, al mismo tiempo que enreda sus piernas en el torso bronceado.

JongIn camina hacia delante. Desde que entró a la habitación, la notó sumamente ordenada y, lo que más llamó su atención no fue la cama con un edredón de Hello Kitty sino el escritorio. Cada quién con su fetiche o fantasía sexual. JongIn se detiene y sienta a KyungSoo sobre el escritorio. El mayor mira hacia la cama, ladea su cabecita y se pregunta por qué está sentado en la mesa donde hace sus tareas y no en su cama que es suavecita y perfecta para follar.

 —What are you thinking about, JongIn?

JongIn sonríe, mostrando sus dientes, su cabello castaño cae sobre su frente cuando inclina su cabeza hacia delante, lentamente se va acercando hacia KyungSoo. Sus labios se rozan con la oreja del mayor.

KyungSoo está por desmayarse.

—Estoy pensando en todas las posiciones en las que puedo follarte.

—¿Qué estás esperando? —Suelta, olvidándose del inglés; aferrándose con impaciencia a la camiseta de JongIn, intentando sacarla y, al mismo tiempo balancea sus piecitos.

El moreno mordisquea el lóbulo contrario en respuesta.

—Vamos lento. —Apoya su frente en la contraria.

KyungSoo se sonroja porque sabe que se está comportando infantilmente.

JongIn acaricia los muslos de KyungSoo y sube por sus costados. Tiene un fuerte impulso en querer chocar sus labios con los contrarios, pero se resiste. Si bien anteriormente se besó con KyungSoo no está seguro sí esta vez tiene permitido hacerlo.

Sus traviesas manos cogen el borde inferior del polo azul y lo suben, revelando el abdomen blanquito. JongIn no se detiene hasta que la prenda está totalmente fuera del pequeño cuerpo. Lanza la tela a la olvidada cama y continua con su faena.

 Si sus labios no podían tocar los contrarios, entonces chuparía y lamería los botoncitos que tenía delante. No duda en acercarse y cumplir sus fantasías. Las manos de KyungSoo le acarician el cabello y JongIn sabe de esa forma que lo está haciendo excelente. Su cálida lengua lame y hace formas circulares, en la otra tetilla se encuentran sus dedos —previamente ensalivados— sobando y, por instantes, dan ligeros pellizcos a la piel de alrededor.

—JongIn... —Gime, deshaciéndose en los brazos bronceados.

El nombrado se detiene, sus manos se colocan a cada lado de los muslos de KyungSoo en el escritorio, acorralándolo de cierto modo. Su cabeza se separa del cuerpo menudo y guiado por la valentía —o más bien cegado por la lascivia del momento— se inclina hacia delante y atrapa los pecaminosos labios de KyungSoo con los suyos. El mayor se sorprende pues no se lo esperaba. Sin embargo, no está disgustado. Ambos lo disfrutan silenciosamente.

Los delgados brazos se envuelven por detrás del cuello de JongIn con nerviosismo porque él solo se esperaba ser follado por el moreno una vez, dejarlo como un buen recuerdo y fin. Pero, había algo en ese beso que le hacía darse cuenta de que no él no era un acostón de calentura. KyungSoo cierra los ojos tímidamente y se deja llevar a ese mundo de sueños en el que JongIn está esperándolo.

Su miembro empieza a erguirse en su regazo y no pasa mucho tiempo para que JongIn lo note. El moreno posa su mano sobre la entrepierna de KyungSoo y el beso que era lento comienza a agarrar un ritmo más rápido, más necesitado. El beso es húmedo cuando sus labios se separan y sus lenguas chocan una contra la otra. Y, a pesar de todo, el momento sigue manteniendo su dulzura inicial.  

Su mano antes quieta ahora está bajando el cierre del jean contrario. Detienen el beso por un chasquido húmedo producido por sus bocas. KyungSoo se para por un par de segundos del escritorio para terminar de quitarse sus prendas inferiores. Y cuando trató de escabullirse a la cama, JongIn lo cargó, tomándolo por la cintura, y lo volvió a dejar sobre el escritorio.

KyungSoo se siente extraño. Está desnudo sobre su escritorio. Pero, sus pensamientos quedan olvidados cuando JongIn vuelve a besarlo profundamente. Se mueve hacia delante, quedándose sentado en el borde. Una de sus manos acaricia el cabello de JongIn —porque, siendo sincero, KyungSoo reconoce, que ese cabello castaño es muy suavecito y relajante—, su otra mano, más intrépida, va en busca del miembro que antes tuvo en la boca.

Acaricia el miembro de JongIn y gime cuando el menor le muerde el labio inferior. En paralelo, el moreno mueve su cadera, haciendo que el blanquecino logré tener más del miembro en su mano.

—Oh, ¿Estás rogando para que te folle? —Dice con su voz grave, mientras sigue arremetiendo contra la mano de KyungSoo.

—Yes, please. —Susurra y tiene la intención de levantarse. —i want you inside me.

JongIn deja que los pies de KyungSoo toquen el suelo, pero no le permite alejarse. Se ve dominante y a KyungSoo le gusta lo que sea que esté sucediendo.

—No te preocupes, —Sus manos aprietan la cadera contraria. —te lo daré.

—Yes, give it to me, JongIn. —Súplica.

JongIn lo gira y lo hace que apoye su pecho sobre la madera.

—Separa tus piernas para mí, conejito.

KyungSoo se sonroja por la combinación del apodo y la posición en la que se encontraba.

—¡Es-espera! —Chilla, agarra la manija del cajón en el escritorio y lo jala, su mano va hasta el fondo y saca de ahí dos paquetitos. Se gira con su rostro todavía rojo y los lanza contra JongIn. —Uhm, no-no te vayas a olvidar de usarlos. —Rápidamente vuelve a la posición en la que JongIn lo había puesto.

—Hey, ¿estás nervioso? —El moreno se inclina y trata de ver el rostro de Soo, pero él lo evade. —Awww, conejito, eres jodidamente tierno.

KyungSoo separa sus piernas de golpe y chilla:

—¡Apu-apúrate!

JongIn mira los sobrecitos: un condón y lubricante. Iba a dar un comentario al respecto, pero prefiere guardar silencio. Rompe el segundo paquete con sus dientes, dejando salir el lubricante, echa un poco en sus largos dedos y se acerca a estrecha entrada de su profesor de inglés. Se inclina hacia delante, sus ojos chocan con los del mayor y le sonríe coquetamente, Soo esconde su rostro entre sus brazos.

JongIn deja los paquetitos sobre el escritorio, rozando los brazos delgados de KyungSoo. Vuelve a erguirse, con su mano libre de lubricante coge la cadera contraria y la alza, coloca a KyungSoo en la posición que él quiere y el mayor se deja hacer, entregándole su cuerpo y —futuro— placer. JongIn se inclina y su rostro queda a centímetros de las pomposas nalgas blanquecinas, las cuales, no puede evitar morder, haciendo que el dueño gimotee y mueva sus piecitos por la excitación que le recorre el cuerpo.

Lame y muerde los glúteos hasta dejar marcas rojizas en ellos. JongIn retrocede y mira la obra de arte que pintó en el lienzo que es el cuerpo de KyungSoo. JongIn se queda devorando la imagen frente a él, hasta que la cabecita de KyungSoo se gira. El mayor le mira y sus ojos ruegan. El menor entiende y sale de su ensoñación.

JongIn frota sus dedos previamente lubricados por la entrada de KyungSoo, sin entrar. Estira su brazo libre y coge el paquetito de lubricante para poder echar más y hacer la intromisión del primer dedo. Los segundos pasan y su dedo húmedo por el lubricante se desliza hacia delante, KyungSoo lo recibe bien, gimiendo y sacudiendo su culo para JongIn.

El moreno sonríe con ternura y se inclina para repartir besos en la cabeza de KyungSoo.

—Eres un buen conejito, lo estás recibiendo muy bien. —Susurra.

KyungSoo gime y alza el rostro, dejando atrás la fortaleza de sus brazos en la que se estuvo escondiendo. JongIn no duda y acerca sus labios a los contrarios, atrapando un estrangulado gemido por parte del mayor. KyungSoo separa sus labios, permitiéndole la entrada a la lengua del moreno quien no solo le besa, sino que también le acaricia la cadera provocando que su cuerpo se relaje.

El dedo de JongIn encuentra la próstata de KyungSoo y no duda en masajearla suavemente, KyungSoo se retuerce de placer debajo de él, moviendo su cadera y sus pies. Cuando JongIn deja de besarlo, KyungSoo pucherea, demandante y se estira para chocar sus belfos acorazonados con los contrarios, pero JongIn se aleja, juguetón.

—JongIn... —Gimotea en un dulce tonito.

El menor desliza un segundo dedo y KyungSoo gime fuerte, agachando su cabeza y volviendo a esconderse debajo de sus brazos. Sin embargo, sin aplicar mucha fuerza, JongIn agarra un mechón del cabello de KyungSoo y le alza la cabeza, Soo está notoriamente sorprendido, pero no disgustado.

—Quiero verte y oírte, no te escondas de mí, conejito.

KyungSoo asiente sonrojado y su cuerpo entero vibra cuando la mano de JongIn —que antes se encontraba en su cadera— ahora está en su erección. El miembro de KyungSoo está goteando y se siente ligeramente avergonzado, automáticamente se avergüenza más por pensar en que está avergonzado. ¡Él es Sugar bunny! No tiene por qué avergonzarse, él ha tenido sexo muchas veces, ¿Por qué hoy está tan nervioso?

Los dos dedos de JongIn se mueven en armonía dentro de KyungSoo, tocando sus paredes y expandiéndolo. Y por fuera, JongIn desliza su mano por el falo contrario hasta llegar a la punta, donde ya hay un líquido claro saliendo, JongIn coloca su pulgar en la abertura y se inclina para morder los hombros estrechos de KyungSoo.

—Luces tan chiquito y frágil. —Susurra, el cuerpo blanquecino da un respingo. —¿No tienes miedo de que te rompa?

Al decir eso, presiona la parte inferior de la cabeza del miembro de KyungSoo y, también roza la próstata. El mayor chilla y mira a JongIn, soltando pequeños gemidos que el menor nunca se cansaría de escuchar.

—JongIn...

 Se ve tan lindo a los ojos de JongIn. Decide que no quiere que esa sea la última vez en la que pueda admirarlo de esa manera. JongIn quiere a KyungSoo debajo de él, gimoteando y moviendo su culo para él. Con todos esos pensamientos en su cabeza, el tercer dedo entra de repente. Al principio, los tres dedos comenzaron a moverse rápidamente ocasionando que KyungSoo se aferrara al borde del escritorio.

—Slower, JongIn! —Pidió.

Y el moreno obedeció.

Sus dedos dentro de KyungSoo bajaron la velocidad y su mano que estaba en el miembro de KyungSoo ascendiendo hasta la pancita para acariciarla. JongIn se toma su tiempo en preparar a KyungSoo, y mientras hace eso, sus ojos escanean el cuerpo más pequeño: hecho todo un desastre por él. El cuerpo se retuerce y por momentos su cadera va hacia atrás como pidiendo que entre más profundo; las mejillas están teñidas de rosa y los labios hinchados.

—¿Estás listo, conejito? ¿Quieres tu zanahoria?

KyungSoo sonríe y mueve sus nalgas enrojecidas por JongIn. —Yes, please!

El moreno retira sus dedos y sin previo aviso nalguea a KyungSoo.

—Perdón, tenía que hacerlo.

El mayor ríe por lo bajo.

Cogiendo el paquetito, lo aprieta y vacía en plenitud, echando todo el lubricante sobre su polla. Con sus manos separa las nalgas de KyungSoo y observa lo bien que lo ha preparado. Las suelta —no sin antes darles un buen apretón— y estira su brazo hacia el escritorio para coger el condón, abre el sobre y lo saca. Se lo coloca en pocos segundos y coge su miembro con una mano para acercarlo a la entrada rosadita que espera por él.

Mientras se acerca puede sentir el calor del cuerpo de KyungSoo contra su miembro, hasta que finalmente la punta ha entrado.

—¡Oh, JongIn!

El nombrado cerró los ojos sintiendo como la cabeza de su hombría pasa por la apretada y húmeda entrada. Sus manos se dirigen automático a la cadera, lo coge con fuerza y los primeros movimientos son lentos y cuidadosos. No hay mayor ruido en la habitación que sus gemidos, jadeos y el choque de sus pieles. Están inmersos en mundo de lujuria, con sus cuerpos hablando por sí solos.

Al pasar el tiempo, KyungSoo se ha acostumbrado y se mueve hacia atrás, haciendo que sus glúteos choquen contra la pelvis de JongIn, a quien ese movimiento no ha pasado desapercibido. Las estocadas del moreno agarran un ritmo más rápido y KyungSoo vuelva a estrellar sus nalgas contra JongIn porque le gusta como los movimientos que van en distintas direcciones chocan de repente en su interior. KyungSoo logra que casi toda la longitud de JongIn esté dentro de él.

Harder! —Exige. —¡JongIn!

El moreno pasa su mano derecha debajo de la pierna derecha de KyungSoo y la levanta, apoyándola sobre el escritorio, permitiéndose así entrar completamente en el mayor. Ambos pierden la razón y se retuercen deliciosamente por el choque de sus cuerpos. JongIn embiste profundo y duro en ese lugar que hace a KyungSoo gimotear y removerse desesperado.

—JongIn... —solloza y gira su rostro. —I need you.

—Ya me tienes, conejito.

Cuando KyungSoo tira su cabeza hacia atrás y deja ver su pálido cuello, JongIn se inclina automáticamente y le hace un chupetón. KyungSoo gimotea y empieza a tocarse a sí mismo.

—¿Cómo es posible que aprietes tanto aun cuando te preparé? —JongIn susurra con su voz grave y KyungSoo se enamora de ese tono varonil.

El mayor esconde su rostro en cuello de JongIn y da pequeños besitos.

—Oh, mierda. —Gruñe, sale de KyungSoo tomándolo por sorpresa. —Solo será un ratito, conejito. —Dice cuando Soo va a reclamarle. Lo carga y lo sienta sobre el escritorio. —Échate.

KyungSoo obedece, muerde su labio y ve sus lapiceros, resaltadores y bloc a un costado. Se siente, por algún motivo, culpable de estar teniendo sexo donde suele hacer sus tareas. Desde ahora no vería ese lugar de la misma manera.

JongIn coge los tobillos de KyungSoo y lo jala hacia el filo de la mesa, besa los pies bonitos de KyungSoo, lame las pantorrillas y besa los muslos. Deja las piernas esbeltas sobre sus hombros, KyungSoo se cubre el rostro porque está posición es ligeramente vergonzosa. JongIn puede verle hasta el espíritu.

 —Dije que no te cubrieras el rostro. —Su mano retira las blanquecinas. —Quiero ver la expresión que pones cuando te corras.

Dicho eso, JongIn vuelve a entrar de una estocada en KyungSoo. El ritmo se va volviendo regular mientras KyungSoo deja que las embestidas de JongIn lo muevan por la mesa.

Lentamente, la mano morena se desliza por todo el cuerpo níveo, no ha quedado ningún lugar que no haya acariciado. La traviesa mano se mueve por el miembro goteante de KyungSoo.

—Jong-JongIn, yo... —Soo no puede terminar de hablar porque sus propios gemidos lo interrumpen.

JongIn siente como KyungSoo lo aprieta más y más, sabe que el mayor está por llegar al tan ansiado orgasmo. JongIn, ama la plétora de gemidos que salen por los labios afelpados y arremete contra el pequeño cuerpo, sacudiéndolo. Se agacha y sus labios se posan sobre la suave piel del abdomen contrario y van subiendo hasta llegar a la barbilla. JongIn empuja, salvajemente, y KyungSoo responde gimiendo fuertemente, su pequeño cuerpo no resiste más.

JongIn continúa embistiéndolo, llevándolo hacía el límite y la expresión de KyungSoo cuando sus labios se separan para gritar el nombre de JongIn es... JongIn no tiene palabras para describirlo, está embelesado. El interior de KyungSoo le aprieta y siente el semen en su mano. JongIn gruñe y se inclina para pegar su frente a la contraria, su orgasmo llega mientras cierra sus ojos y se deja llevar por el calor del momento. Acaba dentro del mayor —y del condón, por supuesto—. Se irgue y observa a su conejito de azúcar. Esos grandes ojos mirándolo ya no solo con deseo sino con un brillo de...

Seguro se está equivocando, ¿no?

No puede ser eso.

JongIn sale lentamente, se quita el condón, le hace un nudo y no sabe qué hacer con él, así que, lo mantiene en su mano. KyungSoo, por su lado, con su rostro y orejas rojas cierra sus piernas y corre a buscar su ropa para ponérsela rápidamente, sintiendo la penetrante mirada de JongIn en él. Cuando KyungSoo ha terminado de vestirse, JongIn recién empieza a ponerse de nuevo su ropa.

Cuando ambos están presentables, KyungSoo abre la puerta de su habitación, todavía un poco desorientado porque hace menos de 10 minutos tuvo el mejor sexo de su vida.

—Uhm, podemos continuar con la clase si quieres o... —Sus ojos se abren en sorpresa y temor al ver a sus padres parados en el pasillo.

—No sabíamos que JongIn era tu novio, KyungSoo. —Su madre suelta, fingiendo una sonrisa, porque ha escuchado cosas que no debería de haber escuchado.

KyungSoo se tambalea, buscando una forma de no seguir con esa conversación, ¿puede fingir un desmayo?

—Yo lo voy a cuidar, suegrita. —JongIn pasa su brazo por la cintura de KyungSoo, apegándolo a su cuerpo.

KyungSoo frunce el ceño confundido, pero no refuta. Luego, de esa mentirita, ellos son libres de irse al primer piso.

—Yo creo que mejor descansas hoy. —JongIn le susurra, cogiendo su mochila.

—¿Vas a volver? ¿Aún quieres que te enseñe inglés?

—Eres el mejor profesor que podría tener, conejito.

KyungSoo está casi seguro de que JongIn le ha guiñado un ojo.

¿Está coqueteándole?

Caminan hacia la puerta, la despedida es incómoda para KyungSoo, JongIn está rebosante de alegría con una sonrisa que nadie le quitaría ni en un millón de años.

—¿Qué días vas a ese club? —JongIn pregunta saliendo de la casa.

—Todos los viernes y domingos. —Susurra y juguetea con sus manos.

—Estaré en primera fila.

KyungSoo deja de ver el suelo, levanta la mirada y JongIn le sonríe brillantemente, alza una mano, la sacude en señal de despedida y empieza a caminar lejos de él. Nervioso, se gira y cierra de un portazo, su corazón late rápido y él sabe por qué. No importa si folló con diez hombres antes de JongIn, ninguno fue tan amable de sonreírle mientras lo hacían o mejor aún, solo JongIn ha dicho que tiene intención de volverlo a ver.

Corre a su habitación y se tira en la cama para ocultar su rostro de alegría entre las almohadas.

En menos de una hora recibe un mensaje. Es de JongIn. Chilla de emoción. Hablan toda la noche y las dudas en su cabecita se disipan cuando JongIn sigue llamándole conejito.

Ese moreno estaba coqueteándole.

Y no iba a desperdiciar la oportunidad de que algo bonito surja entre los dos.

Continuará...




holi

Espero hayan podido entender a pesar del poco inglés que metí en la trama :(<3, intenté introducir en la misma lectura las traducciones, ya que, no todas las personas saben inglés. También, si encuentran algún error no duden en decírmelo ʕ•́ᴥ•̀ʔっ❤.

Desde el capítulo 11 hasta este capítulo (21), ¿Cuál ha sido su favorito?👀



Creo que no les pregunté antes, ¿Qué canción de Empathy fue su fav?

Yo no supero Si fueras mía ksjkjswkqj. Se me hizo muy lindo que incluyera canciones en inglés y español :")

y el resto del álbum ✨ arte ✨

todo arte csm😭




🐻Gracias por leer 🐧

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