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19. Fetiche.

KaiSoo en la era The War (Kokobop).

Dibujo de: PUNYAPUNCHI en Twitter.

JongIn mayor. KyungSoo menor c:

Fetiche: Manifestación sexual considerada una parafilia que consiste en tener alguna parte del cuerpo humano, una prenda o cualquier otro objeto como estímulo sexual que provoca deseo y excitación.




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Es el cumpleaños 21 de KyungSoo y JongIn llega inesperadamente para darle su regalo <3.

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KyungSoo suspira, aburrido. Hace otra venia mientras despide a sus familiares que acudieron a visitarlo; familia que él no esperaba porque ni siquiera son cercanos. Mantiene la puerta abierta, voltea y busca con la mirada a sus padres, quienes se despiden de algún tío —le dice así por qué no tiene la menor idea de en qué parte del árbol genealógico aparece esa persona—, pisotea infantilmente; irritado.

Le gustó desayunar y almorzar con su extensa familia. Sin embargo, no pensó que su padre le prohibiría irse. Sí, era su cumpleaños, ¡pero él no invitó a nadie de ahí! Él quería irse con sus amigos y su novio a cualquier parte. Viéndose impedido, tuvo que cancelar con tristeza. Recibió mensajes de felicitaciones, muchos corazones y dedicaciones en estados de WhatsApp que, a decir verdad, le había sacado una sonrisa.

El señor calvo le tocó el hombro sonriéndole e hizo una venia.

—Cuida mucho de tu familia, KyungSoo. —Él sonrió asintiendo. —Hijo del alcalde, debes ser grandioso. —Prosiguió.

KyungSoo quería empujar al señor fuera de su casa, pero se mantuvo sereno. A él no le gusta cuando lo asocian como el hijo del alcalde. Ese título era horrible y ponía en él un peso innecesario. Debido a eso, debía lucir siempre presentable sin importar a donde vaya, incluso a la bodega de la esquina. Arrugó el entrecejo, antes podía salir en pijama y con los cabellos alborotados a comprar.

—Uhm, sí. —Dijo vagamente, se inclinó y por fin el cielo escuchó sus plegarias; el señor salió por la puerta.

Cerró rápidamente antes de que el calvo girara a decirle algo más. Volteó y se encontró a sus padres viéndole fijamente. Sonrió como un angelito.

—KyungSoo...

—¿Sí, papá?

—¿Terminaste tu relación con JongIn?

Su cuerpo tembló por temor. Hace días le había mentido a su padre, diciéndole que JongIn y él habían terminado su noviazgo. Y lo hizo porque su padre y su novio no se llevan bien entre sí, eran como perros y gatos. Se odian.

KyungSoo supuso que era porque JongIn no tenía un nivel socioeconómico elevado como el suyo. Y estaba en lo cierto. Su padre blasfemó contra JongIn una y mil veces, mintiéndole que su novio era un ladrón y que lo había visto abalanzándose sobre una indefensa ciudadana para arrebatarle el celular. KyungSoo viraba los ojos y defendía a su novio. Pero todo llegó a un punto en el que no soportaba más escuchar más a su padre hablándole sobre el chico malo que JongIn era. Lo mejor que se le ocurrió fue decirle que habían roto.

Asintió automáticamente, sin querer hablar y que su voz le delatara.

—¿Estás saliendo con otro muchacho?

Negó.

Su padre suspiró y se perdió en un pasillo por unos segundos hasta que regresó con un ramo de flores dentro de un jarrón con agua, le hizo señas con la mano para que se acercara. Caminó velozmente hasta la mesa donde su padre dejó el jarrón. Lo observó con sus ojitos brillando y supo de inmediato que el regalo era del moreno.

Lilium.

Más conocido como lirio.

Conoció a JongIn cuando iba caminando por el pueblo. Era un día soleado y decidió salir de casa para explorar los alrededores, hace menos de una semana se había mudado fuera de la capital; al diminuto pueblecillo donde su padre había nacido y vivido hasta que tuvo que ingresar a la universidad. Este lugar, rebosante de verde, era hermoso. KyungSoo no creía que existiera un lugar como ese.

Caminó por el campo hasta perderse. Se sentó en el pasto, debajo de un árbol y comenzó a observar las flores que brotaban cerca. No se dio cuenta de que había empezado a gatear hasta que en vez de seguir viendo flores su mirada se chocó con unas zapatillas. Alzó su mirada lentamente y vio a un chico moreno mirándole con una ceja alzada junto a una sonrisa de confusión. KyungSoo chilló y se cayó de espaldas. El chico misterioso se rio de él y luego se echó a su lado.

—Así que... ¿Qué hacías?

El menor miró por el rabillo del ojo. ¿Por qué ese chico tenía que ser tan guapo y ponerlo tan nervioso?

—Mmmh, yo, uhm, yo estaba... —Sentía su cara coloreándose de rojo y odió ser tan tímido.

Dos segundos después, KyungSoo se paró tropezándose y salió corriendo sin rumbo, solo alejándose del extraño. Llamó por celular a su madre y le confesó que se había perdido, estuvo media hora hablando con ella mientras iba caminando y describiendo todo lo que encontraba al paso; en su mayoría flores. Cuando encontró el pueblo dio pequeños saltitos entusiasmados; pudo llegar sano y salvo a su hogar.

Los días siguientes transcurrieron con tranquilidad hasta que volvió a verse con el moreno quien se presentó como JongIn frente a su madre y le contó que él ayudaba a los aldeanos a llevar sus compras hasta su casa. El pueblo era tan pequeño y tranquilo que nadie desconfiaba entre sí. La señora Do aceptó dudosa, al poco tiempo se hizo amiga de JongIn.

Y cuando KyungSoo comenzó a ir a comprar solo al mercado, JongIn siempre estaba ahí para ayudarle. El moreno se esforzó para que el blanquecino se abriera a él, y dejara su timidez de lado. Y lo consiguió meses después. Sin embargo, en ese tiempo, cuando ambos se volvieron más cercanos, el señor Do comenzó su candidatura y a él no le gustaba la imagen de JongIn al lado de su lindo hijito.

—Se ve peligroso, KyungSoo, mejor aléjate.

—No es cierto, JongIn es bueno. Incluso a mamá le agrada.

—Sí, JongIn puede ayudar a cargar bolsas y hasta ahí. —El señor Do no daba su brazo a torcer. —No te juntes con él más de lo necesario.

KyungSoo desobedeció.

El tiempo pasó rápido, su padre ganó y JongIn se le confesó llevándolo devuelta al valle donde se vieron por primera vez. El campo estaba lleno de lirios de todos los colores. KyungSoo aceptó y creció al lado de JongIn hasta la actualidad.

Sus dedos acariciaron los pétalos rojos, levantó el ramo con cuidado y lo pegó a su pecho.

—Seguro es de algún pretendiente. —Su madre dijo, ayudándole.

Ella sí sabía la verdad.

—Me gustaría conocerlo. —Bufó el hombre mayor. —Bien, hay que alistarnos para descansar.

KyungSoo no esperó más y corrió por las escaleras haciéndolas sonar por andar usando botines con una ligera plataforma —ese era su truco para crecer un par de centímetros— hasta encerrarse en su habitación. Abrazó con fuerza las flores y luego se dio cuenta de que las estaba aplastando, siempre torpe y distraído. Dejó el jarrón sobre su escritorio y se encaminó a lavarse los dientes. Al entrar al baño personal dentro de su habitación dejó la puerta abierta. Cogió el cepillo y apretó la pasta dental, luego se cepilló haciendo muecas extrañas frente el espejo. Se enjuagó la boca.

Salió del baño, bajando el cierre del jean. Al sentir una brisa fría calando debajo de su ropa, se acercó a la ventana frente a su escritorio para cerrarla. Era de noche y lo único que alumbraba afuera era la luna y sus compañeras las estrellas. Pudo divisar un cuerpo escalando la reja del patio, su piel se erizó, iba a salir corriendo hacia el cuarto de sus padres, gritándoles que había un ladrón. Pero, como se dijo anteriormente, los robos eran muy escasos en el pueblo. KyungSoo chistó cuando el ladrón se cayó bajando de la reja.

Qué idiota.

Abrió su ventana y sacó la cabeza, cuando el ladrón corrió hacia él, parándose debajo de su ventana y dando altos saltos estirando sus brazos, pudo afirmar sus sospechas. Era Kim JongIn peinado con rastas, usando su polo rojo y unos pantalones sueltos que combinaban con sus sandalias. El moreno siguió dando saltos sacudiendo sus brazos, KyungSoo correspondió moviendo su mano derecha de lado a lado.

Dejó la venta abierta y corrió a su puerta para asegurarse de haber puesto el seguro, se dio la vuelta; entusiasmado. No era la primera vez que JongIn se colaba a su casa en la noche y debía  haber sabido que en este día tan especial no sería la excepción. KyungSoo tenía altas expectativas para la noche de hoy.

JongIn y él se han visto sin ropa antes; se besan, se acarician y se dan mimos. El moreno es tan confiado de sí mismo y de su físico que solía quitarse su ropa como si fuera un stripper y dejar que las manos blanquecinas dibujaran figuras invisibles sobre su piel. Por otro lado, KyungSoo se avergüenza un poco más y JongIn respeta eso. Sin embargo, hoy se sentía tan bien que él sería capaz de bailar mientras se desnuda para JongIn.

Se sonrojó, vio hacia la ventana una última vez y casi chilla emocionado. Había que contenerse, ya que, no quiere atraer la atención de sus progenitores.

Hoy estaba más que listo para tener su primera vez con su novio.

—Bebé... —Canturreó.

JongIn podía escalar su pared con facilidad debido a que había subido por ahí infinidad de veces. Los primeros intentos fueron un desastre, pero ahora JongIn parecía spiderman.

Las orejas de KyungSoo se colorearon de rojo.

Se paró correctamente y le sonrió a su novio formando con sus labios un corazón. JongIn piso con cuidado el escritorio y entró, cerrando la ventana en el proceso y se quedó sentado sobre la mesa, viéndole con una gran sonrisa coqueta en su rostro.

—¿Te gustó mi regalo?

—Amo esas flores... —Respondió. —Y te amo a ti.

—Awwww, bebé, hoy estás romántico. —Apoyó sus pies en el suelo y se paró, caminando a abrazar a su lindo novio.

KyungSoo correspondió el abrazo ocultando su rostro en el pecho contrario.

¿Cómo debía de sacar el tema?

—Hey, JongIn, cógeme.

No, eso sonaba un poco tosco.

—Nini, hazme el amor.

Uhm, puede ser. Sonaba cursi, pero seguro derretiría a JongIn sí se lo dijera.

Bueno, él derretiría a JongIn de cualquier manera.

Sus manos se deslizaron debajo del polo rojo y las fue subiendo hasta el pecho bronceado, el cuerpo de JongIn se sentía caliente contra sus manos.

—¿Qué haces, bebé? ¿Uhm?

KyungSoo alzó su rostro con una sonrisa pícara.

JongIn se inclina planeando dejar un casto beso sobre los belfos de su amado. Sin embargo, KyungSoo tiene en mente otra cosa, y lo logra, profundizando el beso. El moreno siente la menta de la pasta dental del blanquecino. No obstante, no deja de besarlo porque cada beso con su enamorado es especial y este no es la excepción.

Dan pasos descuidados y torpes hacia la cama mientras continúan besándose. Cuando los pies de KyungSoo chocan con la cama, agarra fuertemente a JongIn por sus hombros y se tira hacia atrás, haciéndolo caer con él. KyungSoo ríe cuando se separa de los labios finos y JongIn reparte besos por las mejillas sonrosadas.

—Uhm, Nini... —Llama, sus dedos juegan con el cuello del polo rojo. —Tu ropa me da miedo, ¿Te la quitas? —Su voz es dulce como si no hubiera dicho una extraña sugerencia.

JongIn se carcajea en el cuello de su novio, pasando sus manos a la cintura contraria y apretándola.

—Solo porque es tu cumpleaños. —Le susurra.

El menor mueve sus pies; impaciente, sintiendo como su novio se aleja de él, se para delante y se quita rápidamente la prenda superior, iba a lanzarla hacia la silla delante del escritorio, pero KyungSoo le detiene. Sin decir nada se quita su suéter lila.

JongIn se queda callado observando a su novio desnudarse porque ahora KyungSoo se sacaba los botines y el jean se deslizaba por sus muslos; sin estar consiente de todo lo que provocaba en el mayor quien se sienta en la cama sin poder quitarle la mirada de encima.

A KyungSoo le gusta la atención, le sonríe pícaramente a su novio y se coloca el polo rojo. Gira a verse en el espejo de su armario y se siente bonito. Hace mucho escuchó de un amigo:

—A él le gusta cuando me pongo su ropa, re cachondo el weón.

¿Podría poner a JongIn de la misma manera utilizando esa estrategia?

Estaba a punto de descubrirlo.

El moreno escanea a su pequeño novio usando su ropa, la cual, es un poco —demasiado— larga para el cuerpo menudo de KyungSoo. La tela roja solo llega a cubrir hasta la parte superior de los pálidos muslos. Sus ojos descienden discretamente y se fijan que justo debajo del dobladillo de la camiseta, entre ambos muslos, se puede divisar la ropa interior de KyungSoo.

Ante la intensa y silenciosa mirada de JongIn, KyungSoo sabe que ya ganó. Juega con el dobladillo de la camiseta fingiendo nerviosismo. A los ojos del mayor se ve excitantemente adorable para su propio bien. JongIn estaba a nada de abalanzarse sobre KyungSoo y comérselo a besos.

—¿Te gusta cómo me veo, Nini? —Mueve su cuerpo y la camiseta se levanta ligeramente.

JongIn traga saliva para poder hablar.

—Te ves tan lindo que todo lo que quiero hacer es culearte.

KyungSoo se sorprendió, abriendo de más sus ojos y tapándose automáticamente con sus manos.

—¡Digo, cuidarte! —Grita y se levanta de la cama, olvidándose de los padres del menor.

KyungSoo deja que JongIn lo abrace por un par de segundos, luego alza la cabeza y sonríe diabólicamente. El mayor mira hacia abajo y frota su nariz contra la blanquita.

—Así que..., ¿Quieres culearme? —KyungSoo murmura contra los labios finos.

JongIn aleja un poco su rostro para poder ver bien a su novio. Los afelpados labios rosados hacen que su vientre se apriete y retuerza. Sus labios logran separarse dejando escapar un débil jadeo cuando siente las manos de KyungSoo sobre las suyas guiándolas hacia el sur.

¿Qué estaba haciendo su lindo novio?

Oh, JongIn lo sabía con exactitud, pero por algún motivo seguía negándose en su estado de shock sorpresivo.

—Puedes tocar... —Sugiere con un tono y mirada inocente fingiendo que no está tirándose en la boca del lobo.

JongIn asiente embobado, ni siquiera sabe qué va a tocar porque KyungSoo es capaz de salir con una nueva sorpresa. Se siente ligeramente disgustado consigo mismo, si bien había tocado a KyungSoo con anterioridad; iban lento. Ahora todo estaba yendo muy rápido y tenía miedo que el juego se saliera de las manos. KyungSoo es menor, es inexperto y eso solo incrementa el deseo oscuro en JongIn; piensa descontroladamente en follarlo.

Los pensamientos y las dudas del mayor se evaporan cuando sus manos bronceadas reposan sobre los glúteos contrarios. No puede resistir más cuando KyungSoo alza el rostro y lo mira con esos inmensos ojos negros brillando. Sus labios buscan desesperadamente juntarse con los acorazonados y cuando el menor jadea, JongIn ve esa como su oportunidad de oro; profundiza el beso.

Paralelamente, sus manos aprietan los glúteos del menor con fuerza como nunca antes se atrevió a hacer. KyungSoo deja escapar agudos quejidos, suelta las manos del moreno y recorre los brazos contrarios hasta los hombros. Luego, se aferra a JongIn, uniendo sus manos detrás del cuello del moreno.

Se balancean y dan pasos torpes en el pequeño espacio que hay entre el ropero y la cama. La espalda de KyungSoo choca contra el espejo adherido en el ropero y se retuerce entre los fuertes brazos de su novio. Son nuevas las sensaciones que le rodean y le encantan. Porque todas son gracias a JongIn.

El miembro de JongIn se endurece dentro de su bóxer e inconscientemente se frota contra la creciente erección de KyungSoo. JongIn quiere más y más de KyungSoo, lo quiere todo. Sentimientos de deseo y necesidad lo circundan. El menor no es indiferente a eso.

Sus lenguas se deslizan una contra la otra, por momentos aparecen ruidos húmedos entre ellos. KyungSoo siente su cuerpo quemar, se siente acalorado y su única medicina se encuentra en los labios finos de JongIn.

Las manos bronceadas traspasan el bóxer de KyungSoo, su contacto ahora es puramente de piel contra piel, la yema de sus dedos se clava con urgencia en las nalgas redondas y KyungSoo no sabe cómo frenar los ruidos que involuntariamente salen por su boca, el color rosa que incrementa su fuerza en sus mejillas y el estremecimiento de su pequeño cuerpo.

JongIn sube una de sus manos por la espalda de KyungSoo, luego la lleva al pecho blanquecino y busca uno de los pezones, el cual, pellizca y acariciar hasta que logra hacerlo endurecer. En ese momento desesperados gemidos escapan de los labios acorazonados dando fin al beso. El menor apoya su cabeza en el pecho del mayor, su pecho se eleva y baja, tratando de tranquilizar su respiración.

JongIn mueve su pelvis, dando pequeñas arremetidas contra el cuerpo más pequeño. Le gusta como tiene a KyungSoo arrinconado contra su cuerpo y el ropero. El menor es tan lindo, tan adorable, tan ingenuo, tan inocente. Tan él. Y JongIn está más que dispuesto a mostrarle lo que hay al otro lado de la acera. Quiere que el menor tome su mano y acepte dar ese paso con él.

Quiere ser el primero, el último y el único.

—Bebé... —Su tono de voz es grave y seductora. —¿Quieres...?

—¡Sí, sí! —Interrumpe, recuperado del apasionado beso.

JongIn sonríe mostrando sus dientes, una sonrisa genuina y simpática.

—Seré gentil, bebé. —Susurra, pero, en realidad, no sabe si lo cumplirá.

Hace sus erecciones rozar, mueve sus manos; una hacia la cadera de KyungSoo para mantenerlo quieto y la otra al bello rostro. Su piel tiene un increíble contraste con la de su novio. Observa sus dedos largos en la mejilla de KyungSoo, el menor lo nota y saca tímidamente la punta de su lengua, intentando tocar con ella alguno de los dedos morenos.

Logra darles una lamidita de gato, frunce el ceño porque sabe que JongIn alejaba sus dedos solo para verlo luchar. Mira hacia arriba y sonríe diabólicamente, entrando en el juego del mayor. Agarra la muñeca de JongIn y la jala, separa sus labios afelpados y JongIn gruñe, empujándolo con su cadera con fuerza. Dentro de la tentadora y pecadora boca de KyungSoo, los dedos meñique, anular y del medio de JongIn son humedecidos con la saliva del menor.

JongIn cierra los ojos y tira su cabeza hacia atrás disfrutando de la sensación caliente y húmeda contra su piel. Antes de perder la cabeza, vuelve a mirar a su novio, quien lo mira con inocencia fingida. La lengua de KyungSoo se mueve alrededor de sus dedos, primero son movimientos rápidos y torpes, luego son más lentos; acariciando la piel suavemente —lo que ocasiona que una extraña electricidad recorra el cuerpo de JongIn.

Segundos después, totalmente satisfecho, KyungSoo desliza los dedos de JongIn fuera de su boca junto a un chasquido obsceno. Ladea su rostro y forma un piquito con sus labios, JongIn es débil y cede ante él. KyungSoo cierra sus ojos y disfruta del toque suave de los labios contrarios sobre los suyos. Lo que no esperaba sentir eran los dedos húmedos de JongIn sobre una de sus tetillas. Es distinto a como JongIn lo hizo con anterioridad. Un jadeo estrangulado logra salir desde el fondo de su garganta.

En ese instante, la sangre de JongIn viaja hacia su parte inferior. Automáticamente deja caer su cabeza contra la de KyungSoo. El fuego que el menor sentía antes, ahora está en el cuerpo de JongIn. Su pecho, su abdomen, su ingle, todo arde en un fuego abrasador. Su polla palpita. Y a diferencia de KyungSoo, la medicina de JongIn no se encuentra en besos. Así que, abraza a KyungSoo por su cintura y retrocede hasta chocar con la cama, gira y deja caer al menor.

El polo rojo se alza y deja ver el plano abdomen de KyungSoo y su bóxer con una ligera mancha. JongIn guarda ese momento en su memoria. Los cabellos castaños de KyungSoo totalmente despeinados, su ligeramente frente sudorosa, sus ojitos con un brillo especial, su boquita abierta un poquito mientras respira y sus mejillas y orejas rojas. KyungSoo luce delicioso y JongIn ya quiere probarlo.

Un gruñido escapa de su garganta, coloca una rodilla en el borde del colchón, la otra rodilla un poco más adelante, logra posicionarse sobre el menor. Se inclina y lo besa ferozmente, reclamándolo. JongIn no comprende de donde salen esos sentimientos, esas emociones nuevas. Siempre había sido dulce con KyungSoo, pero ahora quería ser más rudo.

—Jo- Ngh...—Quiere hablar, pero solo puede soltar pequeños quejidos contra los labios en movimiento de su novio.

KyungSoo quiere acercar sus manos al moreno, pero JongIn logra divisarlas a tiempo; entrelaza sus dedos bronceados con los blanquecinos y los lleva sobre la cabeza del menor. Las ganas de hablar se evaporan de KyungSoo, le gusta cómo JongIn maneja la situación, le gustan las caricias que hace en sus manos, el beso brusco y húmedo, el roce por momentos que JongIn hace con sus entrepiernas.

El menor tiembla y junta sus piernas, sus muslos gorditos se juntan y se retuerce en el agarre.

—Todavía no, bebé. —JongIn murmura contra sus labios.

El menor no comprende hasta que el mayor le toca su miembro por encima de su bóxer.

—Solo mírate, bebé, estás mojado para mí. —Le dice al oído. —Tienes que resistir, bebé. Aún no puedes venirte.

KyungSoo se sonroja. —N-no sé si pueda. —Lloriquea.

JongIn le da una sonrisa comprensiva y un beso en la sien.

Sin hablar más y apurándose, JongIn le quita a KyungSoo las únicas dos prendas que lleva. Y por primera vez, puede ver a KyungSoo completamente desnudo. Parece un angelito. Sin quitarle la potente vista de encima, se saca su pantalón, sacude sus pies y sus sandalias vuelan por ahí. Su cuerpo, más grande, transmite su calor al cuerpo más pequeño y tembloroso.

—No tengas miedo. —Reparte besos por todo el rostro de KyungSoo. —No te haré daño, lo prometo.

Y KyungSoo le creé.

En realidad, KyungSoo le creería a JongIn que la luna está hecha de queso.

Confianza absoluta y ciega.

El camino de besos se dirige ahora por el cuello y la clavícula; da pequeñas mordidas sabiendo que dejarán marca. Sus labios siguen por el medio del pecho, baja y da besos en el abdomen plano, juguetonamente pega sus labios a la piel y sopla. KyungSoo se retuerce con fuerza y ríe. A JongIn le encanta escucharlo.

Besa la cintura y la cadera, luego aleja sus labios. Suelta las manos de KyungSoo, aunque el menor al principio luchaba por no dejarlo ir. Cuando consigue su libertad, pasa sus manos desde el pecho hasta los muslos de KyungSoo; la piel blanquecina ardió y de su miembro sale líquido pre seminal.

—JongIn... —Gime.

—Tranquilo, bebé. —Coge los muslos gorditos y los separa lentamente.

Por su parte, KyungSoo cierra los ojos y deja a JongIn hacer lo que guste con su cuerpo.

—Oh, bebé, me gusta verte así. —Escucha y abre los ojos, dirigiéndolos hacia la voz. —Abierto para mí. —Sus ojos chocan con los del moreno y siente que JongIn le hace el amor por telepatía. —Lubricante, amor, ¿Tienes? —Observa a JongIn negar ante su propia pregunta.

El mayor se quiere dar una cachetada. Era imposible que KyungSoo tuviera lubricante y él no había traído. Entonces, debería seguir tocándolo y olvidarse de la penetración.

—En mi armario.

—¿Qué?

Junta sus piernas nuevamente. —En mi ropero, en el cajón de abajo, donde van los zapatos hay un lubricante.

JongIn alza una ceja. —Oh, bebé, ¿Dónde lo conseguiste?

KyungSoo muerde su labio inferior y decide no responder.

El mayor baja de la cama en busca del lubricante y el menor aprovecha ese corto tiempo en relajarse, en hacer todo lo posible por no correrse a penas sienta a JongIn separarle las piernas otra vez.

Cuando JongIn se levanta del suelo tiene en una mano el lubricante y en la otra una bolsita roja. KyungSoo se sienta rápidamente, extiende su brazo y va a hablar, pero una tercera voz interrumpe.

—¡KyungSoo! —¡Su padre! —Me han llamado de la alcaldía, tengo que ir urgentemente. —Avisa.

Se hace bolita mientras observa la manija que se mueve ligeramente, pero sin lograr dar la vuelta.

—¿¡KyungSoo!? —Insiste, tocando con sus nudillos la puerta.

El menor no quería responder por temor que su padre notara su voz diferente. Pero, debía hacerlo, de caso contrario su progenitor sería capaz de tumbar la puerta. Y, ¡Dios mío! Le iba a dar un patatús al hombre si veía a su lindo hijito desnudo junto con quien creyó era su exnovio.

KyungSoo mira a JongIn, lo iba a hacer por un momento, pero no puede regresar su vista a la puerta cuando ve la sonrisa pícara en el rostro moreno. JongIn sostiene uno de sus más grandes secretos: un dildo.

El menor se precipita a bajarse de la cama, quiere quitarle el objeto a su novio, pero JongIn alza su brazo y se para en puntas, dificultando a KyungSoo lograr su meta. Agregando que, la fastidiosa voz de su padre lo aturde. KyungSoo quiere chillar, pero no lo hará o todo será peor.

JongIn cede ante el ceño fruncido de su pequeño novio. Le entrega a KyungSoo dildo y el menor baja la guardia, cosa que JongIn aprovecha para tomarlo de la cintura y encaminarlo hacia la puerta. KyungSoo quiere frenar su andar, pero rápidamente se encuentra acorralado contra la pared al lado de su puerta y el cuerpo fornido de JongIn.

—Oh, bebé, si tu padre se entera se enojará muchísimo. —JongIn susurra y por algún motivo eso solo aumenta el lívido de KyungSoo. —¿Qué haría él si se entera de que estoy a punto de desvirgar a su hijito? ¿Uhm?

El mayor mete su pierna entre las blanquecinas, logrando que se abra para él. Escucha los gimoteos de KyungSoo y eso es suficiente para que agarre su miembro y lo ponga entre los muslos de KyungSoo. Mueve su pelvis y finge penetraciones. Ve las manos blanquecinas moviéndose inquietas por la pared y le fascina ver como el menor reacciona ante él.

—Habla con él. —JongIn ordena. —Respóndele, bebé.

KyungSoo traga la saliva acumulada en su boca e intenta controlar su inestable voz, primero murmura, como practicando y finalmente suelta con confianza:

—¡Sí, papá! ¡Oh! —Agacha la cabeza y sus manos vuelan a su boca, JongIn había arremetido contra él duramente.

—¿Todo bien, KyungSoo?

JongIn le agarra el cabello castaño y le alza el rostro.

—¡Sí-sí! —Sisea.

—Te quedas solo con tu madre. —Dice y se escuchan un par de pasos.

Gira a ver a JongIn y no está enojado, está excitado.

—Ngh... Jong-¡JongIn! —Chilla al sentir la mano del moreno tocándole en su hombría.

Baja la mirada un poco extrañado por la sensación y sus sospechas son ciertas, en algún punto JongIn logro abrir el lubricante y echárselo en la mano, misma mano que usaba para masturbarlo.

La mano del mayor recorre lentamente el falo de KyungSoo. Luego, su dedo pulgar de la otra mano se frota alrededor de su estrecha hendidura ocasionando que el menor pierda fuerza en sus piernas, si no fuera por el agarre que JongIn tiene en él; sujetándolo de la cintura, seguro se habría caído.

—JongIn... —Gime. —Hazlo ya. —Pide.

—¿Hacer qué? —JongIn pega su pecho a la espalda de KyungSoo aún con su miembro entre los muslos rellenitos, además sus manos abrazan al menor y reposaban sobre el abdomen plano. —Dímelo y lo cumpliré.

—T-tú sabes...

—Quiero escucharte decirlo. —Aprieta el pequeño cuerpo. —¿Lo haces con el dildo, bebé? ¿Piensas en mí cuando te lo metes? —Es directo y KyungSoo solo puede asentir. —Oh, mierda.

JongIn jala a KyungSoo y caminan, el mayor coge con una mano la silla del escritorio del menor y la pone delante de ambos.

—Arrodíllate ahí, bebé. —Ordena, ayudando a KyungSoo a realizar la acción.

JongIn coge la barbilla del menor y la conduce hacia un costado, los ojos del menor se abren cuando se encuentra con su reflejo en el espejo.

—Levanta ese hermoso trasero para mí.

KyungSoo hace su mejor intento.

JongIn echa lubricante en sus dedos y en la entrada de su novio. Le da un beso en la nuca y le susurra que empezará. Con cuidado y sin nublarse por la lujuria como en el inicio, mete la punta de su dedo medio, inmediatamente KyungSoo deja escapar un quejido y separa sus piernas lo más que puede en la silla negra.

Lentamente, el mayor va hundiendo su dedo hasta que está por completo dentro.

JongIn se inclina hacia delante, muerde el lóbulo de la oreja izquierda del menor y pregunta:

—Has hecho esto antes, ¿Verdad, bebé?

Recibe un asentimiento.

—¿Y qué pensabas cuándo lo hacías? ¿Pensabas en mí, bebé? ¿Pensabas en mis dedos dentro tuyo, presionando ese lugar especial?

Otro asentimiento.

—Respóndeme, háblame, bebé.

—Sí, JongIn. —Logra decir, apretando con sus manos el respaldar.

—Dime más. —Lame el lóbulo de KyungSoo.

—Mmmh, yo, soñaba contigo tocándome. —Confiesa. —Tus manos grandes y calientes recorrían mi cuerpo externamente y..., luego, tú... —JongIn ingresa un segundo dedo. —¡Ah! Sí, sí, hacías eso...

  El mayor iba a seguir empujando a KyungSoo hasta el final, pero decide no hacerlo. Su novio pudo estar muchas veces con un dildo en la soledad de su habitación, pero nunca estuvo con otro hombre. Debía de ser cuidadoso y hacer que KyungSoo disfrute de su primera noche juntos.

Sus dedos se mueven rítmicamente, entrando y saliendo de la estrechez del menor, dejándolo casi sin aliento. Lleva su otra mano al falo de KyungSoo y la acaricia con delicadeza, sintiendo el pre semen más notorio. Ve al menor presionando su rostro contra el respaldar de la silla con su cabello castaño pegajoso y empieza con los movimientos de tijera, estirándolo y preparándolo.

El tercer dedo entra y KyungSoo lo recibe con un gritito. Los tres dedos luchan por llegar más lejos, así que, para distraer al menor del ligero dolor que sentía, da besos por la espalda y busca el punto dulce. Al encontrar la próstata, KyungSoo cambia la expresión de dolor a una placentera, abriendo su boca y sus ojos mirando hacia arriba.

Una pequeña lágrima se desliza por el rostro del menor.

—JongIn. —Jadea. —Fóllame, por favor.

El pene del mayor palpita y pierde la razón. La súplica de KyungSoo lo impulsa a cogerlo de una vez. Jala de la cintura al menor, le alza la cadera y vuelve a hacerle que se mire en el espejo.

—Quiero que veas como te hago el amor, bebé.

Saca sus dedos y deja la abertura de KyungSoo abierta y brillando por el lubricante. JongIn se muerde el labio inferior y adora tener a KyungSoo a su merced, adora ese culito y adora al dueño. Se gira para todas partes buscando con sus ojos el lubricante, lo encuentra tirado en la cama, lo coge y echa en su mano, luego lo esparce por su miembro. No puede esperar más y se desliza dentro de KyungSoo lentamente.

—¡JongIn, JongIn! —Busca los ojos de su novio por el espejo.

El mayor se sorprende cuando lo ve llorar, se inclina y da besos en los cabellos castaños.

—¿Duele, bebé?

—N-no. —Lloriquea. —Más.

JongIn da más besos mientras se mantiene quieto, sabe que debe entrar lento si no quiere lastimar a su novio y eso es lo que hará. KyungSoo le está confiando su cuerpo y él debe de cuidarlo. Pasa un momento que el mayor considera suficiente para que el cuerpo del menor se haya acostumbrado y empuja un poco más profundo; KyungSoo toma todo de él con pequeños jadeos y sutiles "más, más, más".

El cuerpo del blanquecino se relaja y finalmente el moreno puede deslizarse hasta el final. No pierde de vista las expresiones de placer en el bello y sonrojado rostro de KyungSoo, se guía de ellas para sus movimientos. Así es como logra moverse con un vaivén suavecito, esperando que KyungSoo se acostumbre a ser follado.

Con cada arremetida de las caderas de JongIn, KyungSoo deja caer más lágrimas de placer, no entiende su cuerpo y tampoco puede detenerse, solo sabe que está emocionado. Ni siquiera puede formular una palabra, pequeños gemidos y lloriqueos es todo lo que brota de él. JongIn lo sostiene fuerte de la cadera y le gusta la sensación de los dedos hundiéndose en su piel, al igual que los dientes contrarios, que muerden calculando el dolor que causaran.

Las embestidas aumentan su fuerza cuando el placer crece, el pequeño cuerpo de KyungSoo se mueve en la silla de adelante hacia atrás, sus nalgas rebotan contra JongIn quien no puede dejar de observarlas; son preciosas, blanquitas, redonditas. Suelta un lado de la cadera de KyungSoo y le palmea un glúteo, el menor chilla en respuesta e intenta juntar sus piernas.

—¡JongIn! —KyungSoo se balancea, ayudando en la penetración.

El bronceado fija su mirada en el espejo y conduce su mano a la mandíbula del menor, lo gira y se inclina. Los labios de KyungSoo se abren gustosamente, recibiendo todo lo que JongIn tiene para darle. El moreno gruñe y embiste a KyungSoo con dureza; quiere ir profundo hasta que el menor caiga rendido debajo de él, quiere que KyungSoo grite su nombre en su primera vez, quiere que se corra para él.

El llanto de KyungSoo se hace más fuerte y JongIn da besos en las mejillas, acaricia el cabello y los glúteos. Pasa sus manos por el abdomen del menor y lo carga, manteniéndolo pegado a él, da un par de pasos hasta la cama y lo deja con cuidado, KyungSoo está apoyado en sus manos y rodillas, protesta cuando el miembro de JongIn sale de él.

—Tranquilo, bebé. Acuéstate, boca-arriba.

KyungSoo lo realiza y JongIn no duda en entrar nuevamente. Quiere ver a KyungSoo cara a cara mientras lo hace suyo, mientras lo ama, mientras lo ve hacer esas adorables expresiones y libera dulces jadeos mezclados con un suave llanto, quiere ver el desastre en que lo ha convertido. Se inclina y besa al menor, sin detener el movimiento de sus caderas, sus manos viajan a los muslos y los separan lo más que pude y adora ver a su novio tan dócil.

El cuerpo de KyungSoo se pone rígido y su entrada aprieta el miembro de JongIn.

—Oh, KyungSoo. Te amo, te amo. —Repite una y otra vez.

Los gemidos desesperados de KyungSoo son "Te amo" inaudibles.

Una de sus manos que sostenía la cadera de KyungSoo viaja hasta el miembro goteante, KyungSoo solloza ante el toque.

—Por favor, —sus lágrimas inundan su tierno rostro. —JongIn, déjame correrme. —Suplica.

JongIn sonríe dulcemente. —Claro, bebé, demuéstrame lo bien que te hago sentir. —Acaricia el miembro al mismo ritmo de sus embestidas, baja la cabeza y da un casto beso en los belfos acorazonados.

KyungSoo gime, llora y entierra la yema de sus dedos en los hombros bronceados mientras que JongIn mueve su mano rápidamente sobre el miembro contrario.

—Quiero oírte gritar por mí. —Dice fuerte y claro.

KyungSoo está llegando a su clímax, sin resistir más, y JongIn no desacelera, empuja fuerte y profundo, golpeando la próstata del menor.

—¡JongIn! —Grita cuando no puede más.

Su semen se dispara y mancha sus pechos.

JongIn está estupefacto, acaba de escuchar su nombre saliendo de KyungSoo de una forma que jamás imaginó.

Mueve su cadera contra el pequeño y frágil cuerpo un par de veces más hasta que su intenso orgasmo llega y le aturde. Pega su frente a la de KyungSoo se quedan así por un momento que parecer ser eterno, hasta que su polla se desliza lentamente fuera de KyungSoo y se echa a su costado. Rápidamente el menor se refugia entre sus brazos.

Ambos se sienten increíble.

Se susurran "te amo" y promesas acarameladas que el viento no se llevará.

Casi unos 30 minutos después son despertados por unos toques fuertes en la puerta. KyungSoo se levanta adormilado y abre ligeramente la puerta, saca su torso y ve a su madre quien le observa con una sonrisa de oreja a oreja.

—Él tiene que irse antes que sea mañana. —Se cruza de brazos. —O puede bajar a desayunar. —Su mirada es tranquila y su tono también. —En caso escojas la segunda opción, tendrás que hablar con tu padre.

KyungSoo se sonroja.

La Sra. Do mete su cabeza y ve a JongIn en la cama, cubierto únicamente por las mantas. Se ríe y se retira.

La mañana siguiente la comida voló por los aires, pero al final, el Sr. Do tuvo que aceptar a JongIn como un nuevo miembro de su familia —lo hizo únicamente porque KyungSoo amenazó con que no lo invitaría a su boda.

FIN.




holi

Katoptronofilia es la excitación a tener relaciones o masturbarse frente a los espejos.

Dacrifilia  es la parafilia en la que una persona se excita con las lágrimas o el llanto.

😭🤚




Estoy muy emocionada por el solo álbum de Soo🤧💓

¿Se compraran alguna versión? :o

yo ya compré las dos lajlsjjl, ahorré para este momento😭

Y lo único q sm nos ha dado ha sido esa foto 😫




🐻Gracias por leer 🐧

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