11. Striptease.
Age gap, KyungSoo 22 años y JongIn 46 años.
Canción en multimedia: Be my daddy de Lana del Rey.
Ligero Daddy Kink (?)
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KyungSoo llegó a la casa Kim sin poder encontrar a quien buscaba, pero eso era lo de menos cuando delante tenía al mismísimo Kim JongIn sin camisa. Los bellísimos y grandes ojos del joven se deleitaron con la vista y no pasaron desapercibidos para el moreno. El menor tiene una oferta que dar y el mayor no podrá resistirse. Porque por esta noche JongIn decidirá jugar con las llamas ardientes del deseo.
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—Él ha salido, seguro llegará en unas horas, ¿No te avisó? —Fue lo primero que JongIn dijo luego de abrir la puerta y encontrarse con KyungSoo.
El menor murmuró para sí mismo, le sonrió al moreno y pidió:
—¿Puedo esperarlo dentro?
El mayor asintió, desinteresado.
KyungSoo entró en el hogar sin quitar su mirada de la ancha espalda morena de JongIn. Joder, ese hombre podría rondar la edad de su padre, pero se veía demasiado bien, a leguas podía verse que JongIn se ejercitaba a diario.
Tomó asiento en un mueble color café en la inmensa sala, se giró hacia la derecha para ver a través del cristal el patio, donde JongIn había ido para seguir con sus ejercicios. Ambos no tenían ninguna relación amical y mucho menos romántica. KyungSoo solía fantasear con el mayor de vez en cuando, imaginar todo lo que hay debajo de las capas de ropa, soñar con que JongIn algún día voltearía a verlo. Pero, eso se veía cada vez más lejano.
Kim le dio la espalda y flexionó sus rodillas haciendo una sentadilla. KyungSoo vio como los músculos se marcaban y la gran estabilidad que el mayor poseía. Hizo un puchero con sus labios recordando que, en la escuela secundaria, él era un asco en educación física, ningún deporte era para él y agradecía que en la universidad no se veía forzado a tomar alguna de esas clases.
Un foquito se prendió sobre su cabeza, una idea había llegado abruptamente. Se paró decidido y caminó hasta la puerta de vidrio, la abrió llamando la atención del moreno quien ahora hacía polichinelas.
—¿Pasó algo, KyungSoo? —Siguió saltando.
—Ya que él se demorará en venir... Quiero hacerte compañía. —Caminó hacia una silla blanca y tomó asiento, JongIn arqueó una ceja. —¿Juegas algún deporte?
—Tenis.
Soo jugueteó con sus manos. JongIn no parecía interesado en él, pero eso no era ningún impedimento. Do KyungSoo siempre logra lo que se propone.
—¿Me enseñas? —Preguntó con timidez fingida y batió sus pestañas.
El moreno volteó a verlo con curiosidad. —Está bien. —Se estiró y fue en busca de las raquetas y la pelota.
Al regresar se detuvo abruptamente viendo a KyungSoo estirarse muy a su manera; agachándose para tocar con sus manos las puntas de sus pies y meneando su cadera sugestivamente. No pudo evitar reírse provocando un pequeño brinco en el menor, ¿Qué se supone que KyungSoo estaba intentando hacer? ¿Sólo estirar?
JongIn caminó hasta pararse a su lado, le tendió una raqueta y le susurró:
—Seré gentil contigo.
Sus mejillas se tiñeron rápidamente de rojo. Esas palabras parecían haber sido dichas con doble sentido, pero no había forma de probarlo. Así que, solo siguió a JongIn hasta el pasto bien cuidado.
—Primero debes saber cómo sostenerlo. —Otra vez la oración dicha estremeció su cuerpo. —La empuñadora este es fundamental, observa.
Y observó intentando repetir la acción con su raqueta. Silenciosamente JongIn se paró detrás de él, pasó sus manos hacia delante y ayudó a KyungSoo, que estaba olvidando como respirar.
—¿Lo estoy haciendo bien? —Giró su rostro en busca del contrario.
—Lo haces excelente. —Kim respondió sobre sus labios.
Soo jadeó, hipnotizado por la belleza que JongIn poseía.
—Aún no es hora de jadear, Soo.
Sus ojos se abrieron en sorpresa, puede haber sido una frase malentendida, pero ¿Varias consecutivas? O JongIn era muy inocente para darse cuenta de sus palabras o ya sabía acerca de su pequeño enamoramiento. Sus orejas se pintaron de un rojo intenso debido a la vergüenza de haber sido descubierto.
Luego de eso, JongIn le enseñó los tipos de golpes a la pelota que existían, siempre con una magistral paciencia porque la torpeza de Soo le hacía errar frecuentemente. Las sonrisas del moreno le tranquilizaban, al igual que sus sutiles toques y murmullos. La atracción parecía ser mutua, pero KyungSoo sabía que si daba un paso en falso todo se iría por la borda.
Pasaron más de una hora ocupados en el tenis, hasta que KyungSoo pidió un descanso, JongIn aceptó más sonriente que nunca y fue hacia la cocina para traer jugo.
—No creo que el tenis sea para mí. —Agarró un vaso y lo bebió como si hubiera estado varado sin agua en el desierto.
—¿Algún deporte en el que seas bueno? —Contempló a KyungSoo; un joven lleno de vida.
—Probablemente follando. —Pensó en responder. —Sé bailar. —Fue lo que pronunció.
—Me gustaría verte.
Luces de colores; rojo, amarillo y verde, relucieron. Rojo significaba peligro, que debía parar ahora, antes de arruinar cualquier cosa. Amarillo era la duda, podía seguir tanteando el terreno. Verde era un gran ¡Lánzate de cabeza! Y enfrenta las consecuencias.
—Puedo bailar ahora para ti.
—Oh...
La suave brisa del viento recorrió ambos cuerpos. JongIn lo invitó a pasar de nuevo a la sala, KyungSoo jaló las sillas hacia los costados, exceptuando una que colocó delante del sillón donde se había sentado anteriormente y extendió su mano hacia el gran sillón café pidiendo a JongIn acomodarse ahí.
El moreno lo hizo, revisando su celular y dándose cuenta que pronosticaban una fuerte lluvia. Mandó un mensaje corto a las personas que vivían con él.
El menor le daba la espalda, buscando una canción para poner. Cuando la encontró, se giró emocionado, con sus ojos brillando de alegría y la juventud saliendo por sus poros. JongIn recordó con nostalgia aquellas épocas universitarias donde había conocidos a sus amigos y a sus parejas.
—Sé cantar. —Soltó con su dulce voz. —Cantaré y bailaré para ti.
No era estúpido y sabía que estaba adentrándose en un punto sin retorno. Todos estos años evitó a KyungSoo, evitó arruinarle la vida. Una persona mayor no puede hacer nada por alguien entrando en la adorada juventud. Esos años, Soo debía pasarlos rodeado de sus amigos, no de un viejo sin gracia que solo tiene la mente en su atareado trabajo.
—KyungSoo... —Susurró.
La música llenó la sala. KyungSoo agarró el control remoto como si fuera su micrófono. Y JongIn colocó su tobillo derecho encima de su rodilla izquierda, se dejó caer hacia atrás; apoyándose en el respaldar del sillón.
El menor caminó cruzando las piernas hacia la silla que había dejado delante de JongIn. Se paró detrás de la silla y acarició uno de los lados del respaldar y luego la volvió a subir para caminar hacia el otro extremo y de espaldas se contoneó, movimiento libre y relajadamente sus caderas, flexionando por momentos sus rodillas y se convirtió en la perdición del mayor.
Magnético y cautivante.
Los ojos de JongIn cedieron a observar y devorar el cuerpo curvilíneo delante suyo. Un paso más y caería en un abismo de lujuria, quería tener a KyungSoo, al menos solo una vez. Desde que lo conoció siempre tuvo ese pensamiento y hasta ahora lo había mantenido en secreto. Sus paredes fueron derribadas y...
La voz melódica de KyungSoo empezó como un susurro, sus movimientos eran sensuales y con gracia. JongIn tragó su saliva, alejando todos sus pensamientos negativos y enfocándose en el presente. KyungSoo traía puesto una casaca negra, girándose sacudió su hombro y la casaca se deslizó por ahí. Apoyo una mano y luego la otra en una de las barras del respaldar, entonando:
—Si olvidaste cómo divertirte, bueno, te enseñaré. —Flexionó las rodillas alternamente y fue llevando su cuerpo para cada lado en un pequeño vaivén.
Caminó lento y sensual hasta Kim, estiró su brazo con el control remoto y JongIn automáticamente tomó el artefacto. Sabiendo inglés, entendía perfectamente el mensaje del menor. Indirectamente estaba aceptando la indecente propuesta.
Sin ello en mano, se sintió más libre y pudo retirase su casaca negra mientras iba de regreso a la silla, dejó ver un simple polo blanco con letras en rojo. Los jeans negros que había escogido favorecían a sus muslos rellenitos y a sus glúteos perfectamente redondos.
Pasó electricidad por su cuerpo, animándolo y viéndose cumpliendo una de sus fantasías más grandes estaba dispuesto a sacar sus mejores pasos, a pavonearse, a seducir y a obtener el premio mayor. Tenía al mismísimo Kim JongIn delante de él, observándole bailar. Y había que recordar que JongIn no traía nada cubriendo su musculoso torso.
—Me amas. —Lentamente se puso en cuclillas. —Él me quiere y creo que también te quiero. —Se arrodilló y gateó, moviendo la cadera y con ella sus glúteos a sabiendas que a sus conquistas anteriores les gustaba esa parte de su cuerpo. —Puedes ser mi papi esta noche. —El moreno bajó su pierna, moviéndola inquieta. KyungSoo sonrió ante el hecho y colocó cada una de sus manos en las rodillas del moreno, entrando en el hueco que había entre ambas.
—Soo... —JongIn sintió el calor recorrer su cuerpo, suspiró y vio hacia la puerta del patio que seguía abierta dejando entrar una ventisca helada.
El menor se levantó del suelo rápidamente y se giró, balanceando la cadera de lado a lado, acompañado del movimiento ágil de sus brazos.
—Si estás buscando el cielo, entonces ven y consíguelo. —Volteó y su mirada chocó con la del mayor. —Puedes ser mi papi está noche, noche, noche. —Sus pequeñas manos viajaron a la parte inferior de su polo y lo levantaron, JongIn no podía creer lo que estaba observando cuando KyungSoo se retiró por completo la prenda.
La nívea piel lo llamaba para marcarla, los botoncitos rosaditos le pedían que los chupase y la cinturita le pedía que la apretara con sus fuertes manos morenas.
—Puedes ser mi papi esta noche. —Caminó hacia JongIn y se sentó en su regazo.
Cogió las manos morenas y las llevó al cierre de su jean. De forma torpe las manos consiguieron bajar el cierre.
—Si estás buscando el cielo, entonces ven y consíguelo. —Dio un pequeño brinco en las piernas del mayor, presionando sus nalgas contra la entrepierna y se levantó. —Se mi papi esta noche. —Susurró en el oído de JongIn, erizándole la piel.
De espaldas, sacudió las caderas suavemente mientras tiraba del jean hacia abajo y reveló la sensual ropa interior. KyungSoo siempre dice que hay que estar preparado para todo, nadie sabe en que momento puedas echarte un polvo, así que, su ropa interior era de un lindo encaje negro.
A JongIn se le hizo agua la boca, la diminuta prenda interior abrazaba dócilmente los lindos glúteos.
—Te doy una mirada y ahora estás encendido. —Poniendo una mano en la cintura, giró su torso viendo fijamente a JongIn, quien al parecer tenía un problema en los pantalones y trataba de ocultar con los cojines. —Sí, lo haces.
Con pasos cortos fue acercándose al mayor hasta estar frente a él y sin mucha fuerza le quitó el cojín y vio la abultada entrepierna. KyungSoo rio suavemente, colocó una mano en el acolchado respaldar y su cara quedó frente a la de JongIn, con su otra mano recorrió el pecho definido, deteniéndose en los pectorales para apretarlos, se inclinó y dio besitos esporádicos en el cuello y fue descendiendo hasta donde su mano se encontraba, con sus dientes mordió suavemente una de las tetillas.
JongIn jadeó, manoseando el delgado cuerpo.
Porque él ya había caído por KyungSoo.
Soo repartió más besos por el abdomen hasta llegar al inicio de los pantalones deportivos. Sin detenerse a pensar, metió su mano y la dejó sobre el miembro del mayor.
—Hey, cariño. —Susurró.
—¿Uhm? —Fue lo que pudo emitir, mientras la mano de Soo lo tocaba íntimamente.
—Ven a tomarme. —Volvió a subir, quedando cara a cara con el moreno.
Habiendo dejado las inhibiciones de lado, apretó y palmeó el redondo culo, metiendo sus manos entre la pequeña tela y paseando uno de sus dedos por la abertura del menor. Soo gimió contra su oído y JongIn llevó sus manos a la cinturita para apretarla fuertemente y robarle un débil jadeo. KyungSoo dejó el miembro goteante de JongIn y lo obligó a pararse.
—Iré a cualquier lado contigo. —Se arrodilló y bajó los pantalones deportivos junto con el bóxer.
Y JongIn jadeó, tirando su cabeza hacia atrás cuando su miembro erecto estuvo al frente de los labios en forma de corazón del menor. Con cuidado, KyungSoo tomó el falo y lo pasó por su rostro, el moreno bajó la cabeza y quedó hipnotizado por la imagen erótica del joven. Estaba mal lo que estaban haciendo, pero se sentía bien. Jodidamente bien.
Y, ¿Quién no hace algo malo de vez en cuando?
—Puedes ser mi papi esta noche.
—Lo seré. —Su voz grave atrajo a KyungSoo a levantar el rostro. —Hazlo, bebé. —Metió sus largos dedos entre el cabello negro.
El menor acarició la zona testicular, deslizó sus dedos por la base del pene y JongIn deseó que fuera la boca la que hiciera dichos movimientos. KyungSoo lamió sutilmente el pre-semen, JongIn gruñó, conteniéndose de follarle la boca.
La cálida lengua de KyungSoo se deslizó por el falo, delineó las venas y se detuvo en el glande lamiendo con ímpetu. Apoyó sus manos en las piernas tonificadas del mayor, y lentamente introdujo el miembro de JongIn en su boca. El mayor gruñó y apretó el cabello negro entre sus dedos. Soo gimió, excitado por el movimiento brusco. El miembro era grande. Quizá el más grande que haya tenido dentro de su boca. Por ello, ayudándose de una de sus manos, volvió a acariciar los testículos mientras hacía la felación.
—Me encanta, papi. —Murmuró, viendo hacia arriba y con un hilo de saliva uniéndolo al falo.
JongIn se derritió ante la mirada angelical, se agachó un poco y pasando sus manos debajo de las axilas de KyungSoo, lo levantó.
—¿Te gusta mucho bailar, bebé?
Asintió.
El mayor enredó sus brazos en la cintura del menor y comenzó a frotarse contra él mientras se movía lentamente por la sala, simulando bailar algún vals. KyungSoo aferró sus brazos en los anchos hombros de JongIn sin evitar gemir por la fricción entre sus miembros.
JongIn bajó sus manos hacia los glúteos descubiertos, los acarició y KyungSoo se apegó más a él.
—Hazme tuyo, papi. —Jadeó, parándose de puntitas y enrollando una de sus piernas en la cadera contraria.
JongIn cargó a KyungSoo, sosteniéndolo de los glúteos y caminó hasta el sillón donde había disfrutado del pequeño show.
—¿Qué haré contigo? —Susurró, acariciándole el cabello negro.
—JongIn. —Jadeó, frotándose contra el mayor desesperadamente. —Por favor... ¡Ah!
No detuvo el movimiento de su pelvis, a pesar, de la nalgada que JongIn le proporcionó.
—Haremos esto una solo vez, detente.
Luchando contra sí mismo, KyungSoo detuvo sus rápidos movimientos y quedó expectante.
El moreno chupo sus propios dedos sintiendo la penetrante mirada del blanquecino. Segundos después, lo abrazó por la cintura y moviendo hacia un lado el pedacito de tela que cubría su entrada, le introdujo suavemente uno de sus dedos. KyungSoo se estremeció en el brazo de JongIn y clavó sus dedos en la ancha espalda.
—Relájate, bebé.
Soo dejó caer su cabeza en el hombro de JongIn, otorgándole al mayor el manejo de su cuerpo y placer.
El anillo de músculos de KyungSoo comenzó a relajarse por la estimulación, JongIn decidió introducir el segundo dedo. Soo gimió y movió su pelvis hacia la mano de Kim, deseando que entrara más profundo. El mayor besó la mejilla y el cuello de KyungSoo cuando comenzó con los clásicos movimientos de tijera. El rostro del menor se coloreó de un suave rosa y el de JongIn también, acordándose de quien era el chico que tenía encima de él.
—Más... —Susurró. —Estoy listo.
JongIn dejó la indecisión de lado y se atrevió a hacer lo que en sus mejores fantasías hacía; estar dentro del menor y escucharlo gemir su nombre.
Sacó sus dedos y acarició su miembro para luego colocarlo en la tierna entrada del menor. Soo estaba inquieto, queriendo que ese momento llegara de una vez. Ambos gimieron cuando JongIn ingresó en el interior de KyungSoo, olvidándose de la fuerte lluvia que hace mucho había comenzado y que, un poco de ella entraba en la casa. Podía haber frío, pero eso no bajaba el calor de sus cuerpos.
—Muévete para mí.
KyungSoo no necesitaba escucharlo dos veces.
Agarrándose de los hombros morenos, empezó a dar pequeños saltos, elevándose y bajando sin mantener ningún ritmo en específico. Tirando su cabeza hacia atrás, dejó al descubierto su pecho plano y JongIn no dudo en acercarse a los paraditos botoncitos, los lamió uno por uno, los chupó, hizo círculos con su lengua alrededor de ellos y los mordió ligeramente.
—Sí, sí... —Mantuvo sus ojos cerrados, sintiendo la lengua de JongIn recorriendo su cuerpo.
El mayor se quedó hipnotizado de los belfos contarios que se separaban para jadear, su cuerpo se movió solo hacia delante y tomando de la barbilla a KyungSoo, acercó su rostro y junto sus labios. El menor abrió sus ojos en sorpresa y se dejó llevar al vórtice de Kim JongIn. Ignorando que estaba besando a un hombre ajeno. Ignorando las consecuencias y el pitido imaginario que había sonado en su cabeza desde que toda esta loca aventura había empezado.
Ninguno hizo caso a las advertencias y se quemaban en el fuego de su pasión. Disfrutaron del cuerpo contrario, se tocaron, se besaron y casi se amaron.
—Estoy cerca... —Jadeó contra el cuello contrario y escondió ahí mismo su rostro.
—Córrete para mí. —Respondió, con su voz más grave de lo habitual. —Te hago sentir bien, ¿Verdad, bebé?
KyungSoo bajó la mirada encontrándose con la mano de JongIn masturbándolo. Mordió su labio inferior, cansado por los pequeños brincos que había estado dando y con la sala llena del choque de sus pieles y del repique de la lluvia, KyungSoo alzó el rostro y con la yema de sus dedos delineó la mandíbula del mayor.
—¡JongIn! —Gimió, corriéndose en el momento exacto donde otra voz había gritado exactamente lo mismo.
En su burbuja, ambos estaban sordos para el mundo exterior. No habían escuchado la puerta principal abriéndose, ni el sonido de los tacones en las baldosas y mucho menos el grito casi ahogado y sorprendido de una mujer engañada.
—¡KyungSoo!
Y ahí volvió a la realidad, chocando, estrellándose y con ganas de llorar.
JongIn lo embistió un par de veces más hasta que alcanzó su orgasmo. KyungSoo estaba petrificado mirando con vergüenza hacia el pasillo donde dos personas lo miran juzgándolo.
—¿Estás bien, bebé? —Abrazó el pequeño cuerpo temblante.
—Kim JongIn, ¿Me quieres explicar qué estás haciendo?
El cuerpo de JongIn se tensó, la mujer avanzó hecha una furia solo para confirmar sus sospechas.
—Papá, ¿Qué...?
Abrió sus ojos y giró hacia su hijo.
Sus manos se hicieron puño, aún teniendo al novio de su hijo en sus brazos.
Jugaron con fuego y se quemaron.
FIN.
Hi💃
Un aviso importante: Empezaron las clases en la universidad, así que, si por algún motivo no hay actualización un miércoles es porque ando ocupada con los estudios ;)
spoiler: matemática básica no tiene nada de básica :(((
Por otro lado, Yeol se fue con el reloj de Soo 🤧
su amistad es muy linda, lloro.
¿Escucharon los covers de Yeol para la película "The box"?
No dejo de llorar con without you.
¿Ya escucharon el álbum Bambi? ¿Tienen canción fav?
Cry For Love es tan ajilewjkjsq😭
🐻Gracias por leer 🐧
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