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1. Mimos desnudos.

Géneros: AU!Híbridos, Romance, Lime.

Fox! Kai x Bunny! KyungSoo [Zorro!Kai x Conejo!KyungSoo, a lo zootopia, lmao]

Basado en el fanart de multimedia.



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KyungSoo es un conejo policía y JongIn un zorro perito criminalista. Ambos son pareja desde hace 4 años. Y en todos eso años no habían llegado más allá de besos y algunos toqueteos sobre la ropa. Pero hoy día, KyungSoo decidió atreverse a más.

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—JongIn parece estresado. —Comentó Byun, quien esperaba unos papeles.

—Sí, le han dado el caso del río Han, pero no hay suficientes pistas para avanzar. —Soo subió la vista para verlo. —Y ya vete de aquí a hacer tu trabajo.

—Tsk. Estoy esperando-

—La fotocopiadora está desocupada hace rato. —Cortó a BaekHyun. —Acepta que solo estás aquí para ver al jefe Park.

El mayor se apoyó en el escritorio del menor. —JongIn y tú son una pareja estable. Ya quisiera yo, estar con mi media naranja, ¡oh! Y tener noches de pasión ultra-mega intensas, seguro disfrutas mucho en casa. —Le guiñó un ojo, provocando que el menor se ruborizara.

—No hablemos de eso en el trabajo. —Refunfuñó abultando sus regordetes labios. —Solo piensas en eso, gato tonto.

BaekHyun rio. —¿Sabes? Una vez estuve con un marino, su cuerpo diez de diez. —Dijo, mordiéndose el labio inferior. —Yo siempre te cuento mis experiencias, Soo...

—Yo no pido que me las cuentes. —Aunque debía admitir que siempre quedaba asombrado con todo lo que el esbelto híbrido de gato le contaba, ¿se podía hacer todo eso con el cuerpo?

Y en KyungSoo crecieron esas ganas culposas de querer intentarlo.

En 4 años de relación, a lo mucho había llegado a verle el marcado abdomen a su novio porque cuando JongIn andaba desnudo por ahí, cerraba los ojos instintivamente o se los tapaba con sus largas orejas de conejo. Y todo eso era producto de su inseguridad, JongIn era tan atractivo, pero él... ¿Qué diría JongIn cuando lo viera desnudo? ¿Dejaría de quererlo? ¿No le parecería excitante? Tenía pavor de saber las respuestas y cada vez que Kim se le insinuaba, lo rechazaba con dulzura. ¿Y si JongIn se hartaba de él? ¿Lo dejaría un día de estos? Le dieron escalofríos de solo pensarlo.

Miro al castaño con determinación. —Necesito tu ayuda...

BaekHyun abrió los ojos en sorpresa y luego sonrió de oreja a oreja, ¡claro que ayudaría a su pequeño amigo inexperto!

—De todas formas, JongIn te ama mucho y eso se nota demasiado. —BaekHyun colocó su mano sobre la del pequeño híbrido de conejo y le dio un apretón.

KyungSoo le respondió con una pequeña sonrisa.

Cuando acabo su labor en el departamento policial, fue a buscar a JongIn a su oficina. El moreno estaba rodeado de papeles, examinándolos con cuidado de no saltearse ningún detalle. Cerca del río Han había sido descubierto un cadáver y a unos kilómetros un automóvil en el que se presume la víctima habría muerto. Y más allá de eso, no sabían nada. El hombre de mediana edad no tenía enemigos, ni riñas familiares. JongIn deducía que podría ser un crimen para despistar a la policía y que algo más grande se estaba llevando a escondidas.

KyungSoo observó a su novio concentrado. Kim aparentaba más edad de la que tenía cuando trabajaba. JongIn comenzó a masajearse el hombro izquierdo, el estrés le estaba pasando factura. Soo hizo una mueca con su boca y se acercó hasta su amado zorro, lo rodeó con sus brazos desde atrás y le dio un gran abrazo. Luego le dio besitos por todo el rostro.

—Quizá, si te relajas y luego vuelves al caso puedas tener la mente más despejada.

JongIn apagó su laptop y ordenó los papeles. —Tienes razón, bebé. Vamos a casa.

Cuando JongIn se levantó de la silla, se estiró un poco y Soo pudo ver su mueca de dolor.

—¿Te duele mucho la espalda?

Kim no quería verse débil ante su lindo conejito, así que, sacudió de lado a lado la mano y negó con la cabeza. Do no le creyó, era bueno para darse cuenta de las cosas. Caminaron tomados de la mano y se despidieron de las pocas personas que se fueron cruzando hasta la puerta, una de ellas era su pícaro amigo; Byun BaekHyun, quien le levantó el pulgar, buscando animarlo.

—Nini.

—¿Mmh?

—Primero hay que pasar por la farmacia.

JongIn arqueó una ceja. —¿Te duele algo, bebé?

KyungSoo sonrió entusiasmado, soltó la mano de JongIn y comenzó a dar brinquitos mientras avanzaba. Jong rio, extrañado por el comportamiento de su novio, pero no se quejaba. Su conejito era muy lindo, con sus largas orejas café y su pequeña y esponjosita colita. Se había enamorado del mayor a primera vista, ¡era tan adorable! Y lo sigue siendo. Se apresuró a alcanzar a su pequeño y escurridizo novio. Cuando entró a la farmacia, el híbrido de conejo ya estaba en la caja registradora pagando. Observó a su alrededor, ellos eran los únicos en la tienda.

—¿Qué compraste?

—Ya verás. —Canturreó alegremente.

Cerca de la casa en la que vivían, JongIn abrazó a su novio queriendo ver que había dentro de la pequeña bolsa.

—No seas chismoso.

—Conejito. —JongIn puchereó y luego apretó la colita de KyungSoo, quien dio un brinco y lo miró lleno de sorpresa.

—¡No hagas eso en público!

—No hay nadie viéndonos, conejito. —JongIn le mordió suavemente el lóbulo de su oreja humana.

KyungSoo sacó las llaves de la casa temblando, con simples toques, JongIn hacía reaccionar todo su pequeño cuerpo. Introdujo la llave en la cerradura y entraron pegaditos, JongIn adherido a la espalda de su novio con fuerza. KyungSoo giró el rostro y JongIn lo sorprendió con su efusivo beso en los labios. Kim mordió los regordetes belfos del menor y eso provocó en Kyung una de esas sensaciones inexplicables que recorrían todo su cuerpo. Soo gimió dulcemente en los labios de su pareja.

—Oh, bebé. —JongIn frotó sus narices. —Te amo.

Soo se ruborizó, le encantaba escuchar confesiones de amor. —Vamos al cuarto.

Kyung lo tomó de la mano y subieron apresuradamente por las escaleras como si fueran adolescentes en la escuela tratando de esconderse de algún profesor. Llegaron a su habitación y JongIn quiso seguir besando a su amado conejito, pero KyungSoo esquivó el beso.

—Quítate la camisa. —Y caminó hasta la mesita de noche para depositar la bolsa de la farmacia.

JongIn hizo caso rápidamente. ¿Era uno de esos días donde se darían mimos especiales?

Él amaba con locura esos días.

En realidad, amaba cualquier día con KyungSoo.

Do sacó un pequeño frasco y lo sacudió un poco, lo destapó y lo olió.

—Échate boca-abajo en la cama.

Quizá no era día de mimos especiales.

—¿Qué es eso, bebé?

—Es aceite de manzanilla, ayuda a disminuir los niveles de estrés y la tensión en los músculos, voy a hacerte masajes.

JongIn pensó que KyungSoo era muy inocente.

Le sonrió y se echó en la cama.

—Gracias por esto.

Do se quitó el abrigo y lo dejó sobre la silla que hacía función de colgador. Se subió sobre JongIn y con cuidado echo un poco del aceite en su mano, se estiró para dejar la botella en la mesa de noche y prosiguió. Comenzó en el hombro izquierdo que era donde más le dolía al híbrido de zorro. KyungSoo apretó con sus manos los fuertes músculos de JongIn. A los minutos, JongIn se encontraba más relajado y cubierto de aceite. KyungSoo estaba embobado, viendo la morena piel cubierta en aquella esencia.

Bajó sus manos por los costados del cuerpo del menor hasta llegar al inicio de los pantalones ajustados.

—Nini, levántate un poco y quítate tus jeans. —Susurró pegándose al cuerpo más grande sin importar tocarse con el aceite.

 JongIn abrió los ojos, que se llenaban de lujuria. ¿KyungSoo no podía darse cuenta que tanto lo prendía? Se sentía atacado por el mayor. La voz melodiosa tan cerca de su oído y los suaves toques en su espalda solo lo enloquecían. Asintió con la cabeza y apoyando sus manos en la cama, se elevó como si fuera a hacer flexiones.

—Conejito, —Llamó. —Quítamelos tú.

Las mejillas de Soo se adornaron de un tenue carmesí y JongIn lo sabía a pesar de no poder verlo. Con timidez, el dulce conejo pasó sus manos por debajo del cuerpo del astuto zorro y desabrochó el cinturón, bajó el cierre y luego retiró los jeans. Los iba a colocar sobre la silla, pero un cuerpo más grande y fuerte lo atrapó.

—Vuelve a la cama, aún no he- —No pudo completar la oración porque las grandes manos del moreno comenzaron a pasearse por su cadera, consiguiendo distraerlo.

—Yo también quiero masajearte, bebé. Seguro que también estás estresado. —Murmuró cerca de su oído.

La voz gruesa de JongIn lo hizo gemir bajito. KyungSoo colocó sus manos sobre las de JongIn y las frotó con delicadeza. Era momento de ser sincero con el menor, tal y como BaekHyun había dicho en su charla de la mañana.

—El primer paso es contarle acerca de tus inseguridades.

Se giró en el abrazo y apoyó su cabecita en el pecho desnudo de su sexy novio. Sus orejitas de conejo café bajaron, y con la voz temblorosa, dijo:

—JongIn-ah, quiero que me toques, pero me da miedo. —Su pequeño cuerpo empezó a temblar, temiendo escuchar alguna burla.

Sin embargo, Kim JongIn, comenzó a pasar su mano sobre su cabello cariñosamente.

—¿Qué te da miedo, conejito? —Preguntó, poniendo sus manos sobre los hombros de KyungSoo y separándose de él para poder observarlo mejor.

Soo jugueteó con sus dedos. —Que no te guste mi cuerpo...

JongIn sonrió con tristeza. —Yo te amo a ti, y eso incluye tu cuerpo, aunque no la haya visto. Y mi amor no va a cambiar, puedo asegurártelo.

Kyung mordió su labio inferior dudoso.

—El segundo paso es pedirle empezar con pequeñas cosas, como toques por debajo de la ropa, no pueden lanzarse al mete y saca en especial si no te sientes listo.

—JongIn-ah.

El nombrado se estremecía al escuchar la dulce y calmado voz de su conejito llamarlo de forma tan afectuosa. No diría que fue una tortura no haber intimado con Soo antes, porque su relación no era sexual y él era capaz de esperar al amor de su vida el tiempo que fuera necesario. No lo había presionado y nunca lo haría. Él tenía una vaga idea del temor que KyungSoo sufría de mostrar su cuerpo, sin embargo, cuando quería sacar el tema, Soo lo cambiaba rápidamente. Así que, decidió esperar a que el mismo Do KyungSoo hablara de eso.

El de menor estatura se paró en puntitas y susurró en el oído del más alto:

—Hay que tocarnos por debajo de la ropa.

El zorro sujetó con sus grandes manos la pequeña cintura de su novio.

—¿Estás seguro, bebé?

Recibió un asentimiento de cabeza.

Caminaron abrazados hasta la cama de dos plazas y con cuidado JongIn echó a KyungSoo en ella. El de menor estatura tenía la cara completamente roja, al igual que sus orejas humanas. Sentía que estaba hirviendo y pensó que eso era positivo, BaekHyun siempre contaba que las experiencias sexuales debían de ser ardientes. Por otro lado, JongIn reflejaba su felicidad en su enorme sonrisa, ¡su conejito era tan bello! E iba a devorárselo entero esta noche.

—¿Puedo quitarte la camisa, Kyunggie?

El conejito murmuró un débil "sí" y las manos del moreno volaron hasta los pequeños botones, fue sacándolos de uno en uno, todavía sin poder ver la piel de su conejito pues éste llevaba puesta una camiseta sin mangas debajo. Terminó de quitar la camiseta y pasó sus manos por encima del bividí, al pasar sus dedos por encima de las tetillas de KyungSoo, estas comenzaron a sobresalir. JongIn se sentía extasiado por la vista más erótica que había tenido de su novio en años.

Le dio un beso rápido a KyungSoo, quien se encontraba con los ojos cerrados, disfrutando de las nuevas sensaciones que su novio le proporcionaba. Y luego con más besos fue bajando por la mandíbula, el cuello, por el centro del pecho y después hasta uno de los pezones sobre salientes. Paró un momento y apreció la hermosa vista que KyungSoo le daba. Aprovechando que la boquita del de menor estatura estaba abierta, JongIn metió su pulgar y su dedo índice.

—Chúpalos, conejito.

Y KyungSoo obedeció inmediatamente, dejándose llevar por sus instintos y dejando las inhibiciones de lado. Su cuerpo se sentía a punto de explotar, ¿Estaba tocando el paraíso? Sí, JongIn lo había llevado en un viaje de sensaciones inigualables y era aún más feliz porque era con JongIn, con su amado novio con quien experimentaba por primera vez todo aquello de lo que siempre tuvo curiosidad.

JongIn sacó sus dedos de la boca de KyungSoo con delicadeza, y llevó los dedos al pezón derecho del mayor por debajo de la ropa. Soo arqueó la espalda y abrió los ojos, no esperaba aquel movimiento de JongIn. El moreno le sonrió y él le correspondió, estaba bien, siempre que fuera JongIn con quien lo hiciera, todo estaría bien porque sabía que por el amor que le tenía, lo cuidaría.

KyungSoo movió sus manos de la cama hasta el borde inferior de su camiseta sin mangas, mirando fijamente a JongIn comenzó a subírsela, revelando por primera vez la blanquecina piel. Kim se deleitó con la vista y sin pensarlo pasó su lengua sobre sus labios, pensando en marcar a su pequeño conejo por todas partes. Do puso la camiseta a un lado y cuando regresó su vista al frente, se encontró con la cabellera de JongIn, el menor le estaba chupando y dando pequeños mordiscos en una de las tetillas mientras que en la otra era tocada por sus dedos ensalivados.

Soo gimió sin poder ocultarlo y juntó sus piernas por reflejo, poniendo una sobre la otra y moviéndolas por los placeres que experimentaba, otro gemido salió por su regordetes y rojos labios, sus manos apretaron con fuerza la cobija debajo de él. Luego abrió los ojos un poco llorosos y colocó sus manos encima de los hombros de JongIn, el moreno lo miró con lujuria y KyungSoo corrió la mirada instintivamente, se sentía como una presa siendo atrapada.

JongIn subió a su oído con besos y le mordió el lóbulo inferior.

—¿Puedo quitarte sus pantalones, bebé?

—¡Sí! —Se avergonzó pues su voz había salido como un chillido.

JongIn le dio un beso en la mejilla y luego se separó de su cuerpo, Kim tenía cada rodilla a un lado de su pequeño y blanquecino cuerpo, cuidando siempre de no golpearlo. JongIn desabrochó el botón y bajó el cierre con entusiasmo, le dio una pequeña palmada a Kyung en el muslo para que levantara las piernas, el conejito entendió de inmediato. JongIn tiró los pantalones al suelo nublado por la excitación, qué más da, la ropa podían recogerla luego.

Se lanzó a besar y a mordisquear suavemente los muslos internos del conejo. KyungSoo aún tenía las piernas juntas y sus dedos de los pies se movían por las sensaciones recientes que su cuerpo recibía. JongIn pasó la mano por el pequeño y apretado bóxer de KyungSoo, subió la vista y vio como el de menor estatura luchaba para ver todo lo que se desarrollaba en su parte baja. Kim sonrió y se acercó hasta el rostro de su amado conejito, le dio un pico y le colocó una almohada debajo de la cabeza para que estuviera más cómodo.

Nuevamente en la parte inferior de KyungSoo, JongIn lamió los muslos como si fueran el mejor manjar. Levantó la pierna derecha de KyungSoo y la colocó sobre su hombro, Soo emitió un pequeño quejido y cubrió el bulto que crecía en su entrepierna. JongIn sonrió mostrando todos sus resplandecientes dientes y elevó la otra pierna del más bajo. Kim se agachó y comenzó a dar besitos húmedos sobre la tela del bóxer, apartando la mano del menor pudo llegar hasta su miembro aun tapado.

—Nini, también quiero tocarte. —pidió con voz temblorosa.

JongIn bajó con cuidado las piernas de KyungSoo y se sentó con las piernas cruzadas sobre un espacio vacío de la cama.

—Entonces, ven por mí, conejito.

Soo se incorporó y gateó hasta al moreno, JongIn palmeó sobre sus muslos y KyungSoo aún tímido se sentó sobre ellos y sintió a la perfección la erección de JongIn. Instintivamente el conejo se movió de atrás hacia delante, JongIn gruñó y atrapó su cintura ayudándolo a moverse cada vez más rápido. KyungSoo suspiró y puso su frente en el hombro de JongIn, mientras el moreno seguía con los movimientos en la parte baja de ambos. Con sus blanquecinas manos, KyungSoo recorrió el fuerte pecho de JongIn y le dio un mordisco en la clavícula.

—Oh, bebé. —Escuchó la ronca voz de JongIn, al mismo tiempo que sintió unas manos traviesas deslizándose por dentro de su bóxer, apretando sus redondos glúteos.

KyungSoo gimió y se irguió. —Puedes quitármelo, pero a cambio tú también debes despedirte del tuyo.

JongIn elevó una ceja, su pequeño bebé se estaba volviendo muy travieso.

Kim le dio una nalgada sorpresiva a Soo y sosteniéndolo de la cadera hizo que quedara arrodillado frente a él, Kim se acercó sin dudar para morder el elástico del bóxer, ayudándose de sus manos terminó bajándolo completamente. Luego, los tiró por algún lugar. KyungSoo aún se tapaba su miembro con sus dos manos y a JongIn la imagen lo enterneció. ¿Cómo podía verse tan erótico y tierno al mismo tiempo?

—¿Quieres quitármelo, conejito? Ya me están molestando.

Y era cierto, el bóxer apretaba su gran erección. Más tiempo pasaba y más insoportable se volvía.

KyungSoo asintió y JongIn se arrodilló al igual que él, las manos pequeñas de Soo corrieron hasta el bóxer del moreno, con su pulgar delineó el contorno del elástico y traviesamente le dio unos toquecitos al miembro viril. Con confianza, bajó lentamente el bóxer, sus pupilas se dilataron, siendo eso una respuesta sexual. Se sentía húmedo, se sentía con ganas de tocar cada vez más del sexy zorro. Su cuerpo pedía ser devorado, pedía sucumbir ante los placeres que su novio podía brindarle.

JongIn cogió la mano de KyungSoo y la colocó en su miembro, Kim lo guio, enseñándole como le gustaba ser tocado. El moreno tiró su cabeza para atrás soltando un gemido gutural, el blanquecino dedujo que lo estaba haciendo de maravilla. Comenzó a mover su mano más y más rápido, pero siempre con delicadeza, JongIn lo cogió de la cintura y lo acerco a él. KyungSoo podía escuchar la respiración de JongIn en su oído.

Una de las manos del moreno permaneció en la cinturita y la otra fue subiendo por toda la espalda, hasta llegar a la cabeza y atrapar una de las hermosas orejas café de conejo, tiro un poco de ella y KyungSoo soltó un débil quejido. Luego, procedió a hacerle un chupetón en la clavícula, al mismo tiempo que la mano que se encontraba en la cintura descendió hasta las redonditas nalgas bien formadas del conejito. Soo se estremeció.

JongIn apretó la colita del más pequeño, y Kyung se abrazó a él.

—Tócame ahí abajo. —Pidió en un hilo de dulce voz.

—¿Dónde? —La ronca voz del moreno hizo gemir a KyungSoo. —¿Aquí? —JongIn pasó su dedo índice por el medio de las nalgas de Soo. —¿O aquí? —Y llevó su otra mano al miembro de su pareja.

KyungSoo apoyó su cabeza en el pecho del moreno, suspirando. Sintiendo como JongIn utilizaba muy bien sus dos manos. Con una lo masturbaba lentamente y con la otra jugaba con su pequeño orificio. KyungSoo sintió su cuerpo sacudirse, no sabía que palabras utilizar para describir su sentir, era nuevo y extraño para él. Era algo que venía de dentro. Se abrazó al mayor y continuó gimiendo. Sin poder resistirlo más, cerró sus ojos y, gritó:

—¡JongIn-ah! —Se liberó.

—Mi pequeño bebé acaba de eyacular.

JongIn, llevo su mano llena de semen a su boca, mirando fijamente a un muy sonrojado KyungSoo. El conejito se sentó y vio desde abajo a un imponente zorro. JongIn le acercó su mano y comenzó a acariciarle el rostro. Soo quería que JongIn sintiera el mismo placer, así que, sin decirle nada se acercó al miembro aun erecto y lo comenzó a lamer.

—Uhm, bebé. —JongIn lo agarró del cabello y lo guio. —Abre la boquita, conejito. —JongIn cogió su propio miembro y lo paso por el rostro de su novio y cuando Soo obedeció, lo metió un poco. —Solo hasta donde puedas, bebito.

KyungSoo quería hacerlo bien, llevó sus manos a la cadera de JongIn y movía su cabeza de atrás hacia adelante, cada vez pudiendo meter más en ella. Con los gemidos de JongIn, KyungSoo pudo confirmar que lo estaba haciendo bien, se animó y fue más rápido hasta que el moreno apretó su cabello y sintió su esencia caliente en su boca. Había logrado que JongIn se viniera haciéndole una felación, se alegró y se lo tragó, dándose cuenta que no sabía nada mal.

JongIn se sentó frente a él y abrió sus brazos, KyungSoo entendió y se refugió dentro de ellos. El guapo zorro comenzó a repartir besos por todo el rostro del tierno conejito. KyungSoo atrapó los labios de JongIn y demandó un eufórico beso. Luego, se echaron y acurrucaron aun desnudos, se dieron un beso esquimal. Sus cuerpos permanecían calientes por la pasión del momento anteriormente vivido.

—Te amo, Nini.

—Te amo, Kyunggie.

Y gracias al tan efectivo masaje más los mimos especiales, su relación siguió progresando y JongIn pudo relajarse lo suficiente para volver al trabajo lleno de energía, ¡encontró al asesino! Todos se asombraron cuando se dieron cuenta que lo habían tenido delante de sus narices; era el jefe Park.

FIN.





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#HappyKaiSooDay <3

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