Burbuja
Algunas veces el amor es complicado, otras veces es muy simple, en ocasiones es muy divertido, en cambio en algunas situaciones es menos divertido.
Algunos viven su amor en compañía, pero en otros casos son por medio de la observación.
Observar tiene muchas ventajas. Se puede imaginar y disfrutar con aquella persona sin que sé dé cuenta. Algunos imaginan a lo grande y otros a lo alcanzable. Pero la imaginación no tiene límites, eso decía mi abuelo cuando era pequeña.
Pero como todas las cosas de la vida, la "observación" no siempre se hace realidad.
Seamos realista la observación es parte de nuestra vida. Alguna vez en la vida imaginamos a un famoso a nuestro lado, o incluso a un profesor superguapo, a un amigo, a alguien del trabajo o un compañero de clase.
Pero no sólo imaginar a la persona, también se involucra el lugar y la situación... es la parte más interesante.
Imaginen. Tú con esa persona encerrados en el escritorio del director. Estás que te mueres de los nervios. No sabes qué demonios hacer. Siempre piensas en él y ahora por arte de magia estás a su lado. ¿Impresionante no? Te pones aún más nerviosa porque se pone igual de ansioso que tú. Se acerca despacio, con comodidad. Toca tu rostro con admiración. Se acerca a tus labios y.....
—¡Señorita Wellys!
Sí, te sacan de tu planeta de imaginación
—¡¿Otra vez en su mundo?!, ¿podría bajar? ¡ahora!
La señora regordeta que me acaba de regañar, es la profesora de Literatura. Siempre habla de la imaginación pero a mí nunca me deja explorar mi propio mundo, ¿irónico no?
En general no interrumpo las clases de los profesores, todo lo contrario. Soy una alumna "diez". Me va bien en cada materia.
Dicen que soy «una nerd en carne y hueso», en parte tienen razón. La apariencia estereotipo de nerd la tengo; dos coletas altas con una raya al medio, lentes más grandes que mi cara, pequeñas y amontonadas pecas, remeras con algún detalle animado, jeans holgados y una mochila con más pins que vida social.
—¡Señorita Wellys! ¡De nuevo no responde!
Las miradas caen en mis hombros. Me acomodo mis gafas.
—Perdón no era mi i-intención. —bajo la vista.
El nerviosismo sacude mi garganta. No me gusta ser el centro de atención, prefiero pasar desapercibida. Y más cuando hay miradas de desaprobación y discriminación que esperan que te equivoques para ser el asunto del día, o de la semana, nunca se sabe.
Pero eso en realidad es lo de menos. Mis ansias y nervios se activan con esa mirada verde profunda que te penetra sin intención alguna.
Sólo con una mirada hace que mi pulso se acelere, que mis manos suden y que mis palabras no tengan ningún sentido.
Es mi amor platónico.
Seguramente debería deslumbrarlos con tal obra maestra.
Cabello azabache con varias trenzas cosidas por un lado, mientras que del otro costado caen mechones largos que lo hace un tío supersexy, una mirada verde bosque hermosamente perfecta, pómulos pronunciados, pestañas largas, cejas oscuras, labios finos pero justos para besarlos hasta desgastarlos, cuerpo cual guerrero espartano, dos aros en su oreja izquierda, en su lóbulo y en el tabique, bronceado de verano y esa sonrisa landina que saca suspiros y, muchas, bragas.
Y se merece que le nombre, porque esta persona debería tener un Premio Nobel de Belleza. Claramente por ahora el premio no existe pero da igual.
Butch Adam.
Hasta su nombre es sexy.
Generalmente las de mi tipo son muy apegadas al estereotipo y van más para lo seguro, sus amores platónicos son los deportistas o el presidente.
Pero a mí no.
A me mola el tío rebelde que siempre se mete en líos. Tal vez me guste porque sé que es peligroso y que es algo inalcanzable. Ignoro completamente esa razón.
Pero joder es guapísimo.
Mis amigas insisten en que deje de hablar de él como un hombre guapísimo, dicen que es un adjetivo muy cursi para describir al sexo masculino.
Y una mierda. Es guapísimo, sea como sea.
Todas las cabezas se giran en la pizarra dónde está escrito el nombre William Shakespeare en letra cursiva.
***
Dos horas pasan hasta tener el primer break o mejor conocido como almuerzo. El día es perfecto para tomar un descanso afuera, tal vez con un té para calentar un poco el estómago. Pero como soy una olvidadiza total me he dejado la manta rosa fucsia para poner en el césped y evitar que mi culo se moje por el rocio de la mañana. Así que mi otra opción es ir afuera en las canchas de basquetbol o ir adentro con un griterío de hormonas descontroladas.
Mi elección es la segunda.
Sí, bien idiota.
Pero el drama y la curiosidad me llaman. Qué puedo decir, soy una nerd fuera de lugar.
No era broma sobre las hormonas gritonas. El patio de comida parece un partido de hockey de los Tampa Bay Lightning y los Chicago Blackhawks.
Algunos de los profesores se sientan en su mesa correspondiente, mientras que otros se quedan hablando con alumnos y con la señora de la cocina.
Trato de encontrar una persona conocida entre esta castastrofe pero nada.
Tomo una bandeja verde para servirme la comida de las góndolas. Cojo la cuchara sopera del puré de calabaza y me lo sirvo en el plato de plástico, además elijo una porción de salmón y una botella de agua mineral.
Salgo rápido de la fila antes de que se termine la hora del descanso. La mesa en la cual siempre me siento está ocupada con es escuadrón de taradas las cuales abren las piernas con cualquiera que pueda darles una mejor popularidad.
Agradezco que a mí no me interese esas cosas.
La mesa menos ajetreada está al final de la habitación en un rincón. En una de las sillas que está al frente de la mesa, está sentado el chico depresivo con el que nadie quiere hablar.
No me molestaría sentarme y hablar con él. Prefiero mil veces sentarme en esa mesa que estar sentada con las retardadas.
El tío levanta un poco el flequillo que tapa su rostro para verme mejor. Me mira y hace un gesto de saludo con su mano izquierda. Se lo correspondo.
Los veinte minutos que tenemos para almorzar se vuelven una eternidad. Tal vez porque no me estoy entreteniendo.
Necesito a mis amigas más de lo que deseo.
Trato de entablar una conversación pero él siempre se disculpa pensando que hizo algo mal.
Una bola grasosa cae en la mesa. La miro con asco luego miro a hacia atrás.
Los deportistas son tan maduros.
Mi cara de aburrimiento cambia de un dos por tres a una de enfado.
—¡Perdón! —giro para ver al frente mío al castaño depresivo. —Si no te hubieras sentado aquí esto nunca te hubiese pasado. Todo fue por mi culpa.
¡Ya está! ¡Basta!
—¡Pero joder! ¡Que no ha sido tu culpa! ¡Ten un poco de confianza en ti mismo! —le grito ya hasta de sus disculpas.
Me levanto de la silla con toda la bronca del mundo. Ni siquiera comer se puede hacer en este instituto. Cojo el plato de plástico y me dirijo en dirección a las mesas molestas. Los tíos me miran con sonrisa divertidas. Por el contrario las tías me miran con desaprobación.
Un chaval de cómo puffff ¿tres metros? No, es mucho. Bueno un tío muy alto se para en frente mío. Su cabello rubio va de aquí para allá. Llevaba la campera de abrigo del equipo de hockey del instituto. Ahora mi valentía se fue como el viento.
Sólo estamos yo y mi cobardía.
Mis manos empiezan a sudar. Mi garganta se envuelve en ella misma. Mis labios empiezan a temblar.
—D-disculpen podrían, t-tal vez dejar de tirar ¿comida? —pregunto con un susurro.
—Lo siento guapa pero no podemos. —bajo la cabeza y miro mis pies.
¡¡Pero menudo capullo!! ¡¡Sí que puedes joder!!
—Pero podría cambiar de opinión si te haces cargo de —se acerca a mi oído. —mi querido amiguito. —
su sonrisa no me hace ninguna gracia. Sé lo que significa esa frase y sé a lo que quiere qué haga, pero ¿en serio? ¿Sólo piensa en sexo? Ah cierto, es un deportista y ahora acabo de enterarme que también es un pedazo de mierda. Mierda marrón, sucia y ¿gelatinosa? Diu. Me da asco de sólo pensarlo.
No sé cómo lo hice pero el plato que estaba en mi mano desapareció y se dirigió a un rostro. El silencio se llenó en la sala. Y ahora sólo había miradas de sorpresa.
Miro para el costado y el tío pervertido estaba a mi lado.
¿En serio? ¿Tengo tanta mala puntería?
Saco rápidamente la mano de el plato y lo dejo caer. Toda la comida está pegada a su rostro. El puré cae por su cabello trenzado.
¡Oh no! ¡Oh Santa Madre de Dios! ¡¿Qué coño acabo de hacer?! ¡Ay! ¡Le he tirado el plato a mi amor platónico! ¡Soy una estúpida! ¡Una estúpida descomunal!
Ahora jamás tendré la oportunidad de conocerle y que él me conozca. A partir de ahora me va a odiar con todo su corazón. Va desear que me queme en el infierno.
No quiero ver su rostro me da miedo ver su mirada y quemarme en su furia.
Pero me toma por sorpresa cuando veo una sonrisa en sus labios y una mano en mi cabeza. El puré empieza a bajar por mi cabello. Me debería dar asco pero estoy hipnotizada con su sonrisa de lado a lado. Nunca lo tuve tan cerca como ahora.
Bueno en realidad sí. Estábamos en el partido final de la liga de hockey Institucional. Nuestro equipo había quedado afuera pero el equipo al cual apoyábamos como segunda opción había llegado a la final. Además en ese tiempo el novio de mi querida compañera estaba jugando y me insistió para que la acompañe. Había ido por unos refresco para mí y para mi amiga. Entonces iba metiendo panza para pasar por las butacas pegadas unas contra otras. Cuando estaba pasando, un chico se para para dejarme pasar y era el ¡mismísimo Butch! En ese momento me había quedado sin aire y sólo veía estrellas y corazones por detrás de Butch. Fue tan mágico. Hasta que él me preguntó si estaba bien y yo le respondí que sí, y ahí terminó toda la magia. Luego le conté a mi amiga y ella saltó de la emoción porque sabe que yo no soy de hablar con las personas y se alegró que esa persona haya sido mi amor platónico.
El punto es que estuvimos cerca.
—Querida no es para joderte la vida, pero tú me tiraste primero puré. —me responde para sacarme de mis pensamientos y pensar en la situación de recién.
—N-no hay problema. —respondo bajando la cabeza y jugando con algunos de mi mechones no manchados por el puré.
—¡¿Qué está pasando aquí?! —la profesora de Literatura se acerca con su jean que pide a gritos que lo saquen de allí. —¡¿Quién fue el responsable de esto?! ¡¿Fuiste tú Adam?!
—No. —grito. —Fui yo la que tiró comida en su cara. —mi voz se va convirtiendo en un susurro a medida que digo esa oración. —Perdóneme.
—¡Es mentira! —dice él. —Yo también tuve que ver. —responde con una sonrisa y señala la bola de puré encima de mi cabello.
—¡Están castigados! ¡Los demás vuelvan a sus aulas qué esto no es una feria! ¡Vamos qué esperan! Y ustedes vayan ya a lavarse que apestan a puré y pescado. —grita con cierto enojo.
Le miro confundida, ¿por qué negó que sólo fui yo?
Se acerca a mi rostro.
—Pequeña no tenías que tomar toda la responsabilidad. —con su dedo índice toca mi nariz y luego se larga.
Mis mejillas parecen un volcán en erupción.
Estoy flipando. ¿Qué acaba de suceder?
***
Cuando el puré naranja y el olor a pescado habían salido, me dirigí al salón de castigos.
De suerte en mi casillero tenía ropa para actividad física, porque si no estaría todavía con olor a salmón. Un short negro deportivo con una musculosa celeste con la palabra Nike en blanco.
Afuera de este estaba Butch secándose el cabello con una toalla blanca. Ay DIOS mío es tan sexy. Gotas de agua se caían por su cuello y rostro dando una imagen única e increíblemente bellísimamente sexy.
Me siento apoyada en la pared donde está la puerta para entrar a mi "castigo".
A esta hora generalmente me estoy tomando el subte para ir a la casa de mi abuela. Pero no tenía que haber metido la pata. ¿Por qué salí de mi asiento y fui a enfrentarlos? Era más fácil quedarme y fingir que no pasó nada.
Ahora mi abuela va a estar preocupada porque no llego a casa. Y si le digo de este percance le dirá a mi padres para que me lleven de nuevo a ese pueblo de mierda. Joder. En el lío que me acabo de meter....
—Eh tía no es necesario estar tan separados, en cualquier momento nos van a sentar en ese salón solos y prefiero hablar con alguien que estar callado como idiota. —se acerca y se sienta a mi lado.
Ay ay Dios mío. Está al lado mío, se sentó a mi lado. ¡Qué está a mi lado joder! Burbuja respira, tranquila, tranquila. Nada más el tío más guapo y sexy se sentó al lado tuyo, nada más, respira. Todo está bien. Ufff ya pasó.
Y una mierda. El chico sigue al lado tuyo idiota.
No puedo con mi genio.
—Ehh... claro.... tienes razón. —aparto mi cara hacia el lado contrario de donde está él. El silencio fluye de nuevo por el pasillo. —Perdón por lo de... ya sabes... lo del puré y todo eso... tengo mala puntería.
—Sí que la tienes. Pero no te preocupes, ya pasó. —respira y se apoya su cabeza en la pared. Su jean toca, pero apenas, mi pierna desnuda, una descarga involuntaria recorre mi columna vertebral. —Me pregunto qué grosería te dijo para que se mereciera un plato de comida en la cara.
Me quedo sin respiración.
—B-bueno él... quiso que... ya sabes... que le... haga ¿eso?
—¿Eso qué? —pregunta con una sonrisa.
—
¡El capullo sabe de lo que hablo! Me lo está haciendo a propósito.
—Me pidió que que... se... que haga una actividad sexual con su miembro. dije rápidamente. Por su parte, se escucha una risa sonora.
—¿Una actividad sexual con su miembro? —vuelve a reírse. —Nunca había escuchando tal definición. Eres genial.
Dos palabras de su boca hace que mi corazón lata con mucha fuerza. «Eres genial». Las mejores palabras que me ha dicho un chico, sin incluir a mi padre.
—Entonces sí, se lo merecía con salmón y todo.
—Claro que sí, es un idiota integral. Se merecía más que eso. —digo cruzando los brazos y levantando el mentón.
***
Cuarenta minutos después entramos en la sala con un señor bajito que sale cada dos por tres con su móvil. De castigo esto no tiene nada.
Estamos muy separados. Para ser exactos yo estoy en una punta delante de la pizarra y él en un banco atrás de todo.
Suspiro y suspiro.
Cuando estábamos en el pasillo no paramos de hablar, y ahora sólo miramos a la ventana.
—Basta. Ya está. Suficiente. —Butch se acerca y apoya ambas manos en mi banco. —Voy a decir exactamente lo que pienso de ti, sin ningún pudor.
Mi garganta y estómago se contrae.
—Estoy enamorado de ti y quiero que estés locamente enamorada de mí.
—¿Qué? —mis mejillas toman color al instante, mis piernas empiezan a temblar y mi respiración se vuelve irregular.
—Y haré cualquier cosa por ello. —se acerca peligrosamente a mis labios.
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Espero que les haya gustado
Vayan a leer los capítulos de estas sagradas personitas que están muy chulos y si todavía no están las historias no se preocupen que pronto lo estarán:
-annbarrs
blossom-darkness
rxssi_
HydraPrince
lunagueol
-Yaary
EDITADO
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