
Día número 3
Tema: primera cita.
Pareja: Bombbles.
3.
Bubbles se miró por décimo quinta vez al espejo verificando su atuendo, sus ojos celestes brillaban entre todo su ropaje, causando que se vea increíblemente hermosa.
Era hermosa, no solo era su ropa. Era preciosa por dentro y por fuera.
Tocaron la puerta con insistencia, algo debía estar pasando.
Bajó rápidamente, aún sin colocarse sus zapatos de tacón y abrió la puerta.
–¿Que demonios haces aquí, Boomer?– dijo avergonzada– ¿No se supone que era a las 8?
–Bubbles– dijo agitado–, dije que a las 7:30 estaría aquí, a las ocho vendrían los chicos.
–¿Qué? ¿Quienes vendrán?
–Mis hermanos, tú dijiste que podíamos ver aquí el partido.
Y ahí toda su imagen de la cita perfecta cayó en el mar. Quería que la tierra la tragara.
–A propósito– continuó– ¿Por qué estás vestida así? ¿Saldrás a algún lado?– dijo mientras entraba repleto de sudor y un pantalón de gimnasia roto.
–Ya no sé qué hacer contigo– dijo–, ¿¡cuando dijiste que querías ver el partido aquí, y con tus hermanos!?
–¿No lo recuerdas, Bubs?– la miró apenado–. Te dije perfectamente que vendría hoy a las 7:30 con unas sorpresas y que arregles la casa.
–¡Entonces, ¿qué me querías decir?!
–Las sorpresas son mis hermanos– le sonrió dulcemente, aún sin comprender su error–, y cuando dije que arregles tu casa lo decía para el partido, creí que Buttercup estaría viéndolo aquí también.
–¡Cómo lo ves, no tengo nada! Lo único que hice fue comprar comida para...– se sonrojó. Su idea era cocinarle, tener una romántica cena a la luz de la luna.
–¿Para cocinar?– preguntó entusiasmado–. Recién estoy volviendo de un partido, tengo mucha hambre.
Suspiró. Ya estaba hecho.
–Bien– sacó sus pendientes–, ¿Que quieres comer?– lentamente comenzó a sacarse todas las joyas y pulseras que había preparado para aquella ocasión.
–Hamburguesas– sonrió–. Y, no me malinterpretes, pero... Te veías muy bonita. Bueno, no es que te veías tú eres muy bonita– levantó el pulgar arriba–. Quédate así, seguro vas a impresionar a mis hermanos, tal como lo hiciste conmigo.
¿Por qué? ¿Cómo podía destruir sus esperanzas y a los segundos volver a hacer que sienta todas esas mariposas?
Ya no aguantó más.
Se lanzó hacia él, sin importarle su olor u ropa, y lo besó. Tímida, se separó de él tratando de ocultar su rostro.
–Bubbles, por favor dime que esto no fue un sueño.
–No lo es, Boomer.
–Que bien, porque no quiero despertar.
Y unos segundos más tarde la volvió a besar.
–Espera, ¿Por qué estabas así?– la alejó de él– ¿Tenías una cita con alguien?– los celos inundaron su tono de voz.
–Sí. Pero... Esa persona ya está aquí.
–¿Soy yo?– se señaló a sí mismo– ¿Tú te preparaste así, para verme?
–Claro.
–Voy a llamar a mis hermanos, les diré que no vengan.
La abrazó.
–Boomer, te quiero y todo, pero apestas. Ve a darte una ducha– rió.
–Me declaro culpable– sonrió–. La próxima semana, tendremos nuestra segunda primera cita, y será una verdadera. Te lo prometo.
Para ser su primera primera cita no estaba tan mal, ¿No?
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