Palabras a utilizar:

*Zapatillas (Zapatos no necesariamente con tacón, simplemente «zapatos»)

*Obscuro

*Perdido en el bosque

*Estrella

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Lo único que quería era sentirse bien con él mismo y no sentir ese peso sobre sus hombros o esa terrible ansiedad cada vez que alguien quería hablar con él.

Él no era sociable, no quería amigos, no le gustaba hacer una conversación con nadie. Prefería la soledad.. ¿Por qué nadie entendía eso? ¿Por qué era malo preferir la soledad?

Nunca le gustó la idea de convivir con mucha gente, ni siquiera con su familia cercana. Por lo cual, en cuanto tuvo suficiente dinero ahorrado, tomó sus cosas y decidió ir a vivir lejos, cerca de las montañas y alejado de la gente. Al menos eso creía.

Una vez estando en su nuevo hogar se dió cuenta que no estaba del todo solo. Sus vecinos eran amables, tranquilos y no solían entrometerse en su vida. Eso le agradaba.
Bastante malo era tener vecinos cuando él quería estar sólo, no lo habría soportado si dichos vecinos fueran de esas personas entrometidas que quieren saber cada dato sobre tí.. incluyendo la talla de tu ropa (le había pasado en su antiguo hogar).

Aquellas personas no le desagradaban, en especial porque tenían niños pequeños viviendo con ellos. A él le gustaba escuchar las risas de los pequeños, le gustaba verlos jugar o inclusive toleraba sus preguntas insistentes.

Y no, no era porque fuera un depredador infantil.

Simplemente un niño no le irritaba como un adulto.
Un pequeño o pequeña aún tenía inocencia, alegría, disfrutaba de su vida, tenía imaginación.. Y lo más importante, no tenían maldad en ellos..

Si alguno preguntaba el por qué de su soledad o porque había elegido la montaña como su hogar habiendo tantos lugares en el mundo o el porque de aquella cicatriz en su rostro.. lo haría sin malas intenciones, simplemente lo preguntarían por genuina curiosidad.

Y aquello le dió una inquietud repentina. No quería tener adultos cerca, pero anhelaba poder tener algún día pequeños hijos corriendo por el bosque o ayudándole en el jardín. Como sus pequeñas vecinas hacían.

Se imaginaba siendo papá, cuidando y educando a un pedacito de sí mismo. Pero... ¿Y qué pasaría cuando crecieran?

Hizo una mueca ante ese pensamiento y siguió cortando leña en la parte trasera de su casa.

-¡Jackson!, ¡Jackson! -la voz de su vecina se hizo escuchar con fuerza mientras llamaba a su hijo, detuvo su labor al escucharla cerca -Señor Dickens.. Disculpe la molestia.. Jackson no ha vuelto a casa ¿está con usted?

-No, no le visto en el día -comentó girando hacia ella mientras bajaba su hacha -Debe estar con Destiny

-Ya le busqué ahí.. Pero tampoco está -comentó la mujer con angustia

Le ayudó a buscar al pequeño cerca del bosque mientras ella seguía buscando entre las otras casas.

Jackson era un pequeño de 8 años, aventurero, valiente, muy curioso y con bastante energía. Siempre le decía que cuando fuera grande sería explorador y viajaría por el mundo entero.

No le extrañaría si el pequeño se hubiese perdido en el bosque.

Avanzó entre los árboles con cuidado mientras llevaba una pequeña lámpara de queroseno* pues estaba más obscuro mientras más se adentraba en el bosque.

Avanzó algunos minutos hasta que vió algo brillante, como una estrella. Desconcertado se acercó a dicho lugar y conforme se acercaba la luz extraña disminuía hasta que de pronto quedó solamente como una tenue y opaca luz.

Escuchó pasos y la voz del pequeño a quien estaba buscando, junto a la suave risa de una mujer.

-¿Jackson? -preguntó extrañado

-¡Oggi! -exclamó el pequeño alegre y se acercó corriendo al mayor -me da gusto verte -comentó feliz mientras acomodaba una pequeña mochila en su espalda

-Tu madre te ha estado buscando -comentó mientras veía hacia aquella mujer extraña, quien sonreía a medias al ver al pequeño

-Lo imagino -hizo una mueca -es que estaba entretenido hablando con mi nueva amiga.. -señaló a la chica -Y cuando me dí cuenta ya había anochecido

-Oh.. -su mirar de nueva cuenta fue hacia aquella mujer

-Si, creo que nuestra platica se extendió demasiado -sonrió como disculpa y bajó levemente su mirada mientras jugaba con sus manos -lamento haberlo entretenido

-Pero estuvo bien.. Me divertí -sonrió el menor -gracias por traerme hasta acá

-De nada pequeño -levantó su mirar y se despidió del niño con un ademán de su mano

Jackson y el mayor avanzaron de regreso fuera del bosque hasta la casa del pequeño, donde fue recibido por su angustiada madre.

Oggi volvió a su hogar, tomó la leña que había cortado y entró para colocarla cerca de su chimenea. Se sentó en uno de sus sofás y suspiró mientras veía hacia su ventana. ¿Quién era aquella chica?

En lo poco que pudo verla notó su cabello castaño, suelto, completamente liso y largo hasta su cintura. Llevaba una túnica verde obscuro de manga larga y unos pantalones cafés, un pequeño bolso atada a su cadera y unas zapatillas verdes.

Escuchó que tenía una risa bastante suave y bonita.

Sin saber la razón se sorprendió a si mismo sonriendo al recordarla.

¿Volvería a ver a aquella mujer?

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Notas:

Las lámparas de queroseno, también conocidas como de parafina, son dispositivos de iluminación a base de combustible líquido, principalmente el queroseno. Fueron objetos muy útiles en tiempos en que aún no se disponía de energía eléctrica, especialmente en zonas rurales. Su forma es variada y han existido, con el correr de los tiempos, diferentes modelos cuyos diseños se relacionaban con la aplicación y el lugar en donde iban a ser empleados.
Hoy en día no se las considera demasiado prácticas, pues existen otros métodos de iluminación más modernos y eficaces para obtener luz; sin embargo se las utiliza en casos de emergencia por falta de corriente eléctrica, o en lugares donde ésta no llega, como en zonas rurales, deshabitadas o de difícil acceso.

**si bien, la historia no se lleva a cabo en una época realmente antigua, me parece que éste tipo de instrumento quedaba mejor con la época y el lugar donde estaba viviendo (las montañas)**