Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 9 | Dominante y Sumisa

—Entonces... ¿Aceptas el contrato? —pregunta Bakugo frente a mí.


—¿Tengo que llamarte amo y dejar que me humilles cuando quieras? —cuestioné mientras veía las hojas del contrato que anteriormente había leído.

—Básicamente, pero conmigo no hay humillación pública —responde y aclara para mi alivio.

Me mantuve en silencio mientras lo pensaba un poco, pero luego suspiré, y me incliné hacia adelante para apoyar mis codos sobre la mesa y juntar mis manos.

—¿Cuando es nuestro primer juego... amo...?

Él sonríe satisfecho y se levanta para caminar hacia mí, se coloca tras mi silla y apoya sus manos contra la mesa a los lados de mi cuerpo, podía sentir su respiración en mi oreja.

—Cuando firmes esto y vengas conmigo, preciosa.

No tardé ni dos segundos en firmarlo y él se hace a un lado para dejarme espacio y poder levantarme. Me lleva por su casa hasta una habitación especial, al abrirla vi todo tipo de cosas para el BDSM.

—Desnúdate y ponte de rodillas —ordena con una voz profunda en mi oído, sentí mi cuerpo vibrar pero sonreí y no tardé en hacer caso.

Tenía conocimiento básico sobre el tema así que sabía lo que debía hacer y lo que no, y obedecer a alguien como Katsuki Bakugo era lo más fácil.

—Bien... —lo sentí tras de mí y luego me colocó un collar pegado a mi cuello—. Desde ahora, cada vez que te llame me esperaras aquí, justo así. ¿Está claro?

—Sí, amo —respondí sonriendo sin poder contener la emoción y la excitación.

—¿Qué? ¿Te diviertes? —pregunta sonriendo de lado.

—No, no, para nada —respondí, pero sentí un rápido golpe en mi trasero que me sobresaltó y lo vi con una fusta en mano.

—Mentirle a tu amo está prohibido —el que lo disfruta más... eres tú. Aunque yo no me quedo atrás—. Empecemos.

Katsuki se sienta en un sofá con las piernas abiertas y palmea su regazo para señalar su entrepierna.

—Ven aquí.


Fui hasta él aún de rodillas y desabroché su pantalón, liberé su erección, me relamí los labios y comencé a lamer su miembro y luego a meterlo en mi boca. Lo vi sonreír aún más, apoyó su mano en mi cabeza y me colocó el cabello hacia atrás.


—Eso es... —murmura, yo cerré los ojos disfrutando de su sabor mientras movía mi cabeza rápidamente.

Apretó su agarre en mi cabello y jadeó. Podía sentir su líquido preseminal comenzando a gotear hasta que el chorro lleno mi garganta.

—Si cae solo una gota, tendrás un castigo —comentó.

Yo tragué lo que estaba en mi boca y me aseguré de que no cayera nada por más tentadora que fuera la idea de ser castigada por él.

—Bien hecho, ahora...

Él se levanta y se coloca tras de mí, vi de reojo como agarraba algo en el camino pero luego me cubre los ojos con una venda.

—¿Baku...? ¡Hm! —me sobresalté al sentir un azote en mi trasero.

—¿Cómo tenías que llamarme? —cuestiona en mi oído, jalando de mi cabello.

—Lo siento, amo —me corregí.

—Bien, aún no estás familiarizada con esto, así que, esta es la primera y última vez que te la dejaré pasar —advierte y yo asentí—. Levántate.

Le hice caso, él me ayudó a ponerme en pie y luego lo escuché moverse por la habitación, pero me agarra mis muñecas con una mano y las amarra.

—Ven —jala un poco de mí y yo lo seguí con pasos lentos para no tropezar.

Me da vuelta y levanta mis brazos por encima de mi cabeza, escuché el sonido de metal y luego sus manos me abandonan por un instante, pero no podía bajar mis brazos.

—No te asustes, solo relájate —habla en mi oído y lo escuché moverse.

Entonces siento que me toma por las piernas y me acerca mientras las separa hasta arrodillarme sobre mi que parecía ser un sofá, en el cual estaba sentado. Sentí su respiración en mi cuello y como una de sus manos acariciaba mi mejilla y bajaba lentamente, apenas tocándome, pero rozando y delineando mi cuerpo.


—No sabes lo mucho que me encanta que hayas aceptado esto... —murmura contra la piel de mi cuello.

Sentí que presionaba mi seno y mi trasero haciéndome sobresaltar y soltar un jadeo. Su respiración baja hasta mi pecho y lame el centro de este haciéndome arquear.


—Tienes prohibido correrte hasta que yo te lo diga —ordena de nuevo y me toma del trasero con ambas manos, me hace sentarme y penetrarme de una vez con rapidez.

—¡Hm! —me retorcí del placer del tenerlo dentro y solté un suspiro.

Él comienza a embestirme con fuerza pero de forma pausada, con cada embestida yo soltaba un fuerte gemido, él besaba mis senos de forma lenta y erótica, cosa que me mataba, una de sus manos estimula mi clítoris y la otra me aprieta el trasero.

Me contraía por las sensaciones que querían impulsar mi orgasmo pero lo retenía cuanto podía. Hasta que Katsuki comienza a acelerar sus embestidas y empuja mis caderas hacia abajo.

—¡Mhg! ¡Ah...! —murmuré mientras saltaba sobre su miembro y trataba de no correrme.

—Ah... sí... hazlo más fuerte, gime más... quiero oírte bien —dice acelerando aún más.

—¡Mhm... A..Amo...! ¡A..Ah!

Se levanta para penetrarme más profundo y fuerte, levanta una de mis piernas y empuja dentro de mí con rapidez. Solté una serie de gemidos interminables y sonoras, quería correrme. Estaba a mi límite y casi explote cuando sentí como me daba un fuerte azote.


—¡Ah...! —solté cuando lo hizo de nuevo.

Me paré en puntillas cuando lo vuelve a hacer y volví a estar por explotar cuando nuevamente me azota, lo hace hasta que sentía mi trasero ardiendo, me acaricia un poco antes de volver a azotarme.

—A..Amo... por favor... —pedí al fin.

—¿Qué? —pregunta y podía jurar que estaba sonriendo.

—Déjeme correrme... por favor. Y..Ya no resisto...

—No —responde y vuelve a azotarme—. Me encanta cuando ruegas...

Me embiste aún más duro y yo solté un gemido más fuerte. No podía más... estaba por hacerlo...

—¡A..Amo... ! ¡P..Por favor... ! ¡Nhg Ah!

Él salió de mí y yo sentí mis piernas temblando, de no ser por estar encadenada al techo me habría caído.

—Te había dicho que no te corrieras... —menciona acusatorio y molesto, yo sentí nervios, él me quita la venda de los ojos—. Aún no sabes obedecerme, por lo que tendré que castigarte para que empieces a hacerlo.

Lo vi sujetar una fusta en sus manos y yo tragué grueso, pero él sonreía.

—Por ahora... solo serán siete azotes, si los cuentas mal o dejas de contar, empezarán de nuevo. ¿Está claro?

—S..Sí... —respondí pero recibí un azote en mi estómago.

—¿Sí... Qué?

—Sí, amo...

—Mejor... empecemos.

Me desencadena las manos del techo, pero estas seguían amarradas entre sí. Me hace acostarme en un sofá especial que mantenía mi trasero levantado. Podía sentir como deslizaba la fusta contra mi piel justo antes del primer azote que me hizo sobresaltar.

—U..Uno...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro