Capítulo 2 | Con comida
—Te estoy diciendo que así no es —Katsuki gruñe frustrado desde la puerta de la cocina.
—Cállate, sé lo que hago —respondí yo, aunque no sabía ni mierda de lo que estaba haciendo, la que estaba hablando en mi lugar era mi orgullo.
—Va a terminar siendo una cosa para nada comestible si sigues así.
Lo escuché acercarse y luego me arrebata lo que traía en la mano y yo bufé molesta.
—Bien, hazlo tú —dije resignada.
—Al fin —suspira sonriendo orgulloso de sí.
Rodé los ojos y me aparté de él, quien comienza a hacer el pastel que yo no he podido hacer en tres horas. A veces me molesta su habilidad culinaria ¡Me deja en ridículo!
—Y ahora esperas. ¿Lo ves, fea? —me mira burlesco.
—Sí, sí, ya entendí, Máster Chef —bufé.
Él sonríe de lado y se acerca a mí para acorralame contra la encimera de la cocina, con ambas manos a los lados de mi cuerpo.
—Que bien que aceptes que soy mejor cocinando que tú.
—Oye, no te pases —respondí fulminándolo.
Él ríe pero yo aparté la mirada haciendo un puchero, vi el recipiente con los restos de chocolate y lo agarré para embarrar mi dedo y probar de este. Suspiré calmando mi molestia por la delicia del sabor del chocolate hasta que de repente, Katsuki agarra mi muñeca y mete mi dedo embarrado en su boca.
Tragué con dificultad y lo miré sorprendida, pero entonces jala de mí con una mano en mi cintura y lame mis labios manchados de este.
—¿Sabes...? Creo que ahora tengo ganas de cocinar algo más —dice contra mis labios.
No me dio tiempo de responder, sonríe y me levanta hasta sentarme en la encimera de la isla. Embarra su dedo en el mismo chocolate y lo coloca en mis labios, vuelve a hacer lo mismo pero esta vez mancha mi cuello. Lame mis labios de nuevo mientras los besa, mete su lengua en mi boca un momento antes de bajar y lamer el chocolate en mi cuello. Dejé escapar un suspiro hasta que sus manos se meten por debajo de mi camisilla de tiras, la levanta hasta quitármela al igual que mi sostén, esta vez agarra el glaseado de chocolate y lo derrama en mis senos, cubriendo mis pezones.
—Se ven más deliciosos que de costumbre —comenta relamiendo sus labios.
Agacha su cabeza y besa mis pezones hasta limpiar el chocolate con intensidad. Suspiré y jadeé, me aferré a su espalda e intenté igualmente quitarle la remera, él se hace para atrás y cumple con mi petición al quitársela él mismo. Agarra algo más en la mesa y vi la crema chantilly en su mano.
—¿Qué pretendes, Katsuki? —cuestioné enarcando una ceja.
—No hables, extra. La comida no habla —responde burlesco.
Yo hice una mueca pero sentí que comenzaba a colocar la crema por mi cuerpo, rodeó las areolas de mis senos y trazó una línea por mi abdomen. Dejó la lata a un lado y se inclinó sobre mi lamiendo la línea del abdomen y luego chupando la crema de mis senos, yo jadeé de nuevo.
—Sabe mucho mejor así... —murmura sonriendo antes de hacerme acostar sobre la isla.
Vuelve a agarrar el chocolate y lo derrama por mi cuerpo, empezando desde mi cuello empieza a lamerlo por completo provocándome sensaciones placenteras hasta que lo había limpiado todo. Él se endereza mientras me deja recostada para tomar aire y calmar mi agitada respiración.
—Levántate, extra —ordena, y sin llevarle la contraria así lo hice dándome cuenta de que él estaba desnudo, agarrando su miembro ya erecto y acariciándolo, me sonríe y lo llena de la crema chantilly—. Ya sabrás que tienes que hacer...
Lo miraba con la boca hecha agua, me relamí los labios y me agaché hasta estar de rodillas frente a él, su miembro se alzó sobre mi rostro, no tardé en lamer toda la crema de su longitud. Lo metí en mi boca y lo envolví con mi lengua para limpiarlo. Al sacarlo él derrama el chocolate esta vez y un poco de este gotea sobre mis senos. Lamí la punta y usé mis manos para esparcir el chocolate por su miembro hasta sus testículos, lamiendo todo de nuevo.
Tenía razón... esto sabe mejor...
Cerré los ojos soltando un gemido ahogado por la satisfacción y lo metí en mi boca comenzando a mover mi cabeza rápidamente en un vaivén placentero.
—Mhg... eso es... Mierda, ____________... sigue... —jadea mientras agarra mi cabello para que no molestara en mi acto.
Cuando el chocolate se acaba, saqué su miembro y él coloca más chantilly, volví a meterlo y repetir mi vaivén hasta que la crema se mezcla con su semen dentro de mi boca, era espeso y dulce al igual que el chantilly. Lo tragué y lamí con facilidad, lamí su punta por todo lo que seguía saliendo en gotas.
Yo me limpié la comisura del labio con la lengua y me levanté, él me hace volver a sentarme en la isla pero va al refrigerador, curiosa intenté ver lo que buscaba pero solo cuando se da vuelta y cierra el refrigerador es cuando veo lo que traía.
—Probaremos algo nuevo —menciona con una sonrisa—. Acuéstate.
Yo solo obedecí, no me molestaba experimentar. Sentí que preparaba mi entrada con sus dedos, empujando estos hasta hacerme mojar más de lo que estaba. Escuché que abría dos paquetes de condones (puesto que tenemos varios repartidos en cualquier rincón de la casa) me quitó el resto de mi ropa hasta hacerlo caer al suelo y derramó más chocolate en mi intimidad. Lamió este mientras escuchaba como deslizaba su mano en su miembro.
—Katsuki... —gemí sin poder soportarlo más.
Él lo comprendió. Abrió mis piernas y frotó el pepino que había sacado del refrigerador, al que lo había metido en un condón, contra mi intimidad, tocando así mi clítoris mientras introducía su miembro en mi orificio más estrecho. Me estremecí con su embestida tan fuerte que introdujo toda su longitud, solté un gemido ante aquel acto hasta que sentí que introducía el pepino dentro de mí al mismo tiempo.
—¡Ahm...! —murmuré al sentir como empujaba aún más a dentro el pepino.
Empezó a moverlo mientras él permanecía quieto, la sensación de invasión era extraña pero placentera. Gemí en alto hasta que él se detuvo antes de que pudiera correrme.
—Date vuelta —ordena de nuevo.
Me costó un poco, pues con mis movimientos el pepino también se movía y me hacía temblar, pero pude darme vuelta, mis pezones se estremecieron al sentir el frío del mármol dela encimera, pero Katsuki rápidamente comienza a mover el pepino de nuevo.
—¡Ah...! ¡Mhg! —escuchaba los sonidos lascivos de mis fluidos pero luego sentí como Katsuki también comenzaba a moverse—. K..Katsuki... e..está muy apretado...
—Lo sé... y se siente genial —sonríe soltando una pequeña risa y comienza a embestirme junto al pepino.
—¡Katsuki...! ¡Ah!
Siguió embistiéndome y moviendo el pepino hasta que estuve a mi límite, a pesar de saberlo por mis reacciones no se detuvo, en cambio se movió más rápido hasta que ambos nos corrimos a la par.
Debía admitir... esta nueva experiencia no estaba tan mal.
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