Estilo de perrito
-¡Tú, maldito bastardo hijo de... Ahhh! ¡¿Cómo mierda se te ocurre Sykes?! - Andrew Biersack, estaba enojado - ¡¿Tienes una idea de lo que has hecho, idiota?! - muy enojado.
El menor había entrado al departamento del castaño casi a la fuerza en cuanto un mínimo espacio de la puerta fue abierto. El castaño sabía la razón y sólo Dios sabe sí saldrá vivo del tremendo drama que le esta haciendo su novio.
El mayor sabe que lo mejor que ahora puede hacer es darle la razón al joven omega, porque ni algo tan estúpido como la verdad, la razón, Dios o la ciencia van a hacer que Andy Biersack pierda una discusión. Aunque ahora que lo puede pensar un poco mejor si fue un poco imbécil con sus decisiones.
Pero él tenía que actuar, a tiempos desesperados, medidas desesperadas.
- Andy - intento el castaño, pero de inmediato fue silenciado.
- Nada de 'Andy' -arremetió imitando la voz melosa que había empleado Oliver- eres un verdadero cabrón.
Andy estaba a punto de marcharse, pero rápidamente fue detenido antes incluso de que pudiera llegar a la puerta de madera.
-¿Y qué esperabas que hiciera? - Preguntó Oliver, no quería subir su voz, pero Andy exageraba, lo había hecho desde hace dos años.
- Esperar, te he dicho que aún no es tiempo. No estamos listos. No tenemos un plan. -Oliver estaba harto de escuchar lo mismo siempre. Amaba a su novio, si. Pero simplemente ya no podía- Recién terminé la carrera, no tengo un trabajo decente, ¿Has pensado en cómo cuidaremos de él?
-¿Has visto en donde estas parado Andy? - Oliver extendió sus brazos haciendo énfasis al gran y lujoso departamento en el que el castaño vivía- Tengo más dinero del que puedo contar o incluso más del que puedo necesitar. No sé sí realmente esa es tu preocupación o simplemente no quieres tener hijos conmigo.
- Claro que quiero tener hijos contigo, pero no se trata de eso. No hay un plan, Oliver. No estamos preparados para algo así.
- No, tú no estás preparado. Te amo, y quiero una familia contigo. Quiero que aceptes casarte conmigo y vivir juntos al fin. Admito que estoy enamorado totalmente de lo independiente que eres, de tu fuerza, de lo jodidamente ardiente que eres cuando estás de contestón. De que no necesitás a nadie como cualquier otro omega. -el mayor acaricio con suavidad y cariño la mejilla de su novio y Andy no pudo evitar sentirse tan bien al contacto de ese simple gesto. Incluso apoyar más su rostro a la palma del contrario. Oliver rara vez le hablaba con aquella voz, pero ahora era diferente, de alguna manera hizo sentir a Andy terrible y temió que Oliver quisiera romper su lazo- Pero yo si te necesito. Incluso más de lo que puedo admitir. Y de vez en cuando me gustaría saber que también me necesitas.
Andy se había quedado callado y quieto, pensaba en todo y nada. Y cuando estuvo seguro de su respuesta vio a Oliver retroceder y dar vuelta para ir a su habitación.
No le tomo mucho tiempo regresar con algo en sus manos.
- Perdón, no debí hacerlo. Tenía que preguntarte antes. Acordamos hablar sobre todo. -Andy recibo los supresores que fueron sacados de su mochila y sintió mucho miedo. Miedo que podía sentir Oliver en el aire y de repente todo el entorno fue diferente. Andy dejo caer la planilla de pastillas al suelo y se abalanzo sobre su alfa, dándole un beso lleno de pasión.
Había querido demostrarle a todos que él podía tener oportunidades, que podía estar a la altura de los estúpidos alfas que se creían la gran cosa por ser poderosos. Andy no era sólo una cara bonita, no era el chico delicado, no era el omega que se dejaba pisotear; él no iba a necesitar de nadie. O eso pensó hasta que conoció a Oliver Sykes.
Hijo del multimillonario inversionista Ian Sykes. Un alfa diferente.
Él era en medida igual a los otros, era rico, era un niño consentido, un cabrón que podía obtener lo que quisiera con apenas susurrar y Andy se odio a sí mismo por querer estar en su cama a la primera oportunidad. Pero no había podido evitarlo, su omega demandaba ser de aquel hombre fuerte y dominante.
Él deseaba ser de Oliver.
Después de muchas cosas en una noche en que no pudo evitar soltar feromonas cual chico adolescente alborotado al verlo sin camisa llamando sin querer la atención del menor de los Sykes.
Ahora estaba enredando sus piernas a la cintura de su novio. Besándolo con desesperación y miedo. Volviéndose pronto sumiso y débil. Servicial y pequeño.
Porque de algo estaba seguro Andy, Oliver era hoy y para siempre su alfa. Su dueño y amo y sí el quería hijos, hijos iban a tener. No debía importar nadie más, sí al final del día él era un Omega diferente para su Alfa, eso bastaba.
Ni siquiera se dieron cuanta de en qué momento llegaron a la habitación del mayor. Pero una vez adentro las piernas de Andy se debilitaron al llenar sus pulmones de ese característico aroma que tanto le encantaba. Esa mezcla tan masculina que perfectamente le hacía recordar un bosque frío y húmedo.
Ambos se besaban con pasión y vigor, el menor aún tenía sus brazos al rededor de su cuello y sentía las manos de su alfa amasando su trasero, sacándole uno que otro suspiro haciendo que Andy soltara un montón de feromonas de lo ansiado y excitado que estaba en ese momento. Sólo Oliver había sido capaz de causar esas sensaciones en el joven Omega.
Sólo su Alfa era capaz.
- Te necesito... - jadeo el menor- te necesito a cada jodido momento. Y pensé que sí te necesitaba demás podrías dejarme. - admitió temerosamente Andy, obteniendo una risita de su Alfa.
- Omega bobo, yo jamás podría dejarte ¿Entiendes? Eres mío - Oliver recostó a su novio sobre la suave cama posicionándose sobre él sin aplastarlo dejando besos por todo su rostro, tomándose su tiempo en cuanto llego a sus labios para luego seguir bajando por su cuello lamiendo aquella conocida marca imborrable hasta seguir a las clavículas asomadas gracias al cuello de su playera. - y te lo voy a demostrar.
El menor soltó un suspiro al tener a su Alfa sobre él, advirtiéndole que lo haría suyo.
Se besaron suavemente, tomándose su tiempo para tocar sus labios y también vagar con sus manos sobre el cuerpo del contrario, todo subiendo de tono con el paso del tiempo.
Deshaciéndose de la ropa que llevaban, comenzando con ambas playeras para después dar paso a empezar a desabrochar sus pantalones. Bajándolos, quedando en ropa interior sobre la cama.
Sus respiraciones altamente entrecortadas y el ritmo cardíaco pareciendo una carrera de alta velocidad.
Andy sentía arder todos los puntos que su Alfa iba tocando sobre su piel, besando y lamiendo cada centímetro que iba encontrando a su paso. Dejando su aroma impregnado en la piel del menor.
Elevo las manos de su Omega sobre su cabeza, entrelazando sus dedos besando salvajemente los labios rojos de Andy, sintiendo las piernas de éste enredarse en su cintura haciendo chocar su miembros a través de la tela de su boxers.
- Ponte en cuatro - susurro el Alfa a su Omega, sacándole un gemido involuntario con el simple tono de voz. Andy no desobedeció y de inmediato de puso en posición, recargando su peso en las rodillas y las palmas de sus manos contra la cama, dándole al mayor una vista espectacular de su trasero, obteniendo una mejor vista cuando retiro su ropa interior, deslizándola por sus muslos hasta dejarla descansar en sus rodillas.
Paso su dedo medio por la entrada dilatada de Andy, acariciándola por encima, finalmente introduciendo su dedo encontrándose con la cavidad totalmente húmeda, lista para recibir su miembro.
Oliver se deshizo de su propia ropa y masturbo su pene hasta que estuviera completamente erecto, pasándolo por la entrada del Omega rozando aquel anillo muscular haciéndolo jadear por el acercamiento anticipado.
El Alfa se alineo a la entrada y lentamente se introdujo dentro de Andy. El menor con ambas manos hechos puños tomo la sabana debajo de él haciéndola un desastre. Jadeó y movió sus caderas hacía atrás para obtener más de su novio.
Oliver extrañaba esa sensación de estrechez en su miembro palpitante y suspiro cuando Andy alzo más su trasero dándole otro ángulo al entrar en él.
Saco la mitad de su pene para volver a introducirlo ahora con más fuerza, sostenido las caderas de Andy, seguro de que dejaría algunas marcas por el agarre. Repitió su acción una y otra vez alcanzando un ritmo cada vez más rápido al entrar y salir.
El Omega tenía su cabeza enterrada en el colchón mientras gemía y maldecía cada de Oliver daba en el ángulo correcto tocando su próstata haciéndolo delirar. El vaivén rítmico cada vez era más torpe ambos podían sentir el clímax acercándose a ellos. El pelinegro apretó su trasero alrededor del miembro de su novio, logrando escuchar un gemido atropellado, Oliver se acerco más al cuerpo de Andy y beso su cuello mientras que con su mano derecha tomo el miembro del Omega dio unas últimas estocadas al tiempo que masturbaba al otro y antes de correrse dentro de Andy, mordió su cuello, reabriendo la marca que lo reclamaba como de su propiedad, sintiendo como la base de su pene se expandía haciendo el tan ansiado nudo por haber llegado al orgasmo, no dejo de mover su mano hasta que sintió algo escurrir entre sus dedos, sabiendo que Andy también había llegado.
Se mantuvieron anudados unos minutos más hasta que la hinchazón en su pene bajo y logro sacar su miembro del menor, soltándolo y dejándose caer a su lado para tomar un respiro.
Oliver fue a su baño y saco una toalla húmeda con la que limpio a Andy y a él mismo, se acomodo junto a su Omega en la cama, abrazándolo desde atrás en forma de cucharita, besando y lamiendo su lazo que dictaba que aquel chico era de él y de nadie más.
El sueño comenzaba a llegar a él hasta que una pregunta asalto su mente.
-¿Andy? - en respuesta algo como un quejido se hizo escuchar señalándole que tenía la atención del menor.
-¿Cómo es que supiste...-
-¿Qué cambiaste mis pastillas por vitaminas? - interrumpió al castaño, aún con los ojos cerrados.
- Si.
- Fue fácil después de dos semana, al final te saliste con la tuya - el mayor estaba confundido, realmente confundido.
-¿Qué quieres decir? - pregunto finalmente.
El Omega se dio la vuelta sobre sí mismo, adaptando una nueva postura, quedando frente a Oliver. Lo miro con diversión al ver el rostro de su Alfa con tanta duda y decidió acabar con su tortura.
- Vas a ser padre. Estoy embarazado. -
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