En Un Lugar Público
Como todas las mañanas desde hace ya algunos meses, camino por esta elegante y reconocida unidad habitacional; con sus grandes departamentos de lujo, sus baños con tina de porcelana, sus elevadores gigantescos y los patios llenos del mas fino y cuidado pasto que puedes encontrar en esta parte del país.
"A mis padres les encanta lo lujoso", siempre lo has dicho.
Y te creo, esto cuesta cien veces lo que yo gano en aquel empleo como chofer paramedico. Siempre has hablado conmigo de lo genial que sería trabajar en lo mismo que yo, pero tus padres no quieren eso, ellos prefieren que estudies con algo más a tu nivel socio-económico yo opino lo mismo.
Tú, cariño, no estás para cargar camillas, ni conducir bajo presión. Pero estarías perfecto con el papel de ser mío y permitirme cuidar de ti para siempre.
Pero tus padres e incluso tus vecinos no piensan lo mismo.
Lo único odioso de este lugar es que un buen chisme siempre arderá igual que pólvora seca. Toda la cuadra, sí no es que toda la ciudad, se entero de aquel tiempo.
El tiempo en el que yo era el alma de la fiesta, cuando estaba a tope de alcohol y drogas, cuando el amor me duraba una sola noche. Cuando aún no te conocía.
Tú abres ésta puerta de madera tallada y te miras tan tremendamente sexy y cualquier idiota que tenga tu atención debe ser considerado alguna clase de ser dichoso y divino.
Tú siempre vistes de esta manera en la que usas pantalones ajustados y camisetas sin mangas mostrando lo rebelde que has sido al juntarte conmigo, resaltando la tinta negra en tu piel blanca.
Tú eres una obra de arte andante.
Sí no llevas puesto un traje sólo puede significar que tus padres no están en casa y sé lo mucho que eso te afecta, la soledad siempre ha sido tu mayor enemigo, pero tú comprendes que es por su trabajo, por darte una vida mejor.
Aunque eso llega a molestarte en ocasiones más cuando tus padres hablan sobre el dinero para darte una mejor educación en alguna carrera de derecho o finanzas; pero cariño, no tendrás que preocuparte por eso porque antes de que se atrevan a enviarte lejos tú y yo ya estaremos al otro lado del país.
Nunca te ha molestado que yo sea mayor que tú por cinco años, no como a tus padres que han hecho de todo para alejarme.
Jamás te contaré la vez que me ofrecieron dinero porque sé lo mucho que eso te decepcionaría.
A pesar de que la casa está completamente sola, salimos al área pública que hay entre los edificios, la mayoría del tiempo está desolada e incluso a veces hay uno que otro niño jugando ahí.
¿Qué tienen los ricos en contra de la diversión y la suciedad en las rodillas?
Tú siempre escoges el columpio de la derecha y yo me siento a tu izquierda y miro como comienzas a balancearte de atrás hacía delante. En tu rostro está plasmada una sonrisa brillante y debo admitir que me gusta como luce tu rostro.
Vamos ya seis cigarros de los diez que compré de camino aquí, comenzaste a fumar un mes después de conocerme mientras me discutías que esto me iba a matar. Recuerdo la forma tan dulce e inocente en donde me pediste darle una calada a mi 'arma mortal' como solías llamarlos.
No me preocupa que te haga daño porque lo único que haces con el cigarro es inhalarlo y soltarlo, en conclusión tú no sabes fumar y por mí eso esta bien.
Amo verte los fines de semana y más cuando tus padres no están en casa. Adoro como te despiertas despreocupadamente con tu pijama de batman y tus ojitos somnolientos me miran brillantes.
Amo que realmente no eres como el resto, tú eres inexplicablemente único de una forma preciosa, porque tienes todas estás mañas de niño pequeño que no hacen más que enamorarme.
Regresamos al área pública a los columpios de nuevo y tú vuelves a hablarme sobre éste fabuloso chico al que has conocido, y no paras de hablar sobre lo atractivo e inteligente que es. Me gusta la mirada en tus ojos cuando me dices que él lo hace todo por ti.
Me encanta como brillan tus ojos, como tu sonrisa optimista se hincha cuando me dices que lo quieres y lo perdidamente enamorado que te encuentras de éste misterioso chico.
Comenzó a llover cuando tú estabas perdido entre halagos y adjetivos característicos de tu hombre soñado. Yo, como siempre, embobado en tu sonrisa sólo puede ponerte mi chaqueta encima para correr al castillo que plástico que usualmente usan los niños para jugar.
Este es un gran lugar para alojarse lejos de la lluvia, fue una fantástica idea que nos quedáramos aquí hasta que la fuerte lluvia que se soltó de repente párase un poco para ir a dejarte a tu casa.
Aquí estamos, en el área pública, dentro de una casita de plástico y observo fijamente como las gotas de lluvia han alcanzado tu cabello pegándolo a tu frente.
Y maldigo una y otra vez al hombre que te esta conquistando, lo odio porque esta robando tu atención y en algún jodido momentos te robara completamente.
— Oli – me llamas tímidamente – ¿Y-yo te gusto?
Por un momento realmente no sé qué responderte, quiero decirte tanto lo mucho que te amo, lo mucho que me gustas. Pero luego esta el chico que te gusta y pierdo la cabeza.
— No andy… tú me encantas – nadie, ni siquiera el hombre más perfecto va a alejarte de mí. El sonrojo en tus mejillas es hermoso y deslumbrante.
— Tú me gustas mucho – y estoy tan malditamente sorprendido por ser correspondido que apenas y soy capaz de responder el beso que me estás dando.
Te has lanzado a mí sorpresivamente y para evitar que caigas tomo tu cintura entre mis manos y me permito tocar más allá de lo que esta permitido.
Tu boca es suave, dulce, delicada y quiero fundirnos en un beso eterno. Porque te quiero así para toda la vida, a mi lado, de todas las maneras posibles.
Tú quitas la chamarra que te he puesto mientras los besos siguen y te miro sorprendido porque no estoy seguro de que sepas lo mucho que me pones. Temo que mis límites sean rebasados contigo dentro de éste juego infantil, porque tú mereces algo mucho mejor que sexo en un lugar antihigiénico e incómodo.
Jalas mi nuca y haces que mi cuerpo termine sobre el tuyo y lo intento, dulzura, pero no puedo parar de besarte. Eres adictivo.
Pero tomo todo mi autocontrol y me separo de ti y veo tus ojos dilatados, tu respiración acelerada y la mirada confusa que me das.
— Andy, quiero tanto esto, quiero tenerte para mí por el resto de nuestras vidas, pero podemos esperar a que lo planeé mejor, puedo buscar un lugar digno para que me entregues tu amor, para hacerte mío – hay una sonrisa en tu rostro que deslumbra en medio de éste día nublado y frío. El calor que me proporciona tu cuerpo pegado al mío es único y lo único que haces con tus palabras es hacer que pierda la razón.
— Tomamé, aquí, en nuestro lugar. En esta área pública en donde te conocí – tus ojos brillan.
— ¿Y el chico que te estaba conquistando? – tu sonrisa deslumbra.
— Está sobre mí, apunto de hacerme el amor – y tus dedos tocan mi mellija delicadamente.
— Quiero que sea especial para ti.
— Lo es, Oliver. Contigo todo es especial – te prometo amor, que después de esto, seremos sólo tú y yo.
Te beso como nunca había besado antes, toco todo tu cuerpo. Levanto tu camisa y beso tu blanca y suave piel. Tus jadeos y pequeños gemidos llegan hasta mi entrepierna y tengo que contener las ganas que tengo de bajarte los pantalones de una vez por todas.
Sé que mereces lo mejor, ángel. Sé que mereces ser tratado mejor que un rey.
Y es lo que planeo hacer.
Tus besos se vuelven más sensuales y puedo recordar perfectamente como me dijiste que nunca habías besado antes. Y una sensación en mi pecho crece al sabes que soy y seré tu primera vez.
Bajo tus pantalones rozando intencionalmente la erección que tienes, logrando escuchar tus gemidos.
Quiero oírte gritar al saber que aquí no hay nadie y la lluvia camuflajea los sonidos que brotan de tus labios, todos esos gemidos que salen desde lo profundo de tu garganta. Todas las veces que dirás mi nombre.
No tengo muchos recursos ahora para poder dilatarte correctamente, y lo siento, pero te prometo que intentaré hacerte sentir un mínimo de dolor.
Te enderezas y tratas muy tiernamente de retirar mi playera, pero tus mejillas están muy rojas y tus manos tiemblan lo cual me asegura que estás asustado aunque no quieras admitirlo.
Pero está bien porque yo estoy aquí y nada malo pasará.
Te recargo de nuevo sobre la base de está pequeña casita y te dejo en claro que yo me encargaré de todo.
Estamos desnudos y yo admiro cada parte de tu hermoso cuerpo, tan delicado, detallado y definido.
Beso todo lo que encuentro a mi paso y llego a la parte más oculta de tu ser y entierro mi lengua sacando de ti el sonido más delicioso. Te retuerces entre mis brazos y me ínsita a volver a hacerlo una y otra vez, sacando el lado más deseoso que tienes.
Tus facciones se desasen en lujuria y contracciones que me dicen cuánto te gusta esto. Lo que viene te prometo que será mejor.
Con mis dedos trato de estirarte lo mejor posible y sé que al principio fue incómodo para ti, prometo recompensarte.
La capa de sudor que esta sobre nuestros cuerpo hace que me pegue a ti, encuentro la posición indicada para poder introducirme en tu interior y se siente maravilloso.
Lo hago lento, porque sé que es complicado para ti, pero aunque no lo creas es más difícil para mí no penetrarte con salvajismo.
Después de un par de estocadas tú ya estás acostumbrado y me haces entrar más rápido y más fuerte y yo no soy quién para decirte que no.
Tomo tus piernas y las subo a mis hombros, sostengo tu cintura y doy estocadas más profundas y rápidas encontrando el angulo adecuado, hallando tu próstata y mientras lo hago tomo tu miembro masturbándolo.
Tu estás gimiendo y jadeando y todo está pasando tan rápido. Entrar y salir de ti es lo mejor que ha pasado en la vida. Es aún más increíble de lo que había imaginado entre sueños.
Termino dentro de ti y eso ocasiona un escalofrío en tu cuerpo haciendo que termines sobre mi estómago.
Estamos aquí Andy, en está área pública, vistiéndonos, dándonos cuenta de que traes mi playera la cual te queda enorme y yo tengo tu camisa, y tu olor me embriaga por completo.
Voy a tocar al número 102 por última vez, ayudándote a cargar tus maletas para salir de éste lugar, pasamos por última vez por ésta área pública en donde pasamos sentados por muchos años. Pero te prometo que pasaremos mejores en nuestro nuevo hogar.
Scott_Biersack ya wey, perdóname. Yo te amo. :'v
Y sí vivo cien años, cien años pienso en ti.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro