Dulce y Apasionado
*Este OS esta basado en una de mis fanfics llamada "If These Sheets Were States" la cual pueden encontrar en mi perfil (cofcofhaciéndomepublicidadcofcof ) así que esto vendría siendo un extra. Matando dos pájaros de un tiro :v*
Lo había pensado por mucho tiempo, él realmente lo había pensado, después de todo era lo más normal que podía hacer, eran esposos, era lógico que tenía que pasar en algún momento.
Habían pasado ya cinco años desde que se reencontraron, cuatro de haber retomado su relación y uno de haber dado ese gran paso que era el matrimonio, y en todo ese largo tiempo había una sola cosa que Andrew era incapaz de hacer: tener intimidad con su esposo Oliver.
Aquello no había sido impedimento alguno para ambos, el mayor entendió por completo a su pareja, él jamás se atrevería a ir más allá de lo que el pelinegro le permitiera. No sentía derecho alguno para reclamarle algo a Andy, pues aquel capítulo tan obscuro en la vida del menor aún no pasaba por completo.
Estar en terapia había ayudado mucho a Andy, haciéndole entender que enterrar el pasado no era suficiente, atormentarse con él no era necesario y culparse no serviría de nada. Afrontarlo, superarlo poco a poco con cariño y ayuda de la gente correcta, ese sería realmente el camino a una vida mejor. A no tener miedo del mundo.
Oliver se sentía afortunado y feliz de poder ayudar en el proceso, de poder ser de cierta manera de ayuda a que su esposo estuviera bien, eso era sin duda algo que quiso hacer desde que supo lo que a su pareja le había ocurrido. Jamás se iba a perdonar el hecho de haberle gritado cosas tan terribles como las que habían terminado de empujar a Andy directo al abismo, él debió haber insistido y no darle la espalda en la primera suposición, pero estaba tan cegado de ira, dolor y celos que pensó lo peor de su novio, terminando por abandonarlo cuando él más lo necesitaba.
Oliver no iba a presionar a Andy en lo absoluto, eso estaba claro. Oliver esperaría el tiempo que tuviera que esperar, incluso sí aquello significaba que el menor jamás estuviera listo. Porque no es como que sea suficiente una semana para olvidar que abusaron sexualmente de ti una y otra vez hasta el cansancio. Para Oliver, tener intimidad había pasado a segundo plano, para él, lo que más importaba era tener a su marido vivo.
Pero de un tiempo a la fecha para Andy aquello ya no era suficiente, se sentía frustrado y molesto por no ser el esposo entregado tanto en cuerpo como en alma a su hombre y eso sólo terminaba en un sentimiento de tristeza, sintiéndose siempre temeroso al pensamiento de que Oliver tenía el derecho a dejarlo por otra persona que cumpliera todos los requisitos.
Él enserio quería entregarse a Oliver una vez más como en el pasado, cuando eran novios y no tenía miedo a ser herido y lastimado. Lo había intentado un millón de veces, pero el resultado era el mismo, siempre al llegar más lejos inevitablemente el rostro de la última persona a la que quería ver aparecía en medio de la obscuridad haciendo que siempre se echará para atrás con Sykes, trayéndole malos recuerdos y ataques de pánico, alejando a Oliver de él por miedo a que pasara de nuevo, dejándole un mal sabor de boca y un mar de lágrimas que Oliver terminaba calmando con alguna canción susurrada al oído hasta hacerlo dormir.
Sin duda, Andy jamás planeo en ninguna de esas ocasiones que lo que había empezado como un acto de amor puro terminara con alguno de esos horribles ataques, y pensaba que algún día, finalmente Oliver se hartaría de él y lo dejaría. Pero también estaba consciente de que amarrarlo a amarlo de esa forma no era justo.
Para Andy, Oliver no merecía estar atado así, a aquella forma tan mediocre de matrimonio en donde él no era capaz de darle placer.
Para Oliver, Andy no merecía tener pesadillas todo el tiempo de las que despertaba a media noche con un grito a todo pulmón, jadeante, sudoroso y asustado.
Pero hoy todo sería diferente.
Hoy era su primer aniversario de bodas y por primera vez en mucho tiempo dejaría todos sus miedos atrás para dejar que Oliver le hiciera el amor.
Preparo la mejor cena de toda su vida, estuvo más de cinco horas metido en la cocina, sin contar las dos horas perdidas en el supermercado decidiendo entre qué aderezo llevar. Puso la mesa, encendió dos velas aromáticas y puso una música suave y romántica de fondo. Y espero a que diera la hora en punto.
Oliver trabajaba como periodista en una revista de alto prestigio en el mundo del entretenimiento y el arte. Tenía horario fijo y alguna que otra vez tenía que salir de la ciudad, pero siempre que eso pasaba o que tenía que quedarse tarde en la oficina el primero en saberlo era Andy.
El reloj de pared dio las 7:00 de la tarde y el sonido de la cerradura cediendo no se hizo presente hasta quince minutos después cuando finalmente el castaño cruzo la puerta con un gran ramo de rosas. Los peores y más gratificantes quince minutos de la vida de Andy.
Ambos traían camisas y pantalones de vestir. Demasiado formales para ni siquiera pensar en salir a algún lugar. Oliver se sintió terriblemente mal por hacer que en su primer año como esposos lo celebraran en casa.
Pero nada que Andy no entendiera, era miércoles, mitad de semana y mañana habría más trabajo. Él podía esperar hasta el fin de semana como Oliver había prometido cuando hablaron de ello hace siete noches atrás.
Una sonrisa deslumbrante se posó en el rostro de ambos hombres, sus ojos brillaban y sus corazones amenazaban con salir presurosos de sus pechos.
Andy soltó una risita al ver a su marido con aquel ramo de rosas. Oliver había recordado su aniversario.
El menor se dirigió al castaño y beso castamente sus labios volviendo a la sonrisa de boca cerrada, le quito el maletín de la mano y lo puso sobre uno de los sillones de la sala, le ayudo a quitarse el saco de encima y finalmente tomo el ramo entre sus manos, olfateando toda aquella maravillosa fragancia, cerrando los ojos en el proceso disfrutando de todas las sensaciones que le producían.
Sintió las manos de Oliver tomar sus caderas y aquel toque se había convertido en un abrazo. Recibió un beso en la sien que lo hizo sonrojar y una felicitación.
— Feliz aniversario, dulzura – el menor rió y se apretó más al torso de su esposo.
— Feliz aniversario, amor – hablo Andy contra el cuello del mayor, dejando un pequeño beso. – Vamos, la cena se va a enfriar.
...
La carcajada del pelinegro se escuchaba en toda la casa y la sonrisa brillante de Oliver por hacer reír a su esposo era imborrable.
—¡No es mi culpa que no sepan escribir mi apellido! – se defendió indignado. –El repostero me odiará por siempre.
— No, toda la pastelería te odiará por siempre. ¿A quién se le ocurre escribir Sykes de esa manera? – pregunto el menor.
— Bueno, al menos fue gratis.
— Y ahora tú y yo somos los señores Zayks. – ambos terminaron de romper en risas y con un dolor de estómago ante todo el recuerdo. La noche había avanzado de maravilla, parecía una cena cualquiera con ellos dos hablando de temas triviales como lo era el trabajo, su día cotidiano o el recuerdo de los muchos momentos que han compartido en todos estos años de conocerse.
Oliver creía que la noche estaba tan cerca de acabar, esperaba que ahora que el pastel de chocolate que tenía frente a él, con aquel doble de su apellido mal escrito, sin un cuarto de su figura original los minutos estuvieran contados. Él lavaría los platos, Andy secaría y los llevaría a la alacena para dejar todo en orden. Desfilarían hasta su habitación, se cambiaría de ropa, lavarían sus dientes e irían a la cama a acurrucarse bajo las sábanas como en una velada normal. Sin saber que su esposo tenía planes diferentes.
Cuando dejo los platos en el fregadero, sintió un abrazo de Andy. Se dio media vuelta y encontró a su esposo con la barbilla recargada a su pecho. Se sonrieron y compartieron un beso profundo hasta llegar la falta de aire.
Andy jalo de la mano a Oliver con dirección a su habitación desconcertando al mayor por tan repentino acto, sin embargo no dio queja alguna al respecto, sintiéndose de repente curioso de ver a dónde llevaba todo ese coqueteo.
No dejaron de verse ni un instante el uno al otro, clavaron sus miradas entre ellos y sólo de vez en cuando las desviaban a los labios del contrario.
Andy jadeo, al sentir sus piernas chocar contra la cama, dejo libre la mano de Oliver y con sus propias manos empezó a vagar sobre el cuerpo del contrario. La camisa blanca de Oli estaba perfecta, las mangas estaban enrolladas hasta sus codos y los primeros dos botones del cuello estaban desechos. No había saco, ni corbata y pasar las yemas de sus dedos por la fina tela le daba la sensación de calma y armonía.
Paso sus dedos por los hombros y el pecho de Oliver, también por sus brazos y el abdomen. Repentinamente intercalaba la mirada entre el cuerpo de Oliver y sus ojos. Sintiéndose deseoso y algo curioso. Comenzó a desabotonar el resto de los botones de su camisa pasando sus dedos por la piel que iba exponiendo.
Quitó por completo la tela que cubría el torso de Sykes y comenzó a repartir besos desde las clavículas hasta el pecho, escuchando los suspiros del mayor.
Oliver no se quería quedar atrás y le parecía injusto que el único haciendo movimientos aquí era su esposo. Por lo que lo tomo de los muslos, alzándolo para que estuviera a la altura de él y lo besara lentamente.
Tomándose su tiempo, con delicadeza y paciencia fueron quitando prenda por prenda de sí mismos y entre ellos, hasta llegar al momento en donde Oliver estaba encima de Andy, besándolo furtivamente con pasión y deseo, pasando sus manos por toda la piel expuesta del menor. Sintiendo lo suave y caliente que estaba.
—Andy –suspiro el castaño. – Esta bien si quieres parar ahora. Yo lo entenderé.
— No, quiero esto. Enserio lo quiero. – dijo Andy decidido a no echarse para atrás.
—¿Estás completamente seguro? – realmente Oliver temía que para Andy esto fuera algo muy repentino, terminado en que podría volverse traumático sí se arrepentía o lo lastimaba. Él jamás lo haría a propósito, él sería lo más cuidadoso posible con su esposo.
Recibiendo un asentimiento por parte del menor, soltó todo el aire que estaba reteniendo en sus pulmones y se preparó para lo que seguía.
No tenía lubricante a la mano, Oliver se había permitido no comprar ni eso ni condones, pues no creía que los necesitaría en un futuro muy cercano. Mala decisión.
— Yo... H-hay un bote en mi mesa de noche. – murmuro Andy totalmente sonrojado. Andy recién lo había comprado, sintiéndose cohibido de repente por pensar irremediable que la velada acabaría justo así. Oliver sonrió, le dio un beso y se bajó de él para ir acercarse a dicha mesa para encontrar el tubo de lubricante.
El castaño regreso a su posición sobre Andy y abrió el tubo tomando un poco del lubricante entre sus dedos y se acercó a la entrada de Andy, proponiéndose ser lo más cuidadoso y dulce que podía. Tratando de alejar el pensamiento del sexo rápido, caliente y lujurioso que tenía como recuerdo de hace años.
Pasó rozando la entrada de Andy y lo sintió tensarse bajo él. Oliver retiro su mano de inmediato esperando otra reacción negativa por parte del menos, pero sólo encontró una disculpa muda y sus ojos brillosos y dilatados.
Volvió a rozar aquella parte tan íntima del cuerpo del menor, obteniendo ahora un suspiro ruidoso al meter poco a poco su dedo. Para Andy hubo algo de incomodidad y dolor había dejado de estar acostumbrado a la sensación de invasión dentro de él, pero se las había arreglado besando a Oliver de manera un poco torpe y desesperada.
El mayor movió su dígito sacándolo y metiéndolo de nuevo en un ritmo lento que le funcionara a ambos para poder sentir placer y estirar al menor lo mejor posible. Pronto se le unieron dos dedos más. Teniendo un rítmico vaivén. Andy se sentía lo suficiente estirado y húmedo para la invasión final. Estaba preparado, listo. Él realmente lo quería.
—¿Estás listo? – quiso asegurarse Oliver.
— Si – su respuesta había tenido un tono de duda y su labio temblaba. Oliver estaba a punto de alejarse para decirle al menor que no había problema en intentarlo en alguna otra ocasión pero al más mínimo movimiento de reversa sintió las manos de Andy aferrarse a él, atrayéndole de nueva cuenta. – por favor.
— De acuerdo – Oliver se posiciono entre las piernas de Andy y lubrico su pene sin dejar de ver al chico bajo él. – aquí voy.
Dejo sus manos apoyadas a los costados de la cabeza de Andy, viendo como éste tenía sus ojos apretados, negándose a abrirlos mientras que sus manos apretaban las sábanas bajo él.
Oliver alineo su miembro a la entrada de Andy y apenas lo había rozado cuando el menor retrocedió y cerro sus piernas instintivamente.
— Perdón, perdón, perdón, perdón, perdón, dame cinco minuto y...
—¡No! – interrumpió Oliver con una voz muy fuerte que hizo sentir a Andy todavía peor. – No estoy contigo por esto, estoy contigo porque te amo y no necesitas algo tan tonto como acostarnos para demostrar cuánto me amas. Quiero que estés bien, quiero que te dejes de preocupar porque vaya a hacerte daño. Aprendí mi lección Andy, te lo juro por mi vida, nadie va a volver a lastimarte, ni siquiera yo.
La habitación había quedado en completo silencio.
Andy seguía recargado en la cabecera de la cama no tenía palabras, él realmente quería demostrar su punto y no lo logro. Se sentía un ser incompleto y roto y odiaba la sensación.
—Pero yo quiero esto... – susurro el menor entre sollozos. – quiero amarte con todo mi cuerpo y dejar de verlo sobre mí cuando cierro los ojos.
— Entonces no los cierres. – aquello había sido quizá lo más cuerdo que había escuchado. Antes de incluso tener su segunda primera cita con Oliver, Andy encontró en internet relatos de personas que habían pasado por una violación y habían logrado retomar sus vidas con terapias y psicología y tenía una duración de años. Él no tenía años, Oliver lo pasaría a buscar esa misma tarde y los consejos más comunes que encontró fueron dos: dejarse llevar y cerrar los ojos teniendo la mente en blanco.
Cosas que ni siquiera con el tiempo ayudaron.
— Quiero intentarlo de nuevo – hablo decidido Andy. Quería una nueva oportunidad.
— Andy, no lo sé y sí... – el castaño no estaba convencido, no quería por nada del mundo presionar a Andy. Sí él no estaba listo, no lo estaba y punto. No estaba seguro de sí el menor podría sobrellevar el volver a tener relaciones. Hasta que el mismo pelinegro lo interrumpió suplicante.
— Oliver, por favor. Hazme el amor. – sus ojos brillaban suplicantes con lágrimas y para Sykes fue imposible decirle que no. Pero esta vez intentarían cosas diferentes.
— Esta bien, pero iremos lento y cambiaremos algunas cosas. – Aquello parecía un ultimátum y Andy lo acepto por completo porque él de verdad quería esto. – ¿Estaría bien para ti estar arriba?
Sin saber por qué, el menor se sonrojo terriblemente. No pensó que la conversación llevaría a este punto, pero debía ser sincero y responder porque de alguna extraña manera esto lo hacía sentir seguro, seguro y completamente cohibido, pero no había razón para la segunda pues era su esposo con quien hablaba y debían decirse la verdad.
—S-sí, claro. – respondió Andy con un tartamudeo.
— Muy bien, yo te guiaré, ¿de acuerdo? Me encargaré de todo. – Oliver se había dado cuenta de algo en todo aquel tiempo y eso era que Andy siempre movía sus manos desesperadamente cuando todo iba subiendo de nivel porque de alguna forma él se preparaba para frenar todo.
Andy estuvo de nuevo sobre la cama y la excitación de ambos se había ido, pero nada que ambos no pudieran solucionar. Oliver se encargaría de hacer que Andy actuara un poco más, que él tomara la iniciativa. Tal vez eso sería de ayuda al momento de empezar.
Ambos comenzaron a besarse lentamente, tocando suavemente el cuerpo del contrario. Comenzarían de nuevo y lo intentarían hasta el cansancio porque ambos lo anhelaban. El mayor fue bajando lentamente por todo el cuerpo de Andy con besos húmedos y calientes, pasando por su cuello, sus clavículas y el pecho saboreando la piel hasta llegar a la conocida V marcada del menor.
El castaño tomo la erección semi erecta y comenzó a masturbarlo sintiéndolo endurecerse con los lentos movimientos, de un momento a otro llevando el miembro a su boca por completo, sorprendiendo al menor y haciéndolo jadear.
Mientras succionaba la erección volvió a introducir sus dedos dentro de Andy y se cercioró de que todavía estuviera estirado.
El contacto estaba haciendo a Andy sentirse caliente y jadeante, creía que se correría en cualquier momento por primera vez desde hace años pero su esposo paro y los hizo cambiar de posición
— Estando arriba puedes tomar tu tiempo, manejar la situación. – el entendimiento cruzo por el rostro de Andy, esto no lo habían intentado antes y tal vez funcionaría llevarlo a su ritmo sin tener la sensación de inmovilidad sobre él.
Se posiciono sobre Oliver, quedando sentado sobre su regazo, apoyando sus manos sobre el abdomen del mayor tomando equilibrio y estabilidad, suspiro y alineo el miembro del castaño a su entrada y se deslizo lentamente hacia abajo soltando todo el aire sostenido en sus pulmones hasta que bajo por completo, quedándose un momento así para tomar un respiro y acostumbrarse a la invasión.
Oliver lo tomo de las caderas y espero paciente a pesar de tener su miembro palpitando pidiendo algún movimiento.
—Sabes que no tienes que hacerlo, ¿Verdad? – ya habían pasado más allá de cualquier otra ocasión y ahora más que nada, el menor no se iba a detener.
— Si, lo sé. – Andy bajo hasta besar los labios de su esposo – también sé que quiero ser tuyo de cualquier manera humanamente posible. En ésta y en todas las vidas siguientes.
La pareja sonrió en medio del siguiente beso, el menor se aferró al cabello del castaño y comenzó a hacer un suave movimiento con su cadera rotando sobre Oliver sacándole a ambos un gemido.
No dejaron de besarse, mucho menos de pasar sus manos sobre el cuerpo del otro. Tratando de conseguir todo el placer que pudieran.
Andy volvió a enderezarse poniendo sus manos sobre el pecho del contrario y tener equilibrio, aún no estaba listo para las penetraciones siguientes y sólo hacía movimientos con su cadera, Oliver se había dado cuenta y estuvo a punto de volverle a preguntar a su esposo sobre su decisión o incluso por su mente paso salir del menor. De todas maneras ya habían tenido un gran avance. Estaba comenzando a retroceder cuando vio en los ojos del menor la suplica y en lugar de parar tomo otra posición, sentándose sobre la cama yendo a besar directamente el cuello de Andy, arrebatándole suspiros cada que mordía la delicada piel del otro.
El pelinegro enredo sus manos en el cabello del mayor y abrazándolo por el cuello con sus brazos lo acerco lo más que podía a él.
Oliver se sentía impaciente, pero estaba siendo recompensado con los movimientos al rededor de su pene. Sintió la respiración cálida en su cuello y luego un movimiento en la parte baja de su cuerpo.
Andy salía lentamente alzándose para luego simplemente caer suave sobre el miembro de su marido. Ambos soltaron un gemido sonoro, aquello lo habían disfrutado tanto que simplemente tenían que volver a repetirlo. Andy volvió a hacer el mismo movimiento pero ahora recibiendo el apoyo de Oliver con sus manos en la cintura.
El castaño seguía besando cada parte que pudiera del menor, desde los hombros hasta su pecho. Llegando a éste pasó su lengua por encima de el pezón izquierdo de Andy, haciéndolo jadear y echar la cabeza hacía atrás arqueando la espalda. Viendo aquella reacción, el mayor no dudo en hacerlo un par de veces más. Haciendo que el menor se moviera más rápido.
Para Andy se estaba volviendo demasiado, el miembro dentro de él, la succión en su piel y el sonido de Oliver excitado.
— O-oli~ – no sabía exactamente cómo pedirlo y simplemente lo hizo, tomando por sorpresa al mayor cuando Andy les dio la vuelta dejándole atrapado entre su cuerpo y el colchón. Oliver no sabía que hacer y temía que el menor entrará de nuevo en pánico, pero el único asustado era él y de eso se dio cuenta en cuanto vio el rostro contraído del pelinegro y su agitada respiración.
— Más, quiero más – el menor apenas y era consiente de lo que pasaba y de en que posición estaba, su cuerpo temblaba y se sentía entumido como para seguir moviéndose así que prefirió no ser él quien manejara el ritmo sino Oliver. Por un instante sintió aquel viejo aprisionamiento sobre él, pero basto con abrir sus ojos y encontrar frente a él a nada más y nada menos que a Oliver Sykes, su esposo, su mejor amigo, su único amor y al hombre al que iba a amar hasta el final de sus días.
Al cambiar de posición Oliver entro a Andy en otro ángulo dando en su próstata, haciéndolo gritar y arquear su espalda arañando al mayor.
Quiso cerrar sus ojos de tanto placer que sentía en su cuerpo, pero descubrió que ver a los ojos a Oliver aumentaban todos esos sentimientos que tenía en el pecho.
No pararon de decir sus nombres, de besarse o de admirarse el uno al otro. Encontrando siempre un poco de vulnerabilidad en sus rostros y también felicidad.
Oliver empezó a bombear el miembro de Andy al sentir como éste se retorcía bajo él con el más mínimo tacto, estaba cerca al igual que él. Las estocadas dentro de Andy más la mano de su esposo y los besos húmedos al rededor de su cuello le hicieron apretar las sábanas arrugadas y finalmente correrse en la palma de Oliver.
Mientras que el otro disfruto del apriete en su miembro y después de tres estocadas más se corrió dentro de Andy.
Se recostaron sobre la cama, a calmar sus respiraciones. Ambos tenían una sonrisa tonta en sus labios y adornaba sus rostros brillantes. Voltearon sus rostros y al verse comenzaron a reír. Oliver se inclino para besar a Andy antes de pararse e ir por algo que ayudara a limpiar el desastre que tenían en sus cuerpos.
Regreso con toallas húmedas y limpio cuidadosamente de Andy, cuando termino y vio el rostro del menor lo encontró totalmente sonrojado.
Se metieron entre las sábanas y se abrazaron más fuerte que nunca, queriendo jamás separarse otra vez.
— Feliz aniversario Sr. Sykes – Andy rió y se empujo contra el cuerpo de su esposo sí eso podía ser posible.
— Feliz aniversario, Sr. Sykes. Te amo.
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