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Capítulo único

Uno cada dos lunas azules... Uno cada luna roja... Eso es lo que decían las leyendas.

Así era la equivalencia que había entre los vampiros en la antigüedad. Posteriormente, y dado a algún factor externo, las lunas azules empezaron a ser menores a las rojas, por lo que los vampiros de luna azul empezaron a escasear.

En ese tiempo, surgió una nueva especie que hasta aquel momento fue minoritaria, los vampiros de los eclipses, característicos por sus ojos verdes y las alas en las lumbares en vez de en la zona alta de la espalda, los omóplatos.

Aquella especie se posicionó sobre los vampiros de luna azul, llegando a ser millares más que ellos.

Los vampiros de ojos azules empezaron a perderse. Empezaron a nacer oficios que asesinaban a los pocos vampiros azules que había por su bien más preciado: sus ojos azules.

Llegaron a ser declarados extintos hacía millones de años, cuando en realidad muchos decían que los habían visto, pero que vivían aislados, planeando la destrucción de la especie que les daba caza, los vampiros de luna roja.

Estableciendo números... Los vampiros de luna roja, en aquellos tiempos actuales en los que estaban, serían un 70% de la sociedad vampírica. Un 29% serían vampiros de eclipse de ojos verdes y, finalmente, un 1% serían vampiros de luna azul.

Y si contamos con que los humanos existían y sobrevivían, además de convivir con los vampiros, muchas veces sin saberlo, las equivalencias cambiarían un poco, siendo un 60% de la sociedad... vampiros... Por lo tanto, los humanos tenían que pelear y sobrevivir, para hacerlo, los humanos debían donar "voluntariamente" sangre al banco de sangre al menos dos veces al año. Lo dije entre comillas porque nadie lo hacía voluntario, era una obligación impuesta desde hacía siglos para poder sobrevivir en aquella sociedad sin miedo a ser cazados por los vampiros.

Habiendo explicado todo esto, pongamos y hagamos un poco de zoom en el inicio de la historia, que esta vez no empieza como todas, en España, no, esta vez no, esta vez la historia empieza en Noruega. Más concretamente en el interior de un orfanato en el que dos hombres apuntaban a la empezaba con un revólver en la cabeza y una navaja larga impregnada en un olor pestilente a ajo.

Ups, perdón, me adelanté un poco a los hechos, para saber porque los dos hombres apuntaban a la mujer con dichas armas regresemos unos minutos en el pasado.

...

Los dos hombres se encontraban entrando y apoyándose en el mostrador del orfanato, la mujer a quien en el futuro apuntarían los saludó amablemente y preguntó en qué estaban interesados. Ambos lo tenían claro, querían al más joven de aquel orfanato.

Un orfanato mixto, por cierto, lo cual significaba que había niños vampiros y niños humanos. Dando la casualidad de que el más joven era un niño de un año, estaba durmiendo, tenía los cabellos blancos, era albino, un niño de una belleza deslumbrante que los dos hombres se cuestionaron cómo alguien pudo abandonarlo.

Aceptaron, el pequeño se movió por los sonidos y sus ojos se abrieron lentamente en unos deslumbrantes ojos azules que brillaron intensamente por la luz de la sala. Ambos adultos miraron fascinados aquellos ojos, después se mostraron el doble de sorprendidos cuando la mujer les informó que aquel niño necesitaba más dinero para poder ser adoptado. Lo cual dejó a los adultos de piedra y pidieron explicaciones.

Ella, con una sonrisa zorruna entre sus labios deslizó su mano hacia el labio del bebé y mostró sus dientes que apenas estaban saliendo, pero que se podía ver perfectamente un colmillo afilado.

Un vampiro de luna azul.

Uno de los pocos que aún quedaban con vida. Por ello, la mujer pedía más para que ambos pudieran adoptarlo.

Esto es lo que nos lleva a la escena del principio, los hombres no amenazaban a la mujer por aquella estafa, amenazaban a la mujer porque literalmente estaba sacando beneficios de una vida con mucho valor por el simple hecho de ser prácticamente único en su especie... tras aquellas amenazas, la mujer decía que no tenía miedo, pues era más fuerte que ellos, todo para que sus ojos pasaron de grisáceos, a rojos: una vampiresa de luna roja.

Los dos hombres rieron por la estupidez de la mujer.

Pues ambos tenían cierto trabajo que los ponía por encima de ella: asesinos a sueldo de vampiros, es decir, ellos asesinaban a los vampiros que los humanos o los propios vampiros deseaban ver muertos. Por lo tanto, no tenían ningún problema en hacer desaparecer a la mujer. Ella, viendo que no podría ganarlos, permitió que se quedaran con el crío con facilidad, teniendo que pagar menos de lo que deberían normalmente y encima podrían llevárselo ese mismo día en vez de tardar meses enteros para poder tener la respuesta afirmativa a la adopción. Por lo que regresaron a su país de origen, ahora sí, España, y empezaron a vivir su vida junto al pequeño.

Parecería irónico que cazadores de vampiros tuvieran a uno como su hijo. Pero así era.

Un vampiro de luna azul.

Simplemente era impresionante para ambos y un gran honor poder criar al niño, un niño especial al cual no consentían a la mínima solo por ser alguien especial en términos numéricos... No harían que el crío supera que era especial y sacará capricho de eso, todo lo contrario, él era como los demás. Viviendo su vida, viviendo como un humano, pues, con aquellas circunstancias, lo mejor que podían hacer era que el pequeño fuera consciente de que era un vampiro hijo de humanos y que tenía que esconder sus atributos porque la gente no tomaba bien que asesinos de vampiros tuvieran a un niño vampiro, y que además era un vampiro de luna azul.

El niño fue creciendo poco a poco, los vampiros y los humanos tenían la misma longevidad, ambos podrían vivir el mismo tiempo, salvo por cierta ventaja que tenían los vampiros.

Ellos, al beber sangre humana, rejuvenecen, por lo que eran inmortales contra más sangre bebieran. Aunque tenían que tener cuidado con no beber demasiado. La mayoría de los vampiros, por no decir todos, se mantenían jóvenes gran parte de su vida.

Crecían con normalidad hasta la adolescencia y a partir de aquella etapa que se daban cuenta de que envejecían, empezaban a beber sangre gradualmente para mantenerse jóvenes y en esa etapa de la vida; lo cual, implicaba que los humanos seguían envejeciendo, pero ellos se mantenían jóvenes y hermosos.

Los padres de Bert, viendo que llegaba a la adolescencia poco a poco, le dijeron que él debía seguir manteniendo las apariencias de ser humano, por lo tanto, no podría tomar sangre como el resto de vampiros. Él, con doce años, lo comprendió y lo aceptó mejor de lo que pensaban que lo haría, más bien, dijo que tampoco sentía curiosidad por tomar sangre. Lo cual los alivió en cierta parte. Su pequeño empezó a pasar la adolescencia viendo como sus amigos vampiros tomaban sangre y mantenían la edad de doce años.

Estaba yendo a un instituto mixto, por lo que había humanos y vampiros, en su grupo de amigos estaban dos hermanos mellizos humanos y un vampiro de luna roja. Y el chico que que le hizo darse cuenta de que le gustaban los hombres, más concretamente... ese vampiro. Aunque este lo evitaba.

Aunque algo que lo caracterizaba era lo cabezota que era, por lo que no tardó en convencerlo... más o menos... al menos aceptaba que fuese mimoso con él.

Cuando acabaron la secundaria ambos se metieron en el mismo bachillerato por pura casualidad y descubrieron que también los dos hermanos acabaron en aquel bachillerato, lo cual fue bastante sorprendente, porque no se lo esperaban. Obviamente también estaban en uno mixto, pero en aquel caso los vampiros y los humanos iban en grupos diferentes, y en el patio estaban separados por los vigilantes que se aseguraban de que los humanos y los vampiros no se pelearan. Por lo tanto, cuando salían del colegio, ambos se daban un pequeño achuchón y el pelinegro acompañaba al albino a casa.

Obviamente el pelinegro se veía jovial y como si tuviera unos quince años, mientras que Bert iba envejeciendo poco a poco, esto se notó más a partir de la universidad y el ciclo formativo de grado superior. Pues Bert dio un estirón y creció hasta el metro ochenta y Will se quedó en el metro sesenta y con aquella carita de voz de niño. Claro, que al no ser algo oficial, nada más que amigos, el pelinegro seguía tomando sangre sin darle mucha importancia al hecho de que su mejor amigo se viera como un adulto y él como un niño.

En la universidad, Will se juntó con un grupo de vampiros, dos de ellos de eclipse, los otros dos de luna roja, y entre los cinco se veían como un grupo de adolescentes, más o menos, aunque todos eran mayores de edad. Cuando Bert iba con ellos parecía la niñera del grupo, irónicamente, todos tenían la misma edad, o al menos la tendrían si no bebieran sangre.

El albino solía ir con ellos de fiesta, solo porque cuidaba de que William llegase a salvo a casa, pues nunca bebía alcohol. Siempre bebían copas de sangre mezcladas con alcohol y alguna vez la tentación le hacía morderse el labio y recordarse a sí mismo las palabras de sus padres: "si alguna vez quieres probar la sangre, será aquí, en casa, y no será mucha porque no queremos que sepan que eres un vampiro", es cierto que le daba miedo que lo supieran, pero también le avergonzaba ser el único vampiro de la faz de la tierra que tenía que fingir ser humano y envejecer como tal.

No era por envejecer, era porque quería saber el sabor, quería saber porque ellos bebían constantemente, y no solo para mantenerse jóvenes... a veces, cuando no estaban pendientes, sufría la tentación de acercar su mano, tomar la copa y dar un sorbo rápido, pero se acababa retractando por su lentitud para no hacer ningún sonido o movimiento brusco, por lo que desviaba su mano hacia su bebida, frustrado en cierta parte.

- En el hipotético caso de que saliera con un humano... No me refiero a ti...- aclaró provocando una risilla en el albino.- Dejaría de beber sangre.

- ¿En serio?- musitó con sorpresa.

- Seh... Si amo a un humano, es para morir con él... o ella...- desvió los ojos para dejar claro que no se estaba refiriendo a él.

- Awww...- sonrió tierno.- Aún así nos llevaríamos años de distancia...

Él negó con la cabeza.

- No lo haríamos, pero no saldría contigo...- intentó convencerlo, aunque era obvio que no lo estaba logrando mucho, la verdad.- Si un vampiro deja de beber sangre un tiempo determinado vuelve a su edad, pierde el rejuvenecimiento...

Sonrió un poco.

- Vaya... no sabía eso...

- Raro... Es algo que pensaba que todo el mundo sabía...

Negó con la cabeza.

- No lo es. Sino mis padres lo sabrían.

Si lo sabían, pero debían mantener la fachada indiferente de seres humanos normales.

- Seh, tus padres son... locos de los vampiros... ¿Cuándo se enteren de que lo soy me harán un interrogatorio o me matarán?

- Creo que ya se lo huelen, pero no, no te harían nada...

Sus padres ya sabían que William era un vampiro, es decir, sus padres eran consientes de que Bert se juntaba con vampiros y siempre que uno de ellos venían a casa, mantenían las apariencias como si no supieran que realmente vampiros entraban en su hogar. Por suerte, William era uno de los pocos que entraban.

- Espero...- susurró después de unos segundos.

- Eso no me deja muy tranquilo...- bromeó.- Menos si somos novios.

Los dos se quedaron en un silencio incómodo. El albino sonrió travieso y alzó las dos cejas al mismo tiempo.

- ¡No me refería a eso!

- ¿A qué te referías entonces? Acabas de decir novios.- se rió a carcajadas.

¡C-Cállate!- negó avergonzado.

- ¿Quieres que lo seamos?- sonrió con ternura apoyando sus manos en los hombros del otro.

- ¿Me vas a hacer dejar de beber sangre? Malo...

- Puedes seguir...

- No, no, era broma...- negó con la cabeza.- Puff...- se abrió de brazos como una estrella.- A saber como me sienta el cambio en la voz, si me sienta como a ti voy a tener voz de marica.

- ¡Hey!- se quejó haciéndose el ofendido.

No le sentó tan mal, de hecho, fue bastante rápido, los dos o tres primeras semanas que pasó sin tomar un trago de sangre adelantaron bastante el procedimiento de envejecimiento, de hecho, en poco más de un mes ya parecía que estaba entrando en plena pubertad y de la noche a la mañana su tono de voz pasó de niñito adorable al cual le espachurraba las mejillas, a un: "Buenos días" que sorprendió a ambos por la gravedad y sensualidad del tono.

Seh, le había sentado bien la pubertad, sí.

Casi al año, cuando ambos cumplirían diecinueve el chico ya tenía los rasgos de un muchacho de dieciocho, para celebrarlo le permitió dar solo un trago de sangre, este mismo mencionó que con eso solo volvería unos meses, que seguiría con la misma edad, lo cual recuperaría rápido, y acordaron que solo tomaría una copa al año por su cumple. Por lo tanto, seguiría envejeciendo con normalidad.

Siguiendo ese ejemplo, el albino también quiso, y se lo pidió a sus padres, ellos, para su cumpleaños número veinte, le regalaron, a parte de una sudadera que le gustaba, la copa de sangre. Lamentablemente no pudo tomarla con William, aunque le hubiera gustado, la verdad.

Esa misma noche, estrenó la sudadera para celebrar el cumpleaños con el pelinegro, y varios días después, volvió a ponerse la sudadera para ir de fiesta con el pelinegro al bar mixto de siempre en el que el pelinegro se tomaría su copa anual. El de cabellos blancos le dió un achuchón y un beso después de la copa, sintiendo el sabor y, bueno, pasó aquello como un alivio para contenerse y aguantar el año entero sin volver a probar la sangre. El otro le sonrió con malicia y después lo riñó maternalmente por besarlo justo después de que tomase la copa. Lo que le resultaba adorable del pelinegro es que lo riñera como si fuera su madre por cosas banales, en aquel caso, por besarlo justo después de tomar la copa de sangre y por lo tanto, sintiendo el sabor metálico de la sangre. Tomando en cuenta que nadie sabía que Bert era un vampiro, lo tomaban como un humano que se había mojado los labios con sangre humana, lo cual era el motivo que lo llevaba a que William lo riñera maternalmente.

Aquella suma de factores le resultaba tan jodidamente adorable...

Simplemente lo calló volviéndolo a besar y al separarse le dijo que ya no tenía sabor a sangre casi sin separarse de sus labios, lo cual avergonzó al otro y escondió la cabeza en su pecho. Los otros chicos soltaron una risilla por su vergüenza, esperando que se separase para reñirlos por reírse de él, pero no lo hizo. Bert escuchó como el pelinegro olfateaba su cuello, lo cual no era raro, ya lo había hecho antes dado al olor de la "sangre" que corría por sus venas, también por su olor corporal, pero aquella vez su expresión estaba extrañada. Se separó sin decir nada y riñó a los otros.

Aquella noche la pasaría en su casa durmiendo, por lo que se fueron pronto, no porque fueran hacer cosas indecentes, sino justo por lo contrario, porque el pelinegro quería que el albino durmiera sus horas para que no estuviera cansado.

Otra cosa que le resultaba adorable...

Al acostarse en la cama con el pijama puesto y después de un par de carantoñas y besos, el pelinegro volvió a olfatearle, el de cabellos blancos dejó escapar una risilla por las cosquillas del pelo en su rostro. Toda risilla se quedó en un silencio sepulcral repentinamente.

- No puede ser...- susurró en bajo y lo miró fijamente.- ¿Por qué cojones. . .?- no acabó de formular la pregunta, volvió a enterrar su nariz en su cuello a seguir olfateando, ahora un poco más invasivo con el espacio personal del otro.

- ¿Pasa algo? No me acosté con nadie... ¿Por qué me hueles tanto?- soltó una risilla con humor pensando que era algún olor extraño, es cierto que tenía un compañero de clase que le daba abrazos constantemente, pero dudaba mucho que el pelinegro se molestara por eso.

- ...- hizo silencio arrugando ligeramente la nariz, se separó un poco.- ¿Por qué hueles a sangre?- susurró en bajo volviendo a acercar su rostro al cuello del otro.

- Porque tengo sangre en el cuerpo, duh...- dijo como si fuese obvio.

El otro negó con la cabeza y se separó un poco.

- No a esa sangre, a sangre que no es tuya...- el albino se quedó totalmente paralizado al escuchar aquello y por su mente solo pudo pasar la imagen de él mismo tomando la copa de sangre de su cumpleaños... Tragó saliva lentamente.- Es imposible...- negó con la cabeza.

- ¿El que...?- preguntó con un susurro.

- Que hayas bebido sangre... Y dudo mucho que al besarme hayas bebido...- arrugó la nariz.- ¿Te hicieron una transfusión hace poco?- negó con la cabeza.- Es raro...- acercó su nariz a su pecho.- Hueles a sangre intrusa... No es tuya...- susurró.- ¿Cuándo tienes el análisis de sangre?

- En unos meses...- mintió, pues a él no le sacaban sangre al ser un vampiro, obviamente no podía decirle la verdad, no era estúpido.- ¿A qué viene esa pregunta?

- No sé...- negó con la cabeza y se sentó en el colchón.- Seré yo que estoy algo atontado por la copa...- se frotó la cabeza y se peinó los cabellos delicadamente.

- No creo... Es posible que estés cansado...

Él se rió con sarcasmo y se acurrucó contra su pecho.

- Me molesta no saber detectar tu olor.

- Lástima...- se rió un poco y besó su frente.

Al año siguiente volvió a pasar, la noche de su cumpleaños el pelinegro estaba muy rayado al volver a detectar el olor a sangre intrusa en su cuerpo, y no comprendía nada, el otro intentaba calmarlo, pero no lo dejaba tranquilo que el otro pudiera llegar a darse cuenta de lo que sucedía realmente, por lo que decidió no tomar más sangre para que el pelinegro no se emparanoiara, o en tal caso, tomarla cuando supiera que no iba a verlo al menos en una semana o dos.

William cumplió los veintidós cuando aquello pasó, aquella noche los dos tuvieron una cena juntos, no se fueron de fiesta, prefirieron tener algo un poco más íntimo, una cena romántica llena de piropos, azúcar y ternura, para finalizar, un par de besos de por medio. Aquella noche William se pasó un poco más tomando sangre, fueron dos copas, lo cual equivalía a un año y medio enteros rejuvenecidos, pero claro, una noche era una noche, y hasta el año siguiente no volvería a tomar, por lo tanto, recuperaría su edad original. Ahora mismo es como si tuviera veinte o veintiuno, lo cual no era muy cambiado en ese momento. Los dos pasaron la noche entre carcajadas y al salir del restaurante y tomar el camino hacia la casa del albino dado a que era de noche, como mencioné, fue cuando ocurrió. Repentinamente el pelinegro lo tomó en brazos y dió un salto hacia el lado para esquivar una bala de pistola que después vieron que era de plata... Acabaron en un callejón pobremente iluminado en el que vieron en la entrada del mismo la sombra de alguien que chasqueaba la lengua con frustración al haber fallado.

William dejó al albino en el suelo y se puso delante de él para defenderlo aunque claro, era un cazador de vampiros, un asesino a sueldo; asumió que aquella persona iba a por él, ambos pelearon por varios minutos, ambos eran vampiros de luna roja.

De un momento a otro, el atacante dejó al pelinegro inconsciente al estamparlo contra la pared, creando grietas en la misma. Se acercó corriendo y lo abrazó con sobreprotección cuando esa persona se acercó, supuso que iba a terminar el trabajo.

- No voy a por él.- dijo con voz atrevida y desinteresada.- Voy a por ti.- dijo con una sonrisa socarrona.

El albino palideció y dejó al pelinegro para alejarse un poco, a varios pasos... Tragó saliva lentamente. No podía pedir ayuda, nadie lo escucharía. Tuvieron la mala suerte de tener que enfrentarse en un callejón desértico en una calle cercana a su hogar. Arrugó la nariz acercando su mano a su bolsillo en el que llevaba el arma que sus padres casi le obligaban a llevar para su autodefensa en caso de que algún vampiro se pasara de listo.

Jamás pensó que tuviera que usarla.

- Tsk...- chasqueó la lengua contra el paladar.- No te dará tiempo a sacar el a. . .- cuando lo atacó el albino aprovechó la velocidad vampírica y la inconsciencia del pelinegro para poder frenar el ataque.- ¿Cómo. . .?- no siguió hablando, el albino le dió una patada en los bajos, golpeó el arma que el otro llevaba y usó la suya propia para herirlo de gravedad en el costado.

- Te has metido con la persona equivocada...- susurró con una sonrisa socarrona al ver su escepticismo.- Hijo de cazadores de vampiros... Una lástima...- sonrió con malicia.

- Maldito...- intentó moverse, pero eso solo abría la herida.- ¿De donde sacas tanta fuerza?- preguntó con el ceño fruncido mientras sus ojos brillaban y sus colmillos intentaban morderlo.

- Pfff... Nada mal... Yo puedo hacerlo mejor...- sus ojos pálidos empezaron a brillar y sus colmillos crecieron amenazantes.- Sorpresa... Soy un vampiro de luna azul.- Ante su escepticismo, acabó con su vida al clavar el cuchillo de la compañía de sus padres en su tráquea.- Patético intento, amigo...- susurró en bajo tomando las dos armas, las limpió de sangre y las guardó.

Tomó a William en brazos y después de eso corrió con su alta velocidad hasta su hogar, donde sus padres se mostraron sorprendidos al verlo cargando con el pelinegro.

- Un asesino a sueldo nos atacó...- susurró rápidamente.- Ahora os explico los detalles dentro...- musitó volviendo a acomodar al azabache contra su pecho.

Lo dejaron pasar y cerraron la puerta.

- ¿Iban a por él?- preguntó su padre.

Los padres del albino sabían perfectamente que su hijo estaba saliendo con un vampiro de luna roja, solo que fingían hacerse los tontos delante de él para que no les tuviera miedo por ser asesinos a sueldos de vampiros. Por lo tanto asumieron inmediatamente que ese hombre que los atacó iba a por William.

Bert negó con la cabeza y susurró: "Iba a por mí", lo cual los dejó completamente paralizados. Si iban a por él era porque sabían que era un vampiro de luna azul o tal vez solo se diera la casualidad, Bert jamás había mostrado ser un vampiro, por lo tanto, era totalmente imposible que fueran a por él por ese motivo. Le preguntaron si estaba bien... Y sacó las dos armas, sus padres lo miraron escépticos, y con el susurro de: "Tal vez alguien no respire mañana" les dejó claro que ese hombre estaba muerto. No. Más bien... Ese vampiro... Ese vampiro ahora estaba muerto. Los padres dieron gracias a que sabía autodefenderse y lo abrazaron para soltar la tensión y el susto del cuerpo. El pelinegro se quedó allí a dormir, abrazado con sobreprotección por el albino, y a la mañana siguiente se sonrió al despertar en la cama del peli-blanco, abrazado de forma asfixiante por él.

- Will...- susurró cuando intentó separarse.- ¿Estás bien?

- Eso debería preguntarte a ti... ¿Estás bien? ¿El tipo de ayer te hizo daño?

- Llegué a casa... Logré escapar... Te traje corriendo...- lo abrazó.- Estaba preocupado, pensaba que te hizo daño...- el otro lo abrazó de vuelta, pero más fuerte.

Bajaron al salón donde los padres del albino estaban despiertos, casi como si los estuvieran esperando.

Les preguntaron si estaban bien.

Asintieron.

La madre del pelinegro lo llamó preguntando por él, si estaba bien, pero demasiado alterada, al preguntarle por esto, ella le pidió que mirase las noticias. Al hacerlo, vieron la escena del callejón en el que fueron atacados.

El pelinegro miró fijamente al albino, este desvió la mirada silbado para disimular mientras se alejaba lentamente. Al apagar el televisor y colgar a su madre, el pelinegro exigió saber qué narices había pasado y cómo narices había acabado con un vampiro, inmovilizándolo con un brazo en la pared.

- Prrrr, tentador cuando me haces eso.

- ¡Bert!- exclamó avergonzado.

- Ah... bueno... Me auto-defendí...- juntó las puntas de los dedos índice.

El otro alzó una ceja.

- Ni que fueras hijo de asesinos a sueldo.

- Lo es.

El pelinegro se quedó en blanco.

Al girar la vista y ver a los dos con armas de los asesinos a sueldo tembló ligeramente y se apartó del albino.

- Pero no te mataremos aunque seas un vampiro.

Will miró a Bert.

- Ah... Si, sabes que lo eres...- susurró él sonriendo tierno.- Pero... ah... No...- pasó una mano por su hombro.- No pasa nada...- negó con la cabeza.

- ¿Has podido defenderte todo este tiempo y yo como pendejo pensando que no podías ni sabías pelear contra vampiros y resulta que podías matarlos tan fácilmente?

- Eh... Si...- sonrió de lado.

Will se dió un facepalm.

- Te hubiera dejado que me defendieras igualmente...- rió un poco y besó su mejilla.

- Ugh... ¿Eso es un premio de consolación?- los dos se rieron un poco.

- El vampiro no te daba caza a ti... Se la daba a Bert.- dijo con completa seriedad uno de los padres.

- ¿Qué...?- preguntó con incredulidad.

- Sí... Justo después de que te quedaras inconsciente dijo que no iba a por ti... Sino a por mí...- musitó el albino.

- Con más razón... ¿Estás completamente seguro de que estás bien?

- Si... lo estoy...- le sonrió con ternura y lo abrazó.- Descuida... No me hizo ni un rasguño... Estoy bien...

- ¿Seguro, seguro?- el otro asintió.

William suspiró con alivio.

...

Era jodidamente adorable... En serio...

Después de eso, los padres del albino empezaron a investigar arduamente quien era esa persona de la que su hijo se supo defender, quien lo había contratado y porque querían matar a su hijo, si alguien había descubierto que se trataba de un vampiro de luna azul, no sería el primero que intentase matarlo, por lo tanto, debían saber cuanto antes la razón por la cual alguien contrató a otra persona para matar a su tan preciado hijo.

La respuesta tardó casi medio año en llegarles...

Alguien había intentado matar a su hijo por celos de que William no bebiera sangre y se estuviera distanciando de sus amigos de la universidad... Los amigos de la universidad habían mandado a un asesino tras su hijo para que William volviera a tomar sangre gradualmente y a reunirse con ellos a diario, y eso ya no lo hacía dado a que ambos estaban muy empalagosos y juntos útilmente. ¿¡Habían intentando matar a su hijo por un ESTÚPIDO berrinche infantil!? Tras darle la noticia a los dos chicos, el pelinegro se marchó inmediatamente a vengarse y a pegarse una madriza si fuera necesario porque aquella cosa tan tonta y estúpida.

Después de eso estuvo unos tres o cuatro días sin saber nada de William, por lo que salió de casa para dirigirse hacia la suya para preguntar que le había pasado y porque no le había enviado ningún mensaje en aquellos días... Aunque... A medio camino intentaron atacarlo al tancklearlo.

Se defendió con un codazo en el rostro del agresor, viendo que eran los amigos de la universidad de William. Dos vampiros de luna roja... Dos vampiros de eclipse... Tragó saliva lentamente.

- ¿Dónde está William?- preguntó con el ceño ligeramente fruncido.

- Perdido por allí. . .- empezó Isis.

- En el sótano de Eiver encerrado...- dijo Axel ganándose un pescozón del mismo.

Bert apretó los labios y adoptó una postura defensiva.

- ¿Y ahora venís a matarme directamente después de ver que el asesino a sueldo no lo hizo? Si pude con un asesino a sueldo, podré con vosotros...

Soltaron risillas irónicas.

Minutos después el albino estaba peleando a cuchillazos contra los cuatro vampiros al mismo tiempo. Obviamente lo hirieron varias veces con arañazos y tenía varios moretones por la palidez de su piel y los golpes. Arrugó la nariz conteniendo sus ganas de sacar la verdadera fuerza y velocidad. Ya estaba disimulando demasiado al poder ver de donde le atacaban... Si mostrase su verdadero ser, tendría que matarlos, y eso sería un duro golpe para el pelinegro... Tragó saliva lentamente. Le dieron una patada que le quitó todo el aire al golpearse contra la pared. Escupió y apretó los dientes tentado de sacar los colmillos. Arrugó los labios. Apretó el mango del arma con las manos temblando un poco. No tenía que hacerles excesivo daño... Gruñó audiblemente.

- ¡Bert!- jadeó al escuchar el grito del moreno.

Este llegó a su lado en apenas unos segundos y miró a los demás con el ceño fruncido. Suspiró con alivio y con miedo al mismo tiempo.

- Sois unos hijos de perra...- gruñó audiblemente.

- Gracias, supongo...- se encogió de hombros la chica.

- No solo me encerráis en un sótano, me rodeáis de ajos y encima intentáis matar a mi novio en un cuatro contra uno... ¡Cobardes!

- ¿Preferías que lo atacásemos de uno en uno?

- Sois unos idiotas...- arrugó el labio con desagrado.

- Tu más al envejecer cuando eres un vampiro.

La pelea siguió varios minutos más. Axel e Isis acabaron fuera del combate, ahora era más justo entre comillas, pues era un 1vs1, pero el agotamiento de la pareja se notaba. El albino logró quitarse a Eiver de encima, ahora los dos peleaban contra el más alto de todos.

- Cobardes.- susurró William con el ceño fruncido.

- Lástima... Deberías haber seguido con nosotros, pero decidiste irte con un humano estúpido...

- Gracias, imbécil...- dijo Bert con el ceño fruncido.

- De nada, debilucho...

Después de varios minutos más, un fuerte golpe dejó casi K.O al pelinegro, pero sin que pudiera moverse bien. Para el albino fue fácil dejar a Isaac fuera de combate, el problema llegó cuando Axel lo atacó por la espalda cuando se acercó a William.

Lo cual no contuvo su fuerza y lo envió a volar con un espaldarazo contra la pared, que ahora sí lo dejó definitivamente K.O. William abrió los ojos en shock al ver esto. No comentó nada al menos al principio, pues lo que más le importaba era el olor que desprendía el otro, lo habían herido. Lo tomó del brazo y casi lo llevó a rastras hacia su casa para curarlo... Este intentó negarse diciendo que estaba bien, que no importaba, pero allí estaban. En la habitación, con el pelinegro curando una herida que Bert se había hecho nada más llegar a la casa porque la que le hizo Axel ya se había curado. Cuando la tapó con una tirita suspiró con alivio y lo abrazó con fuerza. Bert lo miró de reojo.

- Lo siento...- susurró.

- ¿Por qué ibas a sentirlo?- preguntó el albino.

- Por haber llegado casi tarde...

Bert soltó una risilla y rodó los ojos.

- Estoy bien...

- ¿Cómo hiciste eso?- preguntó repentinamente el pelinegro.

- ¿El qué?- alzó una ceja.

- Empujar a Axel así...

Se encogió de hombros diciendo con obviedad: "Empujándolo", lo cual se llevó un zape. Lo acusó de tener super fuerza y no era por el entrenamiento de cazadores de vampiros. Siguió presionando más y más, intentando saber como lo hizo.

El albino acabó con la excusa de que tenía que irse ya. Para después hacer el intento de salir de la habitación. Aunque lo acabó inmovilizando contra la pared con los brazos a los lados de su cara al aguantar las muñecas. Bert tragó saliva e intentó alejarse un poco, pero no logró más que acabar con la cabeza pegada a la puerta.

- ¿Cómo lo hiciste?- frunció el ceño.- No te voy a dejar irte hasta que no me lo digas.

- No puedo.- se apresuró a decir.

- ¿Por qué?

- Tendría que matarte.- susurró con el labio temblando un poco, tragó saliva a consciencia.

- ¿Qué tontería es esa?- arrugó la nariz.

Bert vaciló al hablar.

- Mis padres no me dejan... No puedo decirlo...

- ¿Acaso es un estúpido tema de vida o muerte por lo que no puedes decirlo?- asintió con la cabeza lentamente.- ¿Acaso me lo vas a estar escondiendo toda la vida? ¿No confías en mí?

- Si lo hago.

- Demuéstramelo.- el albino se mordió el labio.

- De verdad... No puedo...- negó con la cabeza.

William lo soltó, movió el cuerpo hacia otro lado con el ceño ligeramente fruncido, frustrado, impotente, arrugó la nariz y apretó los labios y los dientes, sus ojos se iluminaron en rojo y chasqueó los dientes.

- Lo siento...- susurró en bajo.

- ¿Delante de tus padres si puedes decírmelo o tampoco?

- ...

- ¿Cuánto tiempo más me lo vas a esconder? ¿Acaso es algo tan descabellado que no puedo saberlo? Llevamos desde los quince años saliendo... ¿Aún no...? ¿Aún no soy digno?

- ¿Qué...? No... No es por eso... Es algo que no... Se procesa tan fácil...

- ¿Y bien?

Bert desvió los ojos frustrado.

- Mis padres me van a matar cuando sepan que lo sabes.- William alzó una ceja lentamente con extrañeza.

Después abrió los ojos en shock cuando el albino volvió la mirada hacia él. Sus ojos pálidos y cristalinos brillaban en un azul sumamente llamativo y brillante, entre sus labios pudo apreciar un par de colmillos afilados, su expresión se mostró tímida y avergonzada.

- Eres...- Bert apretó los labios y desvió la mirada.

- ¿Puedo irme a casa?

- ¿Eres... Un vampiro de luna azul...?

- ... Si...- susurró avergonzado bajando la vista.

- ¿Eres idiota? ¿Nos acabamos de dar una paliza con mis compañeros de la uni porque querían matarte por ser un "Humano" y estarme robando mi "inmortalidad" y resulta que eres un jodido vampiro?

- ... Lo siento...- bajó los ojos al suelo.

- ¿Tus padres saben. . .?

- Me adoptaron con todas las consecuencias. Ellos no me dejan tomar mucha sangre ni decirle a nadie que lo soy... Porque cualquier persona podría hacerme daño, por mis ojos... Y...

El otro lo cortó dándole un beso en los labios.

- Imbécil... Y yo rayándome la cabeza cuando tenías sabor a sangre intrusa en el cuerpo...- le dió un golpecito en la cabeza.- Ahora tu y yo nos vamos a por una copa de sangre.

- ¿Qué? ¿E-en serio? ¡Will!- exclamó cuando el otro lo cargó en brazos como princesa.

- ¿Prefieres en tu casa? Pues en tu casa...- se encogió de hombros.

- Mis padres me van a matar...- susurró en bajo soltando un par de risillas mientras lo abrazaba por los hombros.

- Al menos moriremos juntos...- canturreó el moreno.

Bert soltó una risilla en bajo.

FIN

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Buah, what a surprise...

Algo relacionado con vampiros... ¿Yo?

Dios... Pensaba que mis historias de vampiros daban cringe (Lo sé por la experiencia de la cuenta principal, je je je), y luego voy y publico una historia que no tenía planeado publicar solo porque me estoy quedando sin historias que publicar...

*alza el pulgar*

Literal, ya avisé en otras historias de que posiblemente me tardaría en publicar, y ahora voy al archivo de historias cringe y saco DOS... no una... no... DOS... y voy a publicarlas

Dios... Odio el cringe... Pero de verdad que necesito publicar historias o poner otras historias antes de las que verdaderamente voy a publicar (canónicas).

¿Por qué pasa esto?

- Porque las historias canon que estoy escribiendo en estos momentos...

Ehm... dos las acabo de empezar. Una estoy a medias. Otra me queda poco para acabarla.

Y la otra que falta... ehm... Digamos que es una novela de unos 80 - 90 capítulos (A lo mejor 100 o 105, es una aproximación) y solo he escrito 40 - 45 capítulos <:

En resumen... JAHDJASHDJSADHASJKDA

Me quiero morir <:

Anyway...

Acabaré la que estoy a punto de acabar, le daré una patada a la que está a medias para terminarla y empezaré a escribir las dos que acabo de empezar para poder publicarlas...

Someday...

Además, también estoy escribiendo varias que NO son canónicas y que las voy a publicar... lo cual implica más esfuerzo para no hacer chistes cringe o escenas excesivamente cliché :>

De momento puedo decir que es una historia lésbica uwu

...

Y... creo que ya no tengo nada más que decir... Y obviamente no quiero decir nada respecto esta historia, prefiero quedarme callada...

No es que no me guste el tema de los vampiros, al contrario... Me encantan...

Pero para una historia y en wattpad... es cringe...

Sobre todo la imagen que se tiene de los vampiros aquí en wattpad...

En fin...

Aquí las opiniones ----------------->

Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo

Bye~

By Silvia Line

[6136 Palabras]

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