#5. Conociéndo a Ivana
Ya faltan como dos horas para llegar a casa. Estoy algo cansada del viaje y he dormido poco. Todos los pensamientos se acumulan en mi cabeza. ¡Paul, Jeremías!, ¿Qué haré de ahora en adelante? Me quedaré con mamá unos días y luego viajaré a España para estar unos días en casa de mi hermano (pensaba). Lo que quiero es estar lo más lejos posible de Paul.
- «Paul... Si hubiera otra vida y se me atravesara en el camino, juraría que saldría corriendo y me escondería donde no me viera, donde jamás me encontrara. (Sonríe sola). «Si me ven hablando sola las personas que aquí viajan, pensarían que estoy loca, y en parte tendrían razón» (sonríe).
L: - «Cuánto daño me has hecho, no tienes ni la menor idea. Todo este tiempo he vivido equivocada y no solo eso, también he perdido mi tiempo. Toda mi atención era para ti, quería que me amaras, pero ¿Cómo es posible obligar a alguien a que esté o se quede contigo? ¿Si no me amabas, por qué no te fuiste antes?».
-No podrás conmigo. Todo el tiempo quisiste pisotearme para verme mal y presumir de que tú lo logras todo, mientras yo soy una fracasada... No voy a negar que tus palabras me dolían, pero la vida se encargará de ti. Por ahora, me encargaré de regalarme todo lo que me he perdido y merezco. (Saca un diario del bolso para anotar).
__Si este diario hablara, harían
una novela con mi vida. (Se sonríe)
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A sólo dos meses de casados:
Preparé el almuerzo temprano. Paúl me llamó por teléfono y dijo que esta vez no comerá en la empresa. Vendrá a casa. Preparé un almuerzo delicioso con pollo asado y patatas al horno.
Llegó puntual a la hora de almorzar y se dio una ducha. Debía estar antes de las dos en la empresa. Comió y se duchó lo más rápido que pudo. Me dejó algo de dinero para que saliera a comprar algunas cosas personales que me hacían falta.
Se montó nuevamente en el coche y se fue.
Al cabo de solo unos segundos, escuché el teléfono móvil sonar, pero ese sonido no era el de mi teléfono. El sonido venía del baño. Entré y ahí estaba. Había olvidado su teléfono en casa porque había salido apurado.
La llamada se había caído, pero volvieron a marcar de inmediato. En el contacto ponía:
¡Mecánico Elio!
Decidí contestar porque insistió mucho en la llamada.
-Hola, buenas tardes.
Y del otro lado del teléfono me contestó una voz de mujer: «Hola».
-Hola, ¿Paul? Me quedé esperando tu mensaje. Estoy lista, ¡ya puedes pasar por mí!
Me quedé impresionada cuando lo escuché. No me salían las palabras para responder, pero ella insistió:
Paúl, ¿me escuchas? Paúl, ¿me escuchas?
-Le respondí.
-No, Paúl no está. Acaba de salir y se dejó el teléfono. ¿Quién eres?
D: -Soy una amiga. Quedamos en que pasaría a buscarme y lo estoy esperando, pero no llega...
L: __Pero... ¿Quién eres tú? Era una completa desconocida.
-Bueno... podría decir que soy su novia y tú... ¿no me digas que eres su hermana?
Me sonreí por un momento y pensé unos segundos para responder. (Además de déspota, eres mentiroso, Paul) pensó.
L: ¡Soy su esposa!
-Queee... -Queeeee... Disculpe, señora, no sabía que estaba casado. -Me dijo que vivía con su hermana.
L: Ah, sí, ya me ha pasado antes. No te preocupes -¿Tú debes de ser Betty o María?
D: -¿Cómo dices?, ¿es que acaso sale con otras mujeres?
L: Sí, Mija, pero es una larga historia.
Dª: -Disculpe de verdad... No sabía que tenía esposa... (y cuelgo la llamada).
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¡Qué imbécil eres, Paúl!
¡Te haré tragar cada palabra, te haré pagar cada lágrima y me aseguraré de que cada trago sea el más amargo, Paúl! -(Lo escribió en su libreta).
Miré por la ventana y ya hace horas que el paisaje playero quedó atrás. Ahora observo los picos de las montañas cubiertos de nieve. Es la Cordillera de los Andes que me da la bienvenida. Ya siento el frío en la piel y busco entre mis cosas un suéter para arroparme.
Pasamos justo sobre un puente y, debajo, corren las aguas frías y congeladas de un río que frecuentábamos con Jeremías cuando éramos niños. ¡Nos íbamos en bicicleta! (Recuerda). Esto indica que ya estoy cerca de casa.
Jeremías, mi vida habría sido otra si hubiéramos luchado por nuestra relación (pensaba mientras continuaba recordando lo que le pasó a Jeremías):
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Ivana llegó a casa de Jeremías muy feliz, estacionó su coche nuevo, regalo de bodas de su padre, y llevaba una preciosa braga color mostaza y unos altos tacones negros. La bisutería que usa, como hermosas pulseras y pendientes, emiten sonidos cada vez que se mueve.
Tocó y Jeremías abrió recibiéndola con un largo y apasionado beso en los labios.
Pasaron y justo en el balcón los esperaban la suegra y el cuñado para conocerla. Marta estaba emocionada y quedó admirada de lo bella que era Ivana, mientras que Óscar no pudo aguantar su silencio y le estampó un beso en la mano, tras lo cual le dijo: -¡Eres más bella en persona que en las fotos!
A ella le gusta sentirse halagada por las personas:
-¡No seas exagerado, Óscar, ¡creo que te pasas de confianzudo! Esas palabras hicieron que Oscar se intimidara y se quedara calladito.
J: «Pasemos a la mesa del comedor», comentó Jeremías para calmar el ambiente pesado que estaba sintiendo Ivana.
Y todos se sientan a la mesa, mientras Ana sirve. Sirven un rico asado negro combinado con verduras. Jeremías destapa una botella de vino para celebrar la llegada de su familia y que, por primera vez, conocían a su futura esposa en apenas unas horas.
La cena estuvo cargada de chistes, recuerdos de viajes por parte de Ivana, modas y diseños de vestidos de novia y un sinfín de temas que a Marta le parecían muy aburridos.
De pronto ya es de noche, las horas pasaron rápido de tanto hablar. Ivana se levanta, ya es hora de retirarse, debe atender algunos asuntos pendientes para la boda de mañana. Las invitaciones ya están listas. Pero quiere que todo quede perfecto.
Antes de irse, le pregunta a su prometido:
Amor... ¿Reservaste el hotel donde se quedarán tu madre y tu hermano? ¡No me digas que lo olvidaste! Últimamente olvidas todo lo que no te conviene (y muestra una leve sonrisa con ironía).
Ivana era totalmente autoritaria y se creía la dueña del mundo, pero su belleza la hacía sobresalir ante cualquier mujer. Vestía a la moda siempre y, en cada viaje a París, aprovechaba para comprar todo lo que le parecía interesante.
Jeremías, al escuchar lo que le dijo, le contesta:
¿Qué dijiste?
Él: -Lo que oíste, amor. ¿Que si reservar una habitación en el hotel donde se van a hospedar tus familiares? ¿Lo olvidaste?
J: __Pero... ¿Quién te dijo que mamá se iba a quedar en un hotel? Ella tiene reservada una habitación cómoda aquí en mi casa.
I: -Jeremías, por favor, tú y yo habíamos hablado de este tema antes de la boda. Además, amor, quiero pasar la noche contigo y necesitamos privacidad. Acabo de llegar de viaje y quiero estar contigo. ¡Por favor, sí! -le dijo en tono malcriado, buscando convencerlo.
J: __No trates de convencerme, mamá y mi hermano se quedan aquí y van a quedarse el tiempo que sea necesario.
Ella: -Jeremías, por favor, tú y yo habíamos hablado de este tema antes de la boda. Además, amor, quiero pasar la noche contigo y necesitamos privacidad. Acabo de llegar de viaje y quiero estar contigo. ¡Por favor, sí! (Le dijo en tono malcriado y buscando convencerlo).
Él: -No trates de convencerme, mamá y mi hermano se quedan aquí el tiempo que sea necesario. Lo siento, Jeremías, pero eso no lo discutiste conmigo y mucho menos pediste mi opinión... aquí no se van a quedar y no pienso discutir este tema contigo el día antes de la boda. Además, son costumbres de personas pueblerinas, que amontonan a toda su familia en la casa del novio, y ese no será mi caso. ¡Lo siento!
M: -«Hijo, no te preocupes. Yo no tengo problema en quedarme en un hotel, si eso te parece bien. Ella tiene razón, la privacidad es importante.
J: Ivana, ¿qué has dicho? ¿Pueblerinos? ¿Te atreves a faltar el respeto a mi madre y llamarla pueblerina? ¿Te crees la última Pepsi del desierto?
Si ellos son pueblerinos y a ti eso te molesta tanto, entonces yo también lo soy.
M: -Hijo, por favor, no discutas más. Nosotros nos vamos al hotel. Óscar, ve a buscar las maletas para salir de aquí.
I: __Amor, hazle caso a tu madre y deja que se vayan.
J: -No, mamá, tú no vayas. No mamá, tu no vas a ningún lado... ustedes se quedan aquí conmigo, ésta es mi casa y aquí mando yo.
I: -De acuerdo, ¿eso es lo que quieres? Entonces me voy yo.
J: -«Entonces, recoge todas tus cosas y vete. ¡Vete ya de mi casa!» (gritó).
I: -¿Qué te pasa?; claro que no me iré.
J: -Te vas ya. (Y salió caminando muy rápido al cuarto y recogió las cosas que ella ya había mudado para su casa. Las colocó todas en una maleta y se las llevó a la sala.
¡Te me vas y no quiero volver a verte! No hagas que te saque por la fuerza.
I: __No exageres, Jeremías. Mañana es la boda y ya está todo listo: las invitaciones, todo.
J: -No me interesa nada de ahora en adelante, me vale un comino lo que digan mañana.
Papá va a matarte y olvídate de los lujos que te das y del puesto en la empresa de mi padre. ¡Voy a hacer que te arrepientas... ¡Papá te hará pedazos!
Y Ivana tomó la maleta con toda su ropa y salió llorando como una niña malcriada sin mirar atrás y, al salir, tiró la puerta con fuerza.
J: -Lo siento, mamá... ¡No habrá boda! Perdona por hacerte pasar por esta vergüenza.
M: - Hijo, no te preocupes. Creo que no era para tanto.
J: -Tú eres lo más importante para mí. ¡Creo que me equivoqué de mujer!
Mientras, Óscar se quedó mudo por lo que acababa de pasar. ¿Se suspendió la boda? (Se preguntaba a cada instante).
J: -Estuve a punto de cometer el peor error de mi vida. (Se sirve un trago de ron y lo bebe de un solo trago). Llena otra vez el vaso y lo lanza con todas sus fuerzas contra la pared, esparciendo el olor a licor por toda la sala y haciéndole pedazos.
M: -Ya, cálmate, hijo (le dijo su madre, entristecida de verlo así destrozado).
Se quitó la camisa, llamó a Ana y le pidió que atendiera a su madre y salió por la puerta de atrás con la botella de ron hacia la playa, camino que hizo casi toda la noche.
¡Se ha suspendido la boda!
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Desperté de repente, me había quedado dormida unos minutos con el pensamiento en aquella boda.
L: __ ¿Pero de verdad Jeremías la perdonó o fue el padre de Ivana que lo llevó hacerlo? (se preguntó).
Justo ahora voy a encontrarme contigo, suena a locura, pero ya es hora de cerrar este capítulo de mi vida.
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