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#. 27 Siempre te amaré

Ese mismo día. Vida de Jeremías:

Mi madre y mi hermano ya están organizando todo para la boda en el pueblo en solo unos días. Ha llegado el momento de salir de viaje. Esta vez conduciré por carretera en mi coche. Son varias horas de camino por una larga autopista cubierta de mar y hermosas playas. Ivana llegará en avión, no se acostumbra a los largos viajes en coche.

En mi mente se entremezclaban una serie de sentimientos encontrados. Recordé cómo ignoré a Linda aquella noche en la boda de Gustavo. Esa fue la última vez que la vi.

Pensaba en ella desde la última discusión con Ivana por la visita de mi madre y de mi hermano Óscar. Y, sin dejar de pensar en las amenazas del padre de Ivana de acabar con mi carrera profesional y mi futuro, algo por lo que había trabajado tanto. Me encontraba en una encrucijada, dividida en dos caminos y dos destinos diferentes. Uno de ellos me conduciría hasta el lugar donde se encontraba Linda; si tomaba la vía a la izquierda, o seguir con mi vida y continuar de frente, donde me esperaba Ivana.

Era un momento decisivo para mí, aún estaba a tiempo de detener esa mentira de matrimonio y salir corriendo a su casa y escaparme donde nadie pudiera encontrarnos. Al carajo lo que diga la prensa, lo que diga Óscar. Al fin y al cabo, ella me amaba a mí... Siempre me amó y yo lo arruiné todo (pensaba en silencio, muy triste). Me aparqué a la orilla de la vía para poder ordenar las ideas. Necesitaba tiempo para tomar una decisión.

Pero esa decisión acabaría con mi vida y con todo lo que había logrado. Subí al coche y conduje de nuevo, tomando la vía alterna a la autopista, y me hablaba a mí mismo:

J: —No te preocupes, todo estará bien. Ya mañana es otro día y llegaré bien temprano a casa de mis padres... No sé si estará bien lo que haré, no estoy seguro de amar a Ivana, pero ya he tomado una decisión y no hay vuelta atrás. Murmuraba. «Es mi futuro económico o una vida simple dentro de la inconformidad. Y tomé la vía de la derecha.

Mientras conducía, recordaba cada palabra que el padre de Ivana había dicho el día que se suspendió la boda: prácticamente me había humillado y, además, me estaba obligando a casarme con una mujer que yo no amaba. Pero me había metido en problemas y debía ser responsable y cumplir con lo prometido.

Por otro lado, sabía que para Linda sería un gran reto asistir o no a la boda. Le había destrozado el corazón y tal vez ella jamás me perdonaría... (Pensaba). Llegué a una conclusión: ¿qué te hace rico? La fama, el dinero y el poder, y eso tiene un precio... ¿Pero te hace feliz? El valor que le das a las personas o a las cosas que tienes, a aquello que te ama y se preocupa por ti. El valor no tiene precio. Reflexioné sobre el amor de la abuela Carmen y sus consejos.

—¿Qué estoy haciendo?

Y fue así como cambié de decisión y me detuve para tomar la vía de retorno hacia el sureste y buscarla. Ya era hora de contarle la verdad. Que la amé, la amo y siempre la amaré. Tenía que pedirle perdón. Tengo que verte... Nos iremos lejos de todos y, si es posible, nos cambiaremos de nombre para que nadie nos encuentre. Esa era toda mi preocupación.

Tomé el teléfono con una mano mientras conducía con la otra y comencé a enviarle mensajes a su correo. Sé que los leerá en cuanto los revise.

Son las 19:25.

J: __... Perdóname, sé que esto es una locura, pero voy a por ti. Te amo, no lo olvides. Te amo y debí haber hecho esto hace tiempo... Soy un cobarde...

En eso tomé la vía rápida en la autopista sin darme cuenta de que detrás venía a toda velocidad una Gandola o también llamado Transporte pesado, de esas que transportan combustible. Como pude logré maniobrar el coche y la Gandola paso a una gran velocidad, traté de esquivar lo más que pude, pero los frenos no respondían y de repente ya sólo sentí el impacto de mi coche contra esa Gandola de transporte pesado. Sentí un leve golpe en mí cabeza, Y de inmediato estaba en una oscuridad y todo en silencio. Al final se veía opacada una pequeña luz. Creo que debía caminar hacia ella.

Pero abrí mis ojos, y estaba sentado en el pavimento justo a la orilla de la autopista. Había mucha gente observando y llegaron los fiscales de tránsito. Me acerqué a ver de qué se trata y ahí están yo o mi cuerpo tendido en el suelo. Recibiendo los primeros auxilios y colocándome en una camilla directo al hospital. Escuché que alguien que tomaba el pulso decía: __ aún está vivo, aún respira.

Me espanto tanto que salí corriendo. __ No No no. Debo buscar a Linda, tengo que verla, por favor debo encontrarla. Y seguí caminando. La cola de autos por el accidente es larga y subí a la parte de atrás de una camioneta, no sabía a donde me llevaría, pero sé que su ruta es hasta la ciudad. Al cabo de unos minutos se estación en un gran estacionamiento de un hotel, había una gran celebración y la mayoría de los coches iban hacia ese lugar. Bajé y detalle todo el lugar. Debía salir de ahí hasta la autopista y tomar otro coche hasta llegar a casa de Linda. Había mucha música y luces que adornaban todo el lugar, camine para salir y es así como observo a una hermosa mujer bajando de un coche, con un elegante vestido rojo pasión que hipnotizo mí vista totalmente. Estaba parado justo frente al estacionamiento y la vi, de lejos arreglando su sandalia, al detallar como muerde su labio inferior, me di cuenta de que era ella, el destino me había traído directo a donde ella estaba. Me acerqué, con lágrimas en mis ojos, la observé y Lucía hermosa.

Le hable: __ Linda aquí estoy...

pero ella no me veía y mucho menos me escuchaba. Debía buscar la forma de hacerle saber que estaba ahí.

Todo alrededor de ese hotel estaba forrado de rosas de todos los colores y salí, busqué un color blanco, la quite todos los pétalos y al acercarme. Nuevamente a ella la sople justo en su cara y con la ayuda de la brisa lograron volar y recorrer su cuerpo justo hasta caer a sus pies. Ella sonrió y suspiró.

Se agachó tomó unos pétalos del piso, las olfateo y luego las guardo en su cartera.

Así la observé mientras se alejó directo al restaurante, donde sabía la estaba esperando su esposo.

Al mirar hacia la playa, observé un espectáculo de la naturaleza. Un Ocaso al atardecer en la playa. Me dirigí caminando a contemplar tan mágico oscurecer. Creía que ya no había nada que hacer, ella estaba acompañada y yo en un trance entre la vida y la muerte, debía tomar una gran decisión de cruzar esa línea de tiempo y acabar con todo esto.

Hora. 9: PM.

Recosté mi cuerpo en la arena muy cerca de la orilla, quería entender que pasaba y debía regresar a ese hospital donde seguramente estaba mi cuerpo inconsciente y salir de ahí. Como 30 minutos después, Miré hacía la Bahía y observé una mujer que caminaba directo hacia la playa, era imposible no mirarla, el vestido rojo llamaba mucho la atención. Pensé se inmediato en linda, podría ser ella por el vestido, pero, no creía era posible, ella no cambiaría sola por la playa.

Se sienta en la orilla a unos 3 metros de distancia. La mujer Estaba sola mirando hacía el horizonte. Observé todo alrededor y había un viejo autobús estacionado frente a la estación de gasolina. Y en el cafetín de la estación había mucha gente, seguramente turistas.

La brisa fuerte hacía bailar la larga cabellera de esa chica, recordé el largo cabello negro de Linda Montenegro... así le decía cuando hacía algo que me molestaba. Sabía que me amaba, pero... (suspiro profundo)

Observé nuevamente la chica desde la distancia y está vez va caminando por la orilla, soltó sus sandalias que llevaba en su mano, era imposible pasar desapercibida, con ese largo vestido Rojo y su escote en casi toda la espada. Es extraño y pudiera ser una gran casualidad, pero esa chica caminaba igual a ella.

¿Y si fuera ella quién está aquí y ahora?

Me fui acercando poco a poco, pero ella, se levanta su vestido, y comenzó a caminar directo al mar profundo. Pensé que seguramente quería darse un baño, pero, observé que el agua ya la cubre completamente. Sali corriendo lo más rápido que pude, y mientras las olas me golpean pude nadar y logré tomarla por la cintura y sacarla lo más rápido posible del agua. Casi llegando a la orilla, observé que un hombre la toma por el brazo y termina de sacarla. Le grité: __ ¡ayúdame con ella, ayúdame...! pero él no me veía y mucho menos me escuchaba.

Lo dejé que terminará de sacarla y la llevó hasta la orilla, estaba empapada. Es ahí donde, me Di cuenta de que era Linda. Me sentí una más infeliz, Linda no era feliz y en parte era mi culpa. Quería decirle, hablarle, pero todo era en vano, ella no me escuchará.

El extraño caballero quién no sé cómo llegó a ese lugar en ese momento, la cargó en sus brazos y la llevó a la orilla se la playa. Comenzó a hablarle y ella entre el frío y el malestar de tragar agua salada, le respondía y no sé cómo hacía, pero él la hacía reír, aunque sabía que ella estaba dolida y triste.

En eso, Observé un señor muy bien vestido, era un Mesonero del hotel en donde celebraban esa noche, llevaba en sus manos una botella y dos copas. Quise alejarme un poco y sólo observé de lejos. La verlos a los dos, Ella se encentraba frente a frente con un hombre. Se sentó a su lado y Comenzaron a hablar un rato, en medio de su conversación ella rompe el largo de su vestido dejando ver sus piernas. Al final se fueron juntos hacía la Bahía que conducía hacía la parada de los Botes que conducen turistas a las islas cercanas. Se dieron un tierno beso y se retiraron tomados de la mano. Verla hacer eso me partió el alma, ya todo estaba perdido, había llegado tarde y ella se merecía alguien que le diera el verdadero valor que merecía, había sufrido mucho. Mientras lloré un poco, limpié mis lágrimas para levantarme y regresar al hospital y terminar con toda mi historia.

En el camino de regreso, los fuegos artificiales hicieron un gran espectáculo en aquella noche. Me detuve un momento y pensé en Linda y en lo feliz que hubiera sido mi vida con ella a mi lado, estaba parado justó en el lugar llamado:

""La Encrucijada"

Me Di la vuelta, ya creo que debo irme... Y al voltear ahí estaba papá, me abrazó y no pude evitar llorar. El solo dijo:

¡Bien hecho hijo... ahora ya vámonos!!

Llegué a la habitación donde estaba mi cuerpo totalmente entubado, estaba respirando artificialmente y una máquina aferrada a mi cuerpo indicaba mis signos vitales. Se que era la hora de partir. Mire hacia el largo pasillo y ahí están mi hermano Oscar haciendo diferentes llamadas y con los ojos hinchados de tanto llorar. Estaba desesperado.

__ ¡Lo siento Oscar, cuida de mamá...!

Volví a la habitación y en eso alguien me toca por la espalda y me da unas palmaditas suaves. Eso sólo lo hacia mi abuela Carmen en vida. Volteo y ahí están ella parada frente a mi con su sonrisa de siempre. __ Abuela. _ y comencé a llorar mientras ella me abraza.

Ella solo me susurra al oído. _ ¿Porque lloras hijo?, todo estará bien. dejó de abrazarme y tomó una de mis manos y colocó algo y cerro el puño de mi mano. Me dijo:

¡. Es hora de regresar, ¡ve a buscarla...!,

y se fue desapareciendo como algo que se esfuma.

En eso abrí mis ojos de inmediato y me senté de forma repentina en la cama, estaba en mi cuerpo en el hospital, sentí un dolor en la cabeza y me recosté nuevamente. Tenía el puño de mi mano apretada. Abrí mi mano y ahí estaba el collar con dije que nos regaló al abuelo. Llamé como pude a Oscar. El entró corriendo y llama a las enfermeras y médicos. Y llegaron varios a controlar mi pulso y estabilidad.

Sólo pregunté a Oscar:

¿Qué pasó, que hago aquí?

O: __ Tuviste un accidente en la autopista. Tranquilo todo estará bien.

J: __ Quiero verla hermano... y quiero que hagas algo por mi...!

O: __Dime..

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