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#. 20 Sin - Querer Verte

Se llegó el día de la boda, pero el clima está más frío que todos los días y las nubes oscuras anuncian que va a llover. Me levanté temprano y pasé una mala noche. Deberé colocar mucho corrector en mis ojeras para poder disimular en la celebración de esta noche, por lo poco que dormí. Mamá ya tiene rato despierta; su hora de levantarse es a la 5 de la mañana:

__Lina, despierta hija, olvidé comprar el café y debes ir a la tienda a comprarlo... Sabes que muero del dolor de cabeza si no lo tomo a la hora y este frío me trae con dolor en los huesos. —Me grita mamá.

__Voy, mamá, ya estoy despertando, __ le dije alzando un poco la voz para que me escuchara, mientras tapó mi cara con la sábana que aún está calentita. No quiero moverme de la cama, pero sé que mamá no me dejará dormir más, su café es más importante que mi sueño.

Me levanté, cepillé mis dientes, arreglé el cabello y cambié de ropa rápidamente. Observé sobre la mesa esa hermosa caja de regalos, sobre la que sale parte del vestido que luciré esta noche en la boda. Aún busco en mis recuerdos quién pudo haber enviado ese tamaño de detalle para mí. Bajé y tomé las llaves para salir. __Mamá, ¿sólo traigo café? __ le pregunté.

__Si mamita sólo eso, aún tengo Papelón para endulzar. __ Contestó desde la cocina.

Tomé la bicicleta y salí por la avenida. La niebla opaca mi caminar y mi vista. Debo ir con cuidado porque toda la vía está mojada, esa llovizna no para. Llegué a la tienda, compré el café y salí rápido; ya veo que comienza a llover y muy fuerte. __"Dios, eso era lo que no quería mojarme con agua de lluvia tan fría; no quiero pescar un resfriado". __ Y salí lo más rápido que pude. Para recortar camino, debería irme por la calle donde está la casa de la abuela Carmen. No me gusta pasar por ahí, siento que ella está fuera sentada en su sillón mirando su jardín, y me observa molesta conmigo, cuando hago las cosas mal. Pasar frente a su casa, me trae recuerdos que ya debo sacudir de mi memoria.

Pero está vez, tomaré esa vía alterna. Al pasar frente a la vieja casa solitaria, hay una bombilla encendida y de la cocina sale un poco de humo y el olor a pan tostado. Como si ella estuviera horneando sus ricos panes de leche. Me detuve: __ ¿Quién puede estar ahí a esta hora y cocinando? Está lloviendo mucho y debo decidir si seguir o quedarme ahí, hasta que pase la tormenta.

Me ganó la curiosidad y tomé la segunda opción. Entré a la casa, la puerta de atrás está abierta, escuché ruidos en la cocina, como mover la vajilla. __ ¿Oscar eres tú? __ pregunté, pero nadie responde. __Deben ser los gatos__ pensé.

Acomodé la bicicleta en la sala y me fui poco a poco hacia la cocina. Pero antes de llegar, sentí pasos que se dirigían hacia la puerta de la cocina y se paró justo ahí con una sonrisa tonta. Sólo dijo:

__¡Hola, Lina!

Pegué casi un grito del susto e impresión de verlo ahí y sólo... Hoy era su boda. Debería de estar en los preparativos, de todo lo que implica una boda. Pero no, estaba en la casa de la abuela Carmen. Su cabello ahora es más cortado y algo de entradas en la frente que hacen parecer que se ha caído algo. Su cabello, ya tenía casi 30 años, pero estaba igual que la última vez que lo vi.

__ ¿Jeremías? ... Que haces aquí, qué susto me diste.

__Lo siento por asustarte; ya te estabas tardando... Quise visitar la casa de la abuela y aproveché y encendí su fogón para calentarme un poco el cuerpo, del frío que hace.

__Sí, hace frío hoy más que todos los días... __Le dije, no sabía ni que decirle.

__Creí que no vendrías a la boda, gracias por venir. __Me dijo mientras cierra la puerta de la sala, para que no entre la brisa fría.

__No. De nada, ¿aún somos amigos no?, —le comenté mientras camino al centro de la sala y observo una fotografía de la abuela colgada en la pared.

__Sí, siempre amigos.__ Me contestó, no sé en qué momento caminó, pero ya lo tenía cerca de mí, mirándome fijamente. Volteó la mirada hacia la cocina para cambiar el tema.

__ ¿Y qué cocinas?

__Un poco de chocolate, traje pan, café y galletas. Me dice con su sonrisa de siempre, creo que eso lo hacía feliz.

__Me enteré de que te estás divorciado. Preguntó un poco curioso.

__Ahaaa si... Pero, por favor, no quiero hablar de eso ahora, y le pregunté: —¿Pasaste la noche aquí?, mientras observó una cama de sábanas improvisada en el piso de la sala, muy cerca del sofá.

__Sí, __se sonríe... __ Me vine a acampar acá, como cuando niños lo hacíamos mi hermano y yo.

__Miré todo el lugar, y de repente mi vista se encuentra con el pequeño cofre donde, días antes, había encontrado las cartas. No podía estar pasando esto, pero, Jeremías había leído todas las cartas anoche. Estaban sobre la cama improvisada. Sabía que eran mis cartas porque todas tenían ese corazón pintado de rojo. Me puse algo tensa, nerviosa y no sabía que decir o hacer.

__Creo que ya me voy, mamá me manda por café y ella sin el café anda de mal humor. __Mientras miró por la ventana la gran tormenta que cae y quiere tumbar el techo de la casa, por los vientos fuertes que soplan.

__ ¿Te irás bajo esa fuerte lluvia? No te dejaré ir así. Espera aquí y te traigo café caliente ¿te parece?

Lo pensé un momento. Mis manos tiemblan, pero no es precisamente por el frío.

__Ok, si café está bien. Hoy no he tomado. __ Él va a la cocina y yo me siento justo en el sofá frente a la cama donde él pasó la noche y no sé cómo, pero, tomé una de las cartas abiertas.

""Jeremías, papá llegó nuevamente borracho a casa y estuvo discutiendo con mamá. Estoy tan triste, como quisiera que estés aquí, extraño tus besos... No entiendo porque te desapareces y no sé nada de ti. Te extraño, te amo y siempre te amaré...

__Hey, aquí lo tienes bien caliente y con poca azúcar como a ti te gusta...__ Y solté de inmediato la carta que leía.

Tomé el café, soplé un poco y el vapor calentaba mi cara. Lo probé y le dije —está rico.

__Sabía que te gustaría —me dijo mientras tomó asiento en el piso justo frente a mí. No sabía qué decir y él se sonríe. Creo que tampoco sabía qué decir. Y en unos segundos rompió el silencio.

__ ¡Estaba seguro de que vendrías! Por eso me quedé esperando por ti toda la noche... Pero sabía que vendrías. __ Y toma mi mano.

Eso me incomodó. Había tratado de no encontrarme con él todos estos días, y justo hoy estoy aquí frente a él y solo. Esto no podría estar pasando. Me pellizco para saber si estoy soñando, de ser así ya me quiero despertar. Pero no es así, esta vez es real. __ Le dije:

__ ¿Cómo así?, no lo creo, no me gusta venir aquí... __ con mi voz entrecortada. No debía estar nerviosa y mucho menos mostrarle que verlo me afecta. Ya era parte de mi pasado y así debe seguir siendo.

__Pero vendrías hoy y creo que acerté porque aquí estás. Lo escuché y era cierto; no entiendo por qué, pero, él no me llamó y nadie me mandó a entrar a este lugar.

__ ¿Son mis cartas? ¿Por fin las leíste? Es mejor tarde que nunca, ¿no crees? —le pregunté.

__Sí, y te pido mil veces perdón por no leerlas... No sabía que me escribías tanto.

__ ¿No sabías? ¿Y entonces cómo llegaron a tú cuarto y a tus cosas personales? __ Le dije con un tono algo molesto. Me dijo: __ Por favor, no te molestes sin antes escuchar una explicación:

__Al llegar al pueblo, Oscar me dijo que tenía algo para mí; que viniera a este lugar y buscara en mi cajón y es así como me encontré con todo esto. Creo que Oscar no quería que leyera tus cartas. Fue una sorpresa para mí, no sabía que me escribías...

Me quedé muda por unos segundos; nuevamente la vida me sorprende. ¿Oscar no te entregó nunca las cartas?, Me pregunté, y era lógico; él estaba molesto con su hermano y de esa forma creo que aplacaba su rabia.

__Y sí te esperé hasta ahora, fue porque... __cayó por un momento. __Tenía que decirte algo muy importante, yo también te amo... __ Y cuándo iba a decir algo más, guardó silencio, respiró profundo y terminó de hablar:

... ¡¡Y aún te sigo amando!!

Me levanté de inmediato para salir corriendo de ahí. No quería escuchar más nada de él, haber entrado a ese lugar fue un grave error. Pero me tomó por un brazo y me detuvo.

__Espera, Lina, tienes que escucharme. Me tomó fuerte por los brazos y se acercó a mí; quedamos frente a frente. Su nariz, que por cierto era grande, tenía señales de haber sido operada. Sin embargo, pegaba casi con la mía; podía respirar su aliento caliente. No lo veía a los ojos, no podía hacerlo y mi corazón quería salir de mi cuerpo por la boca. Le dije:

__Jeremías, de verdad, ya no tienes que explicar nada... Ya entiendo y ya pasó; quedó en el pasado; por favor, suéltame, debo irme.

Pero, él tomó mi cara y acercó sus labios a los míos; sin querer verlo, cerré mis ojos y sólo sentí el tibio calor que salía de su boca. Mientras sus labios tocaron los míos, regresé en el tiempo hacia la primera vez que nos dimos nuestro primer beso. Me dejé llevar por esa sensación de placer y a la vez de paz al sentir sus labios. Me besé intensamente, no quería soltar mis labios y mientras más me besaba, más fuerte me abrazaba. Pero la imagen de su novia llegó a mi mente y abrí de inmediato mis ojos. Él dejó de besarme. Le dije rápidamente:

__ ¡No está bien, Jeremías! No debemos hacer esto y mucho menos ahora. ¡Hoy es tu boda!, ¿porque me haces esto ahora...?, No te entiendo. __ Quería llorar, pero no podía. Era algo en mi pecho que impedía que salieran mis lágrimas. Había sufrido y llorado tanto todos estos años, que ya no quería hacerlo más. Pero él insistió:

__"Solo pídeme que salgamos de aquí y nos vamos dónde nadie sepa de nosotros, sólo dime que me vaya contigo y deje todo hasta aquí, sólo dime que aún me amas, que jamás has dejado de amarme como yo a ti... Porque jamás he dejado de pensarte, sólo un cobarde abandona a la mujer que ama por hacer feliz a otros... ese soy yo. Hablaba y hablaba tan rápido, que cada palabra me confundía más y más.

__Noo..no ya basta. Jeremías ¿Por qué haces esto? ¿Hasta dónde piensa llegar? Tú no tienes ni idea de todo lo que me ha tocado vivir después que te fuiste, ni imaginas el daño que me causó verte esa noche en la boda de Gustavo. No tiene derecho a regresar como si nada y a pedirme que te diga que te amo. No es justo y no lo haré. __ Y decidí salir de ahí, pero nuevamente me tomó por la cintura y comenzó a besarme mientras me preguntaba:
¿Ya no me amas verdad?

__No no... Esto no está bien _ Pero no me dejaba hablar con sus besos tibios y suaves. Era imposible soltarme o decirle que no lo hiciera. Quería besarlo. Mi corazón me estaba traicionando en ese momento. Es así como decidí dejarme llevar por el momento y correspondía a sus besos; dejé que sus manos tibias tocaran mi cuerpo y nos caímos a la cama que estaba en el piso de la sala. Me desnudé totalmente y él, igual que yo, subió sobre mi cuerpo desnudo. Para describir lo que pasó, esta vez mamá Marta y la abuela Carmen no estaban para detener lo que tenía que haber pasado hace años atrás. Hacer el amor en plena mañana de invierno, con mi primer amor y después de tantos años.

Á eso de las 10 de la mañana aún llueve, pero con menos intensidad, las ventanas están húmedas. Él me besa por la espalda y me pide: —¡Vámonos de aquí ahora...! Nuevamente me besó y yo le correspondí.

__No. No podemos hacer eso. Le decía. Era una completa locura.

__Por favor, vámonos, Lina...__insistió.

Y se sentó justo al lado del cofre, tomó uno de los libros y dentro había una carta sin abrir. Decía:

""Para la mujer más linda que me regalo la vida"". Era para mí.

__ ¿Y esto? —le pregunté, —es mía; la escribí para ti un día antes de irme a la ciudad. Quería entregártela, pero no tuve el valor de hacerlo; y la guardé en uno de mis libros. Lleva años aquí esperando estar en las manos de su dueña. __ La tomé.

__Léela...__ me dijo.

__OK, y comencé a romper la cubierta para leer. En eso llaman afuera; __ ¡Jeremías Jeremías! ¿Estás ahí dentro?

Al escuchar, tomamos rápidamente la ropa, nos vestimos lo más rápido posible, él se asoma por la ventana y ahí están Oscar y su mamá llamando.

Él les gritó por la ventana mientras abotona su camisa y coloca su chaqueta para el frío.

__Siii, aquí estoy, voy, mamá.

Estaba aún más asustada que cuando llegué. No quería que me vieran con él y mucho menos su madre. Me escondía detrás de los muebles, no sabía qué hacer.

__Jeremías, sal antes de que entren y me vean aquí contigo. Le decía hablando con mi tono de voz, lo más bajo posible.

__No. ¡No te dejaré aquí! —mientras me besa y sus ojos se llenan de lágrimas al igual que los míos.

Tomé su cara y lo miré; ―debes irte ya... Debes salir ya.

__ ¡Pero Lina...!

__Pero Lina nada...vete ya__ y le grite nuevamente__ vete yaaa.

__ ¿Te volveré a ver, ¿verdad?

_Sí, nos vemos luego... —nos abrazamos y besamos como si fuera la última vez. No quería dejar de besarme, pero así es esta parte de mi vida... querer y no querer, todo junto para formar una mezcla de decisiones y acciones que no deben volver a suceder.

__ Voy a esperar tú mensaje, piénsalo, Montenegro, iremos donde tú quieras, pero por favor, llámame... El salió corriendo bajo la lluvia, mientras yo esperé un rato a que ellos se fueran. Me asomé por la ventana para verlo marchar y montar en la camioneta y en eso Oscar se voltea y me ve. Traté de esconder mi cara, pero fue en vano; ya me había visto, y con su dedo me indicó, con una pequeña sonrisa. Tomé la carta, la guardé en mi bolsillo para que no se mojara y monté en la bicicleta rumbo a casa. Mamá estaba parada en la ventana preocupada por mí. Al entrar empapada de tanta lluvia me dijo:

__Hija, que pasó contigo... ya me tenías preocupada.

__Mamá me agarró la lluvia y tuve que esperar bajo un techo para acampar. Perdón por tardar con tu café. Le dije, un poco triste.

__Anda a bañarte y te cambias esa ropa mojada__ me dijo, mientras subía las escaleras directo hacia mi habitación de donde no debí salir está mañana. Me cambie la ropa mojada, mientras mi cuerpo aún huele a su perfume y su aliento aún está impregnado en cada parte de mi cuerpo. No sabía si estar feliz o más bien molesta, por haber hecho el amor con Jeremías, pero, lo importante era que me había gustado. Me sentí bien entre sus brazos. Recordé las palabras del imbécil de Paúl, cuando decía haberle gustado acostarse con Merry. Él tenía razón, se sentía bien, yo me sentía bien, había cumplido uno de mis sueños.

Mamá entró a la habitación y me dijo:

__ ¿Estabas con él? ... No me lo niegues, hija.

__Mamaaa, cómo lo sabes... si lo vi, estaba con él. Pero ¿cómo es que siempre sabes lo que hago?

__ Lo sé, porque él llamó justo a las 5 y 30 de la mañana preguntando por ti. Me dijo que te dijera que te esperaba en casa de la abuela Carmen.

__Mamaaa, __le dije un poco enfadada.

__Si lo sé, sé que te molesta lo que hice, pero, si te lo decía, sabía que no irías, por eso inventé lo del café.

__ ¿Tenías café? Mamaa.

__Claro, hija, ¿a quién le falta café en su casa? Podrá faltar la harina, el pan, el agua, pero jamás el café, —y nos sonreímos las dos a la vez a carcajadas.

_Mamá, ¿porque siempre me sorprendes? , te amo. Mientras la abrazó fuerte.

__Y yo a ti, mi princesa. Creo que ustedes debían de hablar y aclarar muchas cosas; fueron muy buenos amigos y esa amistad jamás debe de perderse. Tenías que salir a enfrentar tus miedos y esa es una de las mejores formas de perdonar para seguir este camino de la vida, pero, feliz. Jeremías no es un mal muchacho, sólo que piensa primero en la felicidad de los demás, antes que en la suya propia...

__Si mamá tienes razón, ya basta de estar a escondidas, tenía que verlo; era la única forma de pasar este nuevo capítulo de mi vida. Hoy es la boda. Creo que no iré. Le dije algo decidido.

__Eso lo decides tú, hija, si ir o no. Lo que tenías que hacer aquí, ya acabas de hacerlo y creo que eso es suficiente. Y salió del cuarto a prepararme un tilo caliente para no pescar un resfriado. __ Y ve a darte una ducha de agua tibia... hueles a su perfume. Me dijo al salir.

Sentí vergüenza. Mamá se había dado cuenta y le dije:

__Mamá me dice. __Pero no me dejó hablar.

__ Sí, ya me Di cuenta, hija... te acostaste con él, lo supe desde que entraste.

Sí, sé que estuvo mal, no debí, pero no pude detenerme al verlo, lo siento, mamá. __Le dije casi con ganas de llorar.

__Pero, hija, ¿por qué lo sientes? ¿Acaso no te gustó... o no lo querías? Te obligó, ¿no verdad?

_No, yo lo permití. Y limpie mis lágrimas.

__ Linda, era algo que iba a pasar en cualquier momento, sólo era cuestión de tiempo. La pregunta es: ¿Aún quieres seguir con él?

__No. ¡No lo creo! Si me gustó, era algo que antes lo había deseado, pero, eso no significa que estoy obligada a estar con él.

__Así es mi niña, así se prueba el corazón y los sentimientos. Y salió de la habitación con una gran sonrisa. __ Gracias, mamá. Y me acosté, pensando en cada beso y cada palabra de Jeremías. De algo estaba segura; no sentía lo mismo que antes, a pasar de que hicimos el amor. __¡¡Fue un error!!! Saqué la carta de la chaqueta; estuve a punto de abrirla, pero pensé: —No, hoy es su boda y no haré nada para detenerlo. —Tomé la carta y la guardé en mi cartera.

Recibí un mensaje de Diana. Tomé el celular para leer:

__Hola, bella durmiente, nos vemos está noche en la celebración de la boda... No faltes

__Holaaa. OK, lo intentaré y allá estaré...

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