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Cap. 21

Mientras tanto Kearrents y Amelia suben a la terraza del edificio -¿Por qué venimos aquí? –pregunta ella mirando y admirando todas las luces de la ciudad.

-Últimamente, desde que vine a esta ciudad, me pasaron muchas cosas. –comienza él mientras camina hacia el borde con las manos en los bolsillos de sus pantalones.

-A mí también. –murmura Amelia acercándose a Kearrents –Desde que apareciste con era rosa aquella vez. –ella suspira entrelazando su brazo con el de él y recostándose por su hombro quedando así muy cerca uno del otro.

-Ay no, ¿Qué hago ahora? -piensa Kea mientras está muy nervioso, sus manos tiene un ligero temblor –Eh... mmm... -hace ruidos con su garganta mientras se rasca la nuca.

-¿Sí? –asiente Amelia levantando la cabeza para conectar sus miradas, Kea se queda sin palabras al ver los maravillosos ojos marrones de la muchacha.

-¿Qué quieres decirme, Kea? –ella murmura esperando.

En ese momento recuerda el consejo de Lauren y Zariam, solo tiene que ser como él es y todo estará bien.

-No decirte, mostrarte. –Contesta separándose un poco de Amelia pero aun la sostiene de la mano –Acércate, no le tienes miedo a las alturas ¿O sí? –murmura mientras la mira a los ojos, ella sonríe y niega.

-Soy trapecista. –le recuerda entonces se pone de pie en el borde de la terraza –Ves.

-Okey, no presumas. –Sonríe Kea mientras copia su acción, Amelia se acerca y rodea su cuello con los brazos –Eres más hermosa que antes. –murmura juntando sus frentes.

-No, no es cierto. –niega mientras se separa poco a poco.

-Lo es porque yo no puedo mentir ¿Lo olvidaste? –insiste llevando un mechón del cabello de la muchacha hacia atrás.

-Entonces yo te diré la verdad... -cierra los ojos y los vuelve a abrir –Cuando volviste a aparecer yo... sentía odio y rabia, hasta deseaba que estuvieras muerto. –confiesa agachando la mirada.

-Eh... eso es un poco violento. –piensa nervioso teniendo miedo de meter la pata otra vez.

-Pero después de enterarme que ya habías muerto hace casi 4 años yo... -un profundo sentimiento de culpa invade a Amelia hasta el punto de que derrame unas cuantas lágrimas.

-Estoy aquí ahora. –él la consuela mientras seca sus lágrimas delicadamente.

-Quiero saber una cosa. –Amelia se pone seria y respira hondo –Si me amabas tanto como decías ¿Por qué me despreciaste? –pregunta mirándolo a los ojos con pena.

-Tú... -da una pausa desviando la mirada a un costado –Me lastimaste.

-¡¿Yo?! ¡No te hice nada! –se disgusta ofendiéndose.

-Sí, lo hiciste. Teníamos trece años, tú fuiste a una fiesta la cual yo no estaba invitado y te hiciste muy buena amiga del chico más popular de la escuela. Empezaste a ignorarme y yo era idiota así que sentía celos, así comenzó todo. –le explica estando muy avergonzado.

-No lo recuerdo... -murmura ella.

-No importa, lo malo ya pasó. –Kea la abraza.

-Perdóname. –Amelia oculta su rostro en el pecho del ángel.

-Okey. Pero me vengaré de todos modos. –dice él sonriendo maquiavélicamente.

-¿Qué? –Amelia abre bien los ojos al ver las grandes alas blancas de Kearrents, él la rodea con ellas acercándola aun más.

-Esto es increíble. –susurra acariciándolas.

-Todavía no has visto nada. –de nuevo esa sonrisa, entonces rodea la cintura de la muchacha con sus brazos y poco a poco se inclina hacia un costado, el mismo que da a una caída de muchos pisos.

-No, no, no. –dice un poco espantada pero se tranquiliza al ver los maravillosos ojos marrones del angelito, su angelito.

Ambos caen rápidamente, el viento despeina a Amelia hasta que alzan vuelo, Kea agita sus alas y sube muy alto teniéndola en sus brazos.

-Esto es lo que te quería mostrar. –dice sonriendo.

Ella mira a su alrededor, solo hay hermosas y suaves nubes, brillantes estrellas y una magnífica luna blanca iluminándolo todo.

-No puedo decir lo que siento Lía, porque no siento ¿Entiendes? –susurra él dolido.

-Cállate y escucha. –interrumpe ella seria –Deja de preocuparte por eso. –Amelia toma su rostro y se acerca lentamente hasta juntar sus labios en un cálido y tierno beso que tan desesperadamente ella deseaba.

Por su parte, Kea cierra los ojos para concentrarse en el beso más dulce y suave que miles de flores que él pudo devorar estando hambriento, entonces su corazón comenzó a latir cada vez más despacio hasta que se detuvo.

Sus alas se cierran de repente haciendo que caigan velozmente en picada, él tiene los ojos cerrados -¡¿Kea que te pasa?! –grita aterrada viendo como la tierra se aproxima, mejor dicho el océano.

-¡No, voy a morir! –el susto se hace más grande cuando Kearrents la suela, en ese momento él comienza a sonreír y abre los ojos, justo antes de que ella toque el agua, Kea la toma de los brazos elevándola de nuevo.

-¡¡No vuelvas a hacerme eso!! –lo golpea molesta pero aliviada de que la haya salvado.

-Ya me vengue. –responde sonriente volviéndola a besar. Amelia corresponde sin dudarlo hasta que ambos se quedan sin aire.

-C-Casi me... ahogo. –dice Kea respirando agitado y estando un poco sorprendido.

-Jajaja. –Ríe ella enternecida por su adorable idiota –Es normal. –explica entre risas.

-Aparte de las flores, tus besos son mi cosa favorita en el mundo. –murmura mirándola a los ojos, sus alas se mantienen extendidas planeando en el aire, poco a poco se detienen hasta aterrizar sobre el edificio de donde partieron.

-Gracias por este paseo. –Dice ella sonriendo –Y... yo puedo enseñarte a sentir de nuevo. –propone.

-¿Qué? No hace falta Lía. –Interrumpe él sonrojado –Mira, me está agarrando un poco de fiebre. –toca sus mejillas y luego su frente, ella sonríe entrelazando su mano con la de él 

–No es fiebre y también es normal. –dice acercándose de nuevo para besarlo esta vez tiene que hacer puntitas de pie para poder alcanzar su boca.

Lo que no notan es que Rafael se encuentra allí, está recostado por una pared con los brazos cruzados, ve con enojo como Amelia avanza hacia Kea entonces se aclara la garganta llamando su atención.

-Oh... Rafa, no sabía que estabas ahí. –dice Amelia apenada.

-¿Interrumpo algo? –obvia la respuesta.

-No, no, yo ya me iba. –ella sale corriendo estando muy avergonzada.

-¡¿Qué haces aquí?! –Kea se pone a la defensiva.

-Cálmate. –él levanta las manos diciendo soy inocente –Solo quería saber cómo les fue en el vuelo nocturno.

-¿Cómo sabes que...?

-Puedo ver tus alas. –señalas las cosas con plumas que están detrás de su espalda.

-Ah... -rápidamente Kearrents las guarda temiendo que Rafael lo ataque.

-Con esta noche... -comienza a contar con sus dedos –Sí, con esta noche se cumplen más de 400 años casi 500 que no vuelo, no tienes idea de cuánto extraño volar. –dice mirando al cielo.

-¿Qué hiciste? –pregunta él un poco curioso sentándose en el suelo y recostándose por un muro.

-Nada malo si es lo que piensas, fue... fue por una mujer. –Suspira al recordarla –Era una bella dama del siglo XVI. Nunca la olvidaré. –le cuenta, todo está en su memoria y lo recuerda cómo si hubiera sido ayer.

-Lean siguió tus pasos. –habla Kea cruzándose de brazos.

-No, no, no. –Niega con la cabeza mientras sonríe para sí mismo –Lo mío es diferente y creo que mucho más grave que los "crímenes" de mi amigo Leandro.

-¿Ah sí? ¿Qué tan graves? –frunce el ceño serio.

-Tuve un hijo con esa mujer.

-¡¿Qué?! ¿Eso se puede? –Kea se sorprende mucho pero también está confundido.

-Sí, claro que sí pero... era un hibrido como tú y en esa época los ángeles creían que era un monstruo y decidieron matarlo. –explica teniendo un gran dolor en la pecho –Y luego me castigaron cortándome mis alas. –finaliza y luego agacha la mirada.

-Entiendo...

-¿Es hermosa no? –cambia de tema mientras mira la luna.

-Sí... es hermosa, la Luna. –comenta Kea entonces Rafa lo mira con el ceño fruncido -No estoy hablando de ese satélite natural idiota. Hablo de Amelia.

-¡¿Qué?! ¡¿De Lía?! –Él le lanza una mirada llena de ira luego se pone de pie y lo señala con el dedo índice -¡No te acerques a ella o...!

-¡¿O qué?! –Rafa camina hacia Kea desafiándolo –Aunque me torturen o algo parecido yo JAMÁS me alejaré de Amelia. –sentencia con una voz firme.

-¿Por qué te importa tanto? –niega lentamente mientras trata de entender.

-Me recuerda a alguien que conocía. Por eso debo protegerla. –responde diciendo la verdad.

-Esa no es razón suficiente. –cuestiona Kea cruzándose de brazos.

-¡Lo es para mí! -levanta la voz -¿Qué es lo que te atrae de ella? –cambia drásticamente de ánimo hasta sonríe.

-Eh... no lo sé, me encanta su sonrisa. –contesta después de elegir entre sus ojos, cabello, piel y carácter.

-Sí, eso es lo más bello que tiene. –murmura sonriente mientras saca un cigarrillo y lo enciende.

-¡Basta! ¡Deja de hablar de Amelia así! –se le acaba la paciencia al ángel y aprieta con fuerza sus puños.

-¡Cállate! –Rafa le da una fuerte inhalación a su cigarrillo –Tengo ganas de partirte la cara y más cuando la estabas besando. –suelta el humo justo en la cara de Kea haciéndolo toser.

-Adelante, golpéame. Veremos quién de los dos gana la pelea. –lo desafía Kearrents poniéndose en guardia.    

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