Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

9. Desde cero

Siento la demora.

Continuación, disfruten.

_______________

Cuando crees que la vida no puede ser más controversial, aparecen personas que fueron importantes y formaron parte de tu vida, piensas que estarán ahí siempre, pero el destino se encarga de terminar la historia con un adiós.

Luego de casi año y medio de su partida cuando tomó la decisión de casarse. No sé imaginó que a Romina la volvería a tener frente a ella.

Pero por mucho que le haya tomado sorpresa, en su interior, a Renata le dió gusto reconocer que sus sentimientos habían cambiado. Sí, era verdad, la quería, tanto como un amigo quiere a otro. Pues aunque la llegó a amar con sinceridad, ahora lo único que prevalecía por ella eran los buenos recuerdos a su lado.

El rencor es el peor enemigo de las personas. Y, a pesar de las decisiones que la otra tomó en el pasado, no había razones para errar así.

Se sentaron en una de las jardineras del edificio. Romina dejó su bolso a un costado observando a la rubia apresurada envíar un mensaje a una amiga que había estado en el entrenamiento esperándola.

—¿Cómo has estado? —preguntó Renata en medio de un silencio que decidió romper.

—Ahora mejor —sonrió para ella.

—Ah… Y ¿Tú bebé? —dejó el celular a un lado luego de haberle dicho a Alondra que demoraría y lo mejor sería que se fuera a casa.

Romina dejó ir un suspiró al recordar a su pequeño. Sebastián, como decidieron nombrarlo en honor a su abuelo paterno.

—Esta bien. Es un bebé muy fuerte.

—Debe ser lindo cuidarlo.

—Lo es. Sebastián, es lo más importante que tengo en la vida. Mi motivo para seguir adelante y no dejarme vencer.

—Me da gusto por tí, Romi. Mereces ser feliz con tu familia.

—Si —suspiró—, familia. Sabes algo, fuí muy egoísta aquella vez cuando fui a tu boda a buscarte para pedirte que no te casarás.

—Eh… no te preocupes, ya lo había olvidado —habló nerviosa.

—No, de verdad. Perdóname, por querer intentar involucrarte en mis problemas en principio. Tú siempre fuiste una amiga excepcional, me apoyabas  y me aconsejabas cuando las cosas iban mal. En esa ocasión, estaba tan abrumada con todo lo referente a la nueva vida que comenzaba a tener en Alemania y lo único que deseaba era uir sin importar nada. Lo estaba haciendo más por mí, sin pensar el daño que podría ocasionarte.

—Ya veo…

—Luego de que todos se enterarán del embarazo, decidieron que debía casarme con Jesús. Él es buena persona, y padre, pero como pareja no lo amo.

—¿Quieres decir…?

—Lo que tuve con él, fue algo que planeó mi padre desde que era una niña, ahora me doy cuenta. Para ellos representaba una excelente inversión a futuro. Era un niño carismático, mi mejor amigo, y creí que con el tiempo todo eso se volvería en algo más que amistad. Pero no fue así, sólo me estaba engañando, jamás llegue a crear ese lado afectivo por él. Aún así, lo hice porque mi padre lo pedía.

—Entonces, ¿Tu papá te obligó a tener esa relación?

—Mi padre siempre supo manipularme. Me avergüenza decir que aunque sabía lo que el hacía, yo no tuve el carácter para confrontarlo, por miedo a hacerle daño.

—Pero eso es injusto, tú eres dueña de tus propias desiciones y si sabes que… —expresó efusiva.

—Calma —sonrió—. Ahora es distinto.

—¿Qué quieres decir?

—Si algo aprendí de nuestra corta relación, es lo decidida que puede a llegar a ser alguien por amor —tomó la mano a Renata quién se tornó nerviosa cuando Romina lo hizo—, ese día que me encontraste en el parque y platicamos, aún sin saber mis problemas, tú fuiste capaz de quitar de mi cabeza todos los posibles caminos que en ese momento cruzaron en mi mente. Lograste que viera el motivo para seguir con la farsa de vida que tenía. Sé que me encargue de arruinar lo que tuvimos y no porque terceros se hayan interpuesto. Sino más bien, porque una relación necesita de dos personas, y yo dejé que tú te encargaras de todo.

—Romina yo…

—No digas nada. Y escucha —dejó salir el aire—, no estoy aquí porque quiera intentar recuperarte, eso sería egoísta a estas alturas. Vengo a agradecerte lo que tuve contigo. Fue un proceso largo de aceptar, pero ahora estoy intentando cambiar aquello que hice mal, tiempo atrás. Ahora se con firmeza que no quiero que nadie este controlando el rumbo de mi vida. Estoy dejándolo en claro a todos y necesitaba decírtelo a tí también.

—¿Te vas a… divorciar?

—Es lo que planeo hacer. Encaré a Jesús, fue complicado pero entendió el daño que podríamos hacerle al bebé si seguíamos con esta farsa. Se que ama a nuestro bebé de eso no han duda pero no podemos seguir juntos así, como nuestros padres lo planearon. Quiero ser feliz con mi hijo, y… eso es todo lo que anheló por ahora.

—Y ¿Tus padres?

—Los quiero porque son mis padres, pero solo eso. Estoy tomando distancia luego de enterarme de algunas cosas que te involucran a ti.

En la sorpresa, Romina le explicó todo lo que descubrió una vez que se separaron y comenzó a salir con Silvana. Toda la sarta de mentiras que le dijo su padre a la pelinegra para que pensará mal de Renata y las cosas que hizo con el fin de que Romina terminará con ella después de enterarse de las preferencias de su hija.

Para Renata fue difícil digerir lo que la castaña decía, era increíble como los que piensas que están ahí para cuidarte y confías, son los que te apuñalan por la espalda. Recordó las actitudes de Silvana que no eran para más viniendo de una historia similar. La confianza estaba sobrevaluada para la pelinegra y conseguir que lo hiciera con Renata fue un camino difícil que ambas recorrieron.

—Mi padre enfermo cuando su empresa cayó en ruina, quizá al principio no lo considere porque era él, pero constantemente ponía por delante su enfermedad para que hiciera caso a sus peticiones.

—Sobre eso… —respiró hondo antes de hablar sobre lo que Silvana hizo con la compañía de Romina—, ¿Saben cómo fue que cayó en quiebra?

—No importa quien lo haya detonado —habló con tranquilidad—, mi padre fue responsable al no saber administrarlo. Estaba ahogado en deudas, tarde o temprano sucedería, él con ayuda de los padres de Jesús consiguió poner a flote la compañía a cambio por supuesto, del matrimonio con su hijo. Algo bajo si me lo preguntas.

—Mucho.

—Por eso pienso, que fue bueno separarnos a tiempo. Fuí muy débil, que de haber continuado así, las cosas entre nosotras hubieran terminado de la peor manera, nunca me lo perdonaría.

—Gracias por decírmelo Romi, significa mucho para mí el que ahora esté todo claro.

—Te quiero Renata, y lo que más deseo es que tengas esa felicidad que mereces al lado de Silvana.

—Si, bueno...

—Se que las cosas entre ustedes son difíciles ahora pero como alguna vez me dijiste, eres una chica fuerte, sabrás afrontar lo que venga en tu camino. Si ustedes son lo que desean en sus vidas, entonces ¿Vale la pena intentarlo, no es así?

Se quedó pensativa, iba a agregar algo cuando el timbre del celular sonó, la castaña atendió la llamada para saber que la estaban esperando en el estacionamiento.

Ambas se levantaron para ir a la salida del lugar. A lo lejos la rubia divisó algunos autos estacionados, hasta uno próximo en donde estaba afuera una chica cargando a un bebé. Romina camino unos pasos más rápido llegando hasta ellos antes que Renata quién se detuvo a medio camino.

—¿Cómo está el bebé más lindo? —plantó un delicado beso en la frente del bebé.

—Extrañando a su hermosa mami —mencionó la chica con una sonrisa de oreja a oreja tras ver a la castaña llegar. Ella se sonrojo al escuchar las palabras de Laila, la niñera que cuidaba de su hijo. La conoció desde que se fue a vivir a Alemania, una mujer tres años más grande que ella, a la que consideraba su amiga en aquel lejano país.

Con el afecto que solo una madre puede hacerlo, envolvió en sus brazos a su hijo que lo veía feliz al saber que se trataba de ella.

—Renata, ven —mencionó hacía la rubia. Se acercó con cautela—. Mira, ella es Laila, amiga mía —volteó a ver a la otra chica—. Laila, ella es Renata, de quién te platique.

Ambas chicas se observaron, Laila dejó salir una sonrisa al extender la mano una vez conocer a la rubia. Sabía de la historia de ambas, las decisiones que Romina tomó y el camino que ahora decidió seguir para ser feliz. Estaba orgullosa de la castaña, una mujer así vale oro, lo comprendía y por ese anhelo deseaba luchar por el amor que en ambas comenzaba a surgir.

—Es un gusto, Renata.

—El gusto es mío —sonrió, para luego fijar la vista al bebé.

—Y este precioso es Sebastián. Verdad, amor —haciendo mimos a su niño para que riera —¿Quieres cargarlo?

—No, no podría… —habló angustiada Renata.

—Vamos, inténtalo —con mucho cuidado colocó a Sebastián en brazos de la rubia mientras Laila le explicaba la posición que debía dirigir sus brazos.

—Es lindo —Lo cargo y cuando lo hizo se sintió especial. No había descripción para el sentimiento que se formó al tener a un bebé en los brazos. Un pequeñito hermoso como su madre, pero no era lo que más le llamaba la atención, era algo más grandioso al notar la expresión de su rostro. Un ser frágil, pequeño y vulnerable, que necesitaba ser protegido y querido. El bebé no podía expresar con palabras aún pero, un ser así no podía más que brindar amor sincero y desinteresado.

La sonrisa de un bebé era mágico, indescriptible.

Lo devolvió de nuevo con Romina agradeciéndole el permitirle conocerlo. Laila mencionó algo del vuelo a la castaña por lo que era momento de partir.

Las chicas se despidieron con un fraternal abrazo y prometieron volver a verse en otra ocasión.

Ambas subieron al auto donde el chófer las esperaba.

La rubia se quedó sola en el estacionamiento hasta ver perderse el auto en la avenida principal.

Se sintieron bien al haber por fin brindado paz a su historia.

Dejó ir un suspiro, no de añoranza, estaba feliz por Romina y ella misma. Comprendía tantas cosas ahora. Y aunque no dejaba de sentirse enojada por lo que había hecho Silvana, algo que dijo Romina lo aminoraba.

—Renata —una segunda voz la interrumpió en medio del silencioso estacionamiento. Su cabeza se imaginaba cosas pero escuchar de vuelta la voz lo dejaba en claro.

Estaba ahí, frente a ella. La mujer que ponía su mundo de cabeza. Su misma felicidad y también su perdición.

¿Valía la pena intentarlo? —se pregunto. Acercándose con cautela hasta donde Silvana se encontraba.

—Pense que se quedaría más tiempo. Estaba a punto de irme cuando ví que no se iba —refiriendose a Romina.

—Oh… ¿Nos viste? —habló asustada. Sabía del temperamento de la pelinegra que una pelea estaba más que predispuesta.

—Calma —sonrió al pensar lo que Renata se estuviese imaginando—. Me tomó por sorpresa también. No creí que fuera a buscarme a la compañía —habló mientras divisaba hacia donde se fue el auto.

—¡¡¡Qué!!!

—Asi es. Y me dió gusto que lo hiciera. Pude pedirle perdón por lo que hice con la empresa de su padre y me comprometí a ayudarla en lo que sea que fuera.

—Fuiste valiente, Silvana —sonrió para la pelinegra quién no dejaba de verla —Estoy orgullosa por tí.

—Gracias —se acercó más a la rubia—. Renata, no hay día en que no piense que arruine con mis mentiras lo que tuve contigo. Jamás quise hacerte daño —acarició sus mejillas—. Y si algún día me dieras la oportunidad de vuelta, intentaría con todas mis fuerzas, hacerte feliz. Estoy realmente arrepentida por todo —habló entre líneas cortadas y un nudo en la garganta creciendo.

—Yo no me arrepiento de nada —mencionó con firmeza Renata y Silvana se tornó decaída, sonaban dolorosas las palabras en las personas correctas. Renata suspiro—, porque te conocí y conseguí robarme tu corazón. Una vez lo dije y ahora no me importa sonar egoísta, tú me perteneces, Amor — sonrió ante la imagen de su esposa que caía en llanto al escuchar esas palabras luego del tiempo en que no pudo hacerlo.

Estaban de vuelta y se sentía bien.

—Quieres decir… —la tomó de las manos.

—Quiero decir, ¿Vale la pena intentarlo de nuevo? La respuesta, lo vale por mucho. Desde cero quiero que volvamos a estar juntas y está vez para siempre —sonrió y se dejó envolver en los brazos de su mujer fundiéndose en un apasionado beso, de la pelinegra que amaba con todo su ser.

Después de todo, lo valía una segunda vez.

___________________________________

¿Quién más quiere llorar de felicidad?

Al fin escucharon nuestras plegarias.

Veremos qué sucede adelante, aún falta mucho camino para que sean realmente felices.

Y aunque pequeña la aparición, Romina quería hacer las cosas correctamente. Se alejó de sus padres y tomó la decisión de divorciarse porque sabe que no ama a Jesús.

Esta creando su propia historia con alguien más.

Me da gusto.

Comenten, den LIKE y Compartan.

Nos leemos luego.

















Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro