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6. Expuesto

Continuación, disfruten.

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[Una noche atrás]

"…

—Ya viste a la chica rubia de allá —señaló el hombre de camisa blanca a su socio de ese Bar.

—¡Uff…! ¡Qué buena esta!

—¿Porqué no vamos a hacer amigos? —sonrió con malicia.

—Andando —lo siguió. Ambos avanzaron entre el mar de gente sólo para acercarse lo suficiente al grupo de personas donde estaba Renata.

—Oigan chicos, gracias por invitarme.  No sabía que tú cumplias años —habló la rubia a uno de sus compañeros de la oficina, ese día durante el descanso la invitaron para salir a bailar e ir a celebrar el cumpleaños de uno de ellos.

—Si, suerte que llegaste ¡Eh!

—¿Ya eligieron que tomar? —preguntó una de las chicas que iba llegando.

—En eso estamos.

Después de un rato, la bandeja de bebidas llegó. Uno de ellos se dedicó a repartir a cada uno según el gusto de cada quien, pero fueron interrumpidos por dos personas extrañas.

—¡Hey, chicos! Mi jefe —señalando al hombre de traje azul que estaba a su lado—, quiere saber si se la están pasando bien —se acercaron a la mesa con total simpatía plasmada en el rostro.

—Joel —refiriendose al mesero que venía llegando—, atiende a los clientes bien —el hombre de traje les regalo una sonrisa a todos y posó la vista a la rubia que estaba a su derecha.

—Gracias, estamos bien —respondió otro chico.

—¡El lugar es increíble! —habló una de las chicas que estaba con ellos.

—¡No, esperen a ver la terraza cuando termine la remodelación! ¡Les fascinará!

—¿Vendrán a la inauguración? —completó su amigo de camisa, casi haciendo la pregunta directa a Renata.

—Eh… si, tal vez. —respondió cortante.

—Hey, pues hagamos una cosa, si nos dicen que si a venir el día de nuestra apertura, mi amigo Rafa (el chico de traje azul) ahora mismo les regalará una bandeja de shot's.

Cuatro de los siete que estaban en la mesa asintieron con emoción. Rafa le hizo una seña al mesero para que de inmediato fuera por la bandeja, la emoción del momento incluyo a los dos chicos que ya se mezclaban con el grupo de Renata.

Pronto volvió el mesero con la orden, Rafa repartió a cada uno las bebidas hasta entregar el último a la rubia.

—Toma preciosa —le extendió la bebida.

—Ah… gracias —la tomó y bebió cuando todos se animaron a brindar.

Al cabo de unos minutos, el ambiente comenzó a encenderse más. Todos ya querían bailar y se dispusieron a hacerlo aún con la presencia de los dos tipos. Renata dejó de lado la intromisión y comenzó a disfrutar la música en compañía de sus compañeras, su cuerpo comenzó a reaccionar dejándose llevar por la mezcla de sonidos, se sentía tan alegre y despreocupada. De pronto uno de los tipos de acercó hasta meterse a bailar con ella exclusivamente, lo que le incómodo e intentó ignorarlo.

—¡Hey, linda! ¿Cómo te llamas? —preguntó Rafa bailando muy cerca de ella.

—Ah... Renata.

—Uff… Renata, déjame decirte que bailas muy… bien —la miró con total deseo.

—mmm… —captó la señal y un estado de alerta surgió en ella—. Perdón pero necesito ir al baño —se alejó de su grupo, tambaleándose un poco, cosa que le pareció extraño porque apenas había probado alcohol.

Antes de que entrara al baño, sintió que una mano la jalaba hacia otra dirección. Renata apenas podiendo sostenerse en pie, no pudo hacer nada cuando vio a ese hombre, Rafa, arrastrarla a uno de las salidas del lugar.

—¡Qué… qué haces!

—¡Oh! Descuida preciosa, prometo que nos vamos a divertir.

…"

***

Renata abrió la puerta.

—Buen día señorita. Su servicio está listo. ¿Puedo pasar a dejarlo?

—¿Eh? ¿De qué habla? —mencionó confundida, cuando una tercera persona que regresaba de hablar por teléfono, interrumpió.

—Oh, llegó el desayuno. Déjelo por allá, por favor —la camarera acató la orden e instaló el carrito con la comida que le solicitaron. 

Sí antes de que abriera la puerta se sentía desorientada, tener a esa persona enfrente la dejaba sobre las cuerdas.

¿Qué carajo hacía Mónica Kofmant en la misma habitación que ella? —se preguntó.

—¿Tú? Pero que… —habló confundida.

—Antes de que saques conclusiones equivocadas, quiero decirte que acabo de llegar. Silvana se quedó contigo para cuidarte, pero tuvo que regresar a la oficina sin poder verte despertar.

—Ah, entonces ella y yo…

—jajaja… —sonrió al pensar lo que la rubia se refería—, no lo sé Renata. Estabas muy tomada ayer, vulnerable en ese estado, te expusiste a peligros. Pero si algo te puedo decir, es que Silvana no se atrevería a tocarte en esas condiciones. Al contrario, la hubieras visto, estaba muy preocupada cuando te encontró en ese lugar y lo que estaba por pasar...

***

"…

—Les dije que les gustaría este lugar, no tiene mucho que abrieron. Ya tenía ganas de venir —habló con entusiasmo Mónica hacia Mário.

—Nada mal, ¡Eh! Silvana, ven acá —llamó a su hermana que lo veía con cara de pocos amigos.

—¡Por Dios, mujer! ¿Puedes cambiar ese rostro de muerto? —habló hacia su prima que no estaba nada feliz de haber ido a ese lugar tan… extravagante.

Suspiró agotada —De acuerdo, sólo no me hagan pedir que baile, por favor.

—Okay, mínimo ya te saque de tú madriguera.

Todos se rieron por el comentario de Mónica.

Mario y Mónica charlaban animadamente en la mesa, por momentos Silvana participaba con algún comentario pero la mayoría del tiempo se la pasaba en total silencio.

—Oigan, no tardó, ire al baño.

—Esta bien aquí te esperamos.

Silvana intentó caminar entre la multitud, pero era casi imposible hacerlo, un camarero se le cruzó abriendole paso, ella lo siguió sin importar la dirección en que iba. Una vez libre de ese gentío, se acomodó la chaqueta y buscó por todos lados donde es que estaban los baños.

Tal vez habría sido el efecto de pensarla tan seguidamente que le pareció ver la silueta de Renata.

Se volvió a mezclar con las personas sólo para seguir el andar de la mujer que iba muy adelante de ella, por un momento la perdió cuando una pareja se cruzó en su camino. Trató de rodearlos y luego siguió avanzando hasta volver a salir al otro extremo del sitio. Miró en todas direcciones pero no la vió. Caminó con cautela buscando a la chica pero no la veía por ningún lado, hasta que casi frente a ella paso un hombre a toda prisa jalando a una chica a una de las salidas. Entonces se dió cuenta de la situación y sobre todo de la mujer que se llevaba.

El rostro se le infló de rabia, corrió lo más rápido que pudo a la avenida donde estaban algunos autos estacionados.

—¡Qué demonios! —habló enojado el sujeto cuando alguien más le arrebataba a la chica de él —¡Sueltala! ¡Búscate a la tuya, imbécil! —volteó a ver a la persona apenas con la escasa luz de la zona, sólo para percatarse que era una mujer de cabellera negra.

—Silvana, ayuda… me —Renata apenas pudo decir algo, sin siquiera reconocer a su esposa.

Sus palabras le quebraron el corazón y al mismo tiempo sentía como la sangre le hervía, porque sabía que es lo que intentaba hacer ese hombre.

Y ni aunque la matarán lo iba a permitir.

—Tranquila mi amor, estoy aquí —la abrazó fuerte como si su vida dependiera de ella —¡¡¡Qué mierda pensabas hacer estúpido!!! —se dirigió al hombre llamando la atención de algunas personas.

—¡Cállate y entrégame a la Chica! —habló enojado, haciendo enfurecer aún más a la pelinegra.

—¿Puedes mantenerte en pie, amor? —preguntó a la rubia, ella apenas pudo asentir.

La dejó que se detuviera en un auto y de inmediato giró al hombre sujetandolo con fuerza de la camisa.

—Atrévete a ponerle un dedo encima y haré que toda tu existencia sea tan miserable que lo primero que desees sea morir —habló llena de furia, con firmeza en cada palabra.

—No maltrates mi traje, imbécil.

—¿Qué sucede aquí? —preguntó Mónica al estar afuera con Mario—. ¡Dios, Renata! —se acercó a auxiliarla.

—Silvana, suéltalo —habló Mario al observar la situación—. Silvana…

Lo hizo de mala gana.

—Jaa… hazle caso al niño, Sil-va-ni-ta —se burló. Ni siquiera vio venir el puñetazo a la cara que le arrojó la pelinegra. Sin contener la furia, atacó con firmes golpes a todos los puntos vulnerables del hombre que aún se retorcía de dolor.

—¡¡¡Silvana!!! —apenas pudo separarla del hombre.

—¡¡¡Seguridad!!! —el hombre llamó a su personal y estos de inmediato llegaron, al igual que la seguridad de Silvana que minutos atrás Mónica se encargó de llamar—. Me encargaré de tí, estúpida.

—lnténtalo y no solo conseguirás que clausuren este lugar sino que irás a la cárcel por drogar a una mujer e intentar raptarla —Interrumpió Mónica. El hombre entendió en los problemas en que estaría si seguía ahí.

—Ahora, ¡Largate de aquí! sino quieres que termine lo que empecé —la pelinegra habló furiosa. Los hombres llevaron a su jefe de vuelta al Bar para curar sus heridas.

…"

***

La rubia de sentó en la orilla de la cama intentando recordar algo que la pusiera en sintonía con lo que dijo Mónica, pero nada.

—Lo último que recuerdo es que estaba con mis compañeros del trabajo, se acercaron dos tipos a nuestra mesa y nos invitaron una ronda de shot's, luego nos levantamos a bailar y me sentí demasiado mareada, es todo.

—Tenía mis sospechas, alguien te drogo —Renata la observó horrorizada—. Sino te hubiera visto Silvana cuanto el tipo intento sacarte, no me quiero imaginar lo demás.

—¡No puedo creerlo! —comenzó a llorar—. ¡Dios, soy tan idiota!

—No seas tan dura contigo, ya paso y nadie salió lastimado.

Dejó que se tranquilizara y se sentó a su lado.

—Sabes... Lo bueno de tocar fondo, es que al final el único camino que te queda es subir—sonrió para animarla.

—Creo que… tienes razón.

—Vamos, será mejor que comas algo. Te dejare en casa.

—Gracias.

Una vez estar lista, ambas salieron del hotel. En el camino Mónica le explico porque la llevo a un hotel en lugar de su departamento. Tal vez pensó que sería muy extremista por parte de su prima hacer tal acto pero no quería que nadie más estuviera cuidandola más que ella, su esposa.

Además de ser un deseo que la misma Renata encomendó aún sin tener la noción de sí, pero eso era algo que prefería mantenerlo en secreto.

—No te preocupes, tus amigas están enteradas de que estuviste con nosotros —mencionó cuando estacionó el auto enfrente del edificio.

—Esta bien —abrió la puerta del copiloto—. Gracias nuevamente por todo, Mónica.

—No es a mí a quién debes agradecer.

—Tienes razón, yo… veré la forma de hablar con ella.

Mónica asintió, luego de verla bajar del auto se dispuso a irse. Pese a las circunstancias, algo bueno había salido de eso y solo faltaba que ambas decidieran dar el siguiente paso.

—¡Renata, estás aquí! —Alondra se abalanzó a la rubia en un abrazo cargado de nostalgia. Luego de que Mónica le hablara por teléfono diciéndole lo que había ocurrido se quedó toda la noche inquieta, aún sin importar que la pelinegra estuviera con ella.

—Nos tenías preocupada, amiga —expresó Ana.

—Perdón si las hice preocupar —se sentaron en el sofá.

—No hay nada que perdonar, Ren. Lo importante es que estas aquí, con nosotras. Todo estará bien. —acarició con sutileza su mano.

—Si, Alo. Pero enserio, quiero pedirles perdón, a ambas. Mi comportamiento en estas semanas no ha sido la más correcta, actúe de la forma que tanto detesto y aún así, sin importar que, ustedes siguieron conmigo.

—Somos tus amigas, Ren. Nunca te dejaríamos a tu suerte. Reconozco que tuve mis dudas con los métodos de Alondra con dejarte hacer lo que quisieras para que te dieras cuenta de tus errores y me da gusto que haya sido así —abrazó con ternura a su amiga.

—Si, creo que capte el mensaje. No quiero seguir con esa vida tan libertina.

—Pues ya somos dos —sonrió Alondra.

—Gracias Alo —se acercó a ella—. No sé qué hubiera hecho de no tenerte a mi lado.

—Seguirías siendo tan extraordinaria como siempre —la abrazó con fuerza, y sólo en ese momento Ana se dió cuenta de los sentimientos de amor que la Chef tenía por Renata.

¡Hay Alondra, que problema! —pensó Ana.

***

—Jefa, llegó pronto —se acercó Javier hasta donde se hallaba Silvana apenas salir del elevador.

—Desearía no haberlo hecho, pero dada la magnitud del problema no tuve opción. ¿Dónde esta él?

—En la sala de juntas, lo hice pasar ahí.

—Bien, andando —caminó a prisa hasta el salón de reuniones. Desconocía la nota del asunto cuando Javier le llamó para avisar que Rodrigo Olivares exigió hablar con la presidenta en carácter de urgente.

No quería hacerlo pues algo en su corazón presentía que la visita no era para nada bueno.

Javier abrió las puertas y Silvana pudo ingresar, apenas ver a Olivares este se levantó con ambas manos en la cintura, su rostro era como un tempano de hielo.

—Olivares, ¿A qué debo la visita?

—Ire directo al asunto. Quiero que me regreses el dinero que pague por tú trabajo, y las pérdidas que tuve de todas las flotillas de autos. ¡Lo quiero todo! —gritó con exigencia.

—Calmate, y explícate que no entiendo lo que pasa.

—Pasa que la porquería de trabajo que hizo su compañía dejó en banca rota a la mía que recién había iniciado. Mis ingenieros detectaron anomalías en las maquinarias que ustedes instalaron y todos los lotes que prepare para el lanzamiento presentan daños considerables en sus sistemas.

—Eso no puede ser, mi equipo fue muy precisó, tenemos en el mercado muchos años que una falla de esta magnitud es impensable.

—Dicelo a mis fabricas que se caen a pedazos —habló con firmeza y atacó—. Quiero que me pagues hasta el último peso que me debes o este será el final de Industrias Kofmant.

No se dejó intimidar a pesar de las amenazas dado el problema que este representaba si Olivares decidía tomar acciones en contra de la empresa.

—Lo haré, pero necesito tiempo para averiguar qué ocurrió. Te repito, esto no es algo que tomó a la ligera, nuestro trabajo es muy profesional que suena ilógico lo que me estás diciendo.

—No son palabras lo que me respaldan —arrojó unos papeles hasta su lugar—. Aquí tienes documentos y reportes de mis encargados.

—De acuerdo, sólo necesito…

—Te daré unos días para que "investigues" que hiciste mal.

Tomó su portafolio y salió de la sala sin ver atrás.

—Jefa… —habló su asistente apenas salir del trance en el que se quedó.

—No digas nada, necesito a todos en este momento.

Salió a prisa apenas oír la orden.

Estaban en un gran lío.

...

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¡Vaya susto!

*No quisiera hacer enojar a Silvana.

**Y apareció ese hombre que le dará dolores de cabeza a mi pelinegra.

Lo sé, lo sé. Soy terriblemente mala dejándolos en suspenso al final de cada capítulo, pero... Veamos, realmente disfruto ese sentimiento de ¿Qué pasará? Y dejarlos con la intriga.

Pero no seré tan mala, lo dejaré para futuras historias.

😉

Veremos qué pasa.

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Nos leemos luego

😘

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