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07 | ¡ups!

VII. OOPS!

Por una parte, Allison estaba muy contenta recuperando tiempo perdido con Sirius, escuchando historias y estando con sus amigos. Pero, por la otra, se aburría en el cuartel porque nadie les decía nada sobre la Orden. Y tampoco conseguían mucho con las orejas extensibles: siempre echaban un encantamiento de impasibilidad en la puerta cuando tenían reuniones.

Había pasado una semana desde el día de la vista, y debía de faltar poco para que les llamaran a cenar. Allison estaba cansada de limpiar y recoger, y se había echado en una de las camas de la habitación de Harry y Ron. En algún momento debió de haberse quedado dormida, porque empezó a escuchar unas voces lejanas de lo que parecía la mitad de una conversación entre los dos chicos.

—Yo no tengo la culpa de que se haya tumbado en mi cama, ¿vale? —escuchó la voz de Ron, con un deje de fastidio.

—Solo digo que no para de abrazarte desde que hemos llegado, se echa en tu cama y algunas noches viene aquí y duerme contigo. —Hubo una pausa, pero enseguida Harry siguió hablando—: No pongas esa cara, ¿creías que no iba a darme cuenta de que mi hermana se colaba aquí por las noches a dormir contigo?

—¿Y qué quieres que le haga?, ¿que la eche?

—¡Sí!

Allison estaba muy quieta en su sitio, quería escuchar esa conversación, porque estaban hablando de ella y su hermano había vuelto a sacar el mismo tema de siempre.

Sí que había venido alguna noche, pero solo era porque Hermione hablaba en sueños y no le apetecía escuchar la correcta forma de elaborar un filtro de muertos en vida. Y Ron solía estar despierto y no le molestaba que se quedara, porque eran mejores amigos.

—Sabes que no quiero sospechar de vosotros —dijo Harry—, pero ya no está saliendo con George y nada os impide...

—No nos hemos besado —le cortó Ron, diciendo la clara verdad—. Pero tampoco creo que te fueras a morir si eso pasara.

Oyó un resoplido que supuso era de Harry, y notó cómo el peso de su lado desapareció; Ron debía de haberse levantado.

Durante unos segundos no escuchó nada más, y después el ruido de un fuerte portazo llegó a los oídos de Allison, haciendo que se sobresaltara y abriese los ojos. Ron estaba de pie, de espaldas a ella y mirando hacia la puerta por la que Harry acababa de salir.

—¿Se puede saber por qué Harry está tan irascible? —dijo Ron, girándose hacia Allison y viendo que estaba despierta.

—Lleva así todo el verano —suspiró ella en respuesta—. Ya estaba tardando en echarme en cara que venga aquí a dormir. ¿A ti te molesta que lo haga?

—No. Bueno, al principio era raro —reconoció Ron—. Pero sé que tú también estás rara este verano.

—Yo no estoy rara —se defendió Allison, sentándose y cruzándose de brazos—. Si no quieres que venga, no lo haré.

—Acabo de decirte que me da igual que lo hagas, Allison. Pero Harry se piensa cosas que no son. Otra vez.

—Es un pelma —gruñó Allison—. Debería tomar un poco de su propia medicina...

* * *

Podía ser una mala idea. Una terrible, si lo pensabas con detenimiento, pero por aquel entonces sonaba divertido.

—Oigo pasos, debe de ser Harry —susurró Allison, apartándose rápidamente de la puerta, donde había estado apoyando la oreja para escuchar.

Habían pasado unos cuantos días, y Allison y Ron tenían un plan para fastidiar a Harry y hacer que se callara de una buena vez. Pero Ron se quedó rígido en el sitio de repente, visiblemente nervioso.

—¿Y si lo hacemos otro día?

Allison le miró con los ojos entrecerrados y se puso enfrente de él, pero como Ron era tan alto tenía que mirar hacia arriba.

—No hay tiempo, o lo haces o lo hago yo.

Vieron el pomo de la puerta girarse al tiempo que Ron agachaba la cabeza rápidamente, dándole un torpe beso a Allison, quien tenía muchas ganas de reírse en aquel momento. Hasta que escucharon un grito. No era Harry.

—¡Tiene que ser una broma!

Los dos se separaron tan rápido que dudaron de que aquello hubiera pasado. Aunque obviamente sí había sucedido, la cara de George lo dejaba claro.

—¿Con mi hermano pequeño, en serio?

Fred se reía por lo bajo mientras observaba la escena, a la vez que la cara de Ron se tornaba de todos los tonos de rojo. Pero George parecía que acabara de ver a un fantasma.

—Escúchame, Ron y yo...

Antes de que pudiera continuar, dos personas más entraron en el cuarto, interrumpiendo.

—¿Por qué esos gritos? —preguntó Harry, parado en el umbral de la puerta con Hermione al lado.

—¡Porque tu hermana ha besado a tu mejor amigo! —dijo George, cruzándose de brazos resignado.

Allison había esperado que Harry fuera quien entrase en la habitación y viera la escena que habían preparado. Que gritara y ellos se rieran en su cara y le explicasen lo que había pasado. Pero no, Harry solo resopló y negó con la cabeza, diciendo:

—Lo sabía.

—Si dejáis que nos expliquemos...

—De todas las personas del mundo —la interrumpió George—, ¿tenías que besar a mí hermano? ¿Es en serio?

—Oye, yo...

—Si tan mal te sentó lo del otro día, Ron —la cortó esta vez Harry—, podrías habérmelo dicho.

—¿Qué? —habló Ron por primera vez—. No...

—¿También besarás a Fred? —le preguntó George de forma acusatoria a Allison—. ¿O será a Ginny?

—¿Podéis callaros un segundo? —les gritó Allison, dándose cuenta de que no había sido tan buena idea como habían pensado—. Solo queríamos que Harry entrara para que viera eso y luego reírnos de él, maldita sea. ¡Y no es tu problema, George, con quién me bese o me deje de besar!

—Pero él es mi hermano, y tú mi...

—Ex novia —completó Allison por él—. Haberlo pensado antes de dejarme.

—Yo no te dejé —se defendió George.

—Oye, no quiero interrumpir lo que seguro habría sido una bonita discusión —dijo Fred, que seguía sonriendo y encontrándolo todo muy divertido—, pero Hermione se ha ido corriendo hace un rato.

Allison resopló y salió de ahí, metiéndose en su habitación y viendo que Hermione estaba sentada en su cama. Tenía las rodillas pegadas al pecho y los brazos rodeando sus piernas. Levantó la mirada en cuanto escuchó a Allison cerrando la puerta.

—Oh, hola.

Hermione observó a Allison como si fuera una completa extraña que hubiese entrado en su cuarto, lo que la confundió bastante.

—Ron y tú os lo estabais pasando bien, qué pena que os hayan interrumpido —comentó Hermione, como quien no quiere la cosa.

—Herms, Ron y yo nos hemos besado para darle a Harry de su propia medicina, ¿vale? Pero se nos ha ido de las manos.

Hermione asintió lentamente, posando su mirada en el suelo. Parecía que alguien le hubiera dado una muy mala noticia, y Allison de repente se sentía mal, aunque no sabía bien por qué.

—Tenemos que bajar a comer —informó Hermione con un tono de voz distante, como si tuviera la cabeza en otra parte—, si es que seguís con hambre, claro.

Se puso de pie y se dirigió hacia la puerta, arrastrando los pies.

—Hermione —llamó Allison, y ella se dio la vuelta—, ¿qué te pasa?

—¿A mí? Nada. Solo pensaba que... Bueno, no pensaba que fueras a besar a Ron. Olvídalo, ¿quieres?

Pero Allison no dejó que se marchase.

—¿También te has molestado tú? ¿Por qué?

—Si estabas enfadada por algo podrías habérmelo hecho saber —dijo Hermione, con un tono de voz demasiado calmado.

—Yo no soy quien está cabreada. George y Harry lo están, y parece que tú también, pero no lo entiendo.

—¿De verdad?

Allison se encogió de hombros. Hermione volvió a cerrar la puerta que había entreabierto, todavía con la mano sobre el pomo, y observó a Allison a los ojos.

—Creo que me gusta Ron, si tanto te interesa saberlo.

Todo pareció desmoronarse para Allison mientras veía a Hermione marcharse por la puerta, porque entonces Allison cayó que ese había sido su error. Había besado al chico que le gustaba a su mejor amiga.

* * *

Esa tarde fue, en una palabra, incómoda. Allison bajó la última a comer, y se dio cuenta de que todos se habían enterado de lo que había pasado, porque en cuanto cruzó la puerta todos los ojos se posaron sobre ella. En otra ocasión no le habría importado en lo más mínimo, pero ahí se limitó a sentarse y comer en silencio.

La señora Weasley les mandó limpiar en dos grupos, separando a Allison y a Ron, poniéndoles de forma estratégica en lados opuestos de la casa. Mientras que Allison -junto a Hermione, Harry y Lizzy- se encargaron de limpiar un baño del tercer piso, Ron estaba con Fred, George y Ginny en la cocina.

Allison intentó acercarse a hablar con Hermione en varias ocasiones, pero ella hacía como si nada hubiera pasado, aunque se notaba hostilidad en su voz. Harry también intentaba ignorar a su hermana, pero había soltado un par de puyas que no habían pasado desapercibidas para ninguno. Lizzy se mantuvo en silencio todo lo que pudo, pero acabó por intentar entablar conversación; siendo un completo fracaso.

Cuando pudieron descansar, Allison quería aprovechar para arrinconar a Hermione en la habitación y disculparse porque no tenía ni idea de lo que ella sentía por Ron, pero no se encontraba en el cuarto. Así que se quedó tumbada en la cama, mirando al techo, ella sola.

Pasó una hora hasta que la puerta se abrió y Allison no se molestó en mirar de quién se trataba.

—Creo que la hemos liado un poco bastante —comentó la voz de Ron.

—Es la peor idea que hemos tenido, y mira que no somos los más lucidos —resopló Allison.

—¿Por qué se ha enfadado Hermione?

—Porque piensa que me gustas y que no se lo había contado a ella —mintió Allison con rapidez. Había estado pensando en qué decir si alguien le preguntaba aquello.

—Menuda tontería.

—Ya, pero ¿qué pensar cuando acabamos de besarnos? Ojalá volver en el tiempo y darme una patada antes de hacerlo.

Allison giró la cabeza y vio a Ron sentándose en la cama de enfrente.

—Y ahora Harry piensa de verdad que hemos estado haciéndolo todo el verano —suspiró ella—. El punto era que lo viera él para que nos echásemos a reír en su cara. No que vinieran George y Fred.

—George casi me clava un tenedor en la mano cuando limpiábamos la cocina —comentó Ron con rabia.

—Yo no iba a clavarte el tenedor.

Allison se levantó, sobresaltada, y vio a George parado de brazos cruzados en el umbral de la puerta. Ron, quien no quería que su hermano volviera a ponerse violento, decidió salir de la habitación y dejarles a solas.

—No tienes ningún derecho a enfadarte porque Ron y yo nos hayamos dado un beso de coña...

—Lo sé.

—... Así que, si estás cabreado, no es mi problema...

—Lo sé, Allison —repitió George.

Ella se calló. De repente se sentía más nerviosa que antes, y era muy consciente de la razón.

—No debería habértelo echado en cara. Pero ha sido raro que te beses con Ron.

—No, no deberías haberlo hecho. ¿Por qué lo has hecho? —preguntó Allison, entrecerrando los ojos—. Hace más de medio año que rompimos, George.

—¿Tanto? —dijo George con aire pensativo, evadiendo su pregunta—. Ha habido tanto caos que he perdido la noción del tiempo —añadió, sonriendo para quitarle plomo al asunto.

Allison suspiró y se sentó en su cama. Sí que había pasado mucho tiempo, y aún así seguía sintiendo algo en el estómago cada vez que se topaba con George por la casa. Como en esos momentos.

Querría haber dicho algo más, pero Fred entró para llamarles a que bajaran a cenar y tuvieron que hacerlo.

Al día siguiente, Allison al final consiguió hablar con Hermione.

—Lo siento —le dijo deprisa, apoyándose sobre la puerta para que Hermione no pudiera salir—. No lo sabía. Si hubiera sabido que te gustaba Ron, no se me habría pasado por la cabeza. Te lo prometo, Hermione.

La morena se mordió el labio y asintió.

—Debería habértelo contado, pero estaba confundida. Supongo que saber que os habéis besado me ha hecho darme cuenta. No estoy enfadada. Solo me descolocó.

—¿De verdad que no lo estás? —preguntó esperanzada Allison.

Hermione negó con la cabeza, y Allison se lanzó a abrazarla.

—Te prometo que solo era una especie de broma a Harry. Pero la próxima vez le pondremos polvos bulbadox en las sábanas en vez de montar tanto escándalo.

—Está todo bien.

Allison le sonrió.

—Deberíamos habernos besado nosotras, seguro que eso habría descolocado más a Harry —le dijo a Hermione con tono de broma, a lo que ella rio.

* * *

Las cartas de Hogwarts no llegaron hasta el último día de agosto, una semana después de aquel desafortunado beso del cual Harry no parecía haberse olvidado. Ellos le dijeron que iba a ser una broma, pero acabaron por pasar de él y burlarse cuando soltaba algún comentario.

George había decidido tomárselo con humor, y continuamente apostaba en voz alta por cuál sería el siguiente de sus hermanos a quien besaría. Pero, desde que Allison le dijo un día que actuaba como si siguiera gustándole, se rebajó un poco. Aunque la miraba más, y eso le ponía nerviosa.

Allison y Hermione estaban en el cuarto de Lizzy y Ginny, hablando con ellas, cuando Maddy entró a decirles que las cartas habían llegado. Hermione se levantó de un salto para agarrar la suya, y la abrió deprisa. Las otras tres también cogieron sus cartas para leerlas, aunque eran lo mismo de siempre. En la lista de libros solo había dos nuevos: Libro reglamentario de hechizos, 5° curso de Miranda Goshawk, y Teoría de la defensa mágica, de Wilbert Slinkhard. Eso significaba que Dumbledore sí había conseguido un nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras.

Levantó la vista de su carta para encontrar a la Hermione más sonriente que había visto en todo el verano. Hermione les mostró a todas su insignia de prefecta, radiante de felicidad, y Allison corrió a abrazarla.

—¡Ves cómo lo ibas a conseguir!

Hermione, contenta, salió de la habitación rumbo al piso de arriba para decírselo a Harry y Ron, y Allison se quedó un rato hablando con Ginny y Lizzy.

Al cabo de un rato, Allison subió también, acompañada de la señora Weasley, quien llevaba una pila de ropa recién planchada.

—Maddison me ha dicho que por fin han llegado las listas de libros —comentó mientras iba hacia la cama y empezaba a ordenar la ropa en dos montones—. Si nos las dais, iremos al callejón Diagon esta tarde y os compraremos los libros mientras vosotros hacéis el equipaje. Ron, tendré que comprarte más pijamas, estos se te han quedado al menos quince centímetros cortos. No puedo creer que hayas crecido tanto... ¿De qué color los quieres?

—Cómpraselos rojos y dorados para que hagan juego con su insignia —dijo George con una sonrisita de suficiencia.

—¿Para que hagan juego con qué? —preguntó la señora Weasley, distraída, mientras doblaba unos calcetines.

—Con su insignia. Su preciosa y reluciente nueva insignia de prefecto.

—¡Felicidades, Ron! —gritó Allison con emoción y sorpresa, abrazándole

La señora Weasley, por el contrario, tardó algo más en reaccionar.

—Su... Pero si... Ron, tú no... —Allison se separó de Ron y él le enseñó su insignia—. ¡No puedo creerlo! ¡No puedo creerlo! ¡Oh, Ron, qué maravilla! ¡Prefecto! ¡Como todos en la familia!

—¿Y quiénes somos Fred y yo, los vecinos de enfrente? —preguntó George, indignado, cuando su madre lo apartó de un empujón y se lanzó a abrazar a su hijo menor.

—¡Ya verás cuando lo sepa tu padre! ¡Ron, estoy tan orgullosa de ti, qué noticia tan fabulosa, quizá acaben nombrándote Premio , como a Bill y a Percy, es el primer paso! ¡Oh, qué gran noticia en medio de todos estos problemas, estoy encantada, oh, Ronnie!

Fred y George fingieron que vomitaban, pero la señora Weasley no lo notó, estaba demasiado ocupada llenando de besos la cara de Ron, que se había puesto totalmente rojo.

—Mamá..., no... Mamá, contrólate... —balbuceó, intentando apartarla.

La señora Weasley lo soltó y, casi sin aliento, dijo:

—Bueno, ¿qué quieres que te regalemos? A Percy le regalamos una lechuza, pero tú ya tienes una, claro.

—¿Qué quieres decir? —preguntó el chico, sin dar crédito.

—¡Mereces una recompensa por esto! ¿Qué te parece una túnica de gala nueva?

—Nosotros ya le hemos comprado una —repuso Fred con amargura.

—O un caldero nuevo. El de Charlie está tan viejo que está agujereándose. O una rata nueva; siempre te gustó Scabbers...

—Mamá —aventuró Ron esperanzado—, ¿podéis comprarme una escoba? —El rostro de la mujer se ensombreció un poco, pues las escobas eran caras—. ¡No hace falta que sea muy buena! —se apresuró a añadir Ron—. Me conformo con que sea nueva...

La señora Weasley vaciló, pero acabó sonriendo.

—Claro que sí, hijo mío... Bueno, será mejor que me dé prisa si también tengo que comprar una escoba. Ya os veré más tarde... ¡El pequeño Ronnie, prefecto! Y no os olvidéis de hacer el equipaje... ¡Prefecto! ¡Oh, qué nerviosa estoy!

Después de besar en la mejilla a Ron, salió rápidamente de la habitación.

Esa tarde, todos celebraron los nombramientos de Ron y Hermione como prefectos. Charlando y comiendo el tiempo se les iba pasando con rapidez. Si no contaban el incidente sobre la señora Weasley y un boggart que se convirtió en cadáveres de su familia.

—Ey, vosotros —les llamó Sirius a Harry, Allison y Liz, un rato antes de la hora de irse a dormir—. Subid arriba, que vamos a deciros algo.

Tenía una gran sonrisa en la cara, así que no se preocuparon pensando que sería algo bueno, y le acompañaron hasta que llegaron al salón. Dentro estaban Maddy y Remus, hablando, pero se callaron en cuanto entraron.

—Sentaos, anda —les dijo Maddy, viéndose nerviosa, y los tres le hicieron caso.

—¿Qué ocurre? —quiso saber Lizzy.

—Maddy y yo tenemos una noticia que daros —comentó Sirius, yendo al lado de su mujer y dándole la mano.

Los tres les miraron expectantes, mientras Remus, quien ya lo sabía porque se lo habían dicho hacía unos días, sonreía.

—Bueno, resulta que estoy embarazada de siete semanas.

—¿¡Qué!? —gritaron Harry y Allison, agradeciendo estar sentados en el sofá o se hubieran caído.

—¿¡En serio!? —dijo Lizzy con repentino entusiasmo, quien por el contrario decidió ponerse de pie. Su madre asintió—. ¡Eso es genial! ¡Un hermanito o hermanita! ¡No me lo creo!

Corrió hacia sus padres y les abrazó con tanta fuerza que Maddy casi pierde el equilibrio.

Allison, Harry y Remus no tardaron en unirse al abrazo familiar, tan felices como Eliza en recibir a un nuevo miembro en el futuro no tan lejano.








NO ME RESISTÍ A LA PARTE DE RON Y NO ME ARREPIENTO JDOSJSISJSISJS cero romance eso sí pero me hace mucha gracia pidoperdon

cada día estoy más emocionada por BabyBlack no os voy a mentir :)

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