Epilogue ━━ Into The Unknown
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Despedidas
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Un sonoro grito de dolor resonó en el bosque, incluso las aves que yacían en sus nidos, ajenos a las guerras, fueron asustados y emprendieron vuelo extremadamente lejos del perímetro junto a sus crías. Y la descarga de poder que se llevó a cabo ahuyentó a los animales terrestres del lugar.
A Stella no le importó lastimar su garganta por aquel grito.
Lo perdí
Sus acompañantes no se atrevieron a guardar silencio, se sentían en un deja vú enorme; ya habían vivido esto antes, solo que era Stella quien se daba por muerta y ahora era Jim.
Era pura roca sólida.
—'Ella debemos irnos...— Claire Nuñez llegó hasta donde la chica lloraba a mares sin ninguna pena.
¿Cómo pensar en la pena si le dolía perder a Jim?
Merlín, Jim, Amelia, Draal, Vendel... Su alrededor se sumergía en pérdidas y dolor.
Se sintió tentada a luchar contra el tiempo, pero sabía que seguir a su egoísmo le traería duras consecuencias.
—N-no.— respondió alejándose de la chica de mirada café, soltó un suspiro por el dolor en su pierna. Donde un trozo de vidrio seguía inmóvil, interrumpiendo en su piel.— no lo dejaré.— avisó, abrazó con fuerza a la estatua de lo que alguna vez fue Jim.
—Stell.-
—¡Nada Toby!.— bramó colérica, interrumpiendo el intento de persuasión del mejor amigo de James Lake.— no lo dejaré, me quedaré con él.
—Mi niña... Debes aceptar la realidad...— Blinky ni siquiera supo cómo había logrado pronunciar aquellas palabras sin querer llorar.
Ver a Stella Miracle aferrarse a Jim no fue lindo para nadie, Krel tuvo que armarse de valor para hablar con la chica de labios cereza.
Era lógico que no la olvidaría de la noche a la mañana, pero eso no significaba que no le dolía la pérdida de Jim y el accionar de ella.
—¡Ni te acerques, Krel Tarron! Us-ustedes váyanse, es-estaré con él. ¡No me miren así que no estoy loca!
Su risa nerviosa indicaba su falta de cordura. Se aferraba a algo que probablemente no regresaría.
Vamos Jim...
—Krel, llevátela.— pidió Blinky al akiridiano. El de adolescente de cuatro extremidades tragó saliva.
Tomó a Stella del torso y ambos comenzaron a pelear.
—¡Sueltame!.— gritó dando patadas sin patrón alguno y queriendo quitar con sus manos los cuatro brazos que tiraban de ella.— ¡No lo dejaré!
—JIM YA NO ESTÁ.
—BASTA.— pidió llorando más cuando Blinkous Galadrigal le gritó la verdad, las acciones de ella solo la lastimaban más; dejó de forcejear para cubrir su rostro con sus manos.— ¡Yo sé que no está, maldición!
Yo solo quiero verlo
—NO ME OLVIDARÉ DE ÉL, ¿¡ENTIENDEN!?. Yo lo amaría aun así pasen más de mil vidas...
Silencio total.
Solo los sollozos de Stella se escuchaban, nadie dijo nada en esos segundos.
—¿Mi 'Ella?.
Se congeló.
Su piel se erizó, y fue tan cobarde por seguir ocultando su rostro. Dejó de sentir los brazos de Krel, quien ahora se atrevió a tomar las manos de ella y bajarlas con cuidado, aunque la fémina de cabellos carmesí le dificultó un poco el trabajo.
Sin duda lloraría más hasta quedarse seca, tapó su boca sintiendo sus manos temblorosas; su co razón volvía palpitar con la emoción de antes.
Jim Lake había vuelto.
Su obra de arte original estaba de rodillas, viéndola con lágrimas en los ojos.
—¡Jim!.— chilló corriendo hacia él, el joven de cabellos azabaches la recibió con los brazos abiertos.
Aquel necesitado abrazo se llevaba acabo, Stella rodeó el cuello del joven y escondió su rostro entre el cuello y hombro de él; por la emoción ni siquiera se dio cuenta que había subido sus piernas y éstas rodeaban la cintura de Jim.
Parecía un koala sujeto a un árbol.
—Temí perderte.— susurró ella llorando más, la calidez que él desprendía era tal como lo recordaba. Jamás pensó necesitar tanto del tacto de Jim como ahora.
El joven azabache la abrazaba de la cintura sujetandola con fuerza para que esta no se cayera, ni siquieea se quejó de dolor cuando saltó sobre él, puesto que la necesitaba tanto como ella a él.
Besó la cabeza de ella para hacerle saber que la escuchaba.
—¿Me recuerdas?.— preguntó acariciando su espalda tanto como pudo, la delgadez que ella presentaba le preocupó, pero al menos podía tenerla estable y sujeta a su cuerpo.
Dime que sí...
—Lo recuerdo todo.— confesó.— ya no te alejes de mí, obra de arte.— suplicó.
—Ya no me olvides, señorita Estrella.
Ambos lo juraron.
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—Emmm, ¿Chicos?.— Toby miraba con pena a la pareja que no se soltó en ningún momento. Seguían en la misma posición que hace 15 minutos.
Solo que esta vez, aquel abrazo era acompañado por unos "Te extrañé", "No pienses que te dejaré", "No te libras de mí" y miles de "Te amo" por parte de ambos.
—¿No creen que deben separarse aunque sea 5 minutos?.— siguió hablando.— ¡Yo también quiero abrazar a mi mejor amigo y compañero!
Compañero...
—¡Douxie!.— gritó ella con aflicción, se separó de inmediato de los brazos de Jim y corrió lejos de todos en busca de su gran amigo.
Tonta, él también importa
Gruñó molesta por ser tan descuidada, Nari la seguía unos pasos detrás, ella también recordó a Douxie y se apenó cuando se dio cuenta que ver a la feliz pareja le distrajo del objetivo principal.
—¡Arriba, Stella!.— le indicó.
Douxie caía sin tener rastros de querer frenar.
—Oh no...
Ambas volvieron a correr, mientras que Stella lanzaba cada portal para desacelerar la caída de su gran compañero de mechones azules.
Hasta que al menos, a 10 metros del suelo algo la hizo caer.
Tanto el corazón de Douxie como el de ella se habían detenido.
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—¡Me lleva Unkar!/¡Por todos los magos!.
Ambos reaccionaron soltando una maldición a su manera, el lugar estaba demasiado iluminado y eso les afectó un poco, aturdiendo su vista.
—¿Estamos en Camelot?.— preguntó ella al ver en donde habían despertado.
—Imposible.— susurró Hisirdoux Casperan.
Ambos se fijaron en el cuadro que estaba al lado de la ventana, una pintura perfectamente hecha a mano. Merlín sentado junto a Amelia, madre de la joven, tomados de las manos y luciendo unos brillantes anillos de oro puro. Al lado de la madre de Stella, Morgana Le Fay estaba pintada, posando sus manos sobre los hombros de au hermana, sonriendo; por último Stella Miracle e Hisirdoux Casperan habían sido pintados detrás de los adultos, sonriendo de igual manera.
Ambos suspiraron ante la nostalgia.
—Lo lograron.— dijeron detrás de ellos, giraron rápido para ver de quien se trataba.
—¡Mamá!.— fue inevitable no correr hacia la mujer de elegante porte, ambas abrazadose con fuerza. Su madre lucía más hermosa que nunca, tan viva y alegre.
—Así que Hisirdoux no cometió errores.
—¡Merlín!.— ahora Douxie corrió hacia el imponente hombre de armadura verde, abrazandolo con la misma fuerza que Stella hizo con su madre.
—Qué linda reunión familiar.— soltó con burla una tercera voz.
Amelia Le Fay dejó de acariciar los sedosos cabellos de su pequeña guerrera y ambas miraron a la dueña del comentario.
—Morgana, sin burlas.— pidió su hermana.
Ambas parecían estar reconciliadas.
—Creí que habían fallecido.— soltó la joven de 917 años con vergüenza. Su madre le besó la cabeza con ternura.
—La magia siempre traspasa la vida...— habló con sabiduría.— así como ustedes nos han visto a nosotros...
—Es hora de irnos.— intervino Amelia viendo como unas puertas eran abiertas por sí mismas.
Stella se aferró más a su madre, como siempre soñó.
—¿A dónde vamos?.— se atrevió a preguntar el joven mago.
—Nosotros nos vamos al sueño eterno.— respondió Amelia acariciando el rostro de Stella, la mirada de terror que la adolescente mostró le hizo agregar.— los adultos nos iremos, nuestro tiempo acabó. Y ustedes apenas comienzan a vivir...
—Hisirdoux.— habló Merlín.— debo agradecerte por ser tan desobediente.— dijo avergonzando al nombrado.— cuida de nuestra pequeña.— dijo tomando la mano de el amor de su vida.— y tú mi niña, no quiero que nadie te subestime, yo lo aprendí a las malas.
—Lo prometo, papá.
Los tres magos caminaron hacia la gran puerta abierta, mirando una última vez a los jóvenes. Estarían bien, lo habían demostrado tantas veces que era ilógico subestimarlos.
Stella sonrió al ver a su madre abrazar el brazo de Morgana como ai fueran grandes hermanas y nada entre ellas hubiera pasado, como siempre debió haber sido.
Merecían descansar en paz.
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Los delgados pero aun así fuertes brazos de Jim sujetaban a Stella que continuaba tirada en el pasto junto a Douxie.
Mientras que Nari intentaba despertar al mencionado.
—Stella, acabamos de estar juntos no me hagas esto.— pidió con un nudo en la garganta, junto su frente junto a la de ella.— vamos, despierta.
Los suaves labios color cereza de ella se apoderaron de los suyos, la chica había despertado y había tomado el rostro de él para darle el merecido beso que le debía.
—Boo.— susurró sonriente cuando se separaron.
—Maldición.— le besó con juego.— Stella.— volvió a besarla pero con más fuerza.— ¿'Ella?... Prométeme que me besarás mil veces como saludo que como despedida.— pidió sintiéndose aliviado de volver a ver aquellos zafiros llenos de vida.
—¿Qué te parece si ya no me despido?...— preguntó con una enorme sonrisa.— porque no pienso irme a ningún lado por nada del mundo...
Ambos volvieron a besarse con la misma intensidad de antes; estaba claro que ése no era el final. Aun quedaban cabos sueltos, pero solo era cuestión de tiempo.
Ambos disfrutarían la compañía del otro tanto como sea posible, con un corazón roto abandonado y felicitaciones por doquier, era momento de retomar una vida normal.
Todo sería color de rosa, fantasioso, perfecto y tan vivo como un cielo despejado.
Claro, el rosa se ensucia y se apaga, la fantasía acaba, lo perfecto no existe y siempre habrán nubes que cubran el firmamento terrestre
***
🤡
TERMINÓ MALDITA SEA TERMINÓ😭😭
*cries in salvadoran*
Solo faltan los agradecimientos y curiosidades 👊🏻🤧
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