❝Malos Planes❞

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Te amo
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「ULTIMOS CAPITULOS」

[—No importa que pase, no importa qué escuches.— decía con un deje de tristeza en su voz.— solo corre lo más rápido que puedas, hasta llegar al sitio más libre de árboles... Ahí será tu lugar.— explicó sin apuro.

—¿Ahí qué sucederá?.

—Ahí será la parte más importante de nuestra historia.— respondió quitando unas cuantas arrugas de aquel vestido de seda.— siempre hemos tenido problemas con las arrugas.— intentó aligerar el ambiente.

—¿Estaremos bien?.

—Por supuesto, solo no le temas a la oscuridad. ]

Por primera vez en mucho tiempo, su cabeza no sufría de ningún dolor de cabeza a causa de algún recuerdo por ser desbloqueado; con fuerza enterró su espada en el cuello de un Gom-Gom, sonrió al darse cuenta que sus habilidades de combate volvían a ser como las de antes.

—A tu derecha.— habló Jim con puro, ella no dudó en él. Moviéndose hacia el lado contrario para que aquel híbrido de fuerza imponente le protegiera de más ataques.

—¡Agachate!.— le advirtió al de mirada azul cielo, él le obedeció.

Un Gom-Gom venía a atacarlo, por lo que Stella creó un enorme portal para que no llegase a lastimar al chico de brillante armadura.

Aquella sincronía jamás desapareció.

Hasta que Jim cayó de rodillas, tomando su pecho en un intento de aliviar aquel dolor que amenazaba con cortarle la respiración y quemarle los pulmones de manera lenta.
Se quejó, aun no estaba listo para irse, la batalla continuaba y juró que tanto él como su linda 'Ella saldrían victoriosos de dicha batalla.

—Estarás bien, pelea un poco más.— pidió ella dándole un suave beso en la mejillas.
Protegiendolo de su alrededor, usaba sus manos para disparar a cualquier Gom-Gom que se acercaba a menos de 5 metros de donde Jim se encontraba.

—Lo haré...— suspiró levantándose de nuevo.

Un estruendo en el cielo llamó la atención de la joven de mirada zafiro, tuvo que taparse la nariz ante el fuerte olor a ceniza y azufre que aumentaba a medida que más soldados de Gunmar se acercaban.

Morgana descendía del cielo, esta ponía su total atención en el hombre al que llamó alguna vez "hermano", aquel que se atrevió a cortarle su mano y tuvo que reemplazarla por una prótesis esmeralda.

Stella miró a su alrededor, ni Gunmar ni mucho menos Bular hacían acto de presencia. Eso hizo que tragara saliva con fuerza y tuviera un momento de debilidad.

Había llegado la hora.

Sin que nadie se diese cuenta, según ella, desapareció de la vista de todos. Sin decir nada, sin avisar siquiera.

No contaba con que Douxie la hubiese visto.

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[—No te prometo que saldrás ilesa, y tampoco mentiré al decirte que no dolerá.— confesó cepillando el cabello de su acompañante.

—Tú saldrás peor que yo.— dijo temerosa viendo el reflejo de la joven que la cepillaba a través del espejo.

—Créeme, esta vez no será así.— sonrió con confianza.— no hoy...

—Tú serás yo y yo seré tú, somos una misma...— volvió a recitar.— ¿Crees que funcione?.

—No dudes de nosotras, Stella.

—Jamás lo haré, 'Ella. ]

—¡Douxie, no encuentro a Stella!.— vociferó James Lake al hechicero, buscaba como loco por todo el valle, pero aquella chica de cabello carmesí parecía haberse esfumado.

¿Qué has hecho, Stella?

—Ustedes protejan el puente, iré a buscarla.— avisó comenzando a alejarse de la batalla.

Merlín iba a su lado, no solo Stella estaba en juego, Morgana también entraba en prioridad. Si seguían la historia como debía ser, Stella Miracle y Morgana Le Fay debían entrar en el Reino de las Sombras.

Ya casi tendrás tu libertad

Escucharon un enorme grito y el estruendo de madera siendo destruida. Se detuvieron en un lugar musgoso con ciertos rastros de escombros semi enterrados. Escuchando con atención, necesitaban otro ruido para detectar la dirección a la que debían correr.

—Unanse a mí...

No, aquella voz no. No puede ser, ¿Tan pronto?.

—¡Papá!.— el grito de una joven les llamó la atención aun más.

Una Stella Miracle de armadura corría con miedo, tenía ciertos cortes en su rostro y algunos raspones en sus manos.

¿Qué demonios...?

—¿Stella?.— Douxie se acercó a ella.

Cuando esta se alejó de él para acercarse a Merlín supo lo que sucedía, ya sabía el porqué Stella había huido sin avisar.

Mierda

La Stella del futuro estaba peleando contra Gunmar, la chica que gritó había sido ella. Se encontró a su padre.

De nuevo

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[—Espérame bajo el árbol de manzanas, llegaré en cuanto ellos vayan por ti.— avisó terminando de arreglar a la joven.

—¿Por qué te tomas tantas molestias por mí? Sé que somos la misma, pero no me parece justo.

—Stella... hay cosas que quiero olvidar.— se sinceró.— y aquella escena qie viví es una de ellas, no quiero que la vivas... Aquella escena ha causado más estragos en mí de los que cualquiera pudo imaginar.

—Tengo miedo...

—No lo tengas, tú solo irás a un lugar. Ilesa... y cuando sea el momento, una hermosa obra de arte de despertará y te mostrará un mundo mejor, más humano y más colorido.— sonrió con dolor.— no más soledad, no más oscuridad, un mundo espera por nosotras.

—Gracias...

—No hay de qué, todo estará bien... Yo pelearé por ti... ]

Nada estaba bien.

Maldito el día en que fue el primer encuentro con su padre. Juró que ganaría esta vez, que le daría su merecido y que no huiría más de su pasado ya que ella pelearía con sus conocimientos actuales.

Merlín tenía la culpa de esto.

Ahora ella estaba con las manos astilladas y un terrible dolor en sus costillas, tirada en la grama y con dificultad para respirar.

Aquel hechizo le había hecho eso.

Verlo nuevamente fue un golpe duro, pensó que lo había superado, que lo vería y su odio más profundo saldría para matarlo o al menos dejarlo malherido. Pero no contó con un dolor de cabeza al verlo nuevamente y escuchar el mismo diálogo como cuando tenía 16.

Aquel trauma siempre sería parte de ella. Si bien su yo de 16 años no lo estaba viviendo, el recuerdo más vivo sería este, el más doloroso.

Vivirlo 2 veces era como morir en dichas veces.

Intentó levantarse, pero la fuerte patada de Bular a su estómago le hizo volver a caer, a unos metros lejos de ellos y sus risas macabras.

Como si fuese necesario, se sujeto de las enormes hojas de las plantas, en un vano intento de que estas le dieran apoyo y fuerza para esa batalla ya vivida.

Su tortura comenzó.

De nuevo

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Douxie soltó un quejido en cuanto los tallos de un árbol se apoderaron de sus piernas y tuvo que caer de rodillas. No solo él gritó, Merlín y Stella estaban en las mismas.

—Mi niña, únete a mí.— decía la hechicera hacia la joven que era aprisionada.

Stella sálvame

Su boca decía lo contrario a lo que su mente rogaba, Stella Miracle notó eso a duras penas; miró con dificultad a la mujer que levitaba frente a ellos, la mirada esmeralda de ella divagaba entre el odio más profundo y la súplica más desesperada.

¿Qué sucede?

—Douxie, llévate a Stella y corran.— ordenó Merlín logrando liberarse sel agarre con ayuda de su magia.
Luego de liberar a los jóvenes, sacó un pergamino el cual protegía con su vida.

—¿El corazón de Avalon?.— ahora el de mechones azules temía dejar solo a su Maestro Hechicero.

—Si todo sale mal, asegúrate de regresar a tu tiempo... Por favor.

—Papá ni en sueños pienses que te dejaré aquí.— habló Stella acercándose a su padre, apenas lo veía debido a su trabajo.

Imaginar su vida sin su padre, el único humano que conocía y el único humano que le mostraba afecto real y le daba la calidez de un abrazo. Ya no tenía a su madre, perder a Merlín era demasiado y no lo soportaría.

—Hija mía, vete... No pierdas más tiempo.— dijo besando la frente de la menor.

Stella negó, siendo halada por Douxie.

—¡Papá, no!.

—Llevátela Douxie, no olvides lo que platicamos.

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[ —¡Me niego a aceptar esa realidad!.

Tiró la pila de libros que hace unos minutos ordenó minuciosamente, miró a su Maestro quien no mostró reacción sorpresiva por el desorden que había hecho, es más, lo esperaba.

—Tú y to sabemos que los grandes sacrificios conllevan grandes cambios.— dijo de manera neutra el hombre de barba blanca.

—Le prometí a Stella que la llevaría a su tiempo junto a Jim.— bajó la mirada, aquella derrota sin haber peleado lo hacía sentirse inútil.— ¿Cómo le explicaré que él no tiene salvación?

—Me temo que solo tú sabrás la manera.

—Merlín no puedo, no tienes ni idea de lo que has hecho en el futuro.— jamás quiso llorar como ahora.— 'Ella tiene una gran conexión con ese chico, ni el más mínimo enemigo los ha separado, siempre llegan a estar juntos y no quiero que esta vez sea la excepción.

—Hisirdoux, solo te pido que no hagas algo tonto.

—Si Jim no se salva en el futuro, voy a garantizar la libertad de Stella.— ni siquiera se atrevió a mirar a Merlín, un enorme y descabellado plan estaba en su mente en aquellos momentos.

No te prometo a Jim, pero sí promero tu libertad... ]

En lo que parecía ser el interior de un tronco, del árbol más enorme, Stella y Douxie caminaban tomados de la mano, debido a que la joven estaba que se rehusaba a abandonar a Merlín.

Comprensible

Aunque Merlín iba detrás de ellos, en caso de que Morgana apareciera y los atacara.

Y aunque deseó que jamás apareciera, la poderosa mujer pelinaranja apareció frente a ellos.
Ahora iniciando una batalla entre ellos por quien tendría el control de la situación.

Pero ahora Stella Miracle atacaba descubriendo más poderes que jamás llegó a imaginar.

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—¡LA HIJA DE AMELIA LE FAY HA CAIDO, RINDANSE ANTE SU NUEVO REY!.— vociferó Gunmar con orgullo llamando la atención de todo guerrero y caballero.

Jim se apresuró en llegar hasta donde Gunmar con el corazón arritmico, temeroso por lo que estaba por ver.

Todos se congelaron, es más, hubo un silencio absoluto. Gunmar llevaba del cuello a una casi inconsciente Stella, su vestido estaba destrozado, y debido a la presión del cuello que ejercía Gunmar, se le dificultaba respirar.

Quedó igual que hace 9 siglos,  donde su yo de 16 se enfrentó a él.

Con una sonrisa, aventó a la joven casi a los pies de Jim. Este no dudó en agacharse para revisar a la joven malherida, ni siquiera sabía si era quien debía vivir aquel asqueroso suceso o era su chica que lo había vivido dos veces.

—No pude con él...— susurró la joven, siendo resguardada por los protectores brazos de Jim.— 9 siglos después y aún sigo siendo débil...

Era su chica del futuro.

—¡Maldito desgraciado!.— Arturo Pendragón parecía estar al borde del colapso por la cólera que en aquel momento sentía.

—'Ella, quédate conmigo... No te atrevas a dejarme.— pidió el adolescente con un nudo en su garganta.

—Vendel.— habló la chica con la garganta seca.— Piedracorazón...

La tomó con cuidado, pasando sus brazos debajo de las piernas de ella y la espalda de la misma, alejándose de la batalla que parecía más fuerte que antes, con un asentimiento de cabeza, el Cazatroles le hizo saber al Rey que todo estaría bien y que llevaría a Stella a un lugar seguro.

—¿Cambiaste de lugares con tu otro yo, no es así?.— el intento de sonrisa inocente de ella se lo confirmó.

Cuando llegaron donde Vendel, el gran Troll acababa de destrozar a un par de Goblins.
Era de esperarse su asombro y aflicción cuando vio a la chica moribunda, nada que un trozo de Piedracorazón viviente no le curara.

—Sigue peleando, yo terminaré de cuidarla.— dijo el de pelaje castaño con una sonrisa.— eres más útil que yo con tu armadura.

Jim se acercó a 'Ella para dejarle un suave beso en la frente, para susurrarle:—Volveré pronto por ti, princesa.— acarició su mejilla.— te mereces todos los panqueques y el café que quieras, te amo.— le sonrió.

Una vez que aquella obra de arte desapareció de su vista y que Vende se ocupaba de algunos Goblins, ella continuó absorbiendo la energía de Piedracorazón, sanando su sangrado y heridas, hacía tiempo que no era tratada de aquella forma y sentía más poder que antes.

Ya casi peleo junto a ti, Jim...

Sonrió hasta que Archie apareció a su lado, doblegando su grandes alas. Su mirada le preocupó.

—Tal vez yo no vuelva pronto, obra de arte...

Yo también te amo...