21 | War
❝Guerra❞
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「ULTIMOS CAPITULOS」
[ La habitación estaba sumida en un sepulcral silencio, que llegaba a ser detenido por el fuerte golpe de un martillo contra el metal. El salón de Merlín había pasado de ser un salón de estudio a una forja.
—En cuanto acabemos esto, prometo dejarte unos minutos libres.— la determinada voz de Douxie que se encontraba a su lado, le hizo detener tu trabajo.
Secó su sudor causado debido a la alta temperatura a la que el metal debía ser manejado y posó sus zafiros en él, agradecida.
Quería pasar un tiempo con Jim antes que la guerra comenzara.
—Gracias.— susurró volviendo a realizar su labor. Martilló las piezas más pequeñas hasta que tuviesen las forma de piezas de reloj.
Era increíble como la Orden Arcana había intervenido en el tiempo, haciendo que 16 años después, el Amuleto fuera forjado. También pasaba a ser irónico si lo pensabas más a detalle.
Amelia Le Fay estando en cinta había ayudado en la creación del Amuleto, y ahora Stella Miracle Le Fay, su pequeña primogénita era quien lo forjaba.
Claro, la joven hizo trabajo físico de más, algo que su madre no pudo debido a su condición de embarazo.
La joven de mirada zafiro fue a ayudar a su padre, por fin la mano de Morgana serviría de algo. Entre ellos, las cosas parecían estar algo calmadas, Stella decidió no atacar más a su padre porque "su guerra mundial" no sería victoriosa si tenía una "guerra civil" con Merlín.
Entre los 3, usando sus poderes. Comenzaron a canalizar aquella magia a través del báculo de Merlín, que daba directamente a la gema azul cielo que llevaba el Amuleto de la Luz del Día. La joven sonrió ante la idea que estaba haciendo el Amuleto específicamente para el momento en que Jim lo tomase.
Anheló que nada ni nadie interrumpiera el momento en el que Jim encontró el Amuleto y se convirtió en el primer Cazatroles humano. El campeón de Merlín.
Su obra de arte
Una loca idea le hizo estremecer, tanto que ni siquiera celebró con los hechiceros, salió de ahí para ver a Jim.
Apareció a unos metros de él, no había reparado en su precencia, por lo que le miró un tiempo mientras su nuevo miedo salía a la luz. Estaba segura que ése sería el peor de sus temores, de solo pensarlo sentía su piel helarse y su estómago contraerse en angustia.
¿Y si Jim nunca llega a tomar el Amuleto?
Si llegase a pasar aquella situación, ella jamás saldría, jamás lo conocería y probablemente quedase atrapada toda la eternidad en El Reino de las Sombras.
Basta Stella
Se reprochó, ¿Cómo se atrevía a siquiera pensarlo? Es obvio que Jim siempre tomaría el Amuleto, la salvaría y tendrían la más alocada, sangriento y divertida historia de amor. Donde Jim le mostraría un nuevo mundo para ella, le demostrara qué es la libertad y le daría otra percepción de la definición de "felicidad".
¿Y si no?
Despejó su mente de sus tormentos y caminó hacia él, quería pasar algo de tiempo con el chico de sus sueños antes de que la guerra diera comienzo.
Jim nunca dejes al Amuleto.... ]
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La joven Le Fay estaba frente a la puerta de su antigua habitación, necesitaba hablar con su yo del pasado para explicarle lo que pasaría a partir del anochecer.
—¿Puedo pasar, otro yo?.— preguntó captando la atención de la joven ingenua.
—¡Sí, otro yo!.— respondió con alegría, terminando de arreglar su vestido inconsciente de aquella sangrienta guerra.
—Feliz cumpleaños.— murmuró nostálgica.— ya tenemos 16 en este año...— comentó sentándose en su antigua cama.
—¡Sí! Ya quiero tener 18 y vivir mis propias aventuras, estoy segura que me veré igual de hermosa que tú. Me alegra saber que seguimos vivas y que me convertiré en una chica fuerte como tú te ves.— aquellas palabras provocarían un enorme llanto desgarrador en la fémina mayor.
No se recordaba así, tan llena de vida y sueños. Ya tenía 917, sus 18 estaban algo cerca, hacía alrededor de 8 meses en los que cumplió los 17; el día en que combatió otra guerra.
—Debemos hablar, y quiero que seas fuerte y te prepares, confía en mí. ¿De acuerdo?.
—Lo prometo.— sonrió.
Y su plática comenzó.
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—Chicas, ¿Dónde están?.— Jim Lake comenzaba a impacientarse, Callista parecía no aparecer para dar batalla y ahora tenía una peor preocupación.
Ninguna de las 2 Stella's estaba presente. ¿Y si algo malo les había sucedido?
No seas idiota Jim, ellas están bien
Eran la misma, pero debía proteger el doble a la del pasado y asegurarse de su seguridad para que en el futuro él la salvara.
Por otra parte, Douxie miraba la puesta de sol con una sonrisa, su cabeza ideó el plan más descabellado de todos. Sus intenciones no eran malas, al contrario, solo pensaba en el bienestar de alguien que merecía todo y el mundo le daba poco.
Resiste 'Ella, tu libertad está cerca
El fuerte rugido de Gunmar y su ejército captó la atención de todos los caballeros que lucharían al lado de Arturo Pendragón.
—¡LLEGO LA HORA!.— rugió el temible Gom-gom con gozo. El sol por fin se había ocultado, el gozo en ellos era notable.
Pensaban que ganarían.
Hasta que una presencia se acercó hasta estar a cada lado de Arturo; todos callaron viendo con sorpresa las intrusas.
Y la mismísima Orden Arcana no daban crédito de lo que sucedía, ¿Aquello era bueno o malo?
Una Stella Miracle portaba un vestido blanco con decoraciones, era su cumpleaños y debía usarlo. Miró con desprecio a los seres que querían acabar con todo a su paso, miró a su tío, se había puesto al lado izquierdo del rubio imponente.
Del lado derecho, una Stella Miracle portaba una impecable armadura plateada, mirando de igual forma al ejército de los Gom-goms, pero ya siendo conocedora de una parte de lo que pasaría.
—Hija mía...— sonrió Gunmar sin que sus enemigos escucharan.—, ustedes encarguense de Arturo y sus hombres, Bular y yo tendremos un lindo encuentro familiar.— dijo con malicia.
Ambas Stella's miraron a Jim, transmitiendole la suficiente confianza. Ambas le guiñaron el ojo derecho, tenían un plan.
¿Qué harán?
—¡COMENCEMOS!.
Stella Miracle, la chica portadora de la armadura, miró a la del vestido, se veía algo asustada así que se acercó a ella y la miró, debía irse.
Bajo los gritos de guerra, ella le susurró.
—Vete ya, recuerda el camino.— Stella Miracle corrió de la multitud, obedeciendo a su otro yo.
—Estaremos bien.— se dijo a sí misma, invocando su gran espada.
Corriendo junto a Jim, viéndose de vez en cuando para asegurarse de la estabilidad y seguridad del otro. Gritaron con euforia yendo por los Gom-Goms más grandes y temerarios. Sintió el aire golpear con fuerza su rostro y sonrió al saber lo que sucedería, su libertad volvía a estar cerca.
Su final feliz con Jim estaba cerca.
La guerra había comenzado
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