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19 | Peace

Paz

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Besos
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—Tranquilo, estoy aquí.— la suave voz que una Stella de 16 años le dedicaba a Jim era uma especie de sedante auditivo que deleitaba al adolescente.

Tras aquella batalla contra el nuevo prisionero ex soldado de Gunmar, la fémina logró sentir tranquilidad debido a que Blinky obligatoriamente tuvo que ser el encargado del prisionero de pocas palabras; 'Ella festejó por ello, estaría más cerca del híbrido y podría conocer más del exterior.

El tiempo no puede estar más destruido...

La de mirada zafiro tomó una mano del chico, era suave y cálida, como si fuera un humano; y acarició la mejilla de él, siendo más diferente, era fría e incluso áspera, como un Troll.

¿Quién eres, Jim?

Los ojos azul cielo de él se relajaron ante el apoyo emocional que la inocente chica le daba, mientras que Callista lo detenía por los hombros para evitar que escapara.

—Mi pequeña 'Ella, no vayas a tocar el trozo de hierro, tiene magia oscura.— pidió un joven Vendel, llegando con unas pinzas.

Intentarían sacar aquel trozo de hierro para que ya no saliera lastimado.
Vendel sonrió ante la afirmación de la pequeña Stella, estaba estremecido por la manera en que ella quería cuidar al visitante inesperado.

Su mente recordó a Merlín y su interés por Amelia.

—No te preocupes, Jim.— le habló Stella como si fuese un niño, haciendo que el chico sonriera más.— cuando termines verás que no dolerá, yo misma te traeré comida de Troll y te cuidaré para que descanses un poco...

Debido a esa distracción que Stella causaba en él, Vendel dirigió su mirada a Callista haciendo que lo sostuviera más fuerte.
Acercó las pinzas a la herida, sería rápido.

Hasta que fue interrumpido. El momento exacto en el que el tiempo parecía detenido y donde ni siquiera la respiración de un tercero era escuchado.

Más te vale que alejes ésas pinzas de mi novio.

¡Nos lleva Unkar!

—¿¡Stella!?.— Vendel se alejó del híbrido y su pequeña Stella.

Viendo como una Stella llena de heridas y una mirada desafiante le había amenazado de aquella siniestra forma. Había cambiado, se veía más fuerte e imponente que la joven de cabellos carmesí que estaba junto al visitante.

¿Novio?

—¡Jim!.— la Stella de 917 años saltó a darle un fuerte abrazo al joven que seguía aturdido. Ignorando las miradas de sus acompañantes y solo pensando en el bienestar del chico entre sus brazos.

Nadie se dio cuenta que ése abrazo era extremadamente posesivo.

—¿Quién eres tú, un cambiante?.— preguntó la adolescente de 16 años alejándose de Jim y optando una actitud a la defensiva por la chica frente a ella.

—¿Quién eres tú, un cambiante?.— hizo la misma pregunta, algunas costumbres jamás cambiaban y esa era una, se alejó de Jim para mirar a su otro yo.

Hasta el mismísimo Arturo tragó saliva en ese momento.
Y ninguna Stella escuchó a Jim o Douxie.

Oh no...

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—¡Eres una espía de Gunmar, ¿Cierto?!.— una enfurecida joven aventaba cualquier cosa corto punzante hacia su nueva enemiga; quien le esquivaba fácilmente.

—¿¡QUIÉN DEMONIOS ES GUNMAR!?.— la otra chica lanzaba rocas y de vez en cuando alguno de los libros de Blinky.— ¡Haz invadido MI hogar y abrazado a MI obra de arte!

—Que te quede claro algo.— dijo esquivando unos libros y caminando con suma furia hacia la otra pelirroja.— él es mí obra de arte, él me salvó a mí, él es mío.

—¿Y quién me dice que es cierto, intrusa?.

—¡STELLA'S MIRACLE GALADRIGAL!...— Blinky quiso intervenir, muchos lo intentaron y él no sería la excepción.

Hasta que le aventaron libros en contra suya, al mismo tiempo.

—¡NO TE METAS, BLINKY!.— se escuchó al unísono.

Jim y Douxie intentaban idear un plan pronto, por fortuna logró que Merlín fuese con Arturo a hablar acerca de una unión entre Trolls y humanos en contra de Morgana; Arturo les debía sumo respeto.

Merlín al fin había conseguido decir la verdad de el paradero de Stella bajo tierra.

—¡Basta las dos!.— el grito de Jim Lake parecía ser más poderoso que cualquier magia, solamente en ellas. Ambas parecían haberse congelado luego de aquel grito, aunque prefirieron no mirar a quien alzó la voz.

—Le hicieron caso a un desconocido y no a mí.— se quejó Blinkous Galadrigal con molestia, Claire estana a su lado y no dudó en reírse.

—Adolescentes.— se limitó a responder.

Jim se acercó primero a la chica de 16 años, revisaría el estado de ambas, la pelea entre ellas había durado demasiado y las heridas abiertas o cortes profundos debían ser tratados.

—Claro, acercate a la cambiante primero.— murmuró con sarcasmo.— yo estoy bien, gracias.— agachó la mirada.

—'Ella...— Douxie llegó hacia la chica de 917años, junto a un libro entre sus manos.— deja esa cara que ya casi explico lo que sucede.

Ahora Jim, intentado no reír de la cómica situación, se acercó a Stella, a su verdadera Stella, y le alzó el mentón para que ella lo mirase, teniendo la sorpresa de que la chica estaba reteniendo las lágrimas.

—'Ella, no te pongas así.— le susurró limpiando las lágrimas que se derramaban sin autorización de la joven.

Miró a Douxie para que distrajera a la Stella del pasado, con éxito.

—No soy una intrusa.— confesó.— soy 'Ella, la que durmió 9 siglos.

—Lo sé, y estoy contento por verte de nuevo.— le habló con dulzura, ahora que podía ver la parte más frágil de Stella Miracle, su 'Ella, la protegería tal como ella lo hacía con él.— princesa, las chicas no deben llorar por un chico, en este caso, un tonto Cazatroles que no te ha abrazado.

Lo logró, la hizo reír.

Con cuidado por la herida que él portaba, ella rodeó la cintura de él y posó su cabeza en el pecho cubierto por la armadura. Sonrió cuando él la rodeó con sus brazos y la acercó más a él si eso era posible.

El sonido de los corazones de ambos eran lo más relajante que escucharon alguna vez, más si estos latían a un  ritmo extremadamente rápido por los sentimientos que entre ambos tenían.

Nadie intervino. Claire y Douxie se encargaron de ello.

—¿Me recuerdas o todavía no?.— preguntó el chico besando la cabeza de ella con suavidad.

—Poco, a veces recuerdo más pero se bloquea de forma rápida.

—Mientras sepas mi nombre y me abraces es suficiente para mí.— confesó separándose un poco para ver la cara algo lastimada de su pequeña 'Ella.— por tu cara sé que has salvado a más de una persona y acabado con el enemigo, ¿Cierto?

—Y no quedó ni el polvo.— respondió sonriente.

Fue inevitable, el chico sujetó la cintura de Stella e hizo que de puntillas ella le besara, ahora que podía darse ese lujo y honor, no iba a desperdiciar su oportunidad.

Mucho menos cuando ella acariciaba sus mejillas o su cabello con suavidad.

4 varones abrieron sus bocas de tal manera ante lo que estaban presenciando.
Blinkous, Dictatious, Merlín y Arturo.

—Mi niña...

—Ella ya no es una niña.— dijo Claire completamente orgullosa de la escena que veía.— su pequeña niña está por allá.— señaló la biblioteca de Blinky.

Cuando ambos jóvenes se separaron, Douxie llegaba con Stella Miracle, la del pasado.

—Necesito que se sienten, tomen aire y bajo ninguna circunstancia me interrumpan.— pidió.— ustedes también.— Douxie señaló el suelo, algo lejos de las adolescentes.

James Lake dejó un beso en la mejilla de la chica de 917 años y con una mirada de confianza, se alejó.

Aunque cuando se sentó junto a Claire, los varones parecían matarlo con la mirada, logrando que estuviera incómodo.

—¿Preguntas, señoritas?.

—¿Quién es ella?.— preguntó primero la joven de 16 años.

—Ella eres tú.— respondió.— y tú eres ella.— le dijo a la de 917.— 901 años del futuro y 901 años del pasado.

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—Así que, este será el Cazatroles que no solo portará mi Amuleto si no que también será dueño del corazón de mi hija.— dijo Merlín caminando hacia el híbrido, poniéndolo nervioso.— necesito hablar contigo.

Jim miró una vez más la escena donde ambas Stella's persuadían a Vendel de luchar ya que era por el bien de ambas, y luego siguió a Merlín.

Ambas adolescentes se sintieron avergonzadas la una con la otra por atacarse entre sí siendo la misma persona, y a decir verdad, con la nueva información siendo conocida, ambas están sumamente unidas.

Por la mirada de Merlín, supo que le tenía malas noticias.

—Me temo que esto va más allá de mi magia.— le confesó un poco apenado.— en cuanto llegues a tu tiempo... el fragmento seguirá haciendo su trabajo.

Jim bajó la mirada, ¿Iba a morir? ¿Así de sencillo?.

¿Qué le diré a Stella?

No sabía cómo reaccionar, estuvo al borde de la muerte tantas veces que tenía la esperanza de salvarse, pero las veces anteriores no tenía un fragmento que atravesaba el Amuleto de aquella forma.

—Hey, ¿De qué hablan?.— Stella llegó de forma sorpresiva a donde Merlín y Jim mantenían una seria conversación.— ¿Está todo bien?.— cuestionó mirando a Jim.

Lo juraba por su amor a Stella, quiso decirle a Stella la mismísima verdad, pero la mirada de ella tan soñadora y brillante por él, le llevó a hacer algo que jamás pensó que haría, no con ella.

Le mintió.

—Merlín solo me preparaba para el viaje, y también para nuestra batalla...— dijo con un poco de nervios, algo que solo Merlín notó.

No dijo nada y tampoco lo juzgó, hasta él mismo hubiese mentido para no dañar aquella linda mirada de Stella.
Ambos tenían un propósito y eso les unía más.

—Aprendiz, es tu turno de hablar.— dijo Arturo llegando e interrumpiendo, algo que Jim agradeció.— ellos te escucharán.

Era momento de mostrar lo que sería el Amuleto de la Luz del Día, el que escogería a su campeón.

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—Stella, casi estamos listos para una batalla. ¿Crees que es bueno escapar?.— Jim Lake tenía sus ojos cerrados por las manos de la chica más dulce que había conocido.

Debido a la altura de él, tuvo que cargar en su espalda a Stella para que esta le lograra tapar los ojos.

—No seas aguafiestas, arruinarás mi sorpresa, Jim.— dijo entre risas la joven.

Ambos rieron más.

—De acuerdo, ¿Listo?.

—Más bien asustado.— confesó.

Stella quitó sus manos del rostro de Jim, mostrándole un enorme campo verde donde la luz de la luna brillaba con intensidad y pequeñas luciérnagas volaban con calma.

—Es un... ¿Campo?.

—Es donde estará tu futura casa, estamos en Arcadia.— dijo con emoción corriendo un poco lejos de él.— ¡Lo recordé!.— gritó orgullosa de su logro.

Jim comenzó a correr detrás de ella, sus risas eran lo que más resaltaba de la escena que estaban viviendo. Donde ningún problema estaba en sus mentes, solo eran ellos dos.

Una vez que el híbrido logró alcanzar a Stella, la alzó del suelo y esta tuvo que abrazarlo por el cuello para no caerse. Riendo con más ganas.

La paz que ambos necesitaban.

—Ven, quiero que hagamos algo.— dijo ella bajandose y tomando la mano de él.

—¿Qué es?.— cuestionó curioso cuando miró a Stella buscando algo con sumo cuidado.

—¡Esto!.— dijo señalando un enorme árbol en cuanto lo encontró.

Con sus poderes hizo una pequeña daga y se acercó al árbol.

—Aja me dijo que se llama el "Árbol de los besos" y que las personas que se aman mucho ponen sus iniciales en él así jamás serán olvidadas.— explicó mirando el enorme tronco.— si llego a olvidarte de nuevo, quiero que este árbol me recuerde de ti... De nosotros.— le sonrió.

Maldita sea, ¿Cómo decirle que no? Jim Lake jamás podía decirle que no, es más, le hacía ilusión hacer aquella acción.  Siempre haría que cada petición de Stella Miracle fuera cumplida.

Se deleitó dándole un enorme beso, lo necesitaba, fue el peor verano lejos de ella y aunque tuviese problemas de memoria, 'Ella seguía mirándolo de la misma manera que cuando comenzaba a estar juntos.

Ella amaba tanto a su yo humano como al Troll.

—Juro que ni 900 años me van a separar de ti, Jim.— dijo Stella cuando se separó de él.

—Y yo te juro que jamás, jamás volveré a dejarte sola. Siempre estarás conmigo.— juró haciendo que la fémina le diera un pequeño beso con algo de timidez.— Hey, bésame bien.— pidió haciéndose el chico interesante. Haciendo reír a su chica especial.

Un beso profundo y efusivo más no sería suficiente para ambos, pero sí en aquellos momentos.

—Te amo, Stella Miracle.

—Y yo más, James Lake...

... Aquel momento era la poca paz que quedaba...

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