❝Sálvame❞

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Maldiciones

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Maldición, maldición, maldición

Sus músculos se tensaron al instante, aquella escalofriante voz podía provocarle el miedo más intenso que podía imaginar, el Cazatroles la mantuvo oculta tras su espalda al ver de quién se trataba, incluso la aparición de un parsimonioso pero tenebroso Bular había logrado sentir miedo hasta lo más profundo de su medula ósea.

—Querida alteza, ¿A qué debo su visita?, ¿Recordando a la querida Amelia?.— cuestionó en tono burlesco, mostrando su filada dentadura.

Sin tiempo de reacción, tomó entre sus tocas manos a uno de los caballeros que estaba en busca de los fugitivos, lanzándolo lejos de ellos. El cuerpo de la victima chocó contra un roble de tallo grueso, con tal fuerza que logró causar que la armadura se incrustara en la piel del lanzado y el "dulce" crujir de los huesos resonara con cierta melodía para nada encantadora.

Stella tuvo que tapar su boca ya que sus cuerdas vocales estaban listas para lanzar el grito de horror más agudo de su vida, probablemente la antigua Stella no hubiese gritado, pero ella al recordar poco, prácticamente vivía todo por primera vez. 

Apartó su mirada del cuerpo al momento de ver la sangre esparcirse por toda la grama, intentó no llorar cuando un quejido del ultimo aliento de vida salió de los labios del caballero.

Quiero ir a casa...

—Sabes perfectamente que éste es mi bosque... Mi dominio.— reprochó sonriente.

James Lake miraba con incredulidad al ver cómo Gunmar le ayudaba, sin embargo, algo no cuadraba y su mente daba vueltas y vueltas tratando de encontrar la pieza faltante.

Hasta que lo logró.

Gunmar no debía estar convertido en Gom-Gom, no era el tiempo. Se sintió estúpido al no  recordar con perfección la historia detrás del nacimiento de Stella, pero ahora lo tenía más que claro, Gunmar debía de seguir siendo un humano, él se convertía en Gom-Gom el día que la Batalla de Muertenfrente comenzó. Pero ahí lo tenía al frente, al Gom-Gom, no al humano.

Hemos cambiado la historia...

Ahora debía preguntarse, ¿La Stella de este tiempo seguía aquí o ya estaba sumergida en el sueño eterno del que debía despertar?

Callista tomó a Jim entre sus brazos para levantarlo, el Rey Arturo estaba demasiado concentrado en Gunmar como para fijarse en el cuerpo delgado donde resaltaba un fino vestido de seda y una cabellera carmesí. Con la poca fuerza de Jim, 'Ella logró levantarse, atontada por sus leves recuerdos donde aparecían dichos seres que hace unos segundos les habían ayudado indirectamente.

El hibrido entrelazó nuevamente su mano con la de ella. siguiendo el nuevo camino hasta encontrar un lugar seguro para los tres, no dijo nada ante la mano pálida y fría de Stella contra la de él, no esperaba menos, no quería abrumarla con preguntas medio tontas, así que prefirió ser quien calentase su mano, aguardando al momento oportuno para hablar con ella, o esperar a que ella estuviese lista para hablar.

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—No puedo creer que Morgana nos ayudó con la fuga.— comentó Claire entrando a la habitación, donde un Douxie ansioso recorría la estancia, un Archie pensaba en las posibles soluciones y un Steve yacía medio muerto de cansancio en le duro suelo.

La joven de mirada chocolatada, tomó asiento frente a Douxie. Este pasaba sus manos en su rostro, en un amago de quitar su frustración y de vez en cuando despeinada sus cabellos azabaches con mechones azul eléctrico.

—'Ella se fue con Jim, hemos cambiado la maldita historia. ¿Qué más puede pasar?.— preguntó viendo el cuadro de Stella, una pequeña imitación que su yo del siglo XII creó sin que Merlín lo supiese.

—Doux, ¿Por qué tienes una pintura de Stella?.— preguntó Claire al poner atención en dicho objeto.

—Porque creyó que era buena idea enamorarse de la hija de su maestro.— respondió Archie con burla, sin duda era el que más disfrutaba la situación en la que Douxie estaba.

—Uh, qué escondido lo tenías. Jim te matará.— observó Steve.

Maldita la hora en la que se me ocurrió fijarme en Stella...

—¡PEDOFILO!.— gritó Steve lleno de dolor por los golpes de su entrenamiento.

Douxie le lanzó un libro para que se callara, no era un pedófilo. ¿Qué tenía de malo haberse fijado en alguien 100 años menor?, tal vez para ellos era algo así, pero en esa época era normal los matrimonios donde probablemente la damisela fuese demasiado joven que el futuro esposo.

Bueno, si lo ponemos en la perspectiva del siglo XXI sí podía ser llamado así, ¡Pero jamás llegó a tocarla, o mirarla de manera intima! ¡Siquiera pensar en ella de forma intima!. Era un caballero, demasiado inocente en esa época, y respetuoso; aunque la primera y tercera descripción todavía lo complementaban.

—Cómo sea, si hubieras vivido como yo, tú también te enamorarías de las maravillas que te dicen de una persona... No me importaba como fuera la chica que tanto mentaba Merlín, yo me había fijado por su interior no por el físico, que luego me hayan mostrado su apariencia fue la gota que derramó el vaso.

—Pero, ¿Ya no te gusta, verdad?.

¿Verdad?

—No, Claire. Ya no me gusta, nadie puede vivir enamorado de la misma persona por 900 años.— respondió con indiferencia.—, ella ahora es mi familia, y es lo único que importa.

—Me alegra escuchar eso...

—¿Te alegra? ¡Tú también estás en problemas, jovencita!.— volvió a gritar Steve, ganándose un libro lanzado por Claire.— dejen de lanzarme cosas...

—¿Yo por qué estaría en problemas?.

—¿Debo recordarte lo demasiado cerca que estás con Jim?.— cuestionó mirándola.—, hasta yo noté la incomodidad de Stella al verte tan cerca de él, y esto que ella no recuerda nada. Pero cualquiera diría que ustedes son algo y que a 'Ella no le gusta ese "algo".

Ofendida, ésa era la palabra que Claire mantenía en su mente. Aquella acusación era una ofensa para ella, pero, si Steve el más despistado se fijó en el comportamiento de su mejor amiga hechicera debía ser cierto. 

Maldita sea.

—Jim no me gusta, si me ves demasiado cerca de él es porque me siento culpable.— admitió con total sinceridad, miró la pintura de Stella.—, 'Ella me pidió que cuidara a Jim, y fracasé; le fallé, y ahora al verla con la memoria en aquel estado retrograda me hace sentir peor, siempre estuvo viva y ni así le cumplí la promesa. Ahora Stella debe ser protegida también, por ende, debo hacer el intento de seguir cumpliendo mi promesa... Así cuando Stella se recupere verá que su mejor amiga Claire Nuñez no le falló.

—No fallaste, Toby me dijo qué sucedió.— habló Douxie, agachándose hasta quedar a la altura de Claire y poder mirarla.— Jim vio a Stella cuando tuvo una llamada con Toby, mientras ustedes peleaban contra la Orden Arcana, Stella ayudaba a salvar a Arcadia.— explicó.— Jim la vio y eso lo desconcentró, logrando que el ataque funcionara y él saliera herido... No es culpa de nadie...

Bueno, es culpa de Merlín.

Claire suspiró sintiéndose un poco mejor al saber a mayor detalle la situación. Sonriendo, y dispuesta a alegrar su humor, decidió molestar a Douxie.

—¿Stella ya se encontró con tu antiguo yo?.

La sonora carcajada de Archie le molestó al joven aprendiz, tomando sus cosas y caminando hacia la puerta, tres carcajadas diferentes resonaban en la instancia, y aunque él quería reír, prefirió fingir que eso le ofendía.

—Mejor iré por el mapa del tiempo, ustedes piensen en qué diremos en caso de que pregunten por Stella.

—¡Salúdame a tu ex suegro!.

—¡Cállate!.

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Todo parecía ocurrir con rapidez, mientras que la huida sucedió al amanecer, ahora un gran equipo de caballeros salían junto a su Rey, bajo el lema "¡Muerte a los Troll!" directo al atardecer. Ahora que Merlín sabía de absolutamente todo, ahora que el presente había sido destruido pero con la esperanza de construir otro, Douxie debía de tener más cuidado. Las bases de la historia habían sido cambiadas pero podían reestablecerse, pero ¿El pasado, presente y futuro de Stella? Era confuso.

Pero él la salvaría de quedar atrapada.

Siendo ajenos a las situaciones asfixiantes del reino, Stella corría junto a los fugitivos, memorizó el camino que seguían, puesto que ella regresaría en cuanto su salvador de mirada azul cielo estuviese a salvo.

—No puede ser...

Stella se adelantó al grupo de seres de piedra, su corazón martillaba con fuerza, pero sus ojos se postraban en la edificación de piedra que estaba frente a ellos. Su mirada ahora se mostraba confusa, mientras sus ojos detallaban aquel puente lleno de moho, su mente reproducía infinitas veces en las que ese puente estuvo frente a sus ojos, cada uno en una diferente situación y cada uno con un sentimiento diferente.

Su mente quedó en blanco al momento de la imagen de aquel humano Cazador, el chico de sus sueños, ahora su mente jugaba con ella. Había visto que aquel Cazador había atravesado el puente en un portal y había quedado atrapado.

—¡Cazador!.— gritó con miedo.

Corrió hasta la base del puente, donde había señalizaciones de que un pequeño río transitaba ahí. Miraba con desesperación cualquier cosa que indicara cómo activar aquel portal.

"Jim, no te vayas"

—¿Jim?... ¡Jim!.— intentó golpear a puño cerrado aquel puente. Logrando solo herirse con pequeñas cortadas.

Jim Lake con mucho dolor por su herida, corrió hacia la joven de mirada zafiro, con más preocupación al escuchar su nombre.

—'Ella mírame.— pidió el hibrido sabiendo el momento que probablemente Stella estaba viviendo.— aquí estoy, soy yo... Jim, logré salir.— tomó entre sus manos el delicado rostro de la joven, logrando que esta lo viera a los ojos.

—¡No, no lo entiendes!.— la chica sintió sus ojos lagrimear.—, Jim... ¡Un chico humano atravesó el portal debo salvarlo!.

Merlín, eres un maldito hijo de-

—'Ella, sé que estás asustada. Pero soy yo, logré salir.— habló con dolor, escuchar "chico humano" de sus labios le provocaba dolor. Sin embargo no era su culpa, ahora su memoria no era la mejor y en cualquier momento podía colapsar.—, cierra tus ojos y escuha mi voz, soy yo, Jim, logré salir... Tú me salvaste.— dijo acariciando las mejillas de la fémina.

'Ella relajó su respiración en segundos, aquella voz era la misma que la del humano Cazador, y ahora se sentía estúpida por no recordar que ya los había relacionado a ambos.

—Jim...— le llamó, liberando algunas lagrimas que ya no pudo retener.—... sálvame...

Juro que lo haré...