06 | Scape
❝Escape❞
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Terror
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Sus zafiros detallaban con confusión la repentina tristeza que James Lake Jr., sin embargo ella no tenía tiempo como para debatirse sobre los sentimientos y semblantes de su acompañante. Su cabeza y su corazón eran un lío total en aquellos instantes, y parecía que su cordura batallaba entre indagar más para saber la verdad o ignorar lo que pasaba.
Sus labios evocaron aquel recuerdo de los fríos y suaves labios del hibrido frente a ella, aquel acto culminante y perfecto para ella había hecho demasiados estragos en su ser, aquel acto infame y desagradable para los Trolls fue capaz de recordarle hasta los sentimientos más escondidos que habitaban en ella.
Claro, una cosa era aclarar sus sentimientos, pero ¿Qué caso tenía si no recordaba nada sobre dichos sentimientos?
—¿De qué hablas?, 'Ella no es momento de bromas...— el hibrido intentó sonreír al querer creer que la de mirada zafiro solo bromeaba, pero la seriedad que reflejaba el rostro de su amada le decía todo lo contrario.
—¿'Ella? Pocos me dicen así.— comentó alejándose un poco, de cierta forma, ahora la presencia del de armadura le parecía sumamente intimidante. Le intimidaba el hecho de que hasta él conocía sobre ella, mucho más de lo que ella sabía de momento.
Vete al diablo, Merlín... ¿Qué sucedió con mi 'Ella?
—Y-yo... no sé quién eres.— volvió hablar en un tartamudeo.
James Lake sintió su corazón encogerse la verla de aquella manera, la chica imponente y capaz de vencer a cualquiera se había vuelto frágil y débil ante sus ojos, y aunque esa no era la Stella a la que estaba acostumbrado, su deseo de protegerla de todos los peligros y llevársela donde nadie le haría daño; había incrementado.
—Tranquila.— susurró acercándose a ella con lentitud.—, no te haré daño... jamás lo haría.— le susurró con suavidad, tomó las pequeñas manos de ella entre las suyas, en un intento de atraerla hacia él y abrazarla. Su corazón se regocijó cuando ella se dejó llevar y logró aprisionarla entre sus brazos, colocando su barbilla sobre la cabeza de ella.
Stella jamás se había sentido tan tranquila de un abrazo así, la forma en que él la trataba y la energía que emanaba de su armadura por su cercanía le daba a entender que no debía preocuparse.
Él era importante para ella. y deseaba saber más.
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—No puedo creer lo que veo.— una fémina voz llegó a los oídos de Stella, haciendo que girara su cabeza, aun sin separarse del abrazo que se daba con el Cazatroles.—, una humana y un Troll... Arturo Pendragón de seguro los matará.
—¿Quién eres tú?.— se atrevió a preguntar la joven Miracle, ignorando la burla detrás de sus palabras al nombrar a Arturo.
—Callista, niña. ¿Y el tuyo?, ¿Quién es la joven que se atreve a abrazar a un Troll ignorando las leyes de Arturo?.
—Stella, Stella Miracle.— respondió con seriedad, fijando sus zafiros en el ser que estaba del lado opuesto a la celda del Cazador.— disculpe mi atrevimiento...— se alejó del hibrido para dirigirse a la puerta de la celda, viendo un poco más de cerca a la que tenía por nombre "Callista".— ¿Nos conocemos?, siento que debo de saber de usted.
No mentía, aquella Troll cuya raza seguía siendo desconocida, le llamaba demasiado la atención, aquella mísera sensación de conexión era lo único que la mantenía alerta y dirigiendo su absoluta atención.
—Debería preguntarte lo mismo.— qué sofocante le resultó esa respuesta, y el aire de misterio densificó dicha sensación.
Abrió un poco su boca para decir unas cuantas preguntas, pero lo pasos apresurados de unos desconocidos la hicieron esconderse detrás de Jim Lake, quien se puso alerta para proteger a la joven de cualquier peligro. Ninguno de los "adolescentes" hizo caso a las sensaciones de estar cerca del otro, algo nuevo en Stella ya que la joven se dejaba llevar por los sentimientos mas fuertes que gobernaban su sistema.
—¿'Ella?, ¿Estás aquí?.
Los músculos tensados de Stella se relajaron de manera abrupta al escuchar aquel masculino susurro que la llamaba, sin embargo, James Lake se tensó más al escuchar como su amada pelirroja era llamada por aquel apodo que él le había otorgado hace casi un año.
Con rapidez, Stella salió de su pequeño escondite viviente y atravesó la puerta de la celda con sus portales al ver la figura de su confidente y "hermano mayor", Douxie.
—¡Douxie!.— exclamó con parsimonia. Saltando hacia los brazos del aprendiz, envolviéndolo en un eufórico abrazo ya que había dejado de estar en peligro.— Estoy bien, no me ha pasado nada.— respondió una inexistente pregunta, aun abrazando al varón de mechones azules.
—Me alegra que estés bien, cariño.— dijo acariciando la sedosa cabellera carmesí de su "pequeña hermanita".—, casi me matas de un susto, 'Ella.— comentó sin dejar de abrazarla.
Hasta que un gruñido de molestia llegó a los oídos de ambos.
Douxie, sabiendo lo que probablemente sentiría James Lake, se separó de la joven Miracle. Prefirió fijarse solo en la mirada zafiro de la joven que en la mirada asesina que probablemente el hibrido le estaría dando, tragó saliva con dureza al recordar que le había dicho "cariño" a Stella y que se estaban abrazando frente a él.
No se molestaría en dar explicaciones, aunque eran sumamente necesarias. Nadie entendía su estrecha relación con Stella, sin sentimientos amorosos de por medio, eso estaba clarísimo para él y para ella; para su desgracia, era mal visto que dos jóvenes que no eran familia, fuesen demasiado cercanos, y más en la época en la que estaban.
Maldita sea, normalicen una fuerte amistad entre un chico y una chica... Agradecido con el siglo XXI por permitirlo...
—'Ella no tenemos mucho tiempo, te ayudaré a sacarlos de aquí.— dijo viendo a cada ser encerrado en las jaulas y celdas.
Como si de un interruptor se tratase, Stella Miracle recordó el motivo de su llegada hacia aquel oscuro lugar, donde fue sorprendida por los suaves y fríos labios de el hibrido Cazador. Se sintió mal por dejarse llevar de sus emociones a flor de piel, sin duda había mucho que aprender a controlar.
Eres un dulce problema, Cazador.
—¡Lo había olvidado!.— dijo mirando al hibrido de ojos azul cielo.—, te sacaré de aquí, debo salvarte...
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Jamás se sintió tan viva como en esos instantes, corría de la mano de James Lake, aunque era para salvarse de un castigo peor que la muerte, pero la adrenalina de correr siendo perseguida por cientos de guardias y de la mano de quien parecía ser más que un simple Cazador era la perfecta cereza del pastel más caótico y retorcido del momento
Intentó no reírse cuando distrajo a los guardias quienes disfrutaban de las tonterías de Steve, bebiendo litros y litros de cerveza de cebolla. Fue hilarante, todos los imponentes hombres en un estado de ebriedad leve, siendo intimidados por la presencia de la mas joven de la familia Pendragón. Su misión iba a ser casi exitosa si la torpeza de Steve no hubiese derribado aquella trampa donde escapaban con cada criatura mágica encerrada.
Con pequeños rastros de confusión al ver a Claire sorprendida por la ayuda que Morgana Le Fay les brindó en su momento, llegaron hasta la fuente donde se situaba la entrada al reino, todo era un caos. Y no sabía nada de Douxie, supuso que estaría bien, pero él era el único al que conocía por completo, por lo tanto estando junto a Jim y Claire, le daba pequeños momentos de incomodidad.
Mas al ver cómo se comportaba Claire con él, aunque probablemente eran imaginaciones suyas.
—Debemos irnos.— le avisó Callista al ver la puerta de salida completamente a su disposición.
No lo dudó y tomó con fuerza la mano de Jim para llevarlo a la salida, el joven estaba malherido y necesitaba toda la fuerza y ayuda del mundo.
Ella sería su fuerza.
—Claire, necesito que los distraigas, me iré con él y volveré pronto.— demandó la de mirada zafiro a la castaña de flequillo blanco.
—¿Estás loca? ¡Debemos quedarnos aquí!.
—Debo protegerlo a él, maldita sea, no comprendo lo que sucede pero si siento que debo protegerlo lo haré.— confesó con molestia, nadie mas que Douxie entendía su estado de amnesia y sus instintos, era frustrante.— ya dije que volveré pronto.
No espero ni una respuesta, ni una aprobación y se fue con el hibrido tomados de la mano.
—No deberías arriesgarte tanto por mí.— dijo el joven apenado, aunque no se molestaba en que ella se fuese con él, había micho de qué platicar.
—No pienso dejarte solo, no volveré a dejarte jamás...
¿Qué acabo de decir?
Yo jamás te he dejado, 'Ella...
Y antes de que se cerraran las puertas, ambos salieron tomados de la mano sintiendo una pequeña libertad de la que jamás creyeron tener. Él sabía el por qué, ella debía descubrirlo.
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Bajo una mirada de orgullo mezclado con preocupación que Douxie le daba desde los tejados, ambos jóvenes contemplaban cómo el sol de la madrugada comenzaba a aparecer en el puente, obstaculizando el paso de los Trolls. Arturo Pendragón no podía ver la presencia de Stella entre los fugados, algo particularmente bueno.
Tras un pequeño momento de un ataque de ansiedad que ella presentaba al no saber qué hacer para salvarse y a todos los seres que escaparon junto a ella, su palidez fue borrada al ver que una inexplicable nube gris tapaba el recorrido del sol y les brindaba la sombra necesaria para poder seguir.
Corrieron sin importarles nada, aunque en poco tiempo volvieron a ser perseguidos. Pero jamás se soltaron de las manos.
Hasta que un temblor y estruendo los hizo caer, viendo una imponente figura que les daba la espalda y parecía querer protegerlos o amenazar a los guardias.
Gunmar yacía frente a ellos.
¿Padre?
***
¡Hola a todooooos! Sigo viva, pero llena de tareas por la U. 🥺
Perdooooon
No prometo actualizar seguido o todos los días, pero esta saga se termina sí o sí. ❤🥺
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