03 | Sweet
❝Dulce❞
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Encuentros
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Douxie pasaba constantemente las manos sobre sus mechones pintados de azul, comenzaba a hacerse notar los nervios que se apoderaban de sí, miró a su silenciosa acompañante, quien tenía la cabeza gacha y no daba indicios de poder reconocerla, sentirse apenado en esos momentos no ayudaba en nada. Tenía que llevarla de la cuerda que le habían dado, por supuesto que ella no objetó, estaba demasiado confusa como para crear una pelea.
Stella mordía su labio inferior con suavidad, aquel caballero le había amarrado con fuerza sus muñecas a la cuerda y la pequeña fricción que tenía por el movimiento constante de su caminata le provocada un ligero ardor, sumado al dolor de la presión ejercida. Podía ver que una pequeña parte de su piel blanquecina, se había tornado de color rojo mostrándole las consecuencias de la presión, fricción y la poca sangre que llegaba a pasar.
Caminaban el enorme puente que separaba al renio del bosque, frente la pareja de jóvenes magos, Claire Nuñez iba en guardia de la jaula tapada donde su gran amigo hibrido iba aprisionado; Steve Palchuck iba detrás de la pareja. Stella miró la enorme reja que se abría frente a ellos, maravillándose por completo.
Jamás había estado en el reino, o eso recordaba su memoria.
Para suerte de ella, era cierto, ella jamás había estado en el castillo o el reino. Solo bajo tierra y al momento de escapar que llegó al bosque.
El bosque...
A paso torpe, logró tocar a Douxie, este sintió un escalofrío cuando la delicada mano de ella hizo contacto con su piel, debido a que estaba pálida y helada; miró solo los labios de ella, ya que era lo único que la tapa no cubría, ya no mordía su labio pero si temblaba.
—¿Recordaste algo?.— le preguntó en un delicado susurro, para no asustarla más de lo que parecía.
—Sí.— se limitó a responder.
Stella Miracle no dejaba de ver los ademanes que Claire le hacía a lo que sea que estuviese en la jaula, se miraba preocupada. Quiso escuchar la conversación, pero los fuertes gritos de Steve reclamando el "derecho a una llamada", que "los castillos son más cool cuando vuelan" y más protestas, invadieron su atención.
—Debe llevar capa porque es demasiado fea esa cosa.— las risas burlonas de un grupo de mujeres que tendían ropa le hicieron girar, completamente ofendida por la critica.
Prefería que me vieran con miedo a que se burlen de mí...
Stella levantó levemente su capa, revelando el fino rostro que poseía, y mostrando una mirada llena de molestia, resaltando más su ojos zafiros, haciendo que aquel grupo de mujeres guardara silencio, sobre todo al ver el mechón de cabello carmesí que caía sobre su frente, las mujeres palidecieron.
—¿Princesa Amelia?...
Con una sonrisa triunfadora, Stella bajó la capa tapando la mitad de su rostro nuevamente, por lo menos las burlas habían cesado y lo agradecía, su mente comenzaba a relajarse como para atraer más problemas consigo.
—Creo que me gusta más esta Stella.— dijo Douxie a su lado, riéndose al ver las caras del grupo de mujeres que antes se burlaban.—, eres toda una insolente, ¿Qué pasó con la discreción?.
—Me pediste ser discreta en Arcadia...— sonrió para sí misma con orgullo.—, ya no estamos en Arcadia...
—¡Oh por todos los magos!.— exclamó en voz baja.—, esto va a ser divertido...
Ambos se relajaron un poco, incluso el joven ya se las había ingeniado para que Stella anduviese solo con las cuerdas, sin que él tomara el resto sobrante como un caballero le había ordenado; sin duda se habían vuelto muy unidos en los 6 meses que habían pasado, y no era para malinterpretarlo, tanto Douxie como Stella sentían solamente el cariño, calidez y fortaleza que una familia podría brindar; solo que ellos lo sentían mutuamente.
Sin dobles sentidos, ni malas intenciones.
Ahora eran una familia.
—No tengo idea de quién es...— la voz de Claire le llamó la atención.—, Douxie sarcásticamente me dijo que era su novia, pero en lo que va de este viaje, lo ha mostrado su rostro. Quizás ella tiene que ver con todo esto...— le comentaba al ser enjaulado.
—Oh, pensé que...— esa voz no pudo ser escuchada por Stella, pero sí por Claire.—, que era... ya sabes.— murmuró con decepción.
—Yo igual lo pensé, pero si hubiese sido ella, apuesto a que me hubiera reconocido y hubiese preguntado por ti.— le habló la castaña de fleco blanco.
—¿Te quedas con Steve?, debo hablar con ella.— explicó Douxie a la encapuchada, quien asintió despreocupada.—, ya vuelvo.
Stella fue tomada por un caballero al igual que Steve, juntándose con brusquedad; mientras veía a Douxie sonreírle a la joven y al enjaulado.
Mientras que Douxie intentaba responder todas las posibles preguntas de James Lake, en dónde estaban, en qué tiempo, porqué su herida había cesado, quién era Douxie ya que lo recordaba como un camarero, a lo que este le agradeció por las propinas que le daba antes.
—Descuiden, Camelot es mi territorio.— comentó con confianza. Viendo de reojo a Stella y Steve, pero más para asegurarse dela seguridad de la fémina.
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Minutos después, los llevaron a un enorme salón, decorado con la más fina y blanquecina porcelana, iluminado por un enorme ventanal tipo mosaico, donde el sol hacía su presentación final como el atardecer, escuchó los quejidos de un cuerpo impactado contra el suelo, Stella fue empujada con brusquedad, estaba por caer cuando Douxie fue más rápido que ella, estabilizando su postura y dejándola a su lado.
—Gunmar está al acecho...
Gunmar...
Los sonidos de aflicción le indicaron que habían más personas, pensaba que los caballeros, prisioneros y la voz que advertía el acecho de Gunmar; eran los que estaban en la habitación. El aroma a colonias florales se le hizo tan familiar, pero a la vez que cuando sintió una punzada en su pecho, dejó de sentirse como pensaba.
Cada cosa linda que recordaba, se tornaba oscuro y gris.
¿Tendría algo tan lindo que ni la nube más gris me lo arruinase?
—Dupliquen las patrullas.— ordenó de nuevo aquella voz.
No tenía sentido para ella, intentaba figurar su historia completa donde Gunmar era libre. ¿Se referían al Gunmar humano? debía ser así, puesto que el Gunmar Gom-Gom fue convertido el propio día de la batalla.
Así era. Hasta hoy.
—Le traigo intrusos, mi Lord.— anunció el caballero de impecable cabellera rubia.
Todos hicieron una reverencia, hasta la misma Stella, quien seguía descifrando cada incógnita que tenía desde que Archie apareció con lentes y hablando. Eran demasiadas preguntas, mejor esperaría a Douxie, así, de algún modo, él sería la llave a las respuestas de todas sus cuestiones, solo esperaba que este le cooperara.
—¿Un Troll?.— el hombre que no 'Ella podía ver sonaba molesto.—, creí que los de su clase habían dejado de ser bienvenidos desde que los desterré del reino.— argumentó.
—Más bien traicionaste.— le corrigió una mujer entrando al lugar, su voz era segura, fría sin duda alguien podía ser admirado por desafiar a quien mandaba.
El gruñido de Claire Nuñez le dio la pauta que aquella mujer ya la conocía, ¿Cómo?, genial, otra pregunta. Douxie logró calmarla, recordándole que debían pasar inadvertidos a toda costa, Stella odió por segundos que tuviese la capa puesta, quería ver quien era la mujer ganadora del odio y rabia de la tal Claire.
Sabía que Douxie tenía razón con lo de pasar inadvertidos, y más ella, un cabello carmesí y ojos zafiro no se ven todos los días; se mantuvo quieta, poniendo su mente en blanco y escuchando atentamente la conversación que se formaba entre los de su alrededor.
—El bosque le pertenecía a criaturas encantadas como estas...— hablaba con más calma.— y tú los echaste.
—Estas bestias no merecen un solo grado de respeto.— escupió con rabia.—, ¡POR ESTAS MALDITAS BESTIAS HE PERDIDO A GWEN Y A AMELIA!.— recordó con dolor.—, él es solo un espía de Gunmar.
—¡Deja de llamarme bestia!.— pidió la voz que hipnotizaba a Stella, siendo aprendido por dos guardias para que no atacase al Rey.— espera... ¿Gunmar?.
¿Stella?, ¿Sigues con vida aquí?
—Es bueno verle de nuevo.— intervino Douxie haciendo una reverencia al Rey, alejándose unos pasos de Stella.
—¿Quién eres tú?.
—Hisirdoux, el aprendiz de Merlín.— respondió con una sonrisa nerviosa.—, le aseguro que él no es ninguna amenaza...
—Esa decisión la tomo yo.— dijo cortando el discurso que probablemente le daría aquel "plebeyo".
—Los Trolls nacen de la magia.— aportó la mujer desconocida para Stella, aunque se trataba perfectamente de Morgana. Le llamó la atención la brillante luz mágica que vio a través de la capa negra.—, como tú de la sangre... ¿Es su naturaleza un crimen?.
—Amenazan las tierras, destruyen lo más amado, arrasan con todo. Asesinan sin piedad, no son dignos de fiar y lo sabes. ¡Por culpa de uno Amelia está muerta!, ¡Por culpa de uno Gwen fue asesinada!, ¡Le dije a Amelia que debía deshacerse de Stella, pero no!.
Stella sintió sus ojos completamente cristalinos, genial, otro que prefería deshacerse de ella; pero la forma en que lo dijo, le hirió, le dolió.
Quemaba.
Mientras que a Jim le molestaba, Stella era un ser tan puro, inocente y bueno, que merecía el cielo, la luna y las estrellas. Aquel hombre era insolente al hablar de ella de esa forma.
—¡Tú y yo sabíamos qué pasaría si ella aceptaba el embarazo!.— dijo sin control.—, pero cuando vi a la inocente criatura que era...— soltó un suspiro.— no pude tener a mi hermana a mi lado, tampoco a mi sobrina... No quiero perder a nadie más, Morgana.
¡¿MORGANA?!
—Si quise regir estas leyes era para proteger cada familia del reino, para protegerte, aunque siempre te muestres repulsiva ante mí o Amelia antes... Y las haré cumplir siempre. Sal del bosque... y la pena es la muerte.
—¿¡QUÉ!?.
El Troll fue empujado hacia la luz del sol, forcejaba y juraba no ser un Troll, Douxie fue empujado ya que quería evitar que no lo lastimasen, sin éxito.
Stella apretó los puños cuando escuchaba las excusas inútiles que el Troll intentaba dar, cerró sus ojos y sintió su sangre arder en furia al momento de escuchar la voz gritar al estar expuesto al sol.
Al diablo la discreción.
Al diablo las estúpidas leyes.
Su instinto protegería al Troll, dueño de la voz familiar.
—¡BASTA!.— gritaron dos féminas.
El sol fue ocultado por nubes espesas, salvando a Jim de la muerte.
Stella Miracle y Claire Nuñez habían gritado.
Pero todos centraron su atención en Stella al ser la más llamativa del momento.
Con su identidad encubierta, todos vieron cómo la soga que ataba sus manos se incendiaba en fuego de color verde menta, mientras otros colores cómo el rojo y el morado comenzaban a encenderse, desintegrando el objeto que presionaba sus manos.
Y sin obtener quemadura alguna.
—Magia de sombras.— susurró Morgana con sorpresa.
—¿Brujería? ¡Es una bruja!.— le acusó sin pensar.— tráiganla ante mí.
—¿Qué? ¡No la lastimen!.— suplicó Douxie, siendo callado nuevamente. Pero esta vez sintiendo el terror más grande de su vida. Matarían a Stella o Stella mataría a todos, no veía más opciones.
Desataron la furia de ella.
—¿Creíste que te escaparías de mí?, tal vez no seas Troll, pero la brujería no la tolero.— dijo con repulsión.— ¡REVELATE, MUESTRA TU CARA ANTE MI!.
Perdóname, Douxie...
—Yo no soy una bruja...
Jim Lake quien estaba al lado de la joven, tembló, su corazón se aceleró y su ansiedad comenzaba a hacerse presente, la voz la reconocería donde fuera, cuando fuera y como fuera.
Quiso llorar, esperando que su mente no fuese el productor de una alucinación.
La joven llevó sus manos a los lados de su cabeza, agachando la mirada y subiendo lentamente la capa, hasta que todo fue revelado y su mirada de rabia se conectó con el Rey, quien parecía haber visto un fantasma.
Todos exclamaron de sorpresa al ver a la fémina revelada.
Pero ella ni se inmutó.
Como si fuera necesidad, Jim deseó estar libre para abrazarle y besarle, diciendo lo terrible que había sido su estadía en New Jersey sin ella, ¡Estaba viva!. Maldita sea, seguía siendo tan hermosa como la recordaba, hasta su mirada de odio hacia el Rey le era atractiva en esos momentos.
No dudó en grabar las facciones de ella nuevamente en su cerebro.
Temiendo tener un sueño, o que ella se fuera de su lado para siempre, de nuevo.
Mientras que Jim estaba sin palabras pero sumamente enamorado y sintiendo de nuevo su mundo brillar; Morgana sintió algo oscurecerse, algo que invadía su mente y se apoderaba de su conciencia.
—¿Stella?...— el hombre frente a ella tembló. Era idéntica a su hermana, solo que el cabello de esta era más rojizo, y sus ojos eran iguales a los suyos, de zafiro intenso.
—¡Es una trampa!:— reveló Morgana con odio puro.—, ha de ser una bruja y se hace pasar por Stella.— dijo maliciosa.—, Merlín dijo que Stella estaba del otro lado del mundo... Ella no puede ser.
Y eso le bastó a Arturo, quien solo chasqueó los dedos.
Su frente fue tomada con fuerza haciendo que su cabeza se elevara y dejara a la vista el cuello de ella. Ignorando los gritos de los demás y del Troll que estaba al lado de ella. Stella no apartó la mirada ni un segundo de Arturo, ni siquiera tembló cuando sintió el filo del metal de aquella espada que presionaba un poco su cuello.
Oh no, esta vez no me verán como una niña...
Le sonrió a Arturo con altanería, jugando con sus manos libres, hizo algo inesperado para el hombre de barba.
Destruyó la espada que yacía posada en su cuello.
—Yo no soy una bruja.— volvió a aclarar mirando esta vez a Morgana, recordándole, pero siendo más cínica que nunca.—, soy Stella Miracle, hija primogénita de Amelia Le Fay. Y si le haces algo a él, te juro que yo misma te mataré.— sonrió.— esta vez sí que desearas que mi madre se haya deshecho de mí.— dijo sin vida, aun le dolía aquello.
Sí, sin duda era una entrada mejor de las que Stella hacía.
Y James Lake Jr., era desbordante de orgullo y emoción.
Stella estaba viva, su princesa seguía siendo la chica fuerte de siempre.
Su Stella regresó.
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