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02 | First Glance

Primera Vista

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Caídas
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El estrepitoso sonido de algo chocar contra el sitio en el que estaban fue de tal magnitud que cayeron al suelo con fuerza, la joven de mirada zafiro se levantó con prisa y miró desde la ventana qué era lo que había causado tal acción y porqué sonaba la alarma. Agradeció infinitamente que Douxie le había sujetado bien la capa negra, no se había removido de su cuerpo en lo más mínimo.

Se aseguró que Toby estuviese bien, pero lo malo llegó cuando no pudo ver al causante del ataque.

—¿Qué ha sido eso?.— la fémina de nombre Claire estaba igual de confundida que ella, incluso preocupada.

—¿Nunca has estado bajo ataque enemigo?.— el sarcasmo que Merlín usaba solo hacía que el mal humor de Stella hacia él aumentara, pero este no lo sabía.

—Ven conmigo, 'Ella.— pidió Douxie a la joven tomando su mano sin esperar respuesta.

Ambos "jóvenes" corrieron hacia la salida, Douxie no se arriesgaría a dejarla sola, y menos cuando James Lake Jr., estaba cerca; no era momento para el certero ataque de nervios que Stella tendría si lo viera, o los dolores de cabeza que Claire y Blinky podrían causarle sin pensar, sin duda había madurado, debía reconocerlo. Su prioridad siempre fue la joven, e incluso en circunstancias adversas lo demostraba.

Sí te mereces un báculo, me felicito...

Con Merlín detrás de ellos, llegaron hasta la almena de la torre, donde una escalofriante pero perfecta panorámica del causante del ataque era mostrada ante ellos. Entre las espesas nubes nocturnas, siluetas rojas como si fuera fuego vivo, denotaban a una nave.

—Tenemos muchos problemillas.— Stella tuvo que tapar su boca al ver a Archie llegar a su lado con dos alas perfectamente extendidas, permitiéndole volar. No sabía si quiso gritar de horror, sorpresa o emoción.

—¿Qué es eso?.— se atrevió a preguntar la joven de cabellos carmesíes, sabiendo que la respuesta no le gustaría.

—La Orden Arcana... Nos encontraron...

Desde el momento en que alguien, que usaba una mascara parecido el cráneo de un animal, con algunas plumas negras en su espalda, frente a él, unos ojos que parecían moverse por sí solos, Stella supo que debía tragar duro y no pensar en nada más que no fuese proteger a los demás.

Y cuando el ser activó fuego en su mano derecha, había dado por iniciada la batalla.


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—Tranquila, te tengo.— la joven de mirada zafiro le sonrió con amabilidad a la fémina de baja estatura, quien parecía débil ante tanto ajetreo, y cómo no estarlo, en aquella situación, las caídas y mareos estaban más que aseguradas.

—¡Nari!.— el grito preocupado de Merlín llegó a los oídos de la joven, haciéndola sentir mal y de menos; algo nuevo para ella.

¿Por qué no te preocupas así por mí?

—Esto es mi culpa.— dijo apenada el ser de baja estatura, intento ver quién se encontraba bajo la capa negra, de la cual solo los labios eran visibles.

—Nos llevaré al pasado.— avisó el mago, colocando una mano en el hombro de la pqueña, intento no incomodar a Stella con la reciente cercanía que había optado por tomar. La joven de 917 años hizo solo una línea con sus labios, todas las emociones que la golpeaban eran agobiantes.

Sin embargo, no soltaba a Nari por ningún motivo, siendo un apoyo para ella.

—Necesito que ambas me ayuden.— murmuró viendo la cabeza cubierta de su pequeña 'Ella cubierta por la capa negra.

—Haré lo que pueda.— respondió la que tenía por nombre Nari. 

Mientras que la joven Miracle solo asintió sin mirarle.

Ambas corrieron con torpeza hacia una fuente de energía color esmeralda, estando frente a ella. Ambas tomaron una gran bocanada de aire para comenzar su labor reciente.
Stella, siendo la que tenía mayor fuerza, fue la primera en usar su magia y poder darle más fuerza y potencia al corazón del castillo flotante, haciendo que la capa volara de su cabeza y su sedoso cabello carmesí fuese revelado, junto al par de ojos zafiro brillante.

—Eres ella...— Nari la miró con sorpresa, pero para su suerte Stella no había podido escucharle por su concentración.—, ellos te buscan a ti...

Un fuerte choque hizo que ambas se tambalearan, Nari activó su magia para reemplazar a la de cabellos carmesí.

—Mejor sube, yo me encargaré de esto.— dijo con seguridad.—, necesitan más defensores arriba...

—Te veré luego.— le sonrió la chica de "17" años.

Stella corrió hasta las escaleras que darían hasta la azotea, pero al ser muy largas, tuvo que tomar un efectivo y reconfortante atajo.

Corrió a lanzarse hacia la fuente de poder que era dirigida hacia arriba, sintiéndose renovada y con fuerzas nuevamente, lista para ayudar sus amigos con la nueva batalla que estaba aconteciendo a las afueras en el cielo.

La joven aterrizó detrás de todo el ajetreo, teniendo oportunidad de colocarse de forma correcta la capa negra y así pasaría "desapercibida". Se sujetó con fuerza cuando Douxie dirigió un rayo al cielo, sin tener la oportunidad de ver qué había creado, la nave con forma de calavera había la zona de la boca, y justo arriba de la mandíbula detrás de los "dientes" inferiores, alguien apareció.

Aquel osado caballero que advirtió cómo mataría a Stella, hace hora y minutos.

—Esto se acaba ahora.— advirtió empuñando su espada y recibiendo poderes de dos seres, el que tenía plumas dueño del fuego y uno de piel celeste dueño de hielo.

Entre los 3 lanzaron un certero ataque.

—¡TOBY!.— el desgarrador grito de Stella llamó la atención de Claire, reconocería esa voz en cualquier parte.

Para sorpresa de todos, y un casi infarto para Douxie, Stella saltó de la torre donde estaban, creando un portal para aparecer en el lugar donde había explotado, donde Toby su amigo de baja estatura se encontraba, debía mantenerlo a salvo.

Sin embargo, las múltiples explosiones que le siguieron, le impidieron pasar. 

Hasta que un fuerte golpe a su costado izquierdo la hizo caer y quedar colgada de la mano de Douxie. 

Todo iba demasiado rápido, todo iba de mal en peor.

El causante de semejante golpe a su costado fue un cristal enorme de color verde, no podía ser posible que un tonto cristal que quién sabe para qué servía, fue quien la hizo caer y le dejó un severo dolor en su brazo.

Maldita mala suerte...

—¡Douxie ya no lo soporto!.— gritó con dolor la protagonista. El joven de mechones azules la tenía del brazo derecho, donde había sido golpeada.

Un golpe en el brazo derecho y una quemada ligera en el izquierdo, ¿Qué más podía pasar?.

—¡MALDITA SEA!.

El mismo cristal dueño de su desgracia cayó, llevándosela consigo y con Douxie al caerle con fuerza por las piernas; todo fue rápido, todo en caída libre.

Donde sus portales fueron los únicos amortiguadores de una muerte segura.


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Todo su peso fue recibido por la parte delantera de su cuerpo, juraba que si volvía a ver a aquel cristal causador de su golpe, caída y ahora, de su pésimo humor; lo destruiría con sus propias manos.

—Definitivamente los portales y los hechizos anti gravedad no se llevan bien.— murmuró Douxie tirado a su lado, sonriéndole con burla, para que calmase el mal genio que se le notaba a kilómetros.

Logrado con éxito, la sincera sonrisa de la de mirada zafiro lo confirmaba.

 Por fortuna no tenía ningún rasguño, solo que aquella capa negra había sido desgarrada de la parte de las piernas, debía cortarlo para evitar caer. Escuchó el grito de dolor de Steve, algo le había caído encima, y ella no dudaba en que fuera aquel cristal. Dándole la espalda al resto, miró a su alrededor aun sentada en el pasto.

Un frondoso bosque, iluminado por el sol, donde se podía escuchar completamente paz y tranquilidad y los animas andaban libremente era lo que su visión apreciaba; era único, fantástico, indescriptible. Pero la punzada en su corazón y las ganas de llorar le hicieron saber que aquel bosque no era fantástico solamente.

Su conciencia comenzaba a revelarle la importancia de aquel bosque.

Ni siquiera prestó atención al sonido de algo quebrantarse, levantó un poco la capa que cubría sus ojos, viendo con más claridad lo hermoso que era, pero lo doloroso que comenzaba a convertirse.

Algo completamente confuso, más de lo que pensaba.

—Creo que sufrimos un accidente temporal.— murmuró Douxie captando su atención. Volvió a acercarse a él, dispuesta a sentarse a su lado para entender mejor la explicación.

El grito de Steve hizo que Douxie colocara a Stella detrás de él con rapidez y levantara sus manos, una espada le estaba apuntando y comenzaba a saber en dónde y cuándo se encontraba, Stella no dijo nada, prefería dejar que Douxie liderara el grupo, ella apenas y entendería que donde estaba le daban ganas de llorar sin razones identificadas.

—Estamos perdidos en el tiempo.— murmuró el de mechones azules viendo a su alrededor, siendo apuntando por una gran tropa. Sabiendo que ellos eran una amenaza para los caballeros.

—¿Qué clase de magia es esta?.— preguntó el único que montaba un caballo color blanco, repleto de majestuosidad.

Toda tensión se vio disipada ante el enorme suspiro que Steve sacó al ver al caballero que montaba un caballo, sin su casco puesto. Donde un hombre de facciones duras, barba y cabello rubio, les miraba con desconfianza.

—Es guapísimo...

—¿Qué tú no eres el recadero?.— preguntó el hombre rubio. Mirando a Douxie ahora con cero desconfianza y más seriedad.

—Aprendiz.— corrigió.

Ya sé dónde estamos...

Stella estaba confundida, la actitud tan sobreprotectora que Douxie le mostraba en esos momentos era extraña, sobre todo cuando Steve destruyo el cristal que antes se había quebrantado.

Eso le pasa por golpearme...

Dejando de lado el pequeño pensamiento infantil de la joven, el grito que lanzó el caballero la puso alerta, y todos los demás en defensa. EL hombre rubio había gritado "Troll" con todas sus fuerzas, y no sabía el porqué.

—¡Tranquilos, él es de los buenos!.— le defendió el de mechones azules, para sorpresa de la de cabellos carmesí.

—No existen los buenos.— reclamó con furia, haciendo que ambos cayeran sentados. Tras una rápida mirada de Stella a Douxie y viceversa, les llamó la atención las palabras del caballero.—, sabes que están prohibidos, ¡Larga vida a Amelia!.— exclamó con honor.—, si no fuera por ellos, ella y su hija estuvieran aquí.

Stella no dijo nada, bien, probablemente un desmayo de su parte aparecería o un grito.

Pero estaba congelada.

No se fijó que alguien más estaba de la misma forma que ella, sufriendo ante la confusión, sufriendo por recordar a la bella joven.

—¿Y eso qué?.— preguntó señalando a Stella.— ¿Por qué se cubre? ¿Eso otro Troll?.— preguntó insistente a Douxie.—, da igual, a ambos les cortarán la cabeza.— dijo sin importancia.

Mejor hubiera ido con Krel...

El enorme grito de dolor que soltó alguien más le erizó la piel, por suerte no le habían quitado la capa y Douxie agradecía aquello. Mientras sus manos eran amarradas por una soga que le fue entregada al de mechones azules, su mente divagaba en aquella voz que había gritado.

Aquella voz que siempre le causaba escalofríos.

La voz que le atraía como abeja a la miel.

La voz que era dueño de incesantes suspiros.

Voz dueño de palpitaciones arrítmicas.

Voz dueña de un mariposario en su estomago.

Conocía aquella voz.

Su pasado comenzaba a conectarse a su presente, sin saber qué le deparaba el futuro.

Pronto vería al dueño de esa voz.

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