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Día Tres


Connie podía acostumbrarse a ser Clarise, pero no porque le gustara verse como una mujer, sino que el motivo era otro, y tenía un nombre. Ryan.

Él era todo lo que estaba bien en el mundo. Cuando Ryan besó sus labios se sintió cálido, se sintió protegido y, de alguna manera, sus besos lo hicieron sentir tranquilo.

Connie se movió en la cama sintiendo el brazo de Ryan rodear su cintura. Era un poco pesado, pero le gustaba esa sensación.

Él estaba esperando volver a su cuerpo dentro de poco, pero ya no se levantaba con angustia ni histeria viéndose a sí mismo siendo Clarise otra vez. Ya no gritó, ni hizo un escándalo por eso.

Se fue a la cocina para preparar el desayuno y minutos después Ryan se había despertado.

—Es un milagro que no hayas tenido otro de tus arrebatos mañaneros —dijo un Ryan casi curioso, acercándose hacia Connie para agarrarlo del mentón y depositar un beso en sus labios. Connie se sonrojó— ¿Te encuentras bien, hoy?

—Extrañamente me siento bien, mejor que antes —contestó honesto.

—Eso es un gran avance —dijo Ryan, acariciando la cintura del cuerpo de Clarise.

En ese punto Connie estaba algo confundido, no sabía si Ryan actuaba así por él o por ella. No se sentía bien con la idea en su cabeza dando vueltas ¿Qué pasaría si Ryan lo viera a él en su propio cuerpo? Probablemente no sentiría nada, a menos que Ryan fuera bisexual, se dijo Connie en mente.

—¿Puedo...hacerte una pregunta? —dijo Connie apartando la mano de Ryan con suavidad.

—¿Qué es?

—¿A ti te gustan solo las mujeres?

Ryan se quedó callado mirándolo por un par de segundos. Se le hizo difícil poder atar cabos, y sumar los resultados. Ryan primero pensó en Clarise, su esposa. Luego pensó en el extraño comportamiento de ella diciendo que era un chico de diecisiete años llamado Connie. Se tardó un poco, pero comprendió.

—No lo sé, supongo que depende.

—Esa no puede ser una respuesta. Es muy ambigua —se quejó Connie.

—Bien, yo solo sé que tú me estás empezando a gustar.

Connie se quedó aún más confundido, sin saber hacer nada. Ese debía ser Connie, ¿cierto? ¿Empezar a gustar?

—Pero, ¿te gusto yo o ella? —él no pudo ser más directo.

—Estoy empezando a confundirme —dijo Ryan, sonriendo y tomando nuevamente de la cintura a su esposa— Me gustas tú. Eso es todo.

—Uhm, te gusto ¿físicamente?

—Sí. Pero también en el interior.

—¿Entonces te gusta Clarise y yo a la vez?

—Bien, creo que voy a tomar una aspirina para el dolor de cabeza. Esto me está dejando mareado.

Ryan estaba dispuesto a salir de la cocina con un waffle robado. Connie lo tomó de la parte de atrás de su camisa.

—Tú, también me gustas —susurró Connie.

El corazón de Ryan golpeó fuerte contra su pecho. Connie tenía las mejillas sonrojadas. Ryan dio la vuelta para quedar frente a Connie. Connie miró a los pies de Clarise sintiéndose tímido.

—Mírame —pidió Ryan. Connie levantó la mirada— ¿Lo dices en serio?

Connie asintió relamiendo los labios de Clarise y tragando saliva.

Ryan pegó sus frentes juntas y sus respiraciones se mezclaban entre sí. Jugaron frotando sus narices de manera lenta y luego se comieron a besos muy lentamente hasta subir el ritmo y quedarse sin aliento.

Cuando ambos se sentaron a tomar el desayuno juntos no paraban de sonreír y bromear un poco.

Ryan estaba en el sillón de la sala viendo TV. Connie estaba a su lado, pensando en una manera de ser más claro con su pregunta. Es decir, aún seguía con la incertidumbre de si Ryan gustaba de él o sólo era Clarise a quien él quería.

Se acordó de una cosa.

Sus redes sociales.

—¿Me prestas tu celular? Quiero mostrarte algo —dijo.

Ryan lo miró curioso y asintió entregándole el aparato.

Connie puso su mail, y su contraseña en Facebook.

Ryan se preguntaba qué era lo que estaba haciendo Clarise.

—Este. Del 1 al 10. —dijo Connie mostrándole una foto suya a Ryan.

Connie salía con unas gafas de descanso y sonreía a la cámara mostrando sus dos hoyuelos en las mejillas. Su pelo estaba algo desordenado, porque él se lo había alborotado para tomarse una foto "sexy" y a él le había parecido que lo había logrado, pero luego dudó de eso cuando su mejor amigo le dijo que se veía tierno y no sexy.

—¿Quieres que lo puntúe? —preguntó Ryan con extrañeza. Connie asintió— pero es un adolescente. ¿Por qué me estás mostrando la foto de un niño?

—No es un niño —Connie hizo un puchero inconsciente— Es solo...que. Solo dame el puntaje —contestó frustrado. Tenía que recibir un puntaje para saber si a Ryan también le atraía su físico.

Ryan miró otra vez la foto. Y pensó que el chico en la foto era bastante tierno. Pero... ¿Por qué tenía que puntuar? Se sentía como un acosador o pedófilo. El chico parecía de catorce, aunque no estaba seguro.

—¿No hay otra foto? No puedo puntuarlo si se ve así.

—¿Así cómo? —preguntó un poco desilusionado.

—Se ve... Tierno —y cuando dijo eso, las mejillas de Connie se encendieron.

Connie buscó otra foto y luego se la mostró.

Ryan observó la foto. Seguía viéndose tierno. Salía esta vez sin gafas, su cabello no estaba tan alborotado y  tenía varios lunares en su cuello. Llevaba una camiseta de algún equipo de baloncesto y le quedaba muy grande. Él tenía un balón en la mano y sonreía mostrando a la cámara.

—Uhm, lo voy a evaluar por nivel de ternura. 9/10.

—¿por qué nivel de ternura? ¿Y porque un 9/10?

—Porque si le doy 10/10 me sentiría raro. Es un niño. Y lo evalúo por nivel de ternura, solo porque es un niño muy tierno.

—¿Una persona tierna no puede ser sexy?

—Sí. Pero si es una persona tierna entonces tendría que vestirse diferente para verse sexy.

—¿Y cómo tendría que vestirse ese chico?

—Podria ser usando solo una camisa larga. Y nada debajo. De hecho, este chico —dijo, volviendo a tomar el teléfono para ver la foto— parece ser bajito, así que eso es un punto más. No se necesita de tanto esfuerzo para que personas como él se vean sexys.

—¿O sea, que prefieres verlo sin nada encima? Es decir, lo encuentras sexy de igual forma.

—Yo no dije eso.

—Pero eso entendí.

Ryan no se dio cuenta de ese hecho, pero Clarise tenía razón. El chico de la foto sí era sexy, porque lo tierno le hacía querer sacar toda su ropa para ver qué había ahí dentro.

—Si ese chico despertara en tu cama qué harías.

—Son preguntas raras.

—Solo contesta. Supón que ese chico te besa.

Ryan empezó a tragar saliva cuando literalmente imaginó al chico besándolo. Un beso tierno y quizá sin experiencia departe del menor. Eso sí podía encenderlo. Prender el cuarto en llamas de ser posible. Pero la mente de Ryan no era sutil, y no solo se quedó en un simple beso. Imaginó, mientras veía la foto de ese chico, cómo este tenía el miembro de Ryan en sus pequeñas manos y cómo este lamía la punta de manera torpe.

—Bien, tuve suficiente —dijo Ryan apagando su teléfono y viendo a Clarise. Por un momento llegó a pensar que ella le propondría un trío con ese adolescente. La idea no parecía mala, pero al mismo tiempo sí lo hacía.

Llegó la noche demasiado pronto y Connie se puso el pijama vestido, porque se había olvidado de pedirle a Ryan un nuevo pijama.

Ryan lo vio salir y parecía estar esperándolo para algo. Connie supo qué era cuando se echó y Ryan lo besó, él correspondió y cuando Ryan puso ambas manos en la cintura de Clarise, él se estremeció. Se separó con suavidad del beso, solo para mirarlo a los ojos. ¿Estaría bien si lo hicieran? Connie era virgen, pero el cuerpo de Clarise no lo era. ¿Clarise estaría usando el cuerpo de Connie para hacer cosas sucias?

—¿Hoy estás de humor? —preguntó Ryan por lo de la última vez.

Connie no respondió. Atrajo a Ryan para poder seguir probando de sus labios.

Eso al parecer fue buena señal para Ryan, quien se destinó a investigar más allá de la tela que cubría el cuerpo de su esposa.

Ryan tocó debajo, jugando suavemente con el clítoris de Clarise. Connie gimió bajo, sintiendo esas manos fuertes tocarlo. Sintió cada toque y cada roce que por un momento pensó que había vuelto a su propio cuerpo.

Ryan besó uno de sus pezones y amasó un pecho haciendo soltar gemidos altos a Connie.

Luego bajó una de sus manos y hundió dos dedos dentro que encajó bastante bien. Definitivamente, el cuerpo de Clarise no era virgen. Ryan subió sus besos hasta quedar en el cuello y succionó un poco con fuerza hasta dejar un hematoma en esa zona como señal de marcar territorio.

Connie casi pudo escuchar a Ryan gruñir como un lobo. Y eso hizo a Connie enrojecer y gemir gustoso.

—Clarise —gimió Ryan cuando metió su pene dentro.

Connie acarició el cuello de Ryan, y lo miró con ojos vidriosos llenos de pasión y lujuria.

—Llámame Connie —dijo él con voz ronca y soltando un gemido cuando Ryan volvió a moverse dentro.

—Connie —dijo Ryan, con voz igual de ronca— Me gustas —soltó, susurrando cerca de sus labios.

Ambos se besaron y se movieron juntos haciendo rechinar la cama, hasta que Ryan sintió correrse y tuvo que salir de Clarise para acabar fuera.

Connie se sentía cansado. Habían sido movimientos agotadores así que, cuando Ryan pasó su brazo para rodearlo, Connie puso su cabeza sobre el pecho de Ryan y se quedó dormido al instante.

Ryan sintió desfallecer. Esa sensación de plenitud y felicidad era lo que últimamente lo hacía sonreír.

A diferencia de Connie, Ryan aún seguía despierto. Agarró su celular de la mesita de noche y se dio cuenta que la foto de ese chico aún seguía ahí. Cerró la foto y se quedó un poco confundido al ver que estaba en Facebook. Era la cuenta del chico, la cuenta real ¿Clarise había hackeado la cuenta? Y al leer el nombre se quedó sin respirar.

Connie Walker.

—Connie —susurró Ryan para él mismo.

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