41. NO SUFRIÓ
Por todo su paso por la prisión se escuchaban gritos y amenazas. Por un momento, Lestrade llegó a temer que aquellas celdas no pudieran contener a los que seguro deseaban darle muerte a Holmes.
Este se mantuvo callado, con su vista posada en el suelo y su mente muy lejos de ahí. Las piezas se unían en su mente sin siquiera pedirle permiso, llevándolo a descubrir el macabro plan que se había llevado en su contra.
Lo que no llegaba a deducir, es como paso todo eso sin que él lo notara, sin saber cuándo Watson había comenzado a desconfiar de él hasta ese punto.
Ahora se encontraba acusado de secuestro y asesinato, pues aquellas cartas, aquellas últimas palabras dichas por el hombre antes de disparar y matar a Mary, eran que él lo había hecho. Todo lo inculpaba.
-Holmes- lo llamó Lestrade, en un momento en que ambos se habían quedado solos dentro de aquella celda-¿qué paso?-quiso saber, aún sin entender.
Pero Holmes no contesto, solo observando detenidamente los muros.
-trate de apresurar la fecha de su juicio, ambos sabemos que aquí tiene muchos enemigos-volvió a decir el inspector, cruzándose de brazos y esperando una respuesta que no llego.
-el doctor Watson dijo…-se interrumpió al notar como el detective por fin se giraba a verlo, logrando captar su atención.
-¿Qué dijo?-pregunto Holmes, pronunciando cada palabra con cuidado. Había dicho aquello antes de que pudiera evitarlo, sabiendo que no quería conocer la respuesta de eso.
-…dijo que no testificaría en su contra, tal parece que aún cree en su inocencia-
-error-lo contradijo Holmes, volviendo a posar su vista en los muros a su espalda-piensa que soy culpable, si no va a testificar es porque ya no desea verme-
-pues…-pronunció Lestrade, sin saber que agregar, ya que esa respuesta también tenía sentido. Soltó un suspiro, pensando bien sus próximas palabras antes de volver a hablar-supongo que después de todo lo que paso… es una conclusión aceptable-
-si… lo es-murmuro Holmes, hundiéndose de nuevo en una profunda reflexión, una en la que Lestrade no tuvo deseos de sacar.
Camino fuera a paso lento, cerrando las rejas con el detective dentro, quien no se inmuto al chirriante sonido que produjo aquello.
Un dolor en su pecho lo hizo volver a reaccionar, posando una de sus manos por donde sentía aquel dolor, comprendiendo que era el vacío expandiéndose dentro de él lo que lo ocasionaba.
Se había dejado llevar, seducir por aquella ilusión, y ahora pagaba las consecuencias por ello.
Watson le odiaba, le había quitado su madre a aquellos pequeños que tanto había aprendido a querer ¿y si realmente él lo había causado? ¿Y si su razonamiento se vio contaminado por su amor por él?
-te lo advertí-dijo alguien fuera, recargado en el muro opuesto a las rejas-te dije que no te metieras-
Holmes se levantó de un salto, caminando resueltamente hasta que los barrotes le impidieran el paso.
No era un asesino, pero si Sanders se llegaba a acercar lo suficiente, no dudaría ni un segundo en arrebatarle la vida.
-Jamás llegó a pensar en cumplir su trato-le recrimino el detective con molestia.
-Fue usted el que no se apegó a mis requisitos-
-quería que me volviera un fugitivo, desacreditarme, por eso debía huir-
-solo así podría respetar su vida-
-acosta de acabar CON LA DE OTROS-exclamo Holmes ya enojado, con su mandíbula tensándose ante la risa que soltó el hombre-
-Yo cumplí mi promesa-contestó Sanders bastante divertido.
-dijo que no los dañaría-
-y no lo hice, los bebés están sanos, Watson también, Mary…-
-¡LA MATO!-
-un tiro limpio, sin ni un solo rasguño-
-los hizo sufrir-
-Los niños son demasiados pequeños como para que esto les afecte…-
-¿Y Watson?-
-bueno… prometí que la mayor parte del sufrimiento caería sobre usted ¿no es cierto?-contesto Sanders sin alterarse, pues estaba disfrutando haber logrado crear esa reacción en el siempre calmado detective-en fin, no quiero importunarlo más, después de todo, sé que yo no soy la única persona ocupada aquí-
-explíquese-le exigió el detective.
-el asesinato aquí se castiga con la horca, como ya sabrá, escuche que el inspector Lestrade adelanto su juicio, por lo que calculo que para poco más de una semana usted cumplirá su sentencia… fue un digno oponente, pero ambos sabemos que usted no es mi objetivo, solo me estoy librando de los obstáculos-
-con Sherlock esto no le funcionara-
-Sherlock no representa un obstáculo para mí, pero lo es para otras personas, terminara saliendo del camino tarde o temprano, después de todo, John es su punto débil también-termino por decir, mirando su reloj de muñeca mientras tanto.
-¡Sanders!-le grito Holmes al ver que se iba, realmente deseando matarlo. El hombre dejo salir una sonrisa, dándose media vuelta para contestar.
-No es Sanders, pero eso ya lo sabía ¿no es así? Me llamó Isaac Burrell, detective, NO Frank Sanders –
-solo una identidad falsa más, una máscara para volverte a ocultar-
-Lo siento en verdad, Holmes-contesto Isaac con verdadero arrepentimiento-ojala me hubiera decidido matar a Watson antes, mire lo que le ha hecho… si siguiera siendo la perfecta máquina de razonar, sabría qué digo la verdad-agregó-que decepción-
Ciertamente eso le creaba un conflicto, pero aceptaba los daños, respetaba las mentes brillantes, así le cayeran tan mal como Jim Moriarty, pero las respetaba a fin de cuentas, pero lo de Holmes había sido necesario, después de todo, su víctima también era una mente brillante.
Ahora debía asegurar el siguiente punto en su lista, aunque aún debía considerar cual era prioridad: el coronel James Rhodes, la señorita Pepper Potts, o el chico arácnido cuya identidad primero debía descubrir.
Debía quitarlos del camino primero a ellos antes de pasar con Vision. Aun no sabía si Tony sentía algo por Steve, pero lo que si sabía, era que aquel androide, había desarrollado ciertos sentimientos por la joven Maximoff.
Su experimento había funcionado de maravilla con Holmes, ahora, debía aplicarlo con Stark.
* * *
Aquél niño le iba a sacar canas, de verdad que sí. Apenas unos cuantos meses desde la última vez que lo vio y ya sentía que se le salía el corazón.
Al principio, solo eran mensajes y audios de voz, todos enviados a él por un malhumorado Happy, que no le agradaba ser niñera, y que sin embargo, cumplía con su trabajo a la perfección.
Peter parecía ser un chico bastante inteligente e hiperactivo, pero no creyó que a tal punto que intentara enfrentarse solo a grandes amenazas, como a ladrones con armas peligrosas y aquel... curioso caso del buitre volador.
Casi sufrió un paro al temer que no llegaría a tiempo para sacarlo del agua
Luego estaba el trabajo hecho en Washington, que igual le había preocupado pero también había quedado bastante satisfecho con ello.
Ahora ocurría algo peor, con aquel chico enfrentándose demasiado pronto al que pudo ser su primer gran fracaso. Era demasiado joven para ello, no quería que se le comenzara a destruir así tan pronto.
¿Había sido muy duro? Era lo que ahora se preguntaba ¿No lo había puesto en mayor peligro al quitarle el traje? No sabía si volvería a las calles con sus antiguas pijamas.
Rhody llegó a interrumpir sus pensamientos, caminando a paso lento hacía él, haciendo que dejara de mirar por la ventana por el ligero rechinido que hacía la prótesis. El coronel aún trataba de acostumbrarse a ese nuevo modelo que Tony había hecho para él.
-Veo que me mentiste-dijo mientras se detenía frente al castaño, cruzando sus brazos.
El millonario lo miro confundido, esperando a que continuara. Dejo de jugar con la pluma en sus manos, girando su silla para poder ver al coronel frente a frente.
-me dijiste que estabas bien-
-estoy bien-respondió con calma, tratando de entender a qué se refería.
-vendiste la torre-
-no necesito estar mal para hacerlo-
-Pepper llamó a Happy… justo ahora ella se encuentra esperándote, esta algo molesta de que lo pusieras de niñera de un chico de 14 años cuando debería estar vigilándote a ti-
-tiene 15-lo corrigió, pues era algo que Peter había querido dejar en claro en su discusión.
-Happy le contó todo, incluyendo la razón por la que vendiste la torre…-continuo el coronel sin prestarle mucha atención a ese dato.
-escucho mal, yo no dije nada-
-… que te traía malos recuerdos-
-a todos les pasa-el castaño trató de quitarle importancia.
-no sales de esta oficina en todo el día…-
-tengo trabajo-
-y Pepper recibió una alerta de Viernes, sobre que te estas sobrepasando con la dosis de las pastillas para dormir…-
-insomnio-exclamó Tony, haciendo una notal mental de desactivar las alertas y darle nuevos protocolos a su I.A, había olvidado que Pepper era una de las remitentes principales.
-… y tu consumo excesivo de café podría ocasionarte…-
-es descafeinado-lo contradijo de nuevo el millonario, haciendo que Rhody soltara un suspiro de cansancio, pues todas aquellas respuestas solo eran excusas.
-solo ve abajo-
-no estoy…-
-Tony-lo regaño el coronel-está preocupada por ti, es todo-
-no tendría por qué ¡He mejorado!-exclamo como si fuera algo real, levantándose de su asiento con cierta pereza y caminando hacia la salida.
-no lo parece, realmente no-asegurándose que realmente bajara a verla, el coronel lo siguió de cerca.
Estaba preocupado, aunque ahora parecía comer a sus horas y mostraba sus energías casi al cien, se la pasaba en aquella silla, mirando al vacío más que al paisaje tras la ventana u observando un teléfono, que estaba seguro, no era de él.
Seguía mejorando su armadura, pero se notaba como era solo para tratar de escapar de ellos, pues cuando nadie lo observaba, o eso creía el millonario, Rhody podía ver como aquella energía desaparecía de su cuerpo y lo remplazaba el vacío, con sus ánimos abajo y su rostro lleno de tristeza.
Ahora parecía que deseaba pasar desapercibido. Y hablando de Tony Stark… eso significaba que algo no estaba bien.
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