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38. RESTAURACIÓN

Levantarse, desayunar, dar conferencias, responder preguntas. Soportar las críticas, mostrar su lado más frío, fingir tener una hora de comida y cena e ir a la cama para quedarse mirando el techo por horas hasta la mañana siguiente.

Repetía el mismo ciclo, tomando siestas entre diferentes horas del día, que no duraban más que un par de horas.

Una copa de alcohol lo acompañaba siempre, en la oficina, en su auto, en el complejo, había reemplazado con Whisky el café matutino, abandonando las donas que tanto amaba cuando su sabor se volvió amargo en su boca.

Tony preferiría quedarse en el complejo, mirando aquella carta una y otra vez, queriendo descubrir el error en ella, la trampa que no lograba encontrar.

Miro de nuevo el celular, sintiendo unas enormes ganas de llamar, pero se resistió a caer tan pronto.

Al ver que sus pensamientos lo sobrepasaban de nuevo, busco concentrarse en otra cosa, en aquello que de alguna manera inexplicable lo había mantenido en movimiento.

Ese mocoso niño araña que ahora parecía darle cuerda, encariñándose con el muchacho sin poder hacer nada al respecto.

Y es que, le recordaba tanto a el cuando era joven, aunque claro, su inocencia aún se mantenía intacta, lo cual le preocupaba.

¿Qué hacía un chico como el confiando en alguien como Tony Stark?

Y era justo esa admiración lo que lo hacía levantarse cada mañana y tratar de ser el héroe que ese chico creía que era, sintiendo fallar horriblemente ante cada discusión que llevaba con el menor.

Sabía que el chico necesitaba un guía, un mentor. Pero también sabía que necesitaba a alguien mejor que él. Lamentablemente, estando a cargo de los vengadores, él era el único que podría ayudar de alguna manera.

"Si Steve aun estuviera aquí..." pensó con pena, pues parecía que aún a pesar de todo, seguía admirando a ese imbécil.

Realmente no había planeado que Happy fuera quien estuviera al pendiente de Peter, pero Rhody había llamado a Pepper después de que ocurriera cierta... situación algunos días después de su enfrentamiento con Rogers en Siberia.

Sabía que las pesadillas lo atormentarían después de aquello, tal vez en su sueño Steve realmente lo matara, tal vez lo vería a él y a los vengadores recriminándole las cosas, alguna burla hacia él, pero no. Lo que había visto era peor que eso.

Se veía así mismo, un adolescente frente a una maravillosa mujer que parecía querer advertirle algo.

-sabes lo que va a pasar-le decía-sabes que no vamos a volver-y él entonces aún no comprendía.

El rostro de aquella mujer de pronto se distorsiono, con un gesto lleno de dolor y miedo, por más que lo intentaba no podía apartar su vista de la sangre que comenzó a llenar su rostro.

-Howard-la escuchaba llamar a su padre, realmente asustada-Tony...-lo llamo ahora a él-Tony, ayúdame-le suplicaba. Más y más sangre llenaba su rostro, confundiéndose con un par de lágrimas que caían de su rostro-Ton...-una mano de pronto apareció, tomándola del cuello y alejándola de él, cortándole la respiración y asesinándola de forma lenta.

Intentaba darle alcance pero su vista se nublaba, con un color carmesí adornando aquel paisaje blanco que comenzaba a hundirse en las penumbras.

"no, mamá, mamá..."

-¡Mamá!-había gritado, levantándose bruscamente de la cama, topándose solo con las frías paredes de su habitación. Le tomo un instante comprender lo que había pasado, tomando su rostro entre sus manos, llorando sin poder evitarlo-demonios- maldijo entre sollozos, abrazando sus piernas ante el recuerdo de una pesadilla que había sentido tan real.

Pero eso no había sido todo, sino que presa de una gran ira por no haber podido ayudarla aun en sus sueños, comenzó a destruir cuanto encontró dentro de aquel cuarto, con varios gruñidos y gritos que escapaban de su garganta sin darse cuenta. Debió suponer que Viernes alertaría a los demás, debió suponer que Rhody y Vision reaccionarían de inmediato y que irían a buscarlo.

No le enorgullecía la forma en que lo habían encontrado, sentado en el suelo contra la pared y en posición fetal, con un bote de pastillas tirado  en suelo, con el medicamento regado a sus pies, con el tratando de tomar alguna en contra del temblor de sus manos, necesitándola para calmar el ataque de ansiedad que lo había golpeado.

Jamás había sido alguien demasiado cariñoso, las muestras de este tipo no eran de su agrado, pero no podía evitar llorar otro poco contra el hombro de su amigo, que en sillas de ruedas había llegado, balbuceando apenas monosílabos, pero que le dio a Rhody la historia completa, le dijo como se había sentido, sin mascaras ni sarcasmos, le había confesado sus sentimientos hacia el rubio, sus más íntimas inseguridades y parte de una pesadilla anterior a esa a la cual había prestado poca atención.

-Tenía a Howard en mis brazos... muerto, con un cuchillo en su espalda... el... se lo había clavado él... fue Barnes... y Steve... Steve lo ¡lo defendía!... a pesar de que aún había sangre en sus manos ¿Qué tengo de malo? ¿Qué estoy haciendo mal? Creí que tal vez podría llegar a quererme... o algo-

-No es tu culpa, no tienes nada de malo...-trato de decirle el coronel-Vision, llama a Pepper-

-no, ella no... la decepcione, arruine nuestra relación... yo no... no podría...-

Cuando el ataque paso, no pudo más que sentirse seriamente avergonzado-soy patético-se lamentó, tratando en vano de que su amigo no le tomara importancia. Pero Visión ya había contactado con Pepper, la cual no tardó en llegar a su lado.

Habían hablado y ella no había aceptado volver al trabajo a menos que Happy volviera con él. Acepto a regañadientes, más luego encontró la forma de mantenerlo ocupado. La venta de la torre, el chico araña y la mudanza de sus trajes y tecnología al complejo fue la oportunidad perfecta.

Solo había tenido un ligero episodio de histeria, un leve tropiezo que no volvió a sufrir. No necesitaba ir con ningún psicólogo, a una semana de haber sufrido aquello, ya se encontraba mejor.

* * *

Miro su teléfono con algo de sorpresa, el rubio había tardado más de lo que supuso en llamar.

-te lo dije-casi susurro el hombre frente a él, sentando en aquel banco pegado a la pared.

-tuviste razón, aunque lamentablemente, que Steve Rogers este enamorado de Tony Stark no me ayuda mucho, si Tony estuviera enamorado de él sería otra historia-dijo Isaac con cierto desdén.

-¿Y cómo sabes que no está enamorado?-pregunto Zemo, mirando a las cámaras apagadas.

-¿Tienes pruebas?-pregunto Isaac, esta vez más interesado, haciendo que el otro lo observara con una débil sonrisa.

-tengo todas las pruebas que podrías necesitar, fue por eso que supe que la división total de los vengadores podría lograrse con un solo enfrentamiento, solo debía destruir lo único que los unían... sus sentimientos-

-los sentimientos son algo muy destructivo ¿no te parece?-

-solo cuando estos no han sido expresados... es cuando la duda tortura y caes en su trampa-susurro Zemo con cierta euforia, pues su muerte por fin se encontraba cerca, tanto la había anhelado desde que vio cumplido su objetivo que ahora sentía que por fin todo había llegado a su final.

Isaac ya no contesto, solo sacando de su bolsillo una pastilla que le tendió a su acompañante, este la tomo en seguida, jugando con ella en sus manos mientras su celda volvía a cerrarse, con las cámaras de seguridad encendiéndose y varios guardias entrando apenas las puertas de metal se lo permitieron.

Isaac camino con lentitud hacia ellos, sabiendo que le prestaban poca atención. Después de todo, vestía igual que ellos y seguramente su vista se había posado en el sujeto detrás de él que ahora estaba en el suelo, con espuma saliendo de su boca y su vida esfumándose rápidamente, gracias al cianuro de aquella pastilla que había sido amable en proporcionarle.

Nadie le detuvo, no tendrían porque, solo era un guardia más que se había infiltrado con una identificación falsa.

Su celular volvió a sonar apenas salió de aquella prisión, Steve parecía estar muy desesperado en tratar de contactar a Stark, pero le colgó con gran satisfacción.

Aún no era el momento de que hablaran formalmente. Primero necesitaba que Tony fuera el que llamara al Capitán, una vez hecho eso, sabría que era el momento de actuar.

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