¿Dónde estabas que no te veía?
Yo me encontraba divagando,
sola, buscando encontrarme sin nadie.
Tú, con el alma tan similar
te hallabas haciendo exactamente lo mismo.

Sin embargo la caprichosa vida,
que le encanta juntar
a quienes huyen de todo,
nos puse frente a frente.

A mi que la rutina me comía,
que me dejaba sin aliento
y no tenía nada novedoso por lo que sonreír.
En el momento en el que me atormentaba,
que lloraba, que reía sin saber por qué.

Pero ahora mis ojos son un par de dianas
y los tuyos flechas y lanzas.
Me atrapaste en ese atardecer de soledades.
Me hechizaste en esas sonrisas imborrables.

Compartamos este equipaje,
que con mi mochila sobre tus hombros
es más liviano cualquier viaje.