Salí hecha trozos.

Fui al extremo de la bondad,
de la decepción y del perdón
con una misma persona.

Jugué a quererle
y terminé amándole.

Ahora llegas tú a mi vida,
de forma causal
y me culpo.

No se quién me hizo creer
que estaba lista para ti.
Pero me lancé al fuego
viéndote llegar.

Y no te amaré en buen tiempo,
y aún no te quiero,
pero me arriesgo aún
sin apostar ni por mi.

Por más que veamos bondad en alguien
nuestra mente volverá,
cuando menos lo esperas,
a traer el recuerdo pasado,
a susurrarte al oído cada dolor
y rasgará cada una de tus heridas.

Salí hecha trozos,
y aunque no estoy lista para ti,
aquí estamos,
y por alguna extraña razón,
parece que aquí nos quedaremos.