Sangre
Dedicado a CronoBarker
Tras meditarlo por unos segundos, me levanté y agarré el reloj, volviendo a sentarme sobre la cama y admirarlo. Al recordar dirigí mi mirada hacia la izquierda, viendo que la persona que debía estar dormida allí no se encontraba.
- ¿Qué demonios...? -me levanté colocando el reloj en mi bolsillo, colocándome mis chancletas con rapidez para salir del cuarto y ver dónde se había metido. Desconfiaba tanto de él, demasiado, pero aún así no sabía por qué, si era porque le había mentido a mis amigos o porque el reloj que me había dado apareció de la nada frente a mí, tal vez son ambas.
Al terminar de ponerme las chancletas levanté mi mirada para darme la vuelta, pero antes de poder hacerlo, mi respiración se paralizó, mis latidos se aceleraron y la voz en mi era casi imposible de hallar. Veía a través de la ventana que no era muy grande, mis ojos estaban abiertos a tope, los nervios, confusión y miedo recorrían mi cuerpo. Ese paisaje, no era el de antes que el sol se ocultarse, aquellos lindos árboles llenos de color ahora estaban secos, la neblina reinaba unos cuantos metros desde el suelo hacia arriba, el cielo estaba nublado, las nubes impidiendo que la luz de la luna iluminase el lugar donde nos encontrábamos. Observé por varios minutos sin creermelo, negué, era real.
- ¿Qué rayos está pasando? -pronuncié mientras me acercaba a la puerta, pero de la nada...
"¡Toc toc toc!"
Alguien golpeó la puerta con rapidez repetidas veces, haciéndome dudar si abrir o no, algo irónico, ya que si tocas la puerta es para que te dejen pasar ¿No?
- ¿Q-quién es? -dije con mi mano sobre el picaporte, temblando ante el frío y los nervios que me inundaban, esperando una respuesta por la otra persona que se encontraba detrás de la puerta.
- ¡Soy Lexa! ¡Ábreme! ¡Ábreme! -al reconocer la voz de mi amiga me calmé, más no del todo al escuchar su desesperación.
Abrí la puerta despacio pero ella la empujó, abriéndola de par en par de un golpe.
- ¿Qué haces despierta a esta hora? ¿Y por qué tanta desesperación? O bueno... -negué, esa no era mi mayor preocupación, sino que no sabía el por qué de ese paisaje y tampoco la ausencia de Kou-...¿Has visto afuera? -ella observó sobre mis hombros pero no le presté atención a eso y continué, ignorando que estaba palideciendo- ¿O a Kou? No estaba cuando desperté y... -fui interrumpida.
- ¡¡Sal!! -dijo en un grito, al mismo tiempo que me jalaba por una de mis manos hacia afuera y tiraba de la puerta haciéndola cerrarse.
Nos miramos por unos segundos, yo dándole la espalda a la puerta cerrada mientras respiraba frenéticamente y mi amiga me observaba con preocupación, miedo, terror. La tenue luz de los faroles a nuestro alrededor iluminaban su cabello castaño y mis hebras rojas, esas que estaban algo desacomodadas pero presentables.
"Tic toc" El tiempo se ha roto.
Tomé aire a borbotones antes de hallar mi voz y animarme a hablar.
- ¿E-estás loca? ¿Porqué has hecho e-eso? -dije, mi voz temblaba y mi pulso se había acelerado más de lo que ya estaba antes.
"Tic toc" Observa el reloj.
- E-en tu cuarto... -parecía que le costaba hablar, sus labios temblaban y sudaba frío.
"Tic toc" Se unieron los tres.
De la nada una repentina brisa apagó las llamas que nos alumbraban, pero estas, misteriosamente, se volvieron a prender.
"Dring dring" Son las 3:33.
- ¡¿En mi cuarto qué?! -comencé a desesperarme, ni siquiera la estaba observando, sino que veía hacia el final del pasillo, de dónde había provenido ese viento. Ella pareció reaccionar, aunque no respondió lo que esperaba.
- ¡T-tenemos que ir abajo a avisarle a la señora Raquel! -agarró mi mano con fuerza y comenzamos a correr hacia las escaleras no muy lejos de nosotras.
Confundida aún, por no haber tenido tiempo de analizar nada, me solté como pude, uno de los errores más graves que cometí en mi vida. Al romper su agarre me detuve, pero, Lexa, a diferencia de mí, perdió el equilibrio. Los paraguas que se encontraban organizados unos al lado de los otros al subir la escalera, es decir, justo a su lado, fueron tocados bruscamente por su mano al intentar agarrarse de algo para no caer por las escaleras, pero al no tener un firme apoyo, comenzaron a caer por los escalones, junto con ella.
- ¡¡LEXA!! -grité al reaccionar, corriendo hacia las escaleras, pero fue en vano, ya no podía detener su caída.
Los ruidos de su cuerpo chocar contra los escalones y sus quejidos ante el dolor, atormentaron mis oídos, si hubiese reaccionado a tiempo, tal vez y solo tal vez, hubiese podido agarrar aquel paraguas, ese que se adelantó a mi amiga y su cabo tocó con el tercer escalón, dejando su punta hacia arriba, terminando donde menos me lo esperaba, en la garganta de esa chica quien solía levantarnos el ánimo a todos cuando lo necesitábamos.
Caí de rodillas con las manos en mi boca, viendo hacia abajo el cuerpo de Lexa y la punta ensangrentada del paraguas atravesando su cuello, la sangre comenzando a brotar de su piel, formando un charco sobre las tablas antiguas de madera.
Sentí el tiempo detenerse ¿Irónico? Si ¿Lo sabía? No.
- ¿Gabi? -escuché la voz adormilada de Alex, quien se acercaba hacia mi. Me observó y se agachó a mi altura, con los ojos algo inchados por el sueño- ¿Qué pasa? ¿Por qué estás... -frenó un poco su hablar al ver correctamente mi expresión de abrumación y pánico, mis orbes verdes derramando lágrimas a más no poder y mi boca semiabierta intentando esconderse tras mis pálidas y temblorosas manos- ...aquí...? -observó hacia mis ojos y se preocupó, dirigío su mirada hacia la dirección donde yo veía y pude ver cómo rápidamente observaba hacia otro lado- ...tranquila... -tapó mis ojos con suavidad y me ayudó a levantarme, estaba en shock, respiraba con dificultad- Vamos a mi cuarto ¿Si? -habló con firmeza, intentaba calmarme, más podía escuchar su voz temblar a pesar de esforzarse en ocultarlo.
Me tomó de los hombros dejándome ver nuevamente, yo seguía perdida en mis pensamientos, observando hacia la nada, dejándome llevar. El chico abrió la puerta de su habitación y me hizo pasar, viendo a Abel levantándose algo adormilado, seguramente Alex lo despertó al salir del cuarto, que a diferencia del mío, estaba iluminado, puesto a que los faroles estaban encendidos.
- ¿Uh? ¿Gabi? -Abel se levantó con extrañeza de mi presencia allí. Alex me sentó en su cama y el a mi lado, yo por instinto me abracé de él, mis manos temblaban, aferrándose a su suéter negro- ¿Qué está pasando? -se acercó a nosotros mientras el chico a quien abrazaba me acariciaba los rojizos cabellos, podía escuchar sus latidos y respiración desbocados.
Mi amigo tragó con dificultad y yo apreté con más fuerza mi agarre a la vez que él decía la razón de nuestro comportamiento.
Dolió, se escuchó en su voz.
- ¡¿QUÉ?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro