Gatos.

Acostados como dioses arriba de mi cama.

Peludos dormilones sin respeto por su ama.

Felinos invasores, maulladores, bien molestos,

que no me dejan dormir, por más que lo intento.

Gatos.

Amo a todos estos bebés salvajes.

A estas bestias diminutas y letales.

Agresivos en un momento, amables en el otro.

O reposan contigo, o te rasguñan el lomo.

Gatos.

Criaturas que nosotros no merecemos.

Que nos dan sus años, sin condiciones ni precios.

Que nos aman aunque seamos malos dueños.

Gatos.

Los egipcios tenían razón al considerarlos sagrados.

Los protectores de la casa, los guardianes del ocaso.

La frontera entre la muerte y la vida.

Caballeros del hogar, estos seres.