Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 22. Un mensaje para Ronald.

A la mañana siguiente desperté con un aroma inconfundible que me impregnaba, aclaré mi vista y apenas pude recordar que Ronald y yo usamos anoche la sala intentando no hacer mucho ruido.

Fue dulce y muy tierno. Al terminar él me vistió con su playera negra.

Fue tan sigiloso y cuidadoso que solo podía sonreír por la adrenalina que me hizo sentir. En eso miré a Rachel entrar a la habitación, ya vestida y un poco más apresurada.

Miré el reloj que marcaba las ocho de la mañana ¿Por qué estaba levantada a esa hora en domingo?

— ¿Qué te ocurre? —inquirí confusa—. Son las ocho de la mañana.

—Claro, bella durmiente —contestó Rachel sin mirarme, estaba enfocada en ella mientras modelaba frente al espejo—. Pero tengo que ir a Holling.

Fruncí las cejas, ¿A Holling?

— ¿Por qué?

Rachel se acomodaba el cabello y se dio una última inspección en su impecable atuendo.

—Iré a dejar unos planos diseñados por mí como prácticas de la universidad, y quiero impresionar a Matt West para ganarme un lugar en su imperio de constructora.

Por un momento olvidé que mi hermana era fan del trabajo de Holling.

— ¿Puedo acompañarte?

—Claro que puedes —respondió Rachel—. Y me dejarás conducir tu auto.

—Con gusto —consentí y me levanté de mi cama de un salto para ir a darme una ducha.

Algo era cierto en todo esto, en los años que mi padre llevaba como arquitecto jamás había ido a su lugar de trabajo, y ahora que el dueño de ese enorme lugar era el padre de mi novio, pensaba en conocer como era su vida en esa constructora que todos aseguraban que era la mejor de Baltimore, o más bien, una de las mejores de todo el país, debido a sus múltiples e increíbles construcciones, ayuda en materiales, diseño de planos, puentes y todo lo que fuera parte de una construcción.

Después del baño me vestí y fui detrás de Rachel quien ya estaba más que lista para salir de casa.

Entramos al auto y noté que el de mi hermano no estaba, probablemente fue a entrenar desde muy temprano y papá se encontraba trabajando.

    —Constructora Holling, aquí vamos...

════════⚔️════════

Llegamos al centro de Baltimore donde los grandes edificios de la ciudad dominaban toda el área, íbamos directo al más alto de ello, completamente hecho con paredes de cristal y en la cima un enorme pico. Era impresionante e intimidante.

Entramos al estacionamiento subterráneo de tres niveles y Rachel logró encontrar un lugar en el primero. Al bajar fuimos directo a las puertas del elevador y mi hermana oprimió el último piso.

—Cierra la boca —se burla al ver mi expresión—. ¿Qué creías?, es un millonario y obvio quiere lo mejor para su constructora principal.

Enarqué las cejas.

— ¿Tiene más?

—Una en Nueva York y otra en Los Ángeles, y por lo que me contó papá, tienen pensado abrir una en Londres.

Estaba totalmente impresionada por lo que Matt West había construido como patrimonio, y me estremecía de solo pensar que todo esto también era de Ronald, aunque él no quisiera verlo, es el heredero principal.

Pasaron como tres minutos y al fin habíamos llegado. Me sentía un poco mareada, pero podía mantenerme, salimos del elevador para encontrarnos con la sección de construcciones, había salas de piel en color negra, paredes grises que combinaban con los demás muebles, alrededor estaban las oficinas con muros transparentes y con arquitectos trabajando en sus restiradores. Tenían un pequeño vestíbulo en el cual se encontraban dos secretarias, y la luz que traspasaba por las paredes de cristal era preciosa.

—Es increíble ¿No? Y espero trabajar aquí algún día —comentó Rachel soñando con ese momento.

—No tengo duda de que lo lograrás —declaré.

Rachel avisó a una secretaria sobre su cita, y la amble mujer de algunos veinticinco años le indicó el camino hacia el fondo de un pasillo. Caminamos hasta encontrarnos a papá quien exponía una maqueta frente a otras personas y entre ellas estaba Matt West, serio y asintiendo con aprobación mientras papá hablaba. Matt era un tipo con mucho porte y los trajes le quedaban a la medida, me impresionaba el parecido con Ronald, era como verlo, aunque con más edad, atractivo, taciturno y con elegancia innata.

—Creerás que estoy loca, pero Matt West es muy guapo, y tú por azares del destino sales con su hijo —comentó Rachel con una sonrisa pícara.

Volteé a verla.

—Ronald es diferente a ese tipo sin corazón.

Rachel me observó.

—No debe ser nada fácil ser el hijo de Matt West.

La miré con cara de pocos amigos y un tanto hastiada.

—Dejó a Ronald a su suerte porque él no quería compartir nada, es un maldito egoísta que prefirió pudrirse solo en su dinero.

Mi padre al fin nos vio y sonrió al ver a Rachel pero frunció las cejas al verme a mí, bajé la cabeza por el disgusto en el rostro de mi padre que claramente no me esperaba aquí.

Matt nos detectó en ese momento sin ninguna expresión nueva. Caminó hacia la puerta y la abrió para recibirnos personalmente.

—Rachel Blake, al fin una prometedora y futura arquitecta, puedes pasar, ya estamos listos para escucharte.

Rachel se paralizó solo un poco.

—Enseguida señor —tomó su proyecto en manos.

—Nos vemos en un momento Aurora —dice Matt con educación.

Se acordaba de mi nombre, eso me puso la piel de gallina y me limité a asentir de la mejor manera.

—Bien... deséame suerte hermana.

—Lo harás excelente —dije alejándome de la sala de exposición.

Papá me hizo señas discretas para quedarme donde estaba, así que me fui a sentar en uno de los sillones de piel, ¡Cielos! eran muy cómodos, esperé con paciencia a que Rachel terminara con su proyecto y ver qué resultados tenía.

La vista era fabulosa, era como sentirme la reina del mundo desde esta altura.

Se miraba el comienzo de los canales de Baltimore junto con los barquitos, algunos marchándose y otros llegando. Los edificios que eran menores a este, puentes, autopistas, todo. Vaya que era un verdadero imperio, y todo esto era Matt West.

Era hipnotizada por la magnífica vista que cuando sentí vibrar mi móvil ni si quiera me tomé la molestia de ver quién era.

     —Hola.

     —Princesa.

     ¡Por todos los libros que leo! Ronald.

     — ¡Cristo! —exclamé asustada.

     Por fortuna nadie me había escuchado, solo él.

     —Eh... ¿Aurora? ¿Estás bien?

     ¿Qué le iba a decir?

     —Sí, sí lo estoy —contesté un poco nerviosa.

     — ¿Por qué gritaste?

     —Porqué, oh, Dios se me... derramó... mi esmalte.

     — ¿Se te derramó tu esmalte? —repitió Ronald incrédulo y con una risa al final.

      Llevé mi mano libre a mi rostro para darme un golpe por lo torpe que soné.

     —Uhm...

     —Mientes, Aurora ¿Qué haces?

     Me mordí el labio al entrar en pánico.

     —Ronald, estoy en... —no sabía cómo decírselo.

     — ¿Dónde estás?

     —En Holling.

     Hubo un momento de silencio, escuché solo su débil respiración por el móvil y sabía que estaba furioso.

     — ¿Qué demonios haces ahí, Aurora?

     —Acompañando a Rachel.

     —Rachel, ¿Qué hacen ahí?

     —Vino a exponer uno de sus proyectos, está decidida a impresionar a Matt West.

     —Claro —sonó airado y sarcástico—. ¿Y tú por qué fuiste si la interesada es Rachel?

     Abrí mis ojos ¡Maldición!

     —Pues... aquí trabaja mi papá.

     —Esfuérzate por decirme algo que no sepa.

     —Bien, simplemente me daba curiosidad conocer el edificio... es... algo tétrico.

     — ¿Tétrico?

     Volteé hacia los lados.

     —Sí, es demasiado frívolo y monstruoso —fruncí las cejas.

     —Describes a mi padre muy bien, ¿Quieres que vaya por ti? Estoy en Best Buy y no está lejos.

     —No —respondí—. Esperaré a que Rachel termine de exponer y me iré con ella, quédate tranquilo.

     —Estás tan cerca de él ¿Y quieres que esté tranquilo? No puedo.

     —Eres muy exagerado, estaré bien.

     —Confiaré en eso, tengo que colgar.

     —Bien.

     Al paso de veinte minutos vi venir a Rachel junto con Matt y mi padre, el señor West se miraba sonriente mientras hablaba con Rachel, mi padre reflejaba orgullo en mi hermana y eso me hacía sentir bien, ella lo había logrado.

     Matt West era alto, como de uno ochenta y cinco, se miraba seguro de sí mismo y con mucho poder. Me fui al sillón más cercano y me senté de inmediato antes de que pudieran verme. Me sentía fuera de lugar con tanta elegancia, hasta Rachel se miraba increíblemente bien con esos tacones de aguja asesinos que llevaba para su presentación.

     —La pequeña Aurora.

     Levanté mi cabeza, Matt me observó con una sonrisa y yo me incorporé de inmediato. Dentro de su empresa me intimidaba porque era un hombre poderoso, pero fuera de ella era un padre cuyo hijo había regalado y eso me repugnaba.

     —Señor West —saludé inclinando mi cabeza.

     —Gusto en verte de nuevo, Aurora.

     Mi padre frunció el ceño en ese momento.

     — ¿De nuevo? —preguntó mi progenitor.

     Matt volteó a ver a mi papá.

     —Sí, Gregory, conocí a tu hija cuando fui a ver a Ronald.

     Bajé la cabeza.

     —Ya veo —agregó mi padre mirándome con desaprobación.

     Rachel se quedó callada.

     —Quisiera que le dijeras algo a mi hijo de mi parte cuando lo veas, y que le entregues algo —solicitó solo para mí con un tono de voz amable mientras sus ojos azules me penetraban.

     La voz de Ronald era mucho más aterciopelada, ronca y dulce, mientras que la de Matt era elegante, sombría e intimidante, como todo un dictador.

    Asentí con algo de pena.

     —Dile por favor que me gustaría que viniera a Holling porque tengo algo muy importante que discutir con él.

Abrió su sacó para introducir una mano y sacar un sobre mediano en color blanco, lo extendió hacia mí para entregármelo.

—Y por favor entrégale esto.

     Lo miré a los ojos.

     —Lo haré —respondí tajante.

     Mi padre se cruzó de brazos en ese momento con un rostro severo.

     —Gracias, Aurora.

    Desvié mi mirada, la suya era demasiado intensa y hasta pesada que me era difícil verlo por mucho tiempo.

     —Gregory, Rachel, ¿Nos permiten hablar a Aurora y a mí? Solo serán dos minutos.

     Abrí mis ojos espantada. Papá se miraba suspicaz y Rachel tenía ligeramente abierta su boca sin decir nada.

     —Anda, Rachel, vamos un momento a mi oficina —la invitó papá no muy cómodo.

     Matt los observó alejarse y después se giró para verme a mí con una sonrisa.

     —A ti es a la única persona que estoy seguro, escucha Ronald.

     Por más inquieta que me sintiera me armé de valor para sostenerle la mirada.

     —En la mayoría de las ocasiones —respondí y aclaré mi garganta.

     —Será difícil ganármelo.

     —Después de lo que hizo —dije con frialdad—. Ronald no quiere saber nada de usted —lo miré más segura, aquí es una persona, pero afuera de su enorme reino es otra, ¿Quiere volver a tener el cariño de su único hijo? ¿Para qué?

     —Vaya —suspiró llevando sus manos al interior de los bolsillos de su pantalón, su traje era de un gris oscuro y se miraba muy atractivo—. Entonces sabes toda la historia.

     — ¿Qué lo abandonó para que los soldados británicos se lo llevaran? —pregunté con sarcasmo—. Sí, él me contó todo.

     —Maravilloso —susurró disgustado—. Lamento que te hayas enterado de eso pero como quiera mándale mi mensaje.

     Lo miré.

     —Se lo diré, pero yo no lo convenceré de algo que él no quiere hacer —aclaré.

     Matt me observó y yo retrocedí intimidada.

     —Me esforzaré, permiso —dijo con gran elegancia y educación al alejarse de mí.

     Caminaba igual que él, ¡Cielos! Eran muy similares, tenía el mismo andar, trasmitiendo elegancia y seguridad.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro