Namjoon llegó de nuevo a la bodega, molesto, era ya la quinta ocasión en esa semana, frustrado se sentó en el sillón con su cuerpo hacia adelante, apoyando sus codos en sus rodillas y empezó jalar su cabello pasando sus manos una y otra vez, mientras apretaba su mandíbula tratando de liberar ese nudo en su garganta.

Sus amigos sabían que en sus pruebas oficiales su IQ arrojó el número más alto de la preparatoria, y que le era sencillo pasar pruebas y hacer cálculos complejos, pero, lo que no sabían es que eso que ellos consideraban un punto a su favor, era en realidad lo que lo torturaba.

Namjoon se dio cuenta a muy corta edad de su coeficiente avanzado, desde pequeño leía libros que sus compañeros no leían, y los maestros al notar que era más avanzado le aconsejaron a sus padres buscar una institución para niños especiales, niños que podrían ser llamados genios.

El problema fue su padre, la simpleza con la que veía el mundo y su testarudez combinada con el amor por sus bolsillos, esas escuelas costaban más que las ordinarias, y el progenitor de Nam no gastaría más de lo necesario sin considerarlo algo sumamente relevante, tenía la idea de que cada uno de sus hijos, como él lo hizo, debía probar su valía y hacer su propio camino dándole las mismas oportunidades que a todos, osea, una educación pública y una vida precaria con un lujo de vez en cuando.

Con el paso de los años, Namjoon aprendió a entender su lugar y estar conciente de que no obtendría más de su padre, y sufría aburrimiento y frustración al estar en la escuela por que lo que veía ahí era bajo a su nivel y demasiado sencillo de entender, su mente buscaba expansión, y recurrió a obtenerla de libros avanzados en la biblioteca, documentales y todo lo que podía absorber de maestros que lo guiaran.

Desgraciadamente con el paso del tiempo, empezó a dibujar, sin ser conciente de ello, una línea divisoria entre él y los demás, pues su mente operaba en otro nivel, además de que su habilidad social disminuía y su encierro empezaba, su imagen no le era imperante por lo que cuando alcanzó la pubertad, llevaba un corte que cubría su rostro, unos lentes viejos con armazón grueso, que su padre tomó de su caja de cosas que podría volver a necesitar y le adaptó la graduación cuando supo que su hijo necesitaría lentes, y uniformes algo gastados de sus hermanos mayores, su postura era introvertida y algo encorvada y rara vez hablaba con los compañeros si no era necesario para algún equipo de trabajo.

Esto mejoró cuando conoció a Hoseok, un alegre chico, sencillo, ruidoso y sonriente, su nuevo primo luego de que su tío se casara por segunda vez, que se aferró a ser su amigo a pesar de lo borde y callado que podía llegar a ser Namjoon, que lástima que su único amigo estaba en un salón diferente.

Namjoon intuyó que Hoseok debía sentir que tenían algo en común porque no entendía por qué el disfrutaba pasar tiempo con él a diferencia de sus demás compañeros que le llamaban de mil maneras al no comprender su diferencia y envidiar sus notas.

Luego llegó Yoongi y todo cambió, Yoongi tenía una personalidad diferente, pero fuerte, y no le importaba, aparentemente, él que dirán y muchas normas impuestas, de hecho, parecía agradarle romperlas, buscar llevar la gente a los límites, constantemente retando a los maestros con humor incisivo y sarcasmo ante algunas de sus enseñanzas, Yoongi estaba en el mismo salón de Namjoon y a pesar de que a solas no hablaban mucho y de que ambos eran testarudos y de personalidad borde se volvieron muy unidos.

Su pálido amigo le incrustó rebeldía y valor al pequeño Nam, en ese entonces ya era un poco más voluminoso que su amigo a pesar de tener casi la misma estatura y que Yoongi fuera mayor que él por casi un año.

Yoongi desde entonces, ya tenía una inteligencia que resaltaba, pero era de tipo muy diferente a la de Namjoon, el pálido chico podía mover a la gente, su mente era rápida y sabía como aprovecharse de esto, lo llevó con el optometrista y sin un gramo de pena hizo una apuesta con el dueño de la óptica, pidiéndole que si le ganaba en un juego de cartas le daría unos lentes nuevos a Namjoon y si  perdía trabajaría un año para él sin cobro por las tardes, el señor divertido aceptó creyéndose un seguro ganador, luego de un par de días Namjoon estrenaba lentes nuevos.

Lo llevó a cortarse el cabello con él, Yoongi admiraba a su padre y su personalidad tosca, de hombres de antes, varoniles, empedernidos, algo estoicos y de valores y decisiones fuertes, su padre siempre lo instaba a ser un hombre fuerte, por que Yoongi "al ser hombre sería la cabeza de su familia y debía de proveer y proteger" . Decía su padre.

Siempre le daba pequeñas lecciones en la vida que el pequeño Yoongi aprendía y trataba de emular sin reparo, como "ser más listo que los demás" , "estar presentable (le ayudaba a que los demás confiaran en él y también ayudaría con las chicas, solía decirle guiñandole el ojo, aunque en ese entonces el pequeño Yoongi hacia muecas de imaginarse acercándose a esos seres ruidosos, llorones y cursis llamados niñas) y no parecer débil", "rodéate de personas en las que confías, y mantén cerca a tus enemigos" (gánatelos, aunque no los toleres porque no sabes cuando los necesitarás), "no mostrar emociones y saber leer a la gente le ganaría oportunidades y le traería ganancias" (en el juego, el padre de Yoongi amaba apostar y le enseñaba a su pequeño como ganar como él lo hacía), "di lo que piensas y sosténlo como hombre".

Yoongi le enseñaba esas cosas a su vez, y en su alcance a Namjoon.

Namjoon ganó confianza, y se convirtió poco a poco en líder, empezando como encargado de la clase, consejal, hasta presidente de su generación escolar ahora en la prepa.

Encontró facilidad en saber cómo mover a la gente, pero dentro de sí, aún se sabía y se sentía demasiado diferente, sobre todo porque además de su hermana menor, y sus dos amigos, no era capaz de realmente conectar con nadie, sabia simular empatia y lograr que las personas siguieran sus ideales o hicieran lo que él les pedía, pero él no sentía realmente aprecio por estas personas, ahora en la prepa, incluso había salido con un par de chicas que, dicho sea de paso, ellas fueron las que se acercaron, pero Namjoon no sentía conectar con ninguna de ellas, por lo que terminaba distanciándose hasta que ellas se enfadaban y terminaban la relación.

Hoy era un día de los malos, en que su respiración se sentía pesada y la frustración le calaba en los huesos, había tenido una discusión con un maestro y se había tenido que tragar el orgullo y actuar como si el maestro tuviera la razón para evitar problemas.

Por la mañana, discutió con su padre, porque teniendo dinero más que suficiente en su cuenta, una que descubrió hace años que su padre tenía, no quería pagarle a su madre los estudios y una operación en un hospital privado asegurando una buena y rápida atención, sino que guardando su preciado, y a los ojos de Namjoon amado dinero, quería mandar a su madre a atenderse a una clínica pública.

Encima de todo eso, tenía al cuerpo estudiantil reclamándole acción en cada ocasión por algo que Namjoon consideraba una total estupidez, el recorte de presupuesto escolar los orilló a prescindir de postre en sus almuerzos.

Namjoon estaba harto.

No podía acudir a Hoseok para hablar por que últimamente ha estado preocupado por la salud de su hermana mayor, ni a Yoongi por qué este parecía molesto y hostil por alguna razón que Namjoon desconocía pero sospechaba que tenía que ver con la chica nueva, desde que Yoongi se inició en el mundo de las chicas era otro, dejaron de importarle muchas cosas y sólo se dedicaba a su siguiente víctima y si le quedaba tiempo o luego de aburrirse se dedicaba a su música.

Asi que Namjoon se sentía aprisionado en su realidad, sin conexión alguna ni nadie con quien hablar y estaba tocando fondo y formulando soluciones destructivas y desesperadas.

En ese momento, un mensaje llegó su celular.

"¿ya comiste algo? He preparado Kimchi, ¿estás donde los otros? voy para allá"

Al cabo de unos minutos, Seokjin llegó para encontrarse a un Namjoon encerrándose en su mismo, notablemente ansioso, y bastante molesto por su lenguaje corporal, era completamente distinto al chico maduro, centrado, tranquilo y con temple que conocía y admiraba.

Se sentó a su lado tratando de no incomodarlo, intuyo que algo sucedía desde el momento en que no recibió respuesta, desde que se unió al grupo de Bangtan siempre le contestaba de inmediato llamadas y mensajes, así que esperaba que no fuera algo tan grave, Jin sintió que su corazón dolía al ver al líder de su improvisada pandilla de nuevos amigos tan solo y molesto, tan dolido.

Seokjin puso una mano en la pierna derecha del otro, en un intento de calmar el tic de moverla para liberar ansiedad que era evidente.

Cuando este no reaccionó Jin trago saliva y reunió valor, se coloco hincado al frente de Namjoon y lo abrazó, sintió tensarse un momento al menor y luego como comenzo a relajarse soltando su cuerpo y soltando un apenas audible sollozo.

Luego de varios minutos, Jin se separó un poco para susurrarle al oído, "estoy aquí Namjoonie, sabes que cuentas conmigo incondicionalmente"

El sollozo se detuvo un momento, luego sintió temblar el cuerpo del alto Moreno que aún estaba entre sus brazos cabisbajo y luego de un suspiro pesado, Namjoon se separó del abrazo.

En total silencio, miró con sus ojos vidriosos a Seokjin, que no pudo evitar sentir que su corazón se quebraba al ver a Namjoon así y también tenía sus ojos vidriosos y una expresión de desolación.

Entonces Namjoon descubrió con sorpresa dos cosas, Seokjin estaba para él, y el verlo triste por su culpa le enternecia tanto como le dolía, dándose cuenta que Seokjin era mucho más importante para él de lo que era conciente.

Ese día mientras le hablaba a Seokjin de lo que tenía abrumado su interior, supo que no dejaría que nadie lastimara a su hyung y que Seokjin era alguien que no dejaría nunca alejarse pues le hacía sentirse tranquilo tenerle cerca.
Le hacía sentir seguro.