Y evidentemente lo intentaría, valía la pena hacer un esbozo sobre el resultado... Podría quedar bien, podría ser una buena idea... SERÍA una buena idea...

A las ocho de la tarde

El timbre de la puerta sonó una vez de forma tímida, el otro se estremeció y se miró la ropa, bien, tenía un pijama de animalito presentable, mierda... pero bien, le importaba mierda verse violable, se miró al espejo, el pelo, la cara, bien; asintió y tomó una inspiración, abrió la puerta, sabiendo que era él, y su expresión tranquila, coqueta, relajada. . . Cambió radicalmente al shock, la sorpresa y el escepticismo al ver las heridas en el cuerpo contrario. Tenía una terrible marca en la cara y en su cuello había un cardenal, una marca de... látigo...

El otro permaneció en silencio.

- ¿¡Pero qué mierda hicieron contigo!?- gritó sorprendiéndolo mucho por su reacción, pues nunca lo había oído gritar, al menos no estando presente, tomó su mano lo metió en su casa, olvidándose por completo de que tenía el suelo empantanado de hojas de papel arrugadas.

Cerró la puerta y lo acompañó al sofá, lo dejó allí sentado, tomó sus mejillas con suavidad, acariciándolas con los pulgares, mirando la herida que tenía en su cara y corrió hacia el baño para tomar el botiquín, después se acercó precipitado y puso un poco de alcohol en la herida del cuello, y también en la de su cara, pensando que ahí se acababa todo, limpió, puso desinfectante, y después puso yodo, finalmente un pequeño vendaje, y en caso del cuello un parche.

- ¿Qué te hicieron?

- Esto es poco en comparación con lo que he llegado a tener...- Lo miró horrorizado, su expresión estaba deformada en tanto temor que temió porque se pusiera a llorar.- Necesito dinero...

- ¿Te dejas maltratar así, solo por eso? Ken... por dios... Cardenales, heridas, cortes... Esto no es normal...

- ¿Seguro?- se quedó perplejo ante aquella respuesta.

Se quitó la chaqueta naranja, en segundo lugar, la de tirantes grises, se giró mostrando su espalda. Lo escuchó jadear, estremecerse, y, finalmente, sollozar.

- Esto que ves... Esto es lo que tengo que esconder... Esto es lo que escondo en cada sesión con cada cliente... Este es el día a día de un prostituto...- Lo miró de frente otra vez, tapaba su boca con ambas manos, y silenciaba los sollozos todo lo que podía.- Heridas... Arañazos, sangre, cortes, golpes, pisotones, quemaduras, palizas, masoquismo, sadomasoquismo, mutilaciones, violaciones, tortura, profanación, dolor, heridas, gritos, llantos silenciosos, risas macabras... Ese es mi día a día...- el otro empezó a llorar mientras lo abrazaba con fuerza por los hombros, teniendo cuidado de no hacerle daño.- Por eso me gusta estar contigo...- confesó- Tú me das el descanso que necesito, eres el fin de semana después de una jornada inacabable... Eres como una noche de descanso después de estudiar durante horas... Duras poco, demasiado poco... Y cuando estoy contigo, es el único momento en el que puedo respirar...- Lo abrazó con fuerza, necesitaba aquel abrazo- Siempre eres mi primera sesión porque no quiero que veas mis heridas.... Ni mis sesiones con dominatrix... Ni los cortes... Ni los cardenales...- su voz se apagó progresivamente.

Se quedó en silencio unos minutos, abrazándolo como un niño pequeño desconsolado, y él como la madre que lo calmaba y escuchaba.

- Me gusta quedarme contigo, porque aunque no hagamos nada, es un momento placentero a tu lado...

- Dar pena... cobrar más...- suspiró pesadamente apartando la mirada, algo deprimido-.... Sé que debes hacerlo... Es tu trabajo... Pero...- hizo una pausa- Yo sé que es verdad... Porque no hay ningún reloj en la cómoda marcando el tiempo que nos queda juntos...- acarició sus mejillas- No permitiré que tengas más heridas... Ni que tengas que pagar excesivo dinero por los maquillajes que las cubren... Por favor... Vente conmigo para curarlas...- lo abrazó con fuerza.

- No puedo... Quiero... pero no puedo... No puedo aprovecharme de un cliente después de hacerle pagar un excesivo precio por una sesión conmigo...

- No es excesivo...

- Si lo es...- lo miró firme- Si vengo contigo más a menudo, el precio bajará, no permitiré que te gastes tanto en mí...- musitó acariciando sus mejillas, gesto que no era habitual en él, no solía hacer esos gestos- Y no aceptaré un no por respuesta...

- ....- hizo silencio y asintió con la cabeza lentamente, después lo abrazó más fuerte- ¿Tienes a alguien más hoy?- preguntó en bajo.

- No... Tampoco puedo quedarme mucho tiempo...- lo miró- Mañana tengo a dos por la mañana antes del mediodía...- hubo silencio en el que el emo se acomodó encima del otro, abrazándolo como un koala, intentando consolarlo, y ya de paso no ponerse a llorar él.- Silver...- susurró en bajo, este hizo un: "¿hmph?" En respuesta, todavía cerrando los ojos mientras lo abrazaba.- Las heridas sanarán... lo que no lo hará será mi orgullo... No tengo valor para nadie, siendo solo un prostituto no tengo derecho a nada... Por no poder, no puedo ni hablar en las otras casas, no puedo emitir ningún sonido, no puedo hacer nada sin que me den permiso para hacerlo... solo aquí es donde puedo hablar, aquí es donde puedo hacer lo que quiera dentro de unos límites amplios, eres el único que me deja tanta correa suelta... ¿Sabes lo que es sonreír cuando recibo tus llamadas? Estoy tan desesperado por un poco de humanidad que pierdo el culo para responder tus llamadas...

Silver lo miró, ahora separándose de él un poco, viendo su rostro, acariciando sus mejillas delicadamente, apretando los labios ligeramente.

- ¿Puedo invitarte a cenar?- preguntó haciendo amago de levantarse.

- Te devolveré la mitad de lo que me pagaste antes.

- No, no... Lo necesitas, quiero que te lo quedes, por favor...- ahora sí se levantó y tomó su mentón de forma delicada, besó su frente, este intentó hacer la cobra, alejarse, no podía hacer eso, su trabajo exigía que hiciera cualquier cosa con el cliente, pero que, pasase lo que pasase, no hubiera contacto con los labios en su cara, en cualquier zona de su rostro, igualmente acabó recibiendo un beso en su frente, apretó los labios- ¿No puedes?- negó lentamente- De acuerdo... Haré la cena...- acarició su mejilla con una mano.

- Insisto en devolverte una parte.- se levantó del sofá y lo siguió.

- No, no... Es la última vez que te lo pagaré entero, por favor... Hazlo por mí, y quédatelo entero, la próxima vez aceptaré la reducción, ya sabes lo cabezota que soy, es un milagro que aceptase la rebaja...- el otro se lo quedó mirando y suspiró- Para mí no es importante cuánto tenga que pagar...- empezó a hacer la cena para ambos- Sino los segundos que pueda acariciar tu piel... Sentirte pegado a mí... o incluso el tiempo que pueda mirar tus ojos...

- ...

¿Por qué él era así?

¿Por qué nadie era así con él?

¿Cómo era posible que esa criatura de Dios sufriera tal desprecio por sus compañeros...?

¿Cómo era posible que ese rollito de canela estuviera tan roto?

¿Por qué nadie quería conocerle como realmente era?

Si alguien lo hiciera descubriría que realmente sí valía la pena estar con él todo el tiempo del mundo. Su forma de ser valía la pena... él era único... Una persona muy atenta y curiosa que solo quería lo mejor para el contrario...

¡Incluso lo intentaba hacer sentir bien cuando tenían sexo!

Nadie hacía eso...

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Silver preocupado por Kenai me rompe el kokoro en 591984237482375678418947238492 millones de trocitos TnT

Kenai sufriendo por Silver me destruye la existencia.

Si lo mezclas me tienes a mi llorando como una niña a las 3 de la mañana.

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XD

Solo por eso, merezco voto uwu

XDDDD

Es broma

Aquí las opiniones ------------------>

Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo

Bye~

By Silvia Line

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