Día 7
Algunos villancicos
—¿De verdad tenemos que ir?
—Para empezar, tú fuiste quien aceptó la invitación.
—Sí, porque no creí que me enfermaría.
—¿Debo recordarte que eso también fue tu culpa?
—Izuku, yo debería estar molesto contigo por lo de ayer... ¿por qué pareciera que es al revés?
El aludido giró su rostro, viendo directo a la televisión.
—¿Izuku...?
No hubo repuesta.
Todoroki se levantó del cómodo sofá donde descansaba y se acercó al pecoso quien simulaba estar muy entretenido con la televisión.
—¿Por qué ves mujeres con un enorme tra...?
—¡No puede ser! —gritó cuando fue consciente del programa que pasaban, cambiando de canal y dejando uno de noticias locales—. Y-Yo... yo solo veo noticias, no sé de que hablas —se excusó aún sin darle la cara.
El más alto apagó el televisor y lanzó el control al sofá, dejándolo fuera del alcance del rizado quien le veía con nerviosismo.
—Estaba viendo eso —reclamó.
—No, no lo hacías —le tomó por los hombros y se sentó frente a él en la alfombra—. Izuku, en serio... ¿cuál es el problema?
—¿Problema?
—Midoriya... —murmuró en un tono de voz amenazante.
Eso hizo que el pecoso se congelara y le viera con sorpresa. Entonces suspiró y desvió la mirada, totalmente sonrojado.
—Y-Yo... Yocantohorribleynoquieroserpartedeesekaraoke —confesó en un susurro y sin modular correctamente, dejando al semi albino igual de confundido que en un principio.
—¿Qué?
—No me hagas repetirlo —murmuró.
—Lo digo en serio, no he entendido nada.
—Canto horrible —confesó aún sin verle de frente—. Y los chicos insistirán en que participe y no sé si pueda con la vergüenza —susurró temeroso—. Incluso te avergonzaré a ti y...
Shoto le observaba sin dar crédito a lo que estaba escuchando.
¿Podía existir alguien más adorable que Izuku?
No, imposible, no había manera, el chico frente a él era un espécimen único en la alocada sociedad en la que vivían. Todoroki le vio con sorpresa y dejó caer su rostro sobre el hombro de su pareja, entonces comenzó a reír.
—No es divertido —demandó cubriéndose el rostro con ambas manos—. No quiero ir, no hay manera, no iremos y es mi última palabra —sentenció totalmente apenado.
—No hay manera de que eso ocurra —confesó el semi albino sin alzar la mirada—. Ahora quiero oírte cantar.
—¡Jamás! —exclamó—. ¡Eso nunca ocurrirá! —zarandeó al chico frente a él sin poder disminuir su sonrojo—. ¡Olvídalo!
—Izuku, vamos...
—¡No!
—¿No hay una manera en la que pueda convencerte? —preguntó mientras seguía siendo sacudido por el pecoso.
—Shoto, ni aunque mi vida dependiera de ello...
—¿Y la mía?
Midoriya detuvo su acción y lo observó con asombro, eso era jugar sucio y Todoroki lo sabía.
Vaya tramposo había resultado ser...
¿Cuándo el chantaje emocional se había vuelto una opción?
—Todoroki Shoto... no iré a esa reunión con karaoke y es mi última palabra —sentenció con determinación y viendo al más alto de frente, sin ninguna duda en sus palabras.
—Te odio.
—No es cierto, me amas.
—No, ahora mismo te odio —murmuró mientras simulaba una sonrisa—. Momo-chan, muchas gracias por invitarnos.
—Oh por favor, me alegra tanto que estén aquí.
La muchacha sonrió con esa dulzura que solo ella poseía y les hizo paso para se unieran al resto de sus amigos.
—Miren quien llegó —dijo Uraraka con una enorme sonrisa—. Creí que ya no vendrían.
—Izuku no quería que...
—Me quedé dormido —intervino mientras cubría la boca de su novio con ambas manos—. ¿Te parece si nos sentamos? —preguntó sonriendo—. Si, bien, vamos entonces.
El grupo ignoró la situación, la mayoría estaba enfrascado en una conversación sin mucho sentido, otros comían y la dueña de casa —y anfitriona— simplemente se encargaba de que todos sus invitados estuviesen cómodos.
Midoriya se encontraba hundido en su asiento con Todoroki a su lado que lo sobresaltó cuando estornudó. Observaba alrededor, con intenciones de pasar desapercibido, pero entonces notó que no era el único que no quería estar ahí.
Katsuki observaba con clara irritación al pelirrojo a su lado, como si quisiera asesinarlo con la mirada, de seguro intimidaría a cualquiera...
Si tan solo Kirishima no estuviese tan entretenido con sus amigos.
—Das mucho miedo ahora mismo —susurró el semi albino en su oído.
Eso logró que Midoriya bajara la guardia por un momento.
—¿De verdad?
—Sí, es como si intentaras imitar la mala cara que tiene Bakugo ahora mismo.
Izuku le miró confundido y entonces suspiró.
—Oye, sabes que nadie te obligará a cantar ¿verdad? —preguntó con calma—. Además, siempre podemos congelar todo y huir.
—¿Qué tipo de héroe eres tú?
—Uno muy moderno —respondió acomodándose en su asiento.
Midoriya iba a replicar cuando las luces de un momento a otro se apagaron y el enorme televisor en el centro de la sala se encendió, cegándolos a todos por un segundo. Yaoyorozu apareció con un micrófono entre sus manos y una enorme sonrisa en el rostro acaparando todas las miradas y consiguiendo la atención de todos los presentes.
Nadie le veía con intriga, puesto que todos sabían para que estaban ahí, y la verdad es que los únicos que parecían reacios a participar eran Bakugo y Midoriya. Todoroki simplemente estaba compartiendo con sus amigos y ahora colegas en el trabajo, por supuesto que no cantaría.
Por favor, ni siquiera cantaba el feliz cumpleaños, mucho menos sería parte de un karaoke.
—Chicos, extrañaba mucho el tiempo con ustedes —comenzó diciendo la azabache—. Sé que nos vemos constantemente por cosas de trabajo y tal, pero el poder relajarnos y compartir como cuando estábamos en la escuela ha resultado más complicado de lo que creí.
—Los extrañaba tanto —dijo Mina Ashido poniéndose pie.
—Sí, igual yo —le secundó Tooru—. No nos vemos tan seguido como antes.
—Pero... nunca te hemos visto de todas formas —agregó Tsuyu.
Todos comenzaron a reír ante eso, pero entonces, Iida intervino.
—Chicos, nuestra compañera quiere decir unas palabras —señaló imitando la acción de la chica de tez rosa—. Dejen de interrumpirla por favor, algo de control.
—Iida... ya no eres nuestro delegado —indicó Mineta con una posición altanera en su asiento—. Deja de ser tan ruidoso.
Tenya se sonrojó y tomó asiento en silencio.
—Hombre... ¿qué cosas dices? —intercedió Denki—. No importa que tan ancianos seamos, Iida siempre será nuestro delegado...
—Es cierto, este chico es nuestro eterno delegado —apoyó Kirishima.
—Iida, Iida... —aclamaba el par, siendo seguidos por todos en la sala.
Excepto claro, por Katsuki, Todoroki y Mineta, este último, ligeramente irritado.
El chico de gafas sonrió entusiasta y su pecho se infló de orgullo. Se sentía tan bien ser reconocido por lo responsable y atento que era.
—Chicos... —murmuró Momo sin querer acabar con los ánimos de todos.
La azabache los observó y no le quedó de otra que sonreír, esperó pacientemente a que terminaran de hablar y entonces sin más dilación dio inicio al dichoso karaoke.
—Tenemos muchos temas navideños, ya saben, para estar acorde a la fecha —comentó entusiasta y con un brillo especial en la mirada—. Haremos un concurso, si ustedes quieren...
—Espera un poco —interrumpió Ochako alzando su mano en el aire—. No sería justo, porque todos somos malísimos al lado de Kyoka-chan.
—Diablos, eso es cierto —coincidió Kaminari—. Sonaremos del asco en comparación a ella.
—Y es por eso, por lo que yo seré quien los juzgue —habló por primera vez la muchacha de cabello corto.
—¿Es obligación participar? —preguntó Tokoyami.
—Pido ir primero —solicitó Aoyama.
Entonces, todos comenzaron a hacer preguntas y peticiones, volviéndose un verdadero caos en el que Yaoyorozu no sabía cómo intervenir. Iida por otro lado, solo movía sus manos con sus típicos gestos robóticos e intentaba poner orden.
—Te ves muy calmado —comentó Izuku viendo de reojo al heterocromático.
—Sí... digamos que cuando vives con alguien que es un imán para los problemas... te acostumbras —mencionó antes de comer takoyaki y darle una recorrida veloz a su entorno con la mirada, solo para notar lo loco que se había puesto todo en cosa de segundos.
—Fingiré que no dijiste eso.
—Bakugo, hagamos un dueto —sugirió Kirishima con ilusión.
—Olvídalo.
—Oh vamos, ganaremos el premio —agregó—. Sea lo que sea.
—Me has traído hasta aquí, no pienso cantar —sentenció—. No tientes a tu suerte.
Izuku los veía sin real interés, puesto que realmente estaba pensando en qué método había utilizado Eijiro para convencer a Kacchan de salir de casa para ir y compartir con todos ellos.
El pecoso desvió su atención nuevamente el muchacho a su lado y le arrebató de su plato con una sonrisa triunfal, dio el primer mordisco, sintiéndose satisfecho con la sonrisa que le otorgaba su pareja...
—Entonces... ¡Midoriya hará un dueto conmigo!
El señalado comenzó a toser, ahogándose por la repentina declaración de Kirishima, el bullicio entonces cesó y centraron su atención en la parejita estrella, y es que también Todoroki había sido tomado por sorpresa.
—Amigo... ¿estás bien? —preguntó el pelirrojo con preocupación—. Digo... ¿están bien?
—¿C-Cómo quieres que lo esté? —preguntó Izuku con la garganta sensible y la voz ronca.
Yaoyorozu apareció como un ángel con dos vasos con agua para ayudar a pasar el mal trago.
—Gracias —dijo Shoto una vez recuperado.
—En serio... ¿por qué es tan malo hacer un dueto conmigo? —cuestionó Kirishima un poco confundido con la situación, y es que, por sus reacciones, le fue inevitable creer que el del problema era él.
—No es eso, es solo que... —Izuku observó a Todoroki y estornudó de la manera más falsa posible.
Que malo era mintiendo.
—Mi garganta está muy delicada —mencionó como excusa—. Shoto me contagió su gripe y pues... no quiero empeorarlo.
—Ya veo —dijo Eijiro mientras alzaba su dedo pulgar en aprobación—. ¿Te sientes bien?
—Es curioso —intervino Ochako.
—¿El qué? —preguntó Tenya a su lado.
—Ayer Deku-kun dijo que Todoroki no quería contagiarlo y pues...
Midoriya entró en pánico al escuchar aquello, y sabía que era malo mentir —sin mencionar lo malo que era en ello— pero ya no había vuelta atrás, haría todo lo que estuviese a su alcance con tal de que nunca nadie le oyera cantar.
—Está en el aire —comentó para toser—. Nuestro hogar se volvió un nido de gérmenes y eso...
—Izuku, lo haces parecer como si fuese realmente grave —murmuró el chico de cabello bicolor—. Es solo una gripe.
—Bien, bien, déjenlos en paz —intercedió Jirou—. Comencemos de una vez o se nos pasará la noche en esto.
Todos los presentes asintieron en respuesta y comenzaron a armar equipos mientras reían.
—Ni siquiera mentir lo haces bien —gruñó el chico rubio de mirada asesina.
—Lo sé —reconoció apenado.
Shoto sonrió y suspiró agotado, rodeó los hombros del más bajito con su brazo y acercó sus labios a los oídos del pecoso.
—Ha sido una mentira blanca, no te comas la cabeza sintiéndote culpable —le susurró.
—¿Cómo sabes que...?
—¿Con quién crees que hablas? —le regañó a modo de broma—. Midoriya Izuku, sé más de ti, que de mi mismo.
—Me siento un horrible ser humano.
—¿Por mentir sobre una gripe?
—Sí.
—Horrible ser humano, eso es vandalismo.
—Shoto, estoy hablando en serio.
—Bien, bien...
—¿No pueden estar sin hacer sus mierdas raras? —cuestionó Bakugo muy irritado—. Deku, idiota, contrólate o te parto la cara —advirtió.
El pecoso le miró sin comprender realmente su enfado.
¿Qué había hecho esta vez?
Ni siquiera estaba abrazando a Todoroki —que tampoco sería delito hacerlo, eran pareja, al fin y al cabo— tampoco se habían besado —desde ayer para su desgracia— y tampoco estaban tomados de la mano, entonces...
¿Por qué Bakugo estaba tan molesto?
—All I want for Christmas... Is you...
Cuando la melodía comenzó a volverse más animada, fue que todos enloquecieron a la vez.
Midoriya y Todoroki eran los únicos sobrios en ese lugar, incluso Yaoyorozu estaba levemente mareada, pese a que no bebió más de la mitad de una botella individual. Izuku tenía muy mala resistencia al alcohol, pero Momo sin dudas se llevaba el premio.
Fue en ese momento en que el pecoso pudo presenciar los diferentes tipos de ebrios que existían en su círculo social.
Comenzando por Kaminari, Mina, Sato y Mineta, que resultaron ser de aquellos que no dejan de reír o hacer bromas a cada oportunidad, el único que había resultado sorprenderlo en ese grupo era Sato, dado que parecía ser alguien tan centrado y tímido, aunque puede que, con ayuda del alcohol, se haya desinhibido por completo.
Luego, la gran mayoría era de aquellos que no causaban problemas en absoluto, simplemente observan todo y seguían bebiendo en silencio.
Kirishima junto con Tsuyu y —por increíble que pareciera— Tokoyami, eran de aquellos que lloraban porque todo les parecía muy triste, muy filosófico o simplemente porque sí.
Aoyama hablaba de sí mismo más ególatra que de costumbre.
Ojiro, Koda, Iida, Shoji y Sero habían cedido ante el cansancio y dormían en algún lugar de la enorme sala.
Pero sin duda alguna, quienes más le preocupaban, era el pequeño grupo que se volvía agresivo a causa del alcohol, siendo parte de este su amigo de la infancia, su mejor amiga y al parecer, Kyoka.
Ese último conjunto era en definitiva a quien más atención debía ponerles encima, porque definitivamente nada bueno podía resultar de una pelea entre esos tres.
—Todos olvidaron por completo el karaoke —mencionó Shoto, inalterable ante aquel embrollo.
—Desearía que fuera así —dijo Midoriya mientras señalaba la batalla que estaban desatando por adueñarse del micrófono.
Entonces Kaminari se apoderó por completo del micrófono y cambió la canción en cosa de un parpadeo.
—Noche de paz... —comenzó cantando—. N-Noche de amor... —se mordió el labio inferior en un intento de aguantar la risa—. Todo...
Y entonces estalló en carcajadas.
—¡No, nadie tendrá paz esta noche! —gritó Ashido.
—Dame eso —interrumpió Kirishima, apoderándose del micrófono.
—Shoto, esto no va bien —le susurró Midoriya—. Tenemos que... ¿podrías dejar de grabar?
—Es para la historia —respondió sin dejar de registrar toda la situación.
—Era Rodolfo un reno, que tenía la nariz... —coreó el pelirrojo sintiendo como se animaba poco a poco con la canción.
—Oh no, ya empezaron con la canción de Rodolfo.
—¿Quién es Rodolfo? —inquirió el semi albino una vez guardó su móvil.
—El reno, que tenía roja su nariz —respondió Midoriya.
Ambos se quedaron viendo fijamente, Izuku con una expresión seria mientras Shoto bostezaba sin importarle demasiado lo que pudiera pasar. Entonces la atención del par fue robada por cierto pelirrojo que nuevamente comenzaba a llorar desconsolado.
—¿Kirishima? —preguntó el pecoso corriendo en su dirección—. ¿Qué tienes? ¿estás bien?
—Midoriya... todos se reían de Rodolfo —gimoteó—. Y se quedó solo...
Nuevamente, las lágrimas caían por montón.
—Eso es tan sucio, solo tiene su nariz roja.
—¡Te dije que no estamos juntos! —gritó Bakugo a la distancia.
—¡Jamás te lo pregunté! —respondió Kyoka.
—Shoto, por favor, quédate con Kirishima, iré a detener a esos dos —solicitó el pecoso a punto de volverse loco.
Todoroki sostuvo a Eijiro por los brazos y observó la situación en silencio.
—Todoroki, habías pensado alguna vez... lo adorable que es Midoriya —comentó el pelirrojo entre lágrimas—. Es como ese hermanito pequeño que quisieras cuidar toda tu vida.... —sollozó un poco y volvió a llorar—. Pero él es quien nos cuida siempre...
—Luego crecen, se enamoran, y se olvidan de ti —le prosiguió Asui entre lágrimas.
—Nunca volverán a beber alcohol en su vida... —sentenció Todoroki sin soltar a Kirishima y ahora con Asui sobre su espalda.
En tanto, Izuku se encontraba entre Jirou y Bakugo, quienes no dejaban de insultarse, poniendo al pecoso en una situación realmente incómoda. Suspiró cuando divisó a lo lejos como Ochako le reclamaba a Iida por haberse dormido, por ahora, era quien menos peligro representaba, prácticamente hablaba sola, así que no había de qué preocuparse, al menos, por ahora...
—¡Deku, maldita sea, quita tu estúpido rostro de aquí o te mandaré a volar! —amenazó su amigo de la infancia quien al parecer estaba preparándose para una batalla.
—¡Bakugo, deja de gritar o yo te enviaré a volar!
Kyoka daba miedo, sí, Izuku esa noche entendió lo mucho que esa chica podía intimidar.
Midoriya buscó con la mirada a su novio para saber si él lo estaría llevando mejor, pero soltó un jadeo de asombro al verle recostado en el suelo, junto a Kirishima y Asui, ambos sosteniendo sus brazos como si intentaran impedir que el chico se escapara.
Se las ingenió para huir de la discusión sin sentido entre Katsuki y Kyoka, y se fue a paso veloz donde Todoroki.
—Izuku... creo que me siento deprimido.
—¿También tú? —preguntó buscando la forma de sacarlo de ahí.
—La vida es tan corta y somos tan ilusos que desperdiciamos nuestros días en cosas estúpidas, en vez de vivir como se debe —comentó Tokoyami desde un rincón—. Somos héroes y salvamos vidas, pero... ¿y si hay quienes simplemente no quieren ser salvados?
—Izuku, por favor, en serio creo que me estoy deprimiendo al estar aquí.
—Chicos, me llevaré a Shoto un momento, espero no les importe...
Pero entonces Kirishima le tomó del brazo y lo obligó a acostarse junto a ellos en el suelo.
—Podrías haber cantado y para mañana nadie lo recordaría —indicó Shoto con cierto aire de tristeza—. Que lamentable no haberlo conseguido... —y suspiró.
—Shoto, por favor, contrólate.
—¡Ahora aprenderán como se canta un maldito villancico!
—No puede estar pasando —murmuró Izuku mientras veía con asombro como Bakugo tomaba el micrófono y Kaminari entre risas colocaba una canción.
—¡Oh por dios, Katsuki va a cantar! —gritó Kirishima poniéndose de pie en un acto veloz.
—¿Puedo grabar esto? —preguntó Todoroki en un susurro.
—Momo-chan enloquecerá al ver este desastre.
—Yo la veo muy entusiasmada —comentó el semi albino sin dejar de grabar.
Ambos vieron hacia la pantalla con curiosidad, y al costado de Katsuki se encontraba la anfitriona con una enorme sonrisa mientras le daba ánimos entre aplausos al chico rubio.
—¡Jingle bell, jingle bell, jingle bell rock!
—¡Jingle bells chime in, jingle bell time...! —secundaron en grupo mientras alzaban las manos y aplaudían acorde a la melodía.
—Creo que... no es tan malo como parece —reconoció Izuku.
—Quien diría que Bakugo sería el que calmaría la situación...
Midoriya comenzó a reír sin levantarse del suelo, observó a Todoroki quien aún tenía a Tsuyu colgada de su brazo derecho y entonces suspiró. El mas alto le miró sacando el teléfono, como si estuviese pidiendo su permiso con la mirada.
—Oh, hazlo de una vez.
Shoto sonrió y comenzó a grabar aquel momento, que de seguro nunca olvidarían, pero también reconocía que era gratificante saber que tendría con qué chantajear a Bakugo cuando hiciera falta.
Día 7, sigo con vida.
Pronto tendré que recurrir al canibalismo. Fin de la nota.
Ok... No, pero bueno, como siempre, espero estén disfrutando esta locura D:
Por cierto, algo importante que quiero agregar, es que "Cirque de Rêves" y "Podemos Manejarlo" Sí, estoy escribiendo y tal, pero... Pasa que como me propuse hacer esto diariamente hasta el 25, no quiero escribir apurada lo otro y que salga cualquier basura (más basura) por lo que, sé que posiblemente me odiarán, pero quiero subir sin falta ambos después de Navidad y tal (si termino antes, pues lo subo antes)
Pero no quiero verme apurada escribiendo aquello porque sinceramente sé que me saldría un poco del ritmo y me conozco, saldrá algo espantoso. 🤦🏻♀
Sin más, espero que no me odien (tanto) y... Me despido por hoy 😭💕
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