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Día 24

Nochebuena

Al fin era el gran día, aquel para el que se preparó por semanas, nada podía salir mal, no después de lo difícil que le había resultado el llegar vivo hasta ahí.

Todo sería perfecto, claro... si tan solo no hubiesen tenido que trabajar durante el día, porque ahora corrían de un lado a otro en un intento de poner todo en orden para cuando comenzaran a llegar sus amigos, estaba resultando un verdadero desastre, pero entonces entre el nerviosismo, Izuku comenzó a reír sin control.

—¿Estás bien? —preguntó Todoroki en lo que terminaba de arreglar la mesa para sus invitados.

El pecoso continuó riendo y se dejó caer en sofá.

—Izuku...

—N-No puedo... —se limpió unas cuantas lágrimas en lo intentaba regularizar su respiración—. No puedo dejar de reír...

—En serio... debes calmarte un poco —sonrió y le arrojó un cojín en el rostro—. Ve a darte un baño, cuando estés listo iré yo y así uno de los dos estará al pendiente para cuando llegue alguien.

—¿No quieres ir primero?

—Me gustaría ir contigo, pero temo no volver a salir —dijo a modo de broma, soltando una leve carcajada cuando recibió el cojín de regreso, ahora contra su rostro.

—No tardaré —agregó sonrojado por el último comentario de su novio—. Solo espero no dormirme bajo la ducha.

—Es tu turno pagar la cuenta del agua de todas formas —se encogió de hombros y se acomodó en el sofá donde hace unos segundos el pecoso reía sin razón aparente.

Midoriya suspiró y se encaminó al cuarto de baño.

Shoto se permitió descansar por unos minutos, pero se vio interrumpido al sentir una punzada de dolor en su mano derecha. La retiró con rapidez y observó con intriga a su atacante.

—¿Cuál es tu problema conmigo?

La pequeña le observó y comenzó a agachar las orejas, no había que ser un genio para predecir que estaba lista para atacar. Movió su cola de manera lenta e incluso luciendo un tanto elegante de un lado a otro, entonces saltó sobre el semi albino y se abrazó a su antebrazo con sus patas traseras y delanteras como si no quisiera dejarlo ir, pero lejos de ser un gesto cariñoso, comenzó a morder y a patear con sus pequeñas patitas como si fuese un canguro diminuto.

—Auch... oye... eso duele... espera —intentó quitarla, pero la minina seguía muy entretenida con su misión—. Basta, basta... en serio, eso duele.

La pequeña que ahora llevaba por nombre Kichi, soltó su agarre solo para trepar por su brazo y posicionarse sobre el hombro del heterocromático.

—Mira nada más —dijo quejumbroso mientras veía las marcas que tenía en su mano diestra—. Desde que llegaste a casa me tienes las manos llenas de marcas y cicatrices... no creí que ser padre fuera tan doloroso.

Ignorando por completo las palabras de Todoroki, la —aparentemente— dulce criatura, comenzó a jugar con su cabello, tirando de este con sus pequeñas patas y en ocasiones intentando morder.

—Detente de una vez... en serio... ¿cuál es tu problema conmigo? —cuestionó intentando quitarla de encima—. ¿Me odias? —la sostuvo entre sus manos y la alejó de su rostro—. Eres tan pequeña... ¿cómo puedes ser tan peligrosa y violenta con tu tamaño?

Recibió un simple maullido en respuesta y la criatura pronto comenzó a retorcerse entre sus manos con intenciones de ser liberada, como vio que no daba resultados, volvió a morder la mano derecha del semi albino.

—Ya entendí, ya entendí —se quejó mientras la dejaba sobre el sofá—. Pero... ¿por qué solo mi mano derecha? —preguntó alzándola para observar las nuevas marcas en estas.

Una idea extraña pasó por su cabeza, entonces pese a sentirse inseguro, acercó su mano izquierda hacia la criatura y comenzó a acariciar su cabeza. Por alguna razón extraña, eso pareció calmar a la pequeña, pronto ya había comenzado a ronronear y se acomodó cerca de su pierna, dejándose llevar por las suaves caricias que Shoto le otorgaba.

En cosa de minutos ya estaba completamente dormida.

—Eres increíble —susurró sin detener sus mimos—. Aunque... no pudiste llegar a un mejor lugar que este —sonrió y comenzó a sentir el cansancio apoderarse de su cuerpo, pero el sonido de la cámara y el flash logró despertarlo de golpe, y de paso cegándolo momentáneamente.

—Rayos...

Todoroki sonrió ante la poca discreción del pecoso.

—Izuku, creo que estoy ciego.

—No se supone que resultara de esta manera —comentó avergonzado—. Pero verlos así... no pude resistirme.

—Logré que se durmiera... luego de morderme hasta el cansancio...

—Es porque te quiere.

—Curiosa manera de demostrar su amor.

—Bueno... —se rascó la nuca con nerviosismo y luego se encogió de hombros—. Supongo que así lo hacen los gatos.

—Yo no te muerdo por... —lo meditó en silencio y luego suspiró—. Olvídalo.

Midoriya comenzó a reír y estiró su mano para ayudarle a ponerse de pie.

—Ve a darte un baño —dijo en un tierno susurro—. Yo me quedaré con la pequeña bestia.

Shoto suspiró sintiéndose agotado y besó la frente del rizado una vez estuvo de pie.

—Alguien se ha puesto muy guapo ya —sonrió ante el sonrojo que recibió en respuesta y le revolvió el cabello húmedo—. Bien, descansa un poco, pronto tendremos a mucha gente loca aquí.

Era cierto, pronto llegarían sus amigos, y el mantenerlos a todos contentos y tranquilos sería el verdadero desafío.

Todoroki no necesitó poner un pie fuera de la habitación para notar que sus invitados ya estaban en casa.

Sus amigos eran tan ruidosos...

Suspiró, intentando prepararse psicológicamente para la larga noche que le esperaba, entonces salió y antes de poder saludar siquiera, ya estaban colocando algo en su cabeza.

—¡Feliz navidad! —exclamó la castaña en lo que sonreía de manera deslumbrante.

—Pero aún no es navidad.

—Oh... bueno, es un regalo adelantado —mencionó.

Uraraka sacó su móvil y en un movimiento veloz, le sacó una fotografía, sonrió satisfecha y se la enseñó.

—Ahora eres un reno de santa.

El de mirada heterocromática observó a su alrededor y todos llevaban algo en la cabeza, algunos cuernos de renos, otros con los gorros de santa.

—¿Y esto por qué?

—Para que sientas el espíritu navideño fluir dentro de ti.

—¿Ha sido tu idea?

—De Kaminari, pero es divertido —reconoció la muchacha sacando otra fotografía, pero esta vez, a todos sus amigos.

—Ochako, dónde... —el pecoso se detuvo y comenzó a reír mientras veía a su novio y a su amiga— Shoto... ¿qué llevas en la cabeza?

—Cuernos de reno —respondió sin comprender el motivo tras su risa.

—Deku-kun, has huido de mí desde que llegamos, y no serás el único que no lleve nada en la cabeza —le regañó—. Me esperas aquí.

—No es necesario...

—He dicho que me esperes aquí.

El rizado asintió nervioso ante la voz demandante de la castaña y Todoroki sonrió.

—Bien... supongo que ahora soy un reno.

—Lo eres.

—Será una larga noche...

Midoriya le vio con ternura y se acercó dispuesto a robarle un beso, pero una discusión a la distancia les hizo detenerse.

—Kaminari, eres un verdadero idiota.

—No ha sido mi culpa, lo digo en serio —se defendió.

Los dos se acercaron al resto de sus amigos, Shoto saludó a todos de manera rápida —excepto a Bakugo, solo compartieron una mirada entre desafiante y desinteresada— pero pronto Izuku intervino robándose la atención.

—¿Qué ocurre?

—Bro, sabía que no debía dejarte solo comprando estas cosas —comentó Kirishima aguantando la risa.

—Les juro que no me di cuenta —se defendió.

—Idiota, de seguro te pusiste a coquetear con la chica del mostrador —le regañó Kyoka.

—Te digo que no —gimoteó—. Me puse a charlar con la anciana y simplemente... oh diablos, lo siento Midoriya.

—¿Por qué? —cuestionó confundido—. ¿Qué has hecho?

—Bueno, bueno... no importa, un error lo puede cometer cualquiera —dijo Ochako—. Además... estas son perfectas para Deku-kun.

El pecoso comenzó a retroceder a paso lento, intentando que nadie lo notara, pero pronto sintió unas manos sobre sus hombros.

—¿A dónde crees que vas?

Tragó con dificultad al escuchar la voz de Kirishima tras de él.

—Mira, unas lindas orejitas de conejo —anunció la castaña mientras se acercaba al rizado.

—No, gracias... —dijo sonando ansioso—. Estoy muy cómodo así...

—No hay manera de que no las lleves —dijo Jirou que también llevaba unos cuernos de reno— Incluso Bakugo aceptó llevar un gorro de santa.

Miró a Shoto en busca de ayuda, pero este se encogió de hombros y sonrió.

—Solo soy un reno, lo siento.

Uraraka terminó por acomodarle las orejas de conejo y sin preguntar siquiera, le sacó una foto.

—Genial, creo que ya tengo fotos de todos.

—Lo siento amigo, de verdad que no noté el error —murmuró el muchacho rubio totalmente apenado—. Pero si te hace sentir mejor... te quedan de maravilla.

—Aunque los conejos no tienen relación alguna con la navidad —opinó Iida mientras observaba con cuidado a su amigo—. Debo reconocer que estoy de acuerdo con Kaminari.

—Los renos no usan gafas y nadie te ha dicho nada al respecto —bromeó la castaña.

El silencio se hizo presente cuando se escucharon unos golpecitos en la puerta.

—Oh, quizá es mi madre —anunció Izuku en lo que se dirigía a la puerta principal.

Abrió la puerta con una enorme sonrisa y se alegró al ver que efectivamente se trataba de su madre, su sonrisa se ensanchó al percatarse de que no venía sola.

—Bienvenida.

—Vaya, veo que somos los últimos en llegar.

Inko se hizo paso dentro del apartamento junto a Toshinori, pero nadie se esperaba que tras ellos hubiera más personas.

—Aizawa-sensei, aceptó mi invitación después de todo —comentó muy alegre.

—Sí, alguien insistió mucho —reconoció mientras miraba de reojo a la pequeña niña que venía aferrada a su mano—. Oh, y no hemos venido solos, espero no te importe.

—¿Eh?

—Feliz navidad chico problemático.

—Mirio, aún no es navidad —murmuró Tamaki tras de él.

—Oh, eres un dulce conejito —dijo Nejire uniéndose a la conversación—. Que lindos lucen todos.

—Pasen por favor, que alegría verlos después de tanto.

Si antes ya estaban animados, ahora la de problemas sin duda serían el doble, pronto el bullicio aumentó de manera impresionante y las charlas pasaron a ser gritos y risas descontroladas.

—Quien iba a pensar que llegaría la hora de la comida y aún no ha explotado nada —comentó Shoto apareciendo junto al rizado quien observaba satisfecho el ambiente que se había generado.

—Sí, bueno... parece que Kacchan está muy entretenido —señaló impresionado al ver como el rubio jugaba con la pequeña criatura que no dejaba de morderle las manos.

—No sé cuál de los dos me preocupa más.

—Pero... se ve divertido, oh, y mira —agregó en un susurro—. Creo que Aizawa-sensei muere de ganas por jugar con ella, pero sé que no lo dirá.

—Quizá, sobrevivamos a nochebuena —bromeó el semi albino.

—Puede que lo logremos.

Ambos compartieron una sonrisa cómplice y se dispusieron a disfrutar junto a todos sus invitados, en definitiva, tendrían que mudarse a un lugar más amplio.

—Midoriya... ¿dónde tienes el alcohol? —preguntó Denki a modo de broma.

—Kaminari, estamos en un ambiente familiar, no debes consumir alcohol en navidad —le recriminó Iida—. No deberías consumir alcohol en absoluto.

—Amigo, le quitas lo divertido a la navidad.

—Lo divertido de la navidad es estar todos juntos —opinó Kirishima—. Pero apoyo a Kaminari de todas formas —alzó los puños y sonrió—. Midoriya, trae el alcohol.

—No pienso cargar contigo ebrio —refunfuñó Bakugo.

—Yo sé donde lo esconde —anunció Uraraka entre risas.

—Olvídenlo —intervino Aizawa—. No dejaré que Eri los vea perder la dignidad estando ebrios.

—Izuku... ¿escondes alcohol aquí? —preguntó Inko sorprendida.

—Chicos, calma ya, esto se vuelve extraño —murmuró Toshinori con una enorme sonrisa en el rostro, pero siendo ignorado de todas formas.

—¡Ah! —gritó Bakugo a modo de queja—. ¡Deku, tu rata está mordiendo mi pierna!

—Es un gato bro, incluso yo lo sé —agregó Kaminari.

Todoroki parecía ser el único que comía con calma, después de todo, sus cenas navideñas en familia no solían ser muy diferentes a la que tenía ahora mismo, sin mencionar que en su familia no eran tantas personas como las que ahora estaban en su apartamento, y el que causaran un desastre parecido ya decía mucho.

Izuku en tanto, intentando convencer a su madre de que no tenía alcohol en su apartamento.

El semi albino sonrió ante la escena, pero pronto sintió su móvil vibrar en su bolsillo derecho, lo sacó con una clara expresión de intriga y sonrió de manera discreta cuando en el remitente vio el nombre de su hermana.

Se trataba de una fotografía donde salía ella sonriendo mientras su madre aparentemente regañaba a Natsuo —quien cabe destacar, reía sin parecer muy preocupado.

"Natsuo acaba de tirar nuestra cena, espero tengan espacio para nosotros"

Leyó el mensaje sin poder creer lo idiota que era su hermano, en serio, él era el menor y parecía ser el más maduro, suspiró al ver la fotografía otra vez, pero una voz tras de él le hizo dar un brinco.

—Todoroki... ¿quién es esa chica? —preguntó Nejire viendo la fotografía sin ningún tipo de disimulo.

—Eh... —le vio confundido y entonces habló—. Mi hermana mayor.

—¿Hablas en serio? —inquirió con una enorme sonrisa—. Ella es la chica a la que ayudé hace un par de días... ¿cómo está ella?

—Espera... ¿qué?

—Sí, por desgracia no encontré al sujeto, ella se veía muy afectada —susurró con cuidado de que nadie la oyera además del semi albino.

—¿Hablas en serio?

—¿Por qué mentiría? —preguntó con inocencia.

—Yo... eh... —parpadeó un par de veces, sintiéndose realmente confundido—. No sé qué decir...

—¿Eh? —ella comenzó a reír y le dio unos golpecitos en la espalda—. No tienes por qué —sonrió con dulzura y ladeo ligeramente la cabeza— Pero... ella está bien ¿verdad?

—Claro, claro —respondió apresurado— Es más... dentro de poco vendrá aquí y...

—¿Es en serio? —preguntó entusiasmada—. Maravilloso.

Antes de que Shoto le agradeciera correctamente, Najire ya se marchaba donde sus amigos dando saltitos de alegría como si fuese una niña. Se sintió perdido entre sus pensamientos, aquel momento tan desagradable comenzaba a reproducirse nuevamente en su cabeza, o eso hasta que sintió que alguien le veía de pie tras de él.

Alzó al mirada y se encontró con ese par de ojos que tanto amaba, aquellos que brillaban con amabilidad y determinación, suspiró cuando el contrario sonrió, entonces Izuku sin pensarlo se agachó y lo besó.

Sonrieron a la par sin separar sus labios, pero pronto el silencio en el lugar hizo que debieran tomar distancia, siendo conscientes de que no estaban solos, Izuku se sonrojó de golpe cuando el sonido de una cámara se hizo presente.

—Oh dios, esto es lo más adorable que he logrado capturar en mi móvil —anunció Uraraka con una sonrisa de orgullo—. Son tan lindos.

—Bien hecho amigo —comentó Kirishima alzando su pulgar.

—Izuku, no huyas, aún tienes muchas preguntas que responder —advirtió su madre.

—¿Huyes de tu madre? —preguntó el semi albino con una leve sonrisa.

—Ahora cree que tenemos problemas con el alcohol —susurró usándolo de escudo contra su madre.

Todoroki iba a hablar, pero pronto sus amigos interrumpieron entre gritos.

—¡Pronto será medianoche! —anunció Kaminari con desbordante alegría.

—¡Los regalos! —secundó Sero—. ¡Chicos, tenemos que abrir los regalos!

—¿Eso no se hace mañana? —cuestionó el de mirada heterocromática ligeramente confundido.

—Muchos de nosotros lo pasaremos con nuestras familias —agregó Tsuyu—. Creo que lo más conveniente es que abramos los regalos ahora que estamos todos juntos.

—Cierto... —coincidió—. Por cierto... ¿cuánto falta para medianoche?

Izuku observó su móvil y le enseñó la pantalla a su novio.

—Un minuto... creo —sonrió con inocencia y se encogió de hombros.

Pronto su sonrisa se esfumó, dándole paso a la sorpresa en su rostro al sentir como el semi albino tomaba su mano y lo llevaba lejos de todo el bullicio.

—¿Qué pasa? —preguntó intrigado.

—Solo espera un poco...

—Pero... —se detuvo al ver como la intención de Todoroki era llevarlo al balcón—. ¿No hace un poco de frío para ir fuera?

—Izuku, eres muy impaciente —le regañó a modo de broma, entonces, tomó el móvil del rizado y sonrió al comprobar la hora.

Sin decir más, abrió el ventanal que los llevaba al balcón y se quedaron de pie bajo lo que podría considerarse un umbral, tomó las manos del más bajito entre las suyas y elevó la mirada, obligando al otro a imitar su acción. Midoriya se sonrojó de golpe al ver un muérdago sobre sus cabezas, entonces sonrió y negó con la cabeza, sin poder creer lo detallista que era el muchacho frente a él.

—Ya es veinticinco ¿no?

—Lo es —afirmó sin dejar de sonreír.

—Entonces...

—No puedo creer que te dieras el tiempo de pensar en cosas como estas.

Shoto no dudó en tomar el rostro pecoso entre sus manos y acercar sus labios en un gesto tierno y delicado, un contacto que incluso parecía temeroso y ansioso a la vez, como si fuera la primera vez que compartían un beso.

Sí, como aquel primer beso hace un año.

—Feliz aniversario —susurró sin soltar el rostro ajeno—. Y... feliz navidad.

El de sonrisa inocente abrió sus brazos de par en par, solo para rodear el cuerpo del más alto entre con estos, aferrándose a él como si su vida dependiera de eso.

Aún le costaba trabajo el creer que llevaba oficialmente un año siendo novio de la persona más increíble que haya conocido alguna vez, siempre se preguntaría qué había visto Shoto en alguien como él para decidir compartir parte de su vida con su persona.

Un año, uno que esperaba se convirtieran en mil, y es que siempre estaría agradecido de tener a ese chico indiferente e inocente a su lado, amaba cada parte de ese muchacho, adoraba todas y cada una de sus facetas, incluso sus discusiones lo hacían amarlo aún más.

¿Era eso posible?

Sí, al menos, para él funcionaba de esa manera.

—Odio el hecho de que no podremos pasar el día juntos —murmuró desanimado.

—No te preocupes, tenemos toda la noche.

—No podremos salir a ningún lado.

—¿Quién dice que no? —preguntó Todoroki con una leve sonrisa—. Ya veremos qué se nos ocurre.

—¡El par de tórtolos! —gritó Ashido—. ¡Dejen de besuquearse y vengan a abrir regalos!

Shoto ante eso suspiró y observó a la muchacha con una expresión que no dejaba nada en claro, pero entonces sonrió y sin decir más volvió a besar a Izuku.

—Será peor si no le hacemos caso ahora —murmuró el semi albino una vez terminado el beso.

—Tienes razón.

Entrelazaron los dedos de sus manos y así emprendieron el camino de regreso a la sala donde sus amigos parecían cada vez más incómodos ante el reducido espacio que quedaba a causa del montón de regalos.

—Decidido, la próxima navidad será en casa de Iida —indicó Tooru.

—¿Mi casa? —preguntó el muchacho de gafas con ilusión—. Oh, siendo así, debo comenzar ya a planear todo para que nada falle y...

—Tranquilo —susurró Uraraka mientras le daba un ligero apretón en el hombro—. Tenemos un año para eso, puede esperar —sonrió con dulzura, logrando calmar al más alto.

—Sí... seguro que sí.

El par sonrió en conjunto y compartieron un breve y tierno beso que solo generó suspiros entre algunos de sus acompañantes, todos parecían en paz, excepto Mineta, quien se encargó de romper con el ambiente agradable.

—¿Cómo es posible que Iida tenga a alguien como Uraraka? —preguntó sonando ligeramente molesto—. Soy pequeño y adorable, se supone que a las chicas les gusta eso... ¿Verdad Yaoyorozu?

La nombrada se sintió incómoda ante aquella pregunta, pronto el más bajo recibió una mirada amenzante por parte de Jirou, Aizawa y una golpe de Asui, más nadie esperó que Todoroki se pusiera de pie.

—Chicos, con Izuku nos encargamos de hacer cartas para cada uno de ustedes —mencionó restándole importancia, entonces con los sobres en sus manos se acercó donde Mineta—. Ten, esta es especial para ti.

—¿Para mí?

—Sí.

Midoriya simplemente suspiró y dejando de lado el tema de la carta/amenaza que su novio le había escrito al más bajito, él decidió repartir el resto a todos los presentes, terminando en su madre y All Might.

—Es algo ñoño lo sé, pero supongo que la navidad nos pone más sensibles ¿no?

No importaba la dulce sonrisa que el pecoso mantenía en su rostro o la incómoda que le daba Toshinori, pues Inko ya estaba en un mar de lágrimas.

—¿Quién leerá los regalos? —preguntó Sero.

—¡Yo! —solicitó Mina alzando su mano con entusiasmo—. ¡Yo quiero!

—Yo también —se sumó Kaminari.

Ambos se sonrieron de manera cómplice y se pusieron en el centro, delante del montón de regalos que esperaban por ser descubiertos.

—Bien, comencemos con esto.

Mientras todos esperaban ansiosos, el par se dedicaría a leer en voz alta lo que cada regalo ponía, su destinatario y su emisario, volviendo todo una especie de juego, pero logrando crear un ambiente muy acogedor y familiar, porque todos ellos eran como una gran familia —una muy loca, pero...

¿Qué familia no lo estaba?

—Oh... este es... —Kaminari giró el regalo por completo en busca de algún nombre escrito, alguna pista que le indicara al menos a quien iba dirigido tal obsequio, pero nada, solo era un pequeño cuadrado envuelto en papel rojo con una linda cinta de color verde encima.

—Podríamos ver qué hay dentro... —murmuró Mina a modo de broma.

—¿De quién es este? —preguntó Denki alzando la cajita a vista de todos.

Todos compartieron miradas, preguntándose quien era el responsable de aquello, pero al parecer nadie tenía la respuesta, o al menos, hasta que Bakugo alzó la mano.

—Dame eso —refunfuñó mientras se acercaba y le arrebataba la cajita al rubio en un movimiento rápido—. Demonios, olvidé ponerle nombre —murmuró.

Kaminari, Sero, Mina y Kirishima rieron ante eso, solo ellos estaban lo suficientemente locos como para reírse de Katsuki, el resto de sus compañeros intentaban ocultar una sonrisa, inclusive Aizawa parecía ligeramente entretenido con la situación. Pronto Nejire no pudo soportar y se unió a las risas, junto a Toshinori quien más que divertido, parecía encantado con aquel ambiente.

—Tengo un mal presentimiento... —murmuró Todoroki.

—¿A qué te refieres?

—Siento que, quizá Bakugo no fue el único que olvidó escribirle a su regalo...

—Vaya que si eres descuidado... al menos ¿recuerdas el papel que usaste? —preguntó Midoriya con una sonrisa.

—¿Debería...?

—No puede ser...

—Bueno, lo sacaré por descarte —aseguró sin siquiera inmutarse.

Bakugo caminó de regreso a donde todos se agrupaban y le entregó la pequeña cajita a Kirishima aprovechando que todos volvían a centrar su atención a la entrega de regalos.

—¿Eh?

—Es para ti idiota, olvidé ponerle nombre.

—Pero... no te hubieses molestado —agregó el pelirrojo sintiendo su corazón agitado ante el gesto.

—Es navidad, claro que debía molestarme.

—¿Puedo a...?

—Claro que no, tarado —le dio un ligero golpe en la cabeza y luego sonrió de manera discreta y triunfal, logrando que solo Eijiro apreciara tal gesto—. Hazlo cuando todos abran sus regalos.

Sin sentirse capaz de formular palabra alguna, simplemente asintió repetidas veces mientras sonreía de manera deslumbrante. No le importaba en absoluto si era siquiera una roca, el hecho de que Bakugo se haya tomado la molestia de buscar algo para él, envolverlo y entregárselo directamente ya lo hacía especial.

Diablos, estaba tan enamorado.

Lástima que Katsuki solo le veía como su amigo, o al menos, eso es lo que aparentaba. Tal vez y con algo de suerte las cosas avanzaran un paso más allá cuando comenzaran a vivir juntos, cosa que le tenía ansioso puesto que no faltaba mucho para que aquello se concretara.

—¡De mi bro para mi otro bro!

—Idiota, dilo en español —le regañó Kyoka con una sonrisa que no encajaba al tono de voz que utilizó.

—Bien, este aparentemente es de Kirishima para Bakugo.

Los aludidos se congelaron en su sitio, el primero en salir del trance fue Kirishima, quien atrapó el regalo en el aire y con entusiasmo se lo entregó al rubio a su lado. Se trataba de una pequeña cajita envuelta en papel negro y una cinta anaranjada.

Lindo detalle.

—Lo abriremos al mismo tiempo... ¿qué dices? —sugirió el pelirrojo con entusiasmo y determinación.

—Como prefieras.

—¡Este es para...! —Mina se detuvo de golpe y observó la caja sin envolver con curiosidad—. Midoriya, no mezcles tu correo con los regalos.

Toshinori pronto se puso de pie y disculpándose con todos tomó la caja entre sus manos para ir donde el muchacho pecoso.

—Ni siquiera lo envolví, lamento esto...

Los ojos del rizado brillaron con emoción y aceptó la caja gustoso —pese a tenerla hace días en casa.

—Shoto... All Might me ha dado un regalo de navidad, creo que estoy soñando —murmuró sonrojado y apretando la caja con ilusión.

—Izuku, no es la primera vez que All Might te da algo —comentó revolviéndole el cabello—. Pero... es primera vez que lo hace usando un gorro de santa.

El rubio soltó una carcajada y aprovechó para abrazar a su muchacho favorito mientras la locura de los regalos continuaba.

Eran tantos los paquetes pendientes que pronto Kaminari y Ashido sentían la garganta seca y dolor en la planta de sus pies, con un suspiro de cansancio decidieron darle paso a alguien más, y por voto popular, Aizawa junto a Toshinori terminaron con la labor.

La escena resultaba curiosa y divertida, pronto ya había teléfonos fotografiando el suceso y otros grabando para el recuerdo, a los adultos no parecía molestarles en absoluto, pero tampoco parecían precisamente a gusto con eso.

El gesto del azabache se suavizó cuando le tocó leer el próximo regalo.

Se trataba de un peluche más o menos del tamaño de su cabeza, eso era obvio dada su contextura, más desconocía de qué animal se trataba. Estaba envuelto por una niña, eso también resultaba obvio, y eso logró ablandarle el corazón, la pequeña Eri se había tomado todas esas molestias solo por él, un hombre gruñón y aburrido.

El hombre rubio procedía a leer el próximo regalo hasta que se oyeron un par de golpes en la puerta, Midoriya corrió para dar la bienvenida a sus nuevos invitados y pronto la familia de Todoroki se sumaba a aquella alocada navidad.

Toda su familia, y eso incluía a Enji.

El semi albino no se esperaba ver a aquel hombre ahí, pero debió suponer que Izuku lo invitaría de todas formas, aquello no le molestaba... o quizá sí, no estaba del todo seguro, todo dependía de cómo transcurriera el resto de la noche y si de el amargado de su padre lograba comportarse.

—Bienvenidos —dijo el pecoso mientras los guiaba donde sus amigos estaban reunidos.

Los saludos y formalidades fueron rápidos y sin complicaciones, todo parecía marchar de maravilla, o eso hasta que Enji y Toshinori cruzaron miradas, uno sonreía amable y nervioso, el otro observaba con semblante serio.

No había que ser un genio para saber quien sonreía y quien no.

Pero tal vez y los milagros navideños si existían después de todo, y es que, en contra de todo pronóstico, el pelirrojo se acercó donde el hombre rubio y estiró su mano a modo de saludo, cuando el otro correspondió el apretón de manos fue que un suspiro colectivo se escuchó.

—Feliz navidad —agregó Toshinori.

—No tientes tu suerte —murmuró Enji quitando su mano con calma—. Tal vez... el próximo año.

El rubio sonrió ante eso, y puede que algún día ellos pudieran al menos hablar sobre el clima, claro, si ambos seguían con vida para cuando ese día llegase, pero era navidad, no era momento de pensar en cosas negativas, tenían una larga noche por delante, tal vez el espíritu navideño se apoderara del mayor de los Todoroki y pudiesen llevar una velada tranquila en compañía de todos esos niños revoltosos y alegres que lograban mejorar el ánimo de cualquiera en cosa de segundos.

Esos chicos eran especiales, vaya que sí.

Les dije que Navidad no acababa aún, y me he tardado siglos, Dios, pero terminaré esto así sea lo último que haga. 

Ahora, a esperar un mes para el capítulo 25...

No, no es cierto, ya está listo 💜

Estuve ausente porque...  También tengo crisis existenciales y pues me cortaron el internet 😅 (posiblemente sea así hasta fin de mes)  pero intentaré huir donde mi tía ocasionalmente cuando tenga las actualizaciones listas. 

Nos leemos en el último capítulo 💜

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