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Día 22

Chocolate caliente

—¿Por qué está el árbol en el piso? —preguntó Todoroki en cuanto puso un pie dentro del apartamento.

—En el pi... ¡Debes estar bromeando! —exclamó el rizado sonando angustiado mientras se quitaba los zapatos de manera veloz y los arrojaba sin cuidado, entonces corrió donde el árbol y suspiró—. ¿En qué momento me deje engañar por una cara adorable y sus suaves maullidos?

—No parece importarle —comentó el más alto, centrando su atención en la pequeña criatura que intentaba morder su zapato.

—Sabes... si sigues causando estos destrozos, te pondré un nombre muy extraño —advirtió a la bola de pelos que seguía concentrada en su misión.

El semi albino se quitó el abrigo y lo colgó, entonces dejó a la minina entretenida con sus zapatos y caminó en dirección al rizado para abrazarlo. Izuku no hizo preguntas, simplemente le correspondió en silencio y comenzó a acariciar su cabello, sabía que eso solía calmarlo.

—Sigo creyendo que no te merezco...

—Si dices eso una vez más, la gata anti navidad no será la única con apodo extraño —dijo sin detener sus movimientos.

—Lo siento, por todo...

—No, yo lo lamento, por no ser suficiente para...

Pero no pudo terminar, porque pronto sus labios estaban siendo tiernamente acariciados con los del contrario, era un simple roce, inseguro, sin la confianza suficiente para continuar y concretar en un beso, pero pronto sintió la lejanía del más alto.

—Iré... a darme un baño —comentó desviando la mirada y marchándose.

Midoriya sabía que las cosas no habían mejorado del todo, puesto que, aparentemente, el semi albino no se te atrevía siquiera a tomar la iniciativa en cuanto a un beso, algo que antes era tan natural como respirar, ahora parecía haberse convertido en un verdadero desafío.

Con sumo pesar se encaminó hacia la cocina, y entre todos los pensamientos que comenzaban a atormentarle, una pequeña nota sobre la mesa llamó su atención. Sonrió con ternura al reconocer la letra de su madre y su corazón sintió un poco más de calma al leer sus amables palabras, y es que Inko tal parece que había ido de compras y su despensa ahora estaba llena, al igual que la nevera...

Su madre era maravillosa, pero el dinero que le daba era para ella, no para que le hiciera las compras, por lo que le pasaría el doble el mes siguiente.

Comenzó a buscar, ahora mismo, sentía una extraña necesidad por algo dulce, quizá eso le haría sentirse menos miserable.

No, debía dejar de pensar así.

Ahora mismo, Shoto era quien estaba deprimido, no podía deprimirse también, uno de los dos necesitaba sonreír y salvar la situación, por lo que se dio unos golpecitos en ambas mejillas y sonrió, totalmente decidido a hacer de ese día, uno de los mejores en la vida del semi albino, o al menos, uno que le hiciera olvidar momentáneamente todos esos pensamientos con los que se llevaba atormentando hace un par de días.

Se sintió bendecido al encontrar una bolsita de malvaviscos, siguió buscando hasta tener lo necesario para preparar unas humeantes y deliciosas tazas con chocolate caliente.

Tal vez, un poco de aquello lograría subir los ánimos.

Dejó un par de tazas sobre la mesa y fue en busca de la pequeña criatura que pese a ser adorable, parecía estar poseída por el mismísimo satanás cuando comenzaba a colgarse del árbol y las luces. Pero ahora que estaba dormida sobre los zapatos de Todoroki, era realmente una bolita de pelos, una muy adorable cuando quería, y en ese instante, parecía estar de lo más cómoda.

—¿De qué sirve que tengas tu propia cama si vas a dormir donde quieras? —preguntó sin evitar sonreír ante la adorable imagen, pero de todas formas se acercó y la tomó con cuidado de no despertarla.

Era tan frágil y pequeña...

Claro, excepto cuando corría en busca de algo que destrozar y actuaba como si estuviese poseída.

¿Todos los gatos eran igual de raros?

La acomodó en aquella cama para gatos que parecía ser demasiado grande para ella en esos momentos, pero ya crecería y le sacaría provecho...

O eso esperaba.

Todoroki dejó escapar un gran suspiro antes de regresar a la sala, se había tardado más de lo normal, pero de alguna manera, le sentó bien y por extraño que pareciera, la ducha resultaba ser un lugar maravilloso donde pensar y ordenar las ideas.

Se sintió extraño al notar todo muy silencioso, no solía ser así, por lo que buscó con la mirada y solo encontró a la pequeña minina descansando en su cama a un lado del sofá.

¿Dónde estaba Izuku?

A pasos lentos se adentró en la cocina, e inmediatamente un pinchazo de culpa lo atacó al ver al rizado descansando su rostro sobre la mesa, con dos tazas frente a él.

Se había dormido y lo que parecía ser chocolate caliente, ya estaba frío.

¿Tanto demoró?

Se sentó frente al pecoso con cuidado de no despertarlo y lo observó, luciendo tan pacífico, tan despreocupado y vulnerable...

Era un ángel.

Sí, su ángel, aquel que descuidó y alejó cuando realmente lo necesitaba con locura, pero tenía miedo, aún temía el hacerle daño, le aterraba el simple hecho de imaginarse perdiendo el control con él.

Estiró su mano, dudoso de si acariciar esas lindas pecas fuese algo correcto o no, pero tan pronto como lo pensó, se arrepintió y dejó su mano quieta sobre la madera lisa de aquella mesa donde habían compartido tanto tiempo juntos, tantas comidas improvisadas, tantos experimentos fallidos, y otros tantos recuerdos que eran un tanto amargos, pero todos ellos con un final feliz.

Por supuesto, alguien como Izuku merecía más que un "y vivieron felices por siempre"

Su principal problema era... ¿Él realmente podría dárselo?

¿Izuku realmente no tenía miedo de él?

Justo cuando comenzaba a torturarse con esos pensamientos, su mano sintió un cálido contacto, y bajó la mirada de golpe, para encontrarse con aquella mano llena de cicatrices, aquellas que se hizo por ayudarle, aquellas que amaba y detestaba a la vez, porque le hacían sentir culpable hasta cierto punto, pese a que Midoriya le dijo en innumerables ocasiones que no importaba cuántas cicatrices recibiera su cuerpo, puesto que todas valdrían la pena y todas cargaban con una historia detrás.

Ese chico, le había salvado.

No importaba lo que otros creyeran, porque aún si no estuviesen juntos, ese muchacho pecoso le había salvado de volverse una masa de orgullo, una persona fría que solo se mueve por el rencor, sí, ese muchacho loco, algo nervioso, problemático y con un corazón de oro, era su héroe.

—Hice chocolate caliente —murmuró Midoriya mientras abría su mano, esperando por la del contrario que tan bien encajaba con la suya.

El semi albino tragó con dificultad y viéndose algo inseguro, posó su mano sobre la del rizado, ambos con sus manos extendidas, como si estuviesen intentando comparar el tamaño de estas, entonces el pecoso sonrió y entrelazó sus dedos, pero el de mirada heterocromática aún parecía inseguro.

—Estoy tan asustado como tú —susurró Midoriya—. Siempre que me ves o me tocas, tengo miedo —confesó—. Pero es que contigo siento, que siempre es una primera vez, no importa qué, simplemente, ocurre...

Todoroki tomó una bocanada de aire sin sentirse capaz de despegar sus ojos de los contrarios, y entonces como si su cuerpo actuara sin su permiso, entrelazó sus dedos con los de Izuku, uniendo finalmente sus manos sobre la mesa y sin poder cortar el contacto visual.

—Debes confiar en mí... —dijo sonando afligido.

—Lo hago —afirmó Shoto en un murmullo—. Es en mí en quién no confío.

—Te confiaría mi vida sin dudarlo, no hay forma en que me hagas daño...

—Izuku...

—Me amas —intervino— Y te amo —dijo sin rodeos—. ¿No es eso suficiente?

—Seguiré equivocándome, seguiré sintiéndome culpable por cosas sin sentido y otras más graves como esta...

—Shoto, yo también me equivocaré muchas veces, incluso creo que lo hago a diario —confesó—. Posiblemente tendrás que seguir cargando con mis tonterías y aquellas que no lo son tanto, pero lo importante es tener la certeza de que nos tendremos el uno a otro...

Midoriya se puso de pie y con la mano del más alto envuelta con la suya, aprovechó para ponerlo de pie de un solo tirón, luego lo abrazó.

—Sólo... confía un poco más en ti —susurró contra su pecho.

Su corazón se encontraba agitado, el tenerlo entre sus brazos siempre resultaba cálido, agradable, pero nunca dejaba de sentirse como una nueva experiencia, por lo que, sin poder soportarlo más, buscó los labios del mas bajito casi con desesperación y lo besó.

Otra vez, tenía miedo, pero porque aquellos labios contra los suyos se sentían tan adictivos, tan peligrosos y tan perfectos, como si hubiese estado escrito que ellos debían estar juntos, pues sus bocas siempre parecían encajar como si estuviesen hechas a la medida, haciéndoles perder de a poco la cordura y llevándolos a un lugar donde solo existían ellos.

Siempre se trató de ellos, así es como debía ser.

Un jadeo breve y casi inaudible escapó de la boca del pecoso cuando Todoroki mordió con cuidado su labio inferior sin querer terminar con el beso, pero viéndose en la obligación de hacerlo.

Ambos intentaban regularizar sus respiraciones, pero sin tomar distancia.

La respiración del semi albino contra su rostro le provocaba un cosquilleo agradable, pero sabía que eso no bastaba, necesitaba hacerle entender lo mucho que lo amaba y todo lo que estaría dispuesto a hacer por él.

Volvieron a besarse con esa necesidad maniática que parecía no esfumarse, pero Midoriya sabía y entendía que eso solo era la ansiedad y los nervios actuando por Shoto, y si esa era la única manera de hacerle entender que entre ellos todo estaba bien, lo haría sin dudar.

Entre pasos torpes y sin detener la sesión de besos, hicieron camino hacia el cuarto, con el pecoso guiando el camino, una vez dentro, se dejaron caer en la cama, pero entonces Todoroki cortó el contacto de sus labios de golpe, sintiendo un ligero temblor emitido por su cuerpo, comenzando en sus manos y recorriendo toda su columna vertebral.

Estaba nervioso, muy nervioso.

Pero eso al de rizado cabello y dulce sonrisa solo le hizo tomar más determinación en sus acciones, por lo que rápidamente cambiaron los roles, quedando él sobre el semi albino.

Ahora, él le haría sentir lo mucho que lo amaba.

Pero antes de actuar, estiró su mano, en busca de la contraria y volvieron a entrelazar sus dedos.

—No estés nervioso —comentó con una dulce sonrisa.

—No puedo evitarlo...

—No sueltes mi mano ¿bien?

En un momento como ese, la vergüenza solo era una tontería que se inventaba como excusa para desviar la mirada ocasionalmente, pero ahora, necesitaba verlo, cada gesto, cada acción, cada expresión en su rostro, necesitaba asegurarse de que eso era lo correcto, de que no estaba empeorando la situación ni obligándolo a nada.

—Déjame amarte —susurró en su oído mientras depositaba besos cariñosos sobre todo su rostro, luego comenzó a bajar y con su mano libre le acariciaba la mejilla en lo que sus labios atendían con sumo cuidado la piel expuesta de su cuello.

Se detuvo cuando sintió como el de mirada heterocromática apretaba el agarre como si necesitara asegurarse de que Izuku no saldría corriendo. Su corazón se agitó cuando vio las mejillas de Shoto adoptando un lindo y suave tono rojizo, su respiración también había comenzado a ser más errática, creía que nunca le había visto tan vulnerable y ansioso como en ese momento.

Siguió bajando con sus labios y se entretuvo un momento en su reciente herida, la vio con tristeza y depositó un beso con cuidado de no hacerle sentir incómodo, no supo cómo seguir al sentir al más alto temblar a causa de las atenciones que su cuerpo recibía.

—L-Lo siento... yo... ¿aún duele? —preguntó nervioso—. Por supuesto que aún duele, lo lamento tanto... —su rostro se sonrojó de golpe y soltó el agarre de su mano solo para cubrirse el rostro.

Todoroki sin levantarse de su posición, estiró sus manos para atraer el rostro sonrojado de su novio hacia el propio, nuevamente en busca de sus labios. Izuku sin dudarlo se dejó llevar, ahora ambos estaban abrazados sobre la cama, sin separar sus bocas ni detener aquello que parecía ser una danza perfectamente sincronizada entre sus bocas.

—Izuku, te necesito tanto —murmuró Shoto una vez separaron sus labios y suspiró—. Ahora ven, y seamos uno...

—Por supuesto cariño —sonrió sobre la boca contraria y cerró sus ojos dejándose llevar por un beso desbordante de sentimientos.

Aquella tarde, más que unir sus cuerpos, sus corazones volvieron a latir en sincronía, como aparentemente siempre debió ser, y es que muchas historias se han escrito sobre el destino, sobre las almas gemelas y que todo estaba escrito desde en momento en que llegamos a este mundo, pero nunca una como la de ellos, porque simplemente no existían las palabras adecuadas en las que esos dos pudieran expresar lo que sentían por el otro, por eso y más, se lo demostraban mediante besos, abrazos, caricias y todo tipo contacto que lograra satisfacer a sus cuerpos.

Todoroki no volvió a soltar la mano de Midoriya en lo que consumaban su amor de la manera en que solo los amantes lograban, sus problemas parecían esfumarse solo con verle sonreír, y su corazón volvía a latir con calma por cada "te amo" que el pecoso le susurraba al oído.

No volvería a alejarlo, sin importar nada, porque ese muchacho entre sus brazos era su todo, y se prometió que jamás lo dejaría ir, porque sabía que a pesar de la sonrisa valiente que Izuku siempre tenía en su rostro, también era frágil, y aquella tarde ambos dejaron escapar todos sus temores, reforzando una vez más su relación, una que ante los ojos ajenos parecía ser perfecta, una que salía ilesa del desastre...

Así era, en parte, pero ni siquiera ellos estaban libres de los demonios en sus cabezas ni de la falta de confianza, pero a pesar de los problemas, siempre lograban salir más unidos que nunca. Shoto comprendió ese día que ya no era miedo lo que sentía cada vez que pensaba en lo mucho que quería a ese chico, no le aterraba el ser consciente de lo que Izuku significaba en su vida, al contrario, solo podía pensar en lo que el futuro les tendría deparado.

Quién sabe, tal vez en unos cinco o diez años siguieran juntos o no, pero el semi albino sabía con certeza que en su vida volvería a amar con tal locura a una persona, y le llenaba el alma el saber que el rizado lo amaba de la misma manera y con la misma intensidad, el que fuese algo mutuo le hacía sentirse tan afortunado, porque pocas eran las personas que tenían la oportunidad de vivir un amor así de apasionado y real.

Las horas parecieron volar, y es que perdió la cuenta de cuanto tiempo se quedó contemplando con una sonrisa boba en la cara al muchacho que dormía plácidamente abrazado a su cuerpo.

Midoriya abrió sus ojos con pereza y sonrió solo al notar que no estaba solo en la cama.

—Hola —susurró con un creciente sonrojo en sus mejillas,

—Hola —respondió el semi albino mientras lo abrazaba y escondía su rostro entre el espacio que existía entre el cuello y el hombro del cuerpo contrario.

—¿Tienes hambre? —preguntó restregándose los ojos con sus manos.

—No realmente...

—Vaya, al parecer comenzó a nevar otra vez —comentó distraído viendo por la ventana de la habitación.

—Así parece...

—¿Quieres un poco de chocolate caliente? —dijo divertido, recordado su primer intento fallido.

—Espera, sólo un poco más...

—¿Eh?

—Podemos quedarnos juntos... ¿sólo un poco más?

—El tiempo que haga falta —susurró para abrazarlo aún más.

Ya tendría tiempo para beber todo el chocolate caliente del mundo y comer malvaviscos hasta reventar, pero ahora, aprovecharía y disfrutaría aquel mágico momento donde sientes la calma después de la tormenta.    

Hoy es Nochebuena, en serio, no creí que me atrasaría tanto, perdón 😭😭😭😭

Me quedó cortito, perdón por eso también 😭💔

Pero...  Necesitaban una reconciliación toda llena de amors y cursilerías...  Aunque no sé si lo conseguí del todo, espero que lo disfrutaran, hoy no creo que pueda subir algo en la noche, pero mañana de seguro que si xD

Por cierto, esto no viene al caso, pero...  Mientras escribía esto, no podía para de repetir una canción llamada...  "Serendipity" sé que tal vez much@s la conozcan, y para quienes no, escúchenla, es tan bella 😭

Y no, no soy fan del K-pop, aunque no me considero fan de nada realmente 🤔😂 pero debo admitir que hay canciones preciosas y muy inspiradoras, y otras que dan ganas de bailar (aún si eres tan ágil como un cactus, o como yo 🙃)

Bueno, no le doy más vueltas, tengan una linda noche, preciosa, llena de amor, regalos y lo más importante, comida, mucha comida, prometo tenerles un bello regalo para compensar mi atraso D:

Amor y paz gente bella, disfruten con su familia y sean felices, que la vida es corta 💕💕💕💕

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