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Día 20

Tormenta de nieve

Izuku había intentado por todos los medios posibles lograr que Todoroki olvidara al menos por un segundo lo ocurrido, pero nada parecía funcionar, había escondido ambos teléfonos, la televisión no se encendió y no habían tenido ningún tipo de contacto con la computadora.

Pero bien es cierto que las malas noticias vuelan, y tal como el semi albino temía, pronto todos se estaban preguntando el motivo por el cual "El hijo de Endeavor" había perdido el control. Muchos especulaban, el principal problema, era que cada acusación era peor que la anterior.

Por supuesto, nadie había confirmado el verdadero motivo, ni lo harían, no había manera de que expusieran a Fuyumi, pese a que ella aseguraba estar bien y que solo fue un gran susto.

No, ni hablar, si en algo todos estaban de acuerdo, era que jamás se daría a conocer la verdadera razón.

Shoto estaba en casa por órdenes de su padre, quien insistió en hacerse cargo, Izuku en tanto, se debatía entre ir a trabajar o quedarse en casa, sin pensarlo siquiera, su decisión era quedarse junto a quien más lo necesitaba, pero entonces su sentido del deber le recordaba que numerosas vidas también dependían de él.

¿Qué diablos podía hacer?

Sus amigos enviaban mensajes por montón —otra de las razones por lo cual sus móviles estaban escondidos en algún lugar de su hogar.

Ahora, ambos estaban frente a la puerta de la enorme casa donde el semi albino creció y vivió la mayor parte de su vida. Desde aquel frío y doloroso beso bajo el muérdago, no volvieron a hablar, Midoriya lo intentaba, sabrá dios el esfuerzo que ponía en cada acción o palabra, pero la culpa y vergüenza que sentía el de mirada heterocromática parecía ser más fuerte.

No necesitaba ser un genio, bastaba con verle para saber que Shoto estaba evitándolo por miedo, miedo a ser temido, miedo a lastimar a alguien importante, pero sobre todo...

Miedo a ser juzgado.

En el momento que Midoriya iba a hablar, Rei apareció frente a ellos luciendo algo cansada y triste, junto con una sonrisa que no lograba convencerlos, entonces sin esperar un segundo más, les invitó a entrar.

Shoto saludó con un movimiento de cabeza breve y casi imperceptible, entonces se alejó a paso veloz. Creyeron que estaba apresurado por ir a ver su hermana, pero la verdad es que se encerró en la que alguna vez fue su habitación.

Izuku no sabía qué hacer, y eso comenzaba a desesperarle.

—Intentaré hablar con él —anunció la mujer.

El pecoso simplemente terminó por asentir con una sonrisa, una igual de cansada y triste como la que Rei le dio antes de ir en busca de su hijo menor.

—Izuku, que bueno verte —saludó Natsuo— Esto es una locura —comentó mientras suspiraba sonando realmente agotado—. ¿Dónde está el pequeño Shoto?

—Él... fue a su cuarto —dijo sonando inseguro.

—Oh... —ante eso, el albino le indicó a Midoriya que le siguiera hasta la sala donde podrían charlar con calma—. Sabes, no puedo creer que la gente en los medios sea tan horrible —mencionó—. Han dicho cosas muy locas... y lo frustrante de todo esto, es que ni siquiera tienen una versión sobre los hechos.

—Sí... escondí los móviles y ni hablar de encender la televisión, pero creo que solo estoy postergando lo inevitable, porque Shoto tarde o temprano verá todas las tonterías que están diciendo sobre él.

—Sabes, muchos hablan solo por ser hijo del gran Endeavor —dijo haciendo énfasis en sus últimas palabras—. Porque Fuyumi asegura que solo unos pocos fueron testigos de todo, y es que... esto podría haber pasado desapercibido...

—Puedo... preguntar... eh... —el rizado desvió la mirada, intentando ocultar su nerviosismo, pero su curiosidad era más grande, y pese a no creer nada de lo dijeran en televisión, necesitaba estar al tanto de la situación.

—¿Te refieres a lo que han dicho hasta ahora?

Asintió.

—Bueno, verás... —Natsuo lo meditó un momento, y entonces habló—. La verdad es que muchas personas le defienden, porque, al fin y al cabo, es un héroe... pero muchas otras... lo juzgan por ser hijo de Endeavor, ya sabes... mi padre no es el personaje más carismático y querido por todos...

—Oh... claro...

—Algunos creen que intenta ser tan intimidante y aterrador como el viejo —suspiró para luego ver al rizado fijamente—. Otros lo apoyan creyendo que la única manera de acabar con asaltantes y tal es siendo muy, muy violentos, y ambos sabemos que Shoto claramente no es de esos...

—Por supuesto que no —intervino Izuku—. Se siente tan culpable que ni siquiera ha querido hablar del tema.

—Si te soy sincero, de haber estado en el lugar de Shoto, no me habría detenido —sentenció con seriedad—. Pero bueno... Fuyumi insiste en que los héroes intervinieron antes de que el sujeto siquiera la tocara, solo fueron palabras que... demonios, no importa si no la tocó, que ganas de partirle la cara —murmuró irritado.

Midoriya quería calmarlo, decir que todo estaba bien, pero no podía, porque seguía preguntándose qué habría hecho él de estar en esa situación.

La gente no dejaba de comparar al menor de los Todoroki con el cabecilla de la familia, y eso no ayudaba en lo más mínimo a la relación del semi albino con su padre. Ahora mismo, lo que menos importaba era de qué se le acusaba o no, no importaba realmente si creían que el sujeto era un ladrón, un asesino o lo que fuese, el principal problema, era lo que Shoto cargaba en su consciencia, y es que no imaginaba cómo habría quedado el otro sujeto para que su novio estuviese torturándose sin parar.

—Qué pasará con el sujeto que... —se detuvo de golpe, sintiendo que estaba metiéndose en temas que no le incumbían.

Natsuo elevó la mirada y le sonrió, dándole a entender que debía hablar con confianza, ellos ya eran familia de alguna u otra manera.

—Bien... hora mismo está en el hospital —susurró mientras se cruzaba de brazos—. Pero el viejo se hará cargo, y si te soy sincero, espero que le dé una buena lección antes de enviarlo tras las rejas.

—Sí, igual yo...

—Izuku...

Se sobresaltó en su lugar al oír su nombre y le vio con nerviosismo.

—Shoto ahora mismo debe tener un enredo espantoso en su cabeza, y de seguro estará pensando que es un monstruo o algo por el estilo —dijo totalmente serio—. Sé que no hace falta que te lo pida —ante eso sonrió—. Pero, de todas formas, no le dejes solo... por favor.

—No hay manera de que eso ocurra —aseguró sin dudar por un segundo.

—Sí, en serio que traes a mi hermano muy loco —bromeó—. Y es bueno verle así, sabes... contento y actuando como alguien de su edad, saliendo con amigos, buscando su independencia... —entonces suspiró y se encogió de hombros— ¿Puedes creerlo? —preguntó sonriendo—. Mi hermanito menor ya se fue de casa y yo sigo atrapado aquí.

—Natsuo, ¿dónde está...? —la muchacha de anteojos se detuvo al ver al rizado y una enorme sonrisa se formó en su rostro—. Izuku, que alegría verte.

Midoriya sin dudarlo se puso de pie e hizo una reverencia, pero se sorprendió al ser envuelto en un abrazo.

—Antes de que me vuelvan loca con más preguntas, estoy muy bien y sin ningún solo rasguño —murmuró para luego soltarle—. Soy una chica, las chicas somos fuertes y más valientes de lo que ustedes creen.

—Jamás lo pondría en duda.

—Por eso eres mi cuñado favorito —señaló ella con una sonrisa.

—Es tu único cuñado —comentó el albino a modo de burla.

—Sí, pero cuando traigas a alguien, Izuku seguirá siendo mi favorito.

Ante eso, los tres rieron, aligerando un poco aquel ambiente tan tenso que sentía en esa casa ahora mismo.

—Por cierto... ¿dónde está Shoto? —preguntó preocupada—. No lo he visto, ni siquiera me responde las llamadas.

—Oh... quizá yo tenga un poco de culpa en eso —murmuró recordando los teléfonos perdidos—. Pero ahora mismo... está en su habitación...

—Debo hablar con él... muchas gracias—sonrió de manera deslumbrante y los dejó solos.

Pero Natsuo era curioso y hasta puede que algo chismoso, por lo que con sigilo siguió los pasos de su hermana, Izuku sentía que no debía imitarle, pero tampoco se quedaría solo en la sala. 

Shoto se encontraba recostado sobre su futón, observando el techo, intentando calmar su consciencia, puesto que cada vez que cerraba sus ojos, ante él aparecía el rostro de aquel sujeto, en sus oídos resonaban reiteradas súplicas, sonando más desesperadas y desgarradoras de lo que realmente habían sido.

Comenzaba a perder la cabeza, su mente le estaba torturando de una y mil maneras mientras que su consciencia le recordaba que él era un héroe, cuyo trabajo era proteger y velar por el bienestar de todos, no actuar como lo hizo, que la violencia solo llamaba más violencia, que su arrebato fue por una sobrecarga de pensamientos negativos y molestos, que si eso podría volver a ocurrir con quien menos lo esperaba.

Tenía miedo, porque no quería que algo así volviera a ocurrir y terminara lastimando a alguno de sus amigos, a su familia o a Izuku.

No.

Se cortaría las manos antes de tocar un solo cabello de las personas que amaba. Pero es que, en ese momento, su mente y su vista se nublaron, y nada tenía sentido...

¿Podría volver a ocurrirle?

Su madre llevaba al menos veinte minutos fuera de su habitación, diciéndole que todo estaría bien, que nadie lo juzgaría y que aquella espantosa situación pronto pasaría al olvido.

Pero nada ayudaba...

Entonces su corazón se aceleró al oír como la voz de su hermana solicitaba su permiso para entrar en la habitación. Lo dudó unos segundos, pero terminó cediendo, porque en ese momento, la seguridad de ver que su hermana estaba bien fue capaz de aplacar todos los demonios que no dejaban de susurrarle el horrible ser que era.

Se puso de pie y se quedó congelado, sin saber qué decir o hacer.

Se sentía tan avergonzado, le había fallado, él no llegó a tiempo...

—Basta ya —ordenó la muchacha con voz demandante—. Deja de echarte la culpa en algo que simplemente se te escapó de las manos...

—Fuyumi... —susurró con voz ronca, sintiendo su garganta doler al hablar por primera vez después de tantas horas en silencio absoluto.

Pero no pudo continuar, puesto que su hermana ya estaba abrazándole con todas sus fuerzas.

—Hermanito, no has hecho nada malo... —le susurró con calma—. Tuve miedo, no lo negaré...

—Él... ¿te hizo algo? —preguntó temeroso.

Fuyumi sonrió mientras hacía un gran esfuerzo por retener las lágrimas y negaba con la cabeza sin deshacer el abrazo.

—Solo fue muy grosero —bromeó en un intento de calmar al de mirada heteromcromática—. Sabes... me siguió mucho tiempo mientras me decía cosas muy desagradables, pero en cuanto intentó acercarse, apareció una chica como caída del cielo y con eso bastó para hacerle correr como un cobarde...

—¿Una chica? —murmuró Izuku escondido tras Natsuo y Rei que observaban en silencio—. Creí que fueron dos héroes.

—Pero...

—Oye... tu hermana es muy valiente —dijo mientras permitía a sus lágrimas correr libres por sus mejillas—. Solo fue el susto, nada más que eso, lo prometo, pero por favor, deja de torturarte así...

El menor correspondió el abrazo con una enorme inseguridad, pero pronto todos fueron conscientes de un pequeño detalle.

A Shoto le temblaba levemente el labio inferior, por lo que pronto se dio por vencido y comenzó a llorar junto a su hermana mayor.

—Fuyumi, lo lamento tanto... yo quería... creí que...

Ella le acarició la espalda de manera cariñosa mientras sollozaba.

—Sé que imaginaste lo peor, por favor, deja de culparte, estoy bien, y ese sujeto también lo estará... bueno, siempre y cuando papá no se haga cargo.

—Oh, él lo hará —señaló Natsuo.

—Por supuesto que lo hará —secundó Rei.

—No quería perder el control de esa manera... —murmuró el semi albino apenado.

—Oye... —la muchacha de anteojos suspiró—. Olvidemos que todo esto ocurrió y dejemos que papá se encargue del resto.

—Cuando ese sujeto despierte...

—No te preocupes, eso ya no será nuestro problema, además... hiciste algo bueno después de todo —murmuró ella sin poder detener sus lamentos—. Yo tuve suerte, pero puede que otra chica no hubiese corrido con el mismo destino e hiciste un favor a la sociedad al sacar a una escoria como esa de las calles.

El semi albino simplemente la abrazó con más fuerza, temiendo que fuese una ilusión.

A unos pocos pasos, su madre, su hermano y el rizado observaban la situación sintiéndose un poco sobrecogidos ante tantas emociones.     

Todoroki abrió los ojos con pereza, olvidó por completo el momento en que se había dormido, solo recuerda que luego de hablar con Fuyumi, todos se marcharon bajo su petición. Aún necesitaba pensar, meditar las cosas con calma y borrar de su cabeza la imagen de ese sujeto apresado bajo su cuerpo mientras recibía reiterados golpes.

No, eso le llevaría tiempo, ya lo sabía.

Se cubrió el rostro con ambas manos, intentando no volverse loco, pero el leve sonido de una respiración llamó su atención. Sus ojos vieron con temor y cierto dolor al muchacho que dormía incómodo con el rostro apoyado en su escritorio.

¿Cuánto tiempo llevaría ahí?

Sabía que estaba siendo injusto con Izuku, pero el verlo ahí, luciendo tan frágil y vulnerable... él no merecía cargar con la culpa y el miedo que parecían devorar su cabeza poco a poco. Lucía tan efímero, como si con un solo toque fuese capaz de desaparecer para siempre.

No podía fingir que nada grave había ocurrido, estuvo a punto de arrebatar una vida humana, eso no era algo que olvidaría en un tiempo, incluso, estaba seguro de que aquello le perseguiría por el resto de su vida. Además, la prensa estaba enloqueciendo junto con él, no lo dejarían en paz, y la verdad es que estaba aterrado de tener que responder preguntas o algo por el estilo, pues tenia miedo de volver a perder el control de esa manera.

Se acercó de manera sigilosa al pecoso, sin intenciones de despertarlo, se agachó y le observó con tristeza.

¿Le tendría miedo?

¿Se avergonzaría de estar con alguien como él?

Alzó su mano con intenciones de acariciar ese cabello que tanto le gustaba, pero simplemente la dejó suspendida en el aire, temblorosa ante el recuerdo de lo que había hecho la noche anterior con esas manos, entonces con un gran suspiro, se alejó...

Midoriya despertó de golpe, cayendo de la silla ante el susto y luego soltando un quejido ante el golpe, se detuvo y se cubrió la boca con ambas manos, creyendo que había despertado al más alto, pero se sorprendió al verlo de pie, viéndole fijamente.

—Lo siento —comentó apenado—. No quería despertarte, soy tan torpe, lo lamento...

—Yo... ya estaba despierto... —murmuró desviando la mirada.

—Oh...

Ambos compartieron ese silencio que se sentía tan doloroso como el hecho de no poder siquiera mantener una conversación.

—Shoto...

—Me quedaré...

—¿Eh?

—Yo... me quedaré aquí un tiempo... —susurró—. Necesito... pensar...

—Pero...

—No quiero causarte problemas —intervino volviendo a fijar su mirada en la del más bajo—. Creo que... aquí podré pensar en lo que hice y...

Midoriya sin soportarlo más, se acercó y le tomó el rostro con ambas manos, impidiéndole desviar la mirada.

—Basta ya de torturarte con eso —sentenció con el ceño fruncido—. Demonios, quizá se te ha pasado la mano... ¿y qué? —preguntó molesto—. Somos héroes, nuestro trabajo implica salvar vidas, y acabar con el mal ¿verdad?

Al no tener respuesta, continuó hablando.

—Nosotros sabíamos desde un principio que este camino implicaría sacrificios y que estaría lleno de sangre —comentó sin dejar de ver fijamente a ese par de ojos que tanto amaba— Piensa que ese sujeto pudo haber cumplido su cometido con cualquier otra persona inocente, y lo que has hecho es salvar a muchas posibles víctimas...

—Casi lo maté... —murmuró.

—Oye... él te atacó también —con una mirada triste, quitó sus manos para llevarlas donde Shoto tenía su herida reciente—. Él definitivamente no habría dudado en acabar contigo de ser posible...

—Se estaba defendiendo, lo ataqué sin ningún tipo de explicación...

—Como si necesitaras dárselas a alguien tan ruin —comentó para luego soltar un suspiro—. Los villanos no dudan al momento de acabar con la vida de personas inocentes, lo sabes, tú solo... le diste su merecido.

El semi albino nuevamente se quedaba en completo silencio.

—Además... si te hace sentir mejor... a mi también se me ha pasado la mano en ocasiones... —murmuró.

Ante eso, Todoroki lo vio con intriga y asombro.

—¿Tú?

—Claro... tienes que luchar con todo lo que tienes para acabar con el mal —alzó sus puños y sonrió con determinación—. Nosotros siempre vamos más allá... ¿lo olvidas?

—Esta vez, fui demasiado lejos... casi lo he...

—Pero no lo hiciste —interrumpió—. Inclusive fuiste a verificar su estado al hospital, Shoto, nadie con un instinto asesino hace eso... ¿Olvidas lo temido que es Kacchan?

No hubo respuesta.

—Estoy seguro de que a Kacchan se la ha ido de las manos en más de una ocasión —sonrió apenado, recordando uno que otro momento en que creyó que su vida corría real peligro alrededor de ese chico rubio—. Y no parece importarte, al fin y al cabo, hace su trabajo y gracias a eso, la gente inocente puede vivir en paz.

Izuku suspiró y tomó un poco de distancia.

—Tú has hecho lo mismo —señaló—. Tus nervios te traicionaron, porque no sabías nada de tu hermana, y cualquiera en tu lugar... no se habría detenido.

—Yo... necesito tiempo para pensar... —murmuró finalmente.

Midoriya le vio con tristeza, suspiró y se puso de pie.

—Claro...

—Por favor, solo... dame tiempo para... pensar un poco en lo he hecho.

—Bien, pero no olvides que aquí lo más importante es que tu hermana está bien —indicó mientras caminaba hacia la puerta—. Sabes que nunca te dejaré solo, pero si tiempo es lo que necesitas, te lo daré —murmuró—. Solo, no olvides que te amo y jamás tendría miedo de ti.

Dicho eso, desapareció tras la puerta.

Caminó a paso veloz y con la mejor sonrisa que podía poner en ese momento se despidió de todos los presentes en la casa.

Fuera nevaba con fuerza, pero nada la importaba, solo necesitaba un respiro, sentía el cuerpo entumecido, no importaba el frío en el exterior, ahora mismo, necesitaba pensar en una manera de sacar a Todoroki de ese agujero de miseria que él mismo estaba cavando.

¿Pero cómo?

Pensó entonces, que quizá... si no lograba tranquilizar a Shoto, al menos se encargaría de desviar la atención de la prensa, y de paso, se encargaría de otro tema. Sí, su cabeza comenzaba a formular mil planes, pero a todos les encontraba alguna falla sin importar cuanto lo intentara.

No se daría por vencido, claro que no, usaba su cerebro con frecuencia, por lo que estaba seguro y muy decidido a armar un plan que lograra sacar a Todoroki y su familia del ojo del huracán, tal vez para eso necesitaría un poco de ayuda, y sabía exactamente con quien hablar.

Suspiró sintiéndose tan inútil, puesto que no era capaz de ayudar a quien tanto quería cuando este más lo necesitaba, aunque ahora mismo, parecía ser de más ayuda manteniendo distancia.

Eso le dolía, y mucho, pero estaba dispuesto a todo con tal de acabar con todos esos demonios en la consciencia del semi albino.

—Debí aceptar que me llevaran hasta el apartamento —murmuró abrazándose a si mismo mientras entrecerraba los ojos a causa de la nieve que caía y el viento que se levantaba.

Debía volver rápido y pensar en un plan, aunque no sería del todo fácil, eso lo sabía, y ahora, debía prepararse para la nevazón que parecía querer devorar la ciudad, aquella noche donde todo parecía tan triste y vacío.     

Primero...  No estoy muerta aún...  Segundo...  No sé si alguien le llegó la notificación avisando que había actualizado...  Fue un momento de torpeza, perdón 😂

Lamento la demora, es que dios, esta semana es...  AHHHH, pero mañana domingo lo tengo para escribir como loca y ponerme al día 💪🏻

Agradezco todo el apoyo que le han dado a esto 😭😭😭
No merezco tanto amor, de verdad, son personas llenas de amor 💞💞💞💞

Lo otro, espero...  Espero que no esté tan triste y eso...  (Soy pésima para eso en todo caso xD)
Pero...  Pudo ser peor, no he parado de escuchar Adele 😂
Y la verdad tenía pensado algo mucho peor para esto, pero...  Bueno...  No tenemos que deprimirnos (tanto) estando tan cerca la Navidad 😂

Prometo que terminará siendo malditamente romántico, así que espero que preparen su insulina 🙃

Me pongo a trabajar en el que sigue que espero me quede muy tierno y eso y...  Ya verán...  💞🙈

Amor y paz 💞

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