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Día 2

A decorar

Midoriya se sobresaltó al oír unos fuertes golpes en la puerta principal, ante el susto se puso de pie rápido, ignorando por completo su entorno y fue a abrir sin siquiera verificar de quien se trataba.

—¿Qué ocurre? —preguntó mientras se restregaba el ojo derecho e intentaba contener un bostezo.

En cuanto abrió, recibió un golpe en la cabeza que le hizo morderse la lengua, cosa que le ahuyentó el sueño en cuestión de segundos.

—¡Ahh...! —estuvo a punto de soltar alguna maldición, o eso hasta que vio al responsable frente a él—. ¿Kacchan? —preguntó con cierta dificultad.

—¿Por qué demonios no contestas el teléfono? —le regañó entre gritos—. ¿Y qué rayos ocurrió aquí?

Se hizo paso e ingresó sin siquiera saludar.

Aunque claro, era Bakugo.

Izuku entre el susto y el sueño le siguió los pasos, llevándose una sorpresa aún más grande al ver el desastre que tenían en la sala. Sus ojos adormilados hicieron un rápido recorrido a la escena frente a ellos, una que resultaba divertida si lo pensaba con calma.

Había un montón de cajas sobre el sofá, luces y más adornos brillantes esparcidos por el suelo, y a los pies del árbol —ese que por poco y los vuelve locos— dormía profundamente el semi albino, entonces se percató, de que el dichoso árbol aún tenía las luces encendidas.

—Amigo, si tienes teléfono, lo normal es contestar las llamadas —comentó Eijiro apareciendo tras de él, provocándole un susto.

—Lo siento... —dijo apenado.

—Katsuki se preocupó, creyó que algo malo les había ocurrido a ambos —indicó sonriendo.

Claro, como si Izuku se fuese a creer aquello.

—¡Como si me preocupara por el nerd y su novio el bastardo! —replicó irritado el rubio.

Kirishima comenzó a reír y entonces se acercó con cuidado donde Todoroki dormía no tan plácidamente —aunque sin aparentes intenciones de despertar.

—Quien iba a decir que dos héroes tan prometedores tendrían problemas con un simple árbol de navidad —dijo el pelirrojo a modo de broma—. Aunque Midoriya... ¿no es muy pronto? —cuestionó sin dejar de sonreír.

—Vaya manera de desperdiciar electricidad —murmuró Bakugo con el ceño fruncido.

—Oye, no digas eso, que nosotros pronto haremos lo mismo —le regañó Kirishima mientras le daba un ligero golpe en el brazo.

—No, odio la navidad.

—Oh vamos, que mentiroso eres, si incluso compramos un traje de...

—¡Deku, idiota! —interrumpió el rubio en lo que le daba un golpe a Eijiro en la cabeza—. Despierta al perdedor de tu novio, tenemos cosas que hacer.

—¿Eh? —preguntó Izuku que estuvo ajeno a toda la conversación hasta ahora.

¿Cosas? ¿Qué cosas?

—Me enviaste un mensaje ayer por la noche, de que necesitarías ayuda —le recordó Kirishima mientras sonreía y se sobaba la cabeza—. No pensé que estarían dormidos aún, ayer parecía urgente.

—¿Ayer? —preguntó aún sin comprender—. ¿Ayuda? ¿de qué estás hablando?

El pelirrojo sacó el móvil del bolsillo de su chaqueta y buscó entre los mensajes, cuando dio con el, le enseñó la prueba a Midoriya, que entre somnoliento y confundido, sentía que en cualquier momento se dormiría aún estando de pie.

—Yo no envié eso —declaró poniendo real esfuerzo en no dormirse otra vez—. Estoy muy seguro de que no lo hice.

—Te dije que no debimos venir —recriminó Bakugo claramente irritado.

Nada nuevo.

—Tú no debías venir, el mensaje era para Kirishima.

Todos intercambiaron miradas, sin saber quién había sido, hasta que centraron su atención en Todoroki, que seguía sin moverse de su lugar en el piso —aunque ahora, aparentemente despierto.

—¿Qué has dicho? —inquirió el rubio en tono amenazante.

—¿Tú enviaste el mensaje? —preguntó Izuku viéndole con intriga—. ¿Por qué?

—Bueno, digamos que leí tus planes para estas semanas y... —bostezó irremediablemente, luego se puso de pie y con pereza se acercó a Midoriya, para terminar por descansar su cabeza en el hombro del rizado—. Creí que para decorar el apartamento necesitaríamos más ayuda...

—¡Hombre, lo haremos encantados! —exclamó Kirishima con una sonrisa deslumbrante.

—¡No jodas, claro que no! —reclamó Katsuki—. Cuando decidí acompañarte pensé que era algo importante, algún asunto sobre patear traseros a villanos o algo así —dijo realmente irritado—. No para jugar con el nerd y su novio a las casitas.

—Oye, ni siquiera yo sabía para que venía aquí —bromeó—. Solo deja de ser tan gruñón, todos somos amigos, y los amigos se ayudan, no importa la situación.

Midoriya —ahora un poco más despierto— observó el escenario en silencio, sintiéndose ligeramente incómodo con la situación, pero aparentando excelentemente con una sonrisa igual de deslumbrante que la de su amigo pelirrojo.

Pero Shoto, quien conocía al pecoso a la perfección, no le hizo falta siquiera verle a la cara, lo supo por lo tenso que se puso su cuerpo, algo no andaba bien, e inevitablemente pensó, que él era el culpable.

—Bien, gracias por ayudar —dijo Todoroki mientras entrelazaba sus dedos con los del rizado, logrando captar toda su atención—. Iremos a darnos un baño para despertar, Kirishima, estás en tu casa —comentó serio—. Bakugo, tú no.

Eijiro soltó una carcajada mientras Katsuki rechinaba los dientes, con ansias de golpear a alguien en el rostro.

El semi albino entró al cuarto, seguido por el pecoso y cerró la puerta una vez ambos se encontraban dentro.

—¿Qué ha sido eso? —preguntó Izuku sin dejar de sonreír.

—Lo siento...

—¿Eh? —se acercó y lo observó fijamente—. ¿Y eso por qué?

—No te gustó nada el que pidiera ayuda a Kirishima ¿verdad?

—Oh, eso... —susurró, se alejó un poco y emprendió camino hacia la cama, sentándose finalmente en el borde de esta—. No es que me moleste, es solo... no creí que te incomodara tanto esto de decorar y tal, digo... sé que fue un caos ayer, tampoco soy alguien muy hábil al hacer estas cosas, pero, quería intentarlo y que ambos, ya sabes...

Todoroki suspiró y una sonrisa apareció en sus labios.

En serio, se volvería loco, no había palabras que describieran lo mucho que amaba a ese chico que ahora mismo, murmuraba una y mil cosas, llegando a un punto en que era imposible entender siquiera una palabra. Pero no importaba, eso le fascinaba, podría pasar la vida viéndole.

—Shoto, me asustas.

—¿Qué?

—No te quedes viéndome así, es tierno... —reconoció sonrojado—. Pero da miedo.

Midoriya comenzó a reír, y en cosa de un parpadeo ya tenia a Todoroki frente a él, dándole un suave golpe en la frente.

—Me hiciste sentir culpable —reconoció el más alto.

—Tú me hiciste sentir culpable a mí —respondió divertido.

Ambos comenzaron a reír, sintiéndose unos verdaderos idiotas.

—Izuku, si le envié el mensaje a Kirihsima, fue porque creí que te sería de más ayuda que yo.

—Oh, vamos, pudimos con el árbol.

—Sí, y nos llevó horas.

—Bien, pero debes reconocer que fue divertido.

—Lo fue.

El semi albino se sentó a un lado de Izuku y lo abrazó, el pecoso comenzó a reír cuando el heterocromático empezó a besar de manera juguetona su cuello.

—Basta —murmuró entre risas—. Los chicos están esperando fuera.

Nada, Todoroki parecía muy entretenido con su tarea.

—Vamos —susurró abrazándolo.

Shoto sonrió antes de seguir con su juego, puesto que las palabras de Izuku eran totalmente contradictorias a la reacción de su cuerpo, sabía que luego se llevaría un sermón, pero le sería muy difícil detenerse al ver lo bien que reaccionaba el pecoso ante su tacto, era como si ambos estuviesen acostumbrados a aquel contacto, siempre esperando por más.

Aunque bien, ahora no estaban precisamente solos.

—¡Por un demonio, tienen todos los días para hacer sus porquerías! —gruñó Bakugo totalmente irritado, abriendo la puerta de golpe.

—Te dije que les dejes en paz —sermoneó Kirishima sin asomarse siquiera.

Izuku se cubrió el rostro, avergonzado, mientras Todoroki sin soltarlo, desafiaba al rubio con la mirada.

—Insisto, el mensaje era para Kirishima, no para ti.

—Suficiente, te mataré, bastardo.

Cuando el semi albino comenzaba a ponerse de pie, sintió un apretón en su antebrazo y luego quedó sentado nuevamente en la cama, a diferencia del rizado, que se ponía de pie con una expresión agotada.

—Basta ya, bien, iré a darme un baño —indicó con seriedad—. Todoroki-kun, Bakugo-kun, podrían ir con Kirishima y colocar las luces que irán fuera, gracias.

Dicho eso, rebuscó en el armario y sacó una toalla, le dio una última mirada severa al par en la habitación y se encerró en el cuarto de baño.

Katsuki soltó una breve risa a modo de burla y miró al heterocromático con gesto altanero.

—Sigues sin ser bienvenido aquí —murmuró Todoroki con esa expresión indiferente que tanto le caracterizaba.

Eijiro intervino antes de que Bakugo explotara todo el lugar, sonrió apenado y le susurró algo al oído que como si fuese algún tipo de frase mágica, logró calmarlo. Shoto en cambio, entre sorprendiendo e intrigado, suspiró, se sentía frustrado, le ponía de muy mal humor que le interrumpieran, pero aún más si intervenían cuando estaba con Izuku.

Pensó entonces, que se vengaría —no solía ser vengativo— pero lo haría, ese sería su regalo de navidad, una dulce y cruel venganza, y esperaba de todo corazón, que Bakugo sintiese la misma frustración que él en ese momento.

Sonrió levemente.

Izuku estaría feliz, ya tenía un regalo menos del que preocuparse.    

—Entonces... ¿tienes todo planeado de aquí hasta navidad? —preguntó con asombro el pelirrojo.

—Sí, bueno, como nos dieron solo esta semana libre, creí que sería mejor planear todo.

—Amigo, eres tan organizado.

—Un lunático —intervino Bakugo.

—Cuida a quien le hablas así —advirtió Todoroki.

Eijiro y el pecoso intercambiaron miradas y suspiraron a la vez, mientras que Katsuki colgaba unas guirnaldas en el borde superior de las ventanas, montado en una escalera que el semi albino sostenía con cara de pocos amigos.

—Si mueves solo un poco la escalera, lo lamentarás.

—Oh vamos, eres el mejor héroe de todos, podrías manejarlo —comentó inexpresivo.

—Midoriya, ¿y el muérdago? —preguntó Kirihima ignorando por completo la extraña escena entre el rubio y el heterocromático.

—¿Muérdago? —cuestionó confundido.

—Oh vamos, esa cosa que pones en el umbral —indicó—. Si dos personas se paran bajo este, se besan.

—¿Lo venden en algún lado? —preguntó realmente curioso.

—Bueno, creo que tengo algunos guardados entre las cosas de navidad, ya sabes —sonrió—. Buscaré y cuando lo encuentre, te lo daré.

—Eres una persona maravillosa —dijo Izuku con los ojos brillando por la emoción y una sonrisa de agradecimiento.

—No exageres —respondió entre risas.

—¡Si me tiras, juro que explotaré tu rostro!

—Estornudé.

Ahí van otra vez.

Midoriya los ignoró por completo, en tanto, seguía charlando con Eijiro y decorando con velas y muñecos pequeños acorde a la ocasión, y la verdad era que su hogar cada vez adquiría más el espíritu navideño.

Claro, excepto por el par en la sala que solo querían asesinarse el uno al otro.

No les daría importancia, tenía muchísimas cosas en las que pensar, y ya hablaría con su novio más tarde, le regañaría por no saber controlar sus hormonas, además, estaba molesto consigo mismo, por perder el control tan rápido, bastaba solo un toque y olvidaba su entorno.

Maldición.

Lo amaba, tanto que daba miedo, pero debía controlarse, no podía dejarse llevar con tanta facilidad como si nada, eran héroes, no adolescentes hormonales descubriendo sus cuerpos.

Ya tendrían la navidad para compartir en pareja y disfrutar todo lo que quisieran, mientras, intentaría controlarse, Quería que Todoroki comprendiera el verdadero espíritu navideño que, pese a no ser una festividad tan potente como año nuevo en Japón, si era una ocasión para unir a la familia y él deseaba que su novio se acercara un poco más a los suyos.

—Midoriya...

—¿Si?

—¿Planeas en serio traer a todos aquí para Nochebuena? —preguntó Kirishima sintiéndose ligeramente nervioso.

—Bueno... lo intentaremos —dijo encogiéndose de hombros, no muy seguro de su respuesta.

—Esto será un desastre para navidad —comentó divertido.

—Bien... navidad es más de parejas, pero... quería convencer a Shoto de ir con sus padres —susurró—. Ya que el día veinticuatro estaremos entre amigos...

—Uraraka si que te metió en un problema ¿eh?

—Se supone que sería sorteo... —murmuró—. Pero si te soy sincero, estoy casi seguro de que Ochako nos escogió a propósito para divertirse un poco.

—Sí, pienso igual —mencionó el pelirrojo estando de acuerdo—. Ahora el asunto es... espero que aún tengas donde vivir para cuando esos dos comiencen con las luces.

—No puede ser, se supone que Shoto es el serio y maduro —comentó dejando caer su cabeza sobre la mesa—. Supongo que, en esta época del año, todos volvemos a ser niños...

—Sí, pero ustedes ya compartían todo antes de vivir juntos, no es muy diferente de ahora ¿o si?

—Verás... —observó con una sonrisa discreta como su novio movía ocasionalmente la escalera, jugando peligrosamente con la paciencia de Katsuki—. Es mejor ahora —comentó sin poder apartar la vista del semi albino, que ajeno a todo, seguía molestando al rubio—. ¿Por qué lo preguntas?

—No es nada... —murmuró mientras sacaba de una caja pequeñas figuras de muñecos de nieve—. Es que... quizá...

—¿Quieres vivir con Kacchan? —preguntó sin discreción alguna.

Kirishima se sonrojó de golpe y solo bajó la mirada, sin quitarla de la caja, como si su contenido fuse el tesoro más grande del universo.

—Lo siento, lo siento —murmuró—. Pero... ¿qué te detiene preguntarle?

—Ni siquiera estamos saliendo.

—Pero... Shoto y yo éramos solo amigos cuando acordamos vivir juntos —comentó distraído—. Seguíamos en el complejo de habitaciones ¿recuerdas?

—Hombre, pero ustedes desde segundo año se volvieron realmente inseparables.

—Sí, pero Kacchan y tú lo son desde primero.

—Oh... tienes razón —Kirishima entonces sonrió y en un acto inesperado fue donde Todoroki y Bakugo intercambiaban insultos —unos más discretos por parte del semi albino.

—Oye, Katsuki ¿quisieras vivir conmigo?

—¿Eh?

El rubio se congeló en el lugar, con un intenso color rojo apoderándose de sus mejillas, Izuku sentía que le dolía la mandíbula de tanto que abrió su boca ante el asombro, estaba congelado, sabía que Kirihisma era decidido y poco discreto, pero nunca creyó que tanto, y el ver a su amigo de la infancia sonrojado... pensó que no viviría para ver tal cosa.

Todoroki, a diferencia de todos, continuó inmutable como de costumbre, pero había un detalle, sí... el semi albino tenía su móvil a la vista, grabando la situación sin importarle las consecuencias que eso podría traer.

—¿Qué dices tan de repente pelos de mierda?

—Quiero que vivamos juntos —contestó con determinación y una sonrisa que haría caer a cualquier chica.

Y... puede que incluso a cierto muchacho de mal carácter.

—¿Qué dices? —insistió emocionado.

Midoriya seguía sin salir de su trance, ni siquiera se percató cuando su novio pasó por su lado rumbo a la cocina. A los segundos, regresó con un atomizador lleno de... ¿agua?

—Kirishima... —gruñó Bakugo claramente irritado, o avergonzado, ya nadie podía saberlo.

—Espera... ¿Kacchan? —Izuku reaccionó cuando vio al muchacho rubio alzar sus manos, listo para hacer explotar todo alrededor.

El pecoso cerró sus ojos, resignado, su hogar quedaría hecho un desastre, y ya nada podría hacer, por lo que solo esperó... Pero el sonido de la explosión jamás llegó, más bien, lo único que se escuchaba eran lo incesantes gruñidos de Katsuki.

—Ve a explotar otro apartamento —dijo Todoroki mientras rociaba al rubio como si se tratase de un perro con mala educación.

No era muy alejado de la realidad.

—Voy... Voy a matarte —susurró Bakugo de manera escalofriante.

Kirishima sonreía sin importar lo extraña que se había tornado la situación, y es que era un muchacho optimista, pero también conocía muy bien a ese chico de carácter explosivo, y sabía que ese silencio y el sonrojo en sus mejillas, solo podían significar una cosa...

Y es que el rubio se lo iba a pensar.

Al menos, no recibió un no por respuesta, quizá eso hubiese acabado con su alegría de aquel día y hubiese vuelto la relación de ambos muy incómoda, y Eijiro solo quería ser aún más cercano a ese rubio lunático.

Izuku soltó un jadeo de asombro al ver como Katsuki se colgaba de las luces para bajar de un salto, arrancándolas en el proceso, Todoroki mientras se escudaba de manera inconsciente —o no— tras el muchacho pelirrojo que no dejaba de sonreír.

Midoriya solo quería irse a la cama y olvidar toda esa locura, y quizá eso haría, pues era lo mas sano para su pobre y asustado corazón. Demasiadas experiencias extrañas para un solo día, y ahora, no importaba lo que hiciera, no había manera en que esa batalla entre Todoroki y Bakugo acabara pronto, ni de la mejor manera. 

—Esto será más difícil de lo que creí —susurró cansado antes de ir camino a su habitación, el único lugar donde creyó que podría encontrar paz.

Pero no contaba con que Shoto y Katsuki llevaran esa pelea de niños fuera del apartamento, por lo que inevitablemente él y Kirishima tuvieron que salir corriendo tras de ellos, y así evitar meterse en problemas más grandes.

En serio, esa noche si que regañaría al semi albino, no importaba la cara que le pusiera, pues tendrían una charla muy larga.   

Aquí estoy otra vez xD
Cumpliendo con el segundo día, espero lo disfruten y no me odien por lo cortitos que son D: 

Sobre lo que tengo pendiente, estoy trabajando para ustedes 😂
Y no dejaré nada de lado (aunque muera en el proceso)

Quiero agradecer a Sakura_9801 que me ha ayudado tanto y me ha dado apoyo desde que le comenté esta locura.
En serio mujer, te adoro porque siempre estás ahí diciéndome que me atreva y que me lance a la vida 💕💕💕

No tengo mucho más que agregar por ahora, que...  Espero leernos mañana y no morir antes de llegar a Navidad 😅

Bai Bai 💕

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